NOMADAS.5 | REVISTA CRITICA DE CIENCIAS SOCIALES Y JURIDICAS | ISSN 1578-6730

La crisis argentina:
Responsabilidad de los bancos extranjeros
[Angel Rodríguez Kauth] (*)

CARTA ABIERTA (**)

Nuestro país, la Argentina, ha entrado en una crisis terminal de tipo económica, social, política y judicial. Es decir, una crisis institucional gravísima que afecta al tejido todo de la comunidad nacional. El Estado ha sido impotente e incapaz, desde hace años con los sucesivos gobiernos de la última década, de frenar la fuga de capitales hacia el exterior. Su último "invento" para salvar la situación ha sido el "corralito", por el cual de hecho -y de derecho por resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación- se han confiscado los depósitos bancarios de los pequeños empresarios, de los trabajadores y ahorristas locales. Esta medida apuntó no solamente a salvaguardar los intereses financieros de la actividad bancaria, sino también a evitar una corrida hacia los bancos para retirar los depósitos confiados a ellos, ya que la misma hubiera producido el crack de aquellos y la quiebra de los mismos, con los cual solamente unos pocos ahorristas hubieran recuperado sus dineros que legítimamente le corresponden y que están garantizados por el Banco Central de la República Argentina.

El Presidente Duhalde asumió el 1ª de enero de 2002 bajo la advocación de que iba a terminar con la alianza entre el Estado y los intereses financieros, para reemplazarla por una alianza con los sectores de la producción (trabajo y capital). Loable expresión de deseos, pero nada más que eso. ¿Quién puede creer que en el mundo capitalista haya producción sin ahorros en los bancos que financien la misma?. Y los bancos han perdido credibilidad, o alguien en su sano juicio va a volver a confiar sus depósitos en los bancos que funcionan en Argentina y que en su mayor parte pertenece a casas matrices ubicadas en el exterior. Vale decir, la producción para el despegue económico es cuento chino, tan chino como las importaciones de productos que provienen del sudeste asiático y que fueron una de las tantas causas de la destrucción de la industria nacional. Confianza y previsibilidad son dos variables imprescindibles para cualquier actividad económica. La confianza se ha perdido y la previsibilidad también, sobre todo en un país que constantemente modifica las reglas del juego amparados en una justicia -así, en minúscula- que le es ínclitamente fiel a los intereses de los grandes capitales representados por sus mandantes del Poder Ejecutivo y Legislativo. Frente a la peligrosa situación planteada a millones de habitantes, los bancos tienen una solución a cumplir y es la que les corresponde por la ética de su responsabilidad: eliminar por propia voluntad el corralito que mantiene acorralados a los inversores locales en la angustia de haber perdido sus ahorros y sus depósitos en cuentas corrientes, en cajas de ahorro o en plazos fijos.

¿Qué pueden hacer los bancos voluntariamente para solucionar la situación cuando no tienen liquidez suficiente para atender la masa de reclamos?. Muy sencillo, solicitar a las Casas Matrices, ubicadas principalmente en los Estados Unidos y en Europa, que ellas financien sus deudas acumuladas en el país con sus clientes. Esta propuesta no es el disparate o la veleidad intelectual de un soñador. Solo basta que las Casas Matrices de los bancos que operan en Argentina tomen conciencia que su credibilidad se ha de perder, no solamente en la Argentina, sino en todo el mundo. ¿Que garantías pueden ofrecer en Brasil, Perú, Nigeria, Filipinas, Suecia o en cualquier parte del mundo si sus aparentemente prestigiosos nombres no han servido de cobertura suficiente para salvar a sus sucursales en un país pequeño como es Argentina?: ninguna. En virtud de ello es que a través de la presente solicito a todos los que reciban este mail lo distribuyan entre sus amistades, organizaciones internacionales y todas aquellas instituciones que puedan interesarles, para advertirles, entre otras cosas, que ningún inversor, ahorrista o tenedor de cuentas corrientes o cajas de ahorro continuará teniendo sus dineros en sus sucursales distribuidas por todo el mundo. En Argentina, ellos son:

-al grupo BBVA (Banco Bilbao Vizcaya Argentaria), España;
-Banco Rio de la Plata SA: grupo BSCH (Banco Santander Central HispanoAmericano), España;
-al Crédit Lyonnais de Feancia;
-al  Deustsche Bank (Alemania),
-la Société Générale (Francia);
-el City Bank, el First National Bank of Boston, el Chase Manhattan Bank, el Bank of América (todos ellos de EE.UU.);
-ABN Amro Holding (Holanda);
-Banca Nazionale del Lavoro (Italia);
-Banco Bradesco SA (Bahamas);
-Banco do Brasil, Banco Itau SA (Brasil) y Anespa (Banco do Estado de Sao Paulo);
-Banesto: grupo BSCH;
-Bank of America Corp.;
-Bank of New York Co.;
-Bank of Tokyo (Japón);
-BNP (Banque Nationale de Paris);
-Citigroup Inc.
-Crédit Agricole (Luxemburgo);
-Deutsche Bank (Alemania);
-HSBC Holdings (Hong-Kong & Shangai Banking Corp);
-ING Groep (Antillas Holandesas);
-JP Morgan Chase (EE.UU.);
-Lloyds TSB Group (Gran Bretaña);
-Société Générale (Francia);
-Banco Rio de la Plata: Grupo BSCH.

Todos esos bancos y grupos financieros -y muchos más que se me quedan en el tintero- no son otra cosa que mascaradas hipócritas que sirven para vender nombres con tradición de confiables. Pero no lo son. Todos ellos han servido tanto para el lavado de dinero como para la fuga de capitales a los paraísos fiscales que tienen distribuidos por el mundo, además de enviar las remesas de sus ganancias a las Casas Centrales que son incapaces de salir en salvaguardia de su "buen nombre y honor". Si no son capaces de cumplir con el salvataje de sus sucursales en Argentina, pido a todos aquellos que quieren proteger sus ahorros que no pongan un dólar más en tales instituciones. Al contrario, que retiren inmediatamente lo que tienen ahí depositado porque en cualquier momento pueden ser estafados en su buena fe.

En todo caso, nuestros ahorros en cualquier parte del mundo se verán mejor protegidos en bancos nacionales que en los extranjeros, que son puro nombre de prosapia histórica, pero que a la hora de responder con su patrimonio,
miran hacia otro lado. Por lo menos, que si los estafan, que lo hagan sus connacionales y no los grandes grupos financieros que representan lo más rancio del capitalismo internacional.

Muchas gracias por su atención y no olvide que esto no es solamente para salvaguardar a a la Argentina, también tiene la intención de proteger sus dineros que tanto esfuerzo le ha costado ganar o ahorrar. Solamente la solidaridad internacional entre los que aún creemos que existe podrá ayudar a salvar a un mundo carcomido por la perversa globalización. Al imperiocapitalismo hay que pegarle donde más le duele: en sus arcas. Por último, debo agradecer públicamente las múltiples expresiones de adhesión que ha recibido este mensaje de todas partes del mundo a que ha sido enviado.

[Argentina, 11.Enero.2002]



(*) Profesor de Psicología Social y Director del Proyecto de Investigación "Psicología Política", en la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de San Luis, Argentina.

(**) Angel R. Kauth es colaborador habitual de Nómadas. Llegue desde esta página nuestra solidaridad con su persona y el medio que le es más cercano. Y a través de él la hacemos extensible a todos los argentinos, resistentes víctimas de la crisis. (Consejo Asesor)


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