Román Reyes (Dir): Diccionario Crítico de Ciencias Sociales

Número (el) y la diferencia
Ignacio Fernández de Castro
Equipo de Estudios, EDE, Madrid

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El significado de las palabras y el sentido que se da a las expresiones constituyen una parte de la primera secuencia de la actividad de conocimiento en su camino para registrarse en las cosas y objetivar en ellas su verdad, verdad que, más tarde, descubrimos empíricamente.

La división técnica y social del trabajo referencia un proceso operativo por el que se separan y distinguen las diferentes funciones de un colectivo de trabajadores/as atendiendo a los criterios operativos de especialización y de mando, proceso que ha multiplicado la productividad en la producción de bienes y servicios.

A la imperatividad de su eficacia se atiene también el Sistema de Enseñanza en su organización curricular que separa por distintas vías formativas a los escolares después de agotada su formación común, produciendo así profundas diferencias en sus formaciones profesionales.

En los dos párrafos precedentes, las 'negrillas' señalan tres operaciones aritméticas. De las 'cuatro reglas', en que antaño consistía toda la cultura matemática que se daba al pueblo, falta únicamente la suma, el 1 + 1 = 2, operación casi 'olvidada' desde el milagro (económico) de la multiplicación de los panes y de los peces.

Lo que llama, sin embargo, a la reflexión, y reclama juegos conceptuales ajustados para comprenderlo, es, por una parte, la relación en el proceso formativo y, quizá, en la vida, de la 'igualdad' democrática y la 'desigualdad' valorativa de las "salidas" y de las posiciones sociales, igualdad y desigualdad ambas resultado del desarrollo curricular de la actividad reglada del Sistema Educativo, y, por otra, por qué esta relación aparece significada como un proceso de diversificación y de producción de diferencias a partir de la igualdad (1 = 1), cuando puede con mayor exactitud significarse de proceso de homogeneización de lo que, en principio, es diferente.

La primera secuencia de la actividad que se contempla, es la de significar de igual lo que es diferente. Se trata de una aplicación, en principio teológica/filosófica en el caso del género humano, del método 'científico de la diferencia/común', que sirve de base a la taxonomía y también al mercado.

La 'diferencia/común' contiene los dos elementos esenciales de la taxonomía y, paralelamente, del proceso de abstracción que termina disciplinando el conocimiento a la lógica aritmética para que sea posible la 'operación' sobre lo que se conoce. Se trata de seleccionar un 'rasgo' y sobre él construir la igualdad genérica de los que lo tienen y la diferencia de todos los que no lo tienen. Lo 'uno' y lo 'otro', el 'uno' y el 'otro', quedan así constituidos. Una vez establecida la igualdad básica, el 1 = 1 de todos cuantos tienen el "rasgo" seleccionado, se les puede contar, sumar, restar, dividir y multiplicar, 'operar' sobre ellos utilizando la lógica aritmética sobre la abstracción del 'número'. En Sociología, gracias a esta abstracción, aparece la sociología cuantitativa y la aplicación de la Estadística a esta rama del conocimiento.

Situados en la lógica aritmética y sólo desde la aplicación de esa lógica, aparecen el más y el menos, la desigualdad, sobre la que se sostienen y se explican todas las discriminaciones, y, previamente, el racismo, o la exclusión de la contabilidad operatoria de algunas/os por la negación a darles la condición de unidad contable, forma radical y exacerbada de la marginación absoluta.

Establecido el principio aritmético de que todos los 'hombres/género' son iguales, cada uno de ellos/as es una unidad igual a otra unidad del conjunto genérico sobre el que se define la 'especie', borrando en esta 'cuenta' cuanto les diferencia entre sí, ya que para poderlos contar es preciso distinguirlos operativamente de lo 'otro', del otro conjunto que reúne a todo cuanto no goza del 'rasgo' sobre el que se ha configurado la especie humana y que, sin embargo la rodea y de la que se ve obligada a tomar elementos para vivir, la "Igualdad de oportunidades", en tanto principio por el que se desarrolla la igualdad democrática, ensaya de una cierta manera que la igualdad genérica, el 1 = 1, no se rompa en la relación necesaria de cada uno de los iguales con lo 'otro': relación que se caracteriza por la toma en 'lo otro' de los elementos que a cada uno de ellos les permite seguir viviendo.

