Nómadas. Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas
Registro de Pasajes y Mapas en la Cultura y el Conocimiento
ISSN 1578-6730  · Depósito Legal: M-49272-2000

La mia independenza, che è la mia forza, implica solitudine, che è la mia deboleza

Fundador y Director © 1999, Román Reyes · Edita: Portal de Revistas Científicas de la UCM ·  EMUI_ EuroMed University


EDITORIAL 00 (2999.0) JULIO-DICIEMBRE

Cualquier forma de registro necesita un soporte. Pero no cualquier soporte es válido para los objetivos que nos proponemos. Hay soportes que sólo admiten el simple registro. Otros, sin embargo, son permeables y facilitan las filtraciones: de lo registrado hacia el medio y desde éste hacia el registro. Así, los textos de la memoria, se convierten en instrumentos de legitimación efectiva de sus productos socio-culturales en forma de escritura. Los soportes son contextos, espacios que los intereses del conocimiento acotan sobre un plano o proyectan sobre una pantalla. Hojas en blanco o pizarras son los escenarios de la escritura. Hojas en blanco que se acoplan generando pliegues. Los pliegues fijan encrucijadas que permiten pasar o no, optar por una u otra dirección,  según el tipo de interdicción que afecte al caminante. O espacios singulares a los que necesariamente corresponde un pliegue único: espacios complejos que los límites de lo real o del imaginario fraccionan, un macroespacio en donde se fijan las fronteras de lo narrable sobre un soporte, pizarra o pedestal. O la di-fusión en el espacio, que niega o destruye los relatos.

La mancha de un texto oral. Pero también la sombra de una imagen que la luz manipula, detenida en un punto de una escala cromática, de unos sonidos multiescalables, que identificamos armónicamente cruzados y en los que podemos reconocernos . Manchas, luces-y-sombras y sonidos evocadores, con voluntad de mirada, con ánimo de escucha. Con voluntad de lectura. Con voluntad de pasaje. Pasaje es la relación o camino entre un punto y su equidistante, la tensión entre pares de opuestos. El paseante legitima con su camino los polos de la oposición: paga un peaje. Pagar un peaje es atenuar esa tensión, activar la fluidez. Para dis-currir desde lo uno a lo mismo: para volver a retomar su originaria función de caminante. Aunque tenga que pagar un nuevo peaje, re-cargar la tarjeta de tránsito, actualizar los visados.

Pasajes son secuencias en cadena. Registros son cómputos descriptivos y nómina de objetos encontrados. Un cómputo es la suma de cifras, pero también de textos. La nómina agrupa esos textos y asigna a cada uno un nombre, les atribuye una función dis-cursiva. Hay, sin embargo, miedo a poner nombres a las cosas y a registrar a continuación esos nombres, miedo a escribir. Porque la escritura implica riesgo, es obscena, por principio: se escribe para curar, para reconciliar/recomponer un cuerpo roto. O se escribe para mostrar(se). Hay quien dice escribir para matar, pero el asesinato es un suicidio con mala puntería. La escritura objetiva los textos de la integridad, los fragmentos de lo singular. Al objetivar esos textos son ya definitivamente de dominio y consumo público.

Fijar un texto es ocupar provisionalmente un sitio o lugar, adoptar una posición o asumir una función. Fijar un texto es anotar acontecimientos, narrables o mostrables. Y anotar también las imágenes y los textos del deseo, reprimido o soñado despierto. Y los sonidos del silencio, el discurso, mucho más elocuente si cabe, que se activa cuando el hablante calla: aquellos que se escuchan en ausencia de productor-creador. La anotación es el resultado de la conjunción de actores y medios. Los medios son instrumentos de fijación y de reconocimiento. Los planos son condiciones de registro, pero también pre-textos para la de-construcción y la de-codificación. Al final de la escritura quedan tan sólo los textos del deseo y las imágenes que evocan.

El pensamiento y la cultura son estructuras recorridas por planos/escenarios/líneas trans-versales. Uno se deja recorrer/deslizar por ellas. Uno se deja trans-ducir a través de estas formaciones complejas. Se siente uno trans-ductor atrapado en estas redes del conocimiento.

La trans-ducción es el pasaje que diseñan los cuerpos. Son los cuerpos mismos en movimiento --objetos in-quietos-- los que re-conocen pasajes, quienes que por ellos discurren. Y los sentidos --naturaleza y dirección del interés-- que la presencia y posición de estos cuerpos marcan. Los cuerpos son siempre construcciones in-acabadas, pero con voluntad recurrente de (auto)con-formación. Hay, sin embargo, otros cuerpos-obstáculo sin esa voluntad, cuerpos pre-constituídos y que no asumen riesgo alguno. Su sentido no es otro que la re-currencia: desear re-gresar al sentido originariamente marcado. No hay en ellos otra finalidad, niguna voluntad de pro-greso: su sentido no es traducible en discurso, camino ... o método. Su voluntad es auto-complacencia, re-con-formación. Nada más. Su interés es de permanencia y su naturaleza, inmóvil, permanente quietud. El suicidio, en estos casos, sería obligadamente asesinato con mala puntería.

Peso o insoportable levedad de los cuerpos, peso o insoportable carga de cuerpos exponenciales saturados de cuerpos-objetos, saturados de prótesis para manipular/desplazar esa carga. Cuerpos sociales, cuerpo místico ... El cuerpo del amor-odio, genuina república del tráfico de/para los productos del deseo. El (pseudo)reino compartido de eros y thánatos.

Mientras se-está-pasando se re-conocen se-ductores pasajes. Los cuerpos protagonistas o actores se sienten invitados a seguir teniendo como referente un nuevo cruce de caminos, a descubrir la inter-dicción que les corresponda. La trans-ducción es, en definitiva, una vía con sentido de circulación obligado. Respetar ese sentido es dejar huellas, fácilmente reconocibles por las arqueologías del saber.

Esta es la recurrente historia de la incompletud. De actores que no terminan de saciarse. Siempre en la encrucijada: de objetos di-fusos y sujetos in-corpóreos, a cuerpos -- sujeto-objetos--  con-fusos. Siempre en la encrucijada. Los lugares de los nombres comunes, de la legitimación del movimiento y del sentido. Siempre en ese cruce en donde los cuerpos toman conciencia de su condición de trans-eunte, desde donde inician un nuevo recorrido, una nueva etapa de/para una posterior nueva pérdida, una con-fusión de orden superior. De/para un eventual encuentro en la nueva encrucijada: los no-lugares de/para la complicidad.

Un conjunto de pasajes es un mapa. Trazar un mapa es haberse sentido trans-eunte, "de paso" por un territorio, hoja en blanco, cuaderno, pantalla o plano. Sentirse protagonista en un territorio no-descrito: saberse un perdido. O sobre un territorio pre-scrito: las fronteras o límites de los saberes y de sus productos describen siempre "territorios históricos". Sus guardianes, los gestores del interés discursivo, los lenguajes institucionales, refuerzan la pre-scripción. Saberse un integrado, un cómplice. Los otros, sin embargo, por su condición de eternos desplazados circulan por los espacios del desarraigo, por territorios pros-critos, que sólo recorren cuerpos mal-ditos. E ir tras esas huellas no es tarea tan fácil para los arqueólogos del saber.

Con este singular registro de pasajes y mapas abrimos las puertas a otros analistas del lenguaