NÓMADAS - REVISTA CRÍTICA DE CIENCIAS SOCIALES Y JURÍDICAS
12-2005/2 | Universidad Complutense de Madrid | ISSN 1578-6730
Ventura Pons, Fernando: Democracia y sindicalismo de Estado
Elecciones sindicales en el Área Sanitaria de Sevilla. Un estudio antropológico
Beltrán Roca Martinez
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Autor: Fernando Ventura Pons
Fundación de Estudios Libertarios Anselmo Lorenzo (Madrid)
2004
539 páginas
Precio aprox.: 20,00 €

Con este excelente trabajo Fernando Ventura ha traspasado las barreras invisibles que circunscriben los objetos de estudio posibles y nos invita a cuestionar lo incuestionable. Se ha atrevido a ubicar su lente sobre la idea más sagrada junto a la de mercadoen que se fundamentan las sociedades contemporáneas: la democracia. Desde la escuela y los medios de comunicación se nos dice que la democracia es algo bueno, cuanto menos “el menos malo de los sistemas políticos”. Sin embargo, no se propone la pregunta de si vivimos o no en una democracia. Si el buen científico es aquel que no da nada por sentado, las investigaciones más interesantes son las que analizan desde el extrañamiento las verdades más verdaderas. El autor distingue dos formas básicas de entender la democracia: la «democracia representativa», hegemónica, representada en este caso por Shumpeter, en la que los ciudadanos delegan en un gobierno los asuntos públicos, y la «democracia directa», representada por Noam Chomsky, que propugna la participación activa del pueblo en los asuntos que le atañen. Esta investigación se centra en el modelo hegemónico de democracia.

El libro se encuentra dividido en tres partes: teoría, descripción etnográfica y entrevistas. En la teoría, “donde se explica académica e inexorablemente aquello de lo que se va a hablar, Ventura expone de manera didáctica y crítica el marco de análisis que ha utilizado la teoría de los campos de Bourdieu y el análisis del discurso de Foucault, las bases teóricas sobre las que sustenta su acercamiento –de Korsch a Derrida, pasando por la Escuela de Frankfurt, Maffesoli o Baudrillard, las técnicas de investigación y, finalmente, un esbozo del sistema sindical español y de la estructura y funcionamiento de las organizaciones sindicales. Ventura entiende que los sindicatos se encuentran en un «campo social» donde hay relaciones de fuerza y de cooperación entre una serie de individuos e instituciones. Según Pierre Bourdieu, en los campos se compite por el control de cada uno de los espacios sociales donde se juega por la acumulación de cualquiera de las diferentes especies de capital –económico, cultural, social o simbólico, hay normas, se despliegan estrategias y tácticas, se hacen apuestas, se genera un habitus –sistema de disposiciones que permite desenvolverse con cierto éxito en su interior, etc. Todo esto se encuentra, afirma Fernando Ventura, en el campo de juego sindical. Michel Foucault también influye en la perspectiva del autor, busca las formas de resistencia y oposición al poder de los sindicatos entre los trabajadores. Si rechazamos la concepción jurídico-discursiva del poder y nos acercamos a una concepción reticular, podremos comprobar que la mayor parte de las resistencias y oposiciones al poder –en este caso el poder de los sindicatos no se produce de manera abierta y manifiesta, sino a través de la indiferencia, la desafección, el desinterés y la no implicación. Es esta manera de observar el poder, continuada por otros autores como James Scott, la que más frutos está dando y la que más acertadamente se acerca a su análisis. Por otro lado, Foucault nos recuerda que el discurso está indisolublemente ligado al poder. Habrá, por tanto, que analizar los procedimientos de producción del discurso: descubrir aquello de lo que es posible hablar y quiénes son los actores capacitados para determinar cuál es el discurso legítimo.

Entre los distintos científicos y pensadores que componen el marco teórico, Jean Baudrillard me parece uno de los más interesantes. Este autor se propone deconstruir el marxismo, pues ha sido la forma más extendida de oposición al poder, pero también la responsable de la neutralización de las energías revolucionarias. La raíz del fracaso de la teoría marxista está en su aceptación –al igual que la ideología burguesa del productivismo. Entiende el productivismo como una cadena conceptual que incluye las nociones de trabajo, producción, técnica, etc. El “desarrollo de las fuerzas productivas” del materialismo histórico conllevaba la asunción de la misma noción de trabajo que había desarrollado la burguesía. Las organizaciones obreras asumieron esto reprimiendo otras manifestaciones revolucionarias más inspiradas en el rechazo al trabajo alienado y defensoras del componente lúdico y creativo del mismo: ludditas, anarquistas, bandoleros, etc., fueron tachados por la historiografía marxista de “rebeldes primitivos”. El error de Baudrillard consiste en negar toda posibilidad de organización sindical que rechace el productivismo. En su opinión, la revolución sólo es posible a través de la inversión de lo simbólico, y no en el plano socioeconómico. Se contradice a sí mismo, por tanto, oponiendo una revolución cultural a una revolución social. En sus textos siempre ha mostrado cómo lo simbólico y lo socioeconómico se encuentran articulados formando un todo inseparable y, lo que es más, ha criticado el dualismo occidental naturaleza/cultura o ideal/material como representación ideológica que fundamenta múltiples procesos de dominación (los civilizados sobre los salvajes, los humanos sobre los animales, los patrones sobre los obreros, los hombres sobre las mujeres).   La clave principal de estas páginas dedicadas a las teorías de diversos autores es si, dada la crítica de la racionalidad política moderna, existe alguna posibilidad de construir algún tipo de sindicalismo alternativo, cuestión que queda abierta a la libre interpretación del lector.