La situación de hecho sobre la que se establece la "Igualdad de oportunidades" para que rija las condiciones de la relación de los 'iguales' con el medio en el que viven y del que viven, es una situación históricamente conformada sobre una taxonomía diferente a la que actualmente establece el 1 = 1 de los distintos componentes de la especie.

En la taxonomía inmediatamente precedente de la actual, de la que ya había desaparecido la exclusión de los esclavos, de los extranjeros, de las mujeres y de los hijos menores, del género/hombres, todavía presente en la taxonomía anterior, la igualdad de los miembros de la especie se deriva del rasgo teológico de ser "hijos de Dios". Enfrentada esa igualdad genérica con el hecho de la desigualdad social imperante en la relación de los 'iguales' con el medio, con la coexistencia de la riqueza extrema de unos y la miseria absoluta de otros, todos , sin embargo, 'hermanos' e hijos de Dios, se establece el vínculo medieval de protección/sumisión para que rija la relación entre señores y vasallos, ricos/pobres, hombres/mujeres, padres/hijos, lo que supone la mediación del "rol social" entre el medio y los miembros de la especie. El medio se asigna al "rol" y el "rol" social obliga a quien lo desempeña a emplearlo asegurando la supervivencia de aquellos cuya sumisión le garantiza el "rol" que se le ha atribuido.

En el pasaje de la situación medieval a la moderna, la relación de los individuos de la especie con el medio deja de estar mediada por el "rol social" para ser directamente atribuida como propiedad privada a las personas/iguales por su pertenencia a la misma especie y declaradas libres de la sumisión estructural precedente. Se acepta, sin embargo, la situación de hecho anterior si prefiere se reconvierte en propiedad privada lo que antes es un derecho político que conlleva la carga de la protección a los desposeídos.

La liberación de la carga de protección a la propiedad del medio, supone la posibilidad de que su propietario disponga de ella y, esta libertad, permite el desarrollo del mercado para el intercambio entre los propietarios de sus distintos bienes. El intercambio, por su parte, impone el desarrollo de la lógica aritmética y ésta, a su vez, la abstracción del número que acompaña a toda taxonomía por rasgos. La diferencia que existe entre una cosa y otra dificulta el cambio de unas por otras. Se busca y se encuentra el rasgo común que las diferencie de un resto que no se intercambia y ese rasgo es, desde luego, su utilidad. Es decir: dentro de lo "otro", en tanto distinto a lo "uno" de la especie, el rasgo común sobre el que se configura la mercancía es el de ser un elemento útil para la especie apropiadora: tener un valor de uso. Ahora bien ese rasgo diferente/común que, en principio, puede permitir el intercambio de las mercancías por contener la base matemática de 1 = 1, es preciso que para el desarrollo del mercado se haga operativo pueda convertirse en una escala de medida. La utilidad es un añadido humano a la cosa para que se convierta en un bien. El hacer útil "algo" para la especie, es una actividad de la especie humana sobre el "algo" y esa actividad tiene el elemento común del 'tiempo' que el hombre, su sujeto, emplea en ella, ya que la actividad en sí misma es distinta. El tiempo de trabajo que hace útil al medio, una hora de trabajo es igual a otra hora de trabajo aunque el trabajo en sí sea distinto en su uso, 1 = 1, es el rasgo común/diferente necesario para el intercambio, el rasgo cuantificable que permite la abstracción del número, la operatividad aritmética, el control contable, y el 'milagro' de sustituir toda diferencia por desigualdad, por un más ( > ) o un menos ( < ).

Por su parte, la desigual distribución de la apropiación del medio, resultado de la forma en que se realiza el pasaje a la modernidad, coloca a los excluidos de esa apropiación, los vasallos, las mujeres, los menores, en la medida que son liberados de la sumisión y de la protección por la desaparición del vínculo medieval, sin ninguna "oportunidad" para acceder a los elementos del medio necesarios (útiles) para su supervivencia, salvo que los propietarios los contraten para que a cambio de un salario desarrollen para ellos (para los propietarios) la actividad de hacer útiles y convertir en mercancía el medio que los propietarios tienen apropiado. Y eso es lo que sucede y así aparece el mercado de trabajo.

La capacidad de los desposeídos de desarrollar una actividad útil (trabajo) durante un tiempo, es lo que adquieren en ese mercado los propietarios del medio, y lo adquieren, como en todos los casos, por su valor, es decir: por el equivalente monetario del tiempo de trabajo necesario para conservar/reponer/producir en los desposeídos esa capacidad. El equivalente monetario o salario permite a los trabajadores acceder a los elementos útiles del medio, mercancías, que necesitan para sobrevivir.

La capacidad potencial de los miembros de la especie humana de desarrollar la actividad que consiste en hacer útil para la especie el medio, en la modernidad, que sucede al medievo, tiende a convertirse en el rasgo diferente/común sobre el que se identifica a los miembros de la especie y a ésta como el género sobre el que se desarrolla la igualdad necesaria para el desarrollo del mercado, igualdad base de la eficacia operativa de la lógica aritmética.

Sobre ese supuesto se reestructura todo el sistema de reproducción social. La familia deja de ser el sistema de reproducción social y, el Sistema de Enseñanza se reforma progresivamente para que se convierta en el eje de esta reproducción. La 'reproducción social' misma, penetrada por el rasgo diferencial de la especie: su capacidad de transformar en 'útil' (valor de uso) y 'cambiable' (valor de cambio) todo cuanto le concierne, se transforma en un 'proceso productivo' de 'bienes educativos' que se ofertan a todos los miembros de la especie, bienes educativos cuya 'utilidad' consiste en facilitarles el "desarrollo pleno de su condición humana", entendida ésta por el rasgo que distingue a sus miembros de todo cuanto les rodea, es decir y siempre en el supuesto de partida, la virtualización plena de su capacidad potencial de desarrollar la actividad que transforma en "útil" y "cambiable" el medio.

Esta actividad productiva de bienes educativos del Sistema de Enseñanza, habida cuenta de que la actividad transformadora, cuya capacidad potencial trata de virtualizarse en sus clientes potenciales para que alcancen la plenitud de su condición humana, se despliega en actividades diferenciadas por su valor de uso, valor de uso determinado tanto por el medio sobre el que se opera, como por los objetivos que se pretenden alcanzar y, en todo caso, por la lógica multiplicadora del trabajo en equipo, tiene por efecto la diversificación y la diferencia de las ofertas y de las capacidades de los consumidores que se virtualizan y aún de estos mismos habida cuenta el carácter de rasgo constituyente de la identidad que se otorga a esa capacidad y a la actividad correspondiente en que se despliega.

Al proceso productivo del Sistema de Enseñanza se añade el condicionamiento exterior ya descrito de la apropiación privada del medio, condición que media la relación de los desposeídos con el medio y que obliga a éstos a acudir al mercado de trabajo para contratar la entrega de su capacidad de trabajo a cambio de un salario, lo que supone no sólo convertir en mercancía esa capacidad de trabajo, sino también que su producción se haga como producción de una mercancía, es decir, añadiendo a su "utilidad" (valor de uso) su "cambiabilidad" (valor de cambio).

El proceso enseñante por el que se diversifica la capacidad potencial de los enseñados al virtualizarla mediante el consumo de las ofertas educativas diversificadas sobre el criterio de su 'utilidad' para quien las consume de capacitarle para la transformación del medio en riqueza (medio útil), al encontrarse condicionado por la mediación del mercado de trabajo, incluye un proceso de valorización, un mecanismo de medida, utilizando el rasgo común por el que se valorizan todas las mercancías, el tiempo en que se desarrolla la actividad que lo hace 'útil', y así la diversidad de su valor de uso, la diferencia que le distingue de otro valor de uso, operativamente se reconvierte en desigualdad, en un número igual, mayor o más pequeño, de otro número, ambos situados en la misma escala para que puedan ser intercambiados.

El proceso, por otra parte, dominado por el mercado y por la aritmética contable, deriva hacia la producción en serie sobre modelos. La diversidad de los valores de uso se realiza en los modelos, y la materia, en este caso la capacidad potencial de los enseñados, con sus infinitas diferencias, tiene que ser sometida en su ajuste a los modelos para que sus diferencias puedan ser intercambiables: las profesiones y los profesionales son el aterrador resultado .... Resultado que reclama, sin duda, una nueva reflexión analítica.


THEORIA  | Proyecto Crítico de Ciencias Sociales - Universidad Complutense de Madrid