Fijar un texto es ocupar provisionalmente un sitio
o lugar, adoptar una posición o asumir una función. Fijar un texto es
anotar acontecimientos, narrables o mostrables. Y anotar también las
imágenes y los textos del deseo, reprimido o soñado despierto. Y los
sonidos del silencio, el discurso, mucho más elocuente si cabe, que se
activa cuando el hablante calla: aquellos que se escuchan en ausencia
de productor-creador. La anotación es el resultado de la conjunción de
actores y medios. Los medios son instrumentos de fijación y de
reconocimiento. Los planos son condiciones de registro, pero también
pre-textos para la de-construcción y la de-codificación. Al final de la
escritura quedan tan sólo los textos del deseo y las imágenes que
evocan.
El pensamiento y la cultura son estructuras
recorridas por planos/escenarios/líneas trans-versales. Uno se deja
recorrer/deslizar por ellas. Uno se deja trans-ducir a través de estas
formaciones complejas. Se siente uno trans-ductor atrapado en estas
redes del conocimiento.
La trans-ducción es el pasaje que diseñan los
cuerpos. Son los cuerpos mismos en movimiento --objetos in-quietos--
los que re-conocen pasajes, quienes que por ellos discurren. Y los
sentidos --naturaleza y dirección del interés-- que la presencia y
posición de estos cuerpos marcan. Los cuerpos son siempre
construcciones in-acabadas, pero con voluntad recurrente de
(auto)con-formación. Hay, sin embargo, otros cuerpos-obstáculo sin esa
voluntad, cuerpos pre-constituídos y que no asumen riesgo alguno. Su
sentido no es otro que la re-currencia: desear re-gresar al sentido
originariamente marcado. No hay en ellos otra finalidad, niguna
voluntad de pro-greso: su sentido no es traducible en discurso, camino
... o método. Su voluntad es auto-complacencia, re-con-formación. Nada
más. Su interés es de permanencia y su naturaleza, inmóvil, permanente
quietud. El suicidio, en estos casos, sería obligadamente asesinato con
mala puntería.
Peso o insoportable levedad de los cuerpos, peso o
insoportable carga de cuerpos exponenciales saturados de
cuerpos-objetos, saturados de prótesis para manipular/desplazar esa
carga. Cuerpos sociales, cuerpo místico ... El cuerpo del amor-odio,
genuina república del tráfico de/para los productos del deseo. El
(pseudo)reino compartido de eros y thánatos.
Mientras se-está-pasando se re-conocen se-ductores
pasajes. Los cuerpos protagonistas o actores se sienten invitados a
seguir
teniendo como referente un nuevo cruce de caminos, a descubrir la
inter-dicción
que les corresponda. La trans-ducción es, en definitiva, una vía
con sentido de circulación obligado. Respetar ese sentido es dejar
huellas, fácilmente reconocibles por las arqueologías del
saber.
Esta es la recurrente historia de la incompletud.
De actores que no terminan de saciarse. Siempre en la encrucijada: de
objetos di-fusos y sujetos in-corpóreos, a cuerpos --
sujeto-objetos-- con-fusos. Siempre en la encrucijada. Los
lugares de los nombres comunes, de la legitimación del movimiento y del
sentido. Siempre en ese cruce en donde los cuerpos toman conciencia de
su condición de trans-eunte, desde donde inician un nuevo recorrido,
una nueva etapa de/para una posterior nueva pérdida, una con-fusión de
orden superior. De/para un eventual encuentro en la nueva encrucijada:
los no-lugares de/para la complicidad.
Un conjunto de pasajes es un mapa. Trazar un mapa
es haberse sentido trans-eunte, "de paso" por un territorio, hoja en
blanco, cuaderno, pantalla o plano. Sentirse protagonista en un
territorio no-descrito: saberse un perdido. O sobre un territorio
pre-scrito: las fronteras o límites de los saberes y de sus productos
describen siempre "territorios históricos". Sus guardianes, los
gestores del interés discursivo, los lenguajes institucionales,
refuerzan la pre-scripción. Saberse un integrado, un cómplice. Los
otros, sin embargo, por su condición de eternos desplazados circulan
por los espacios del desarraigo, por territorios pros-critos, que sólo
recorren cuerpos mal-ditos. E ir tras esas huellas no es tarea tan
fácil para los arqueólogos del saber.
Con este singular registro de pasajes y
mapas abrimos las puertas a otros analistas del lenguaje
institucional, especialmente a aquellos que, por su fidelidad a los
principios básicos del pensamiento libre y de la creatividad, es decir,
pluralidad, tolerancia y espíritu crítico, no consiguen hacerse oir a
través de los canales de difusion y medios de promoción instituídos. A
ellas y a ellos ofertamos las páginas de esta publicación periódica,
con la esperanza de que sirva de eficaz plataforma de diálogo teniendo
como referencia crítica los retos que nos lanzan los guardianes de la
modernidad: aventurados diseñadores de modelos pretendidamente
globalizables de formas de expresión, estilos de vida y organización
socio-cultural.
En tanto que oportuno y útil instrumento de
trabajo, Nómadas no sólo puede convertirse así en
plataforma de formación, lanzamiento o promoción de jóvenes promesas,
que se arriesgan a leer y a escribir de otra forma. Pretendemos que
además sirva de foro de encuentro --siempre abierto-- para un
debate siempre renovado sobre aquellos temas que afecten a la
actualidad más inmediata o que respondan a expectativas o prioritarios
intereses de esos ciudadanos, reales o eventuales usuarios de nuestros
servicios. Ello determinará el ritmo y naturaleza de nuestro
compromiso, entendiendo que así, desde nuestra peculiar posición y
responsabilidad, podemos contribuir mejor a un más fluido y fructífero
diálogo entre la Sociedad, el Mercado y los Centros Superiores de
Investigación y Docencia.
[Román Reyes, Madrid, Septiembre de 1999]