Dentro de los últimos epígrafes de esta segunda parte, dedica un capítulo especialmente interesante a los orígenes del actual sistema de representación de los trabajadores en base a las elecciones sindicales y los comités de empresa, en el contexto de la llamada “transición democrática” española. Durante los últimos años del franquismo, y especialmente tras la muerte del dictador, España disfrutaba de una oleada de protagonismo obrero: el número de huelgas se disparó incluso huelgas de solidaridad, hoy ilegales, profusión de asambleas de trabajadores, ocupaciones de fábricas, encierros en templos, etc. Todas estas actividades desarrolladas a pesar de la persecución, encarcelamiento e incluso asesinato de sus protagonistas. Los sindicatos se legalizaron y, a medida que el régimen iba llegando a su fin, los líderes de las diferentes fuerzas sociales fueron negociando el nuevo modelo de sociedad que lo vendría a sustituir. Diversos factores confluyen sinérgicamente para consagrar el definitivo desencanto y la desmovilización de la mayor parte de los trabajadores: la centralización de las organizaciones obreras, su decantación por un modelo de relaciones laborales basado en los pactos en lugar del conflicto, la crisis económica y los procesos de reconversión industrial, el fomento del individualismo en los trabajadores, etc.   

A lo largo de la segunda parte el autor tratará de dar respuesta a la siguiente pregunta a través de la descripción de procesos concretos: “¿Poseen en nuestros tiempos los sindicatos capacidad transformadora?” (p. 81). En la descripción etnográfica “donde se cuentan y se interpretan las cosas que pasan”, Ventura nos deleita con una minuciosa etnografía, descripción densa que diría Geertz, de la preparación, desarrollo y desenlace de las elecciones sindicales celebradas en diciembre de 1998 en uno de los centros de trabajo del Servicio Andaluz de Salud (SAS), en concreto en el Hospital Universitario Virgen del Rocío, que pertenece a la Zona Centro del Área Sanitaria de Sevilla. Toda etnografía es una descripción interpretativamente guiada, no existen retratos desinteresados y asépticos de la realidad. Este trabajo constituye una lucha de interpretaciones, lucha que se ha encarnado en el interior del mismo autor ocasionándole no pocas incomodidades: interpretación científica, que pretende racionalizar el orden social vigente; interpretación sindical, que trata de autojustificarse; e interpretación de los trabajadores, que ven todo con gran escepticismo. Desde su triple condición de sindicalista, trabajador sanitario y antropólogo, el autor se esfuerza por enfrentar estas tres perspectivas en un plano de igualdad.

Fernando Ventura nos desvela de manera no inocente cómo funciona la maquinaria electoral en el ámbito sindical. Los resultados de su investigación confirman su hipótesis de partida: el sindicato antiguo ha sido reemplazado por una estructura radicalmente distinta bajo un mismo nombre. El sindicalismo, como forma de auto-organización obrera con objetivos de transformación radical de las estructuras socioeconómicas, ha sido sustituido por lo que llama Sindicalismo de Estado, un sindicalismo reconciliador que responde a otro tipo de intereses –intereses corporativos del mismo sindicato, intereses profesionales de dirigentes y liberados, etc.– y ha acabado formando parte del complejo entramado de instituciones que aseguran la reproducción social.

En la tercera y última parte del libro nos ofrece una serie de testimonios de diversos sindicalistas que narran sus experiencias biográficas y sus planteamientos en torno al problema tratado. Sindicalistas convencidos, sindicalistas resignados, sindicalistas desengañados y anarcosindicalistas de antaño, exponen sus vivencias y reflexiones sobre diversas organizaciones sindicales.

Este libro Fernando Ventura trata de condensar una parte de su investigación doctoral dirigida por el profesor Elías Zamora, actualmente director del Departamento de Antropología Social de la Universidad de Sevilla. A mi modo de ver, se impone como una obra imprescindible para todos aquellos que pretendan sumergirse a investigar, o al menos reflexionar, sobre las organizaciones sindicales y su papel en las sociedades contemporáneas. También resulta muy aconsejable para aquellos –doctos o no interesados en la Antropología Social, especialmente en la Antropología Política. El político y el científico se mezclan aquí para ofrecernos una sugerente y perversa lectura, escrita en un estilo sencillo y accesible a pesar de la complejidad de la temática abordada.


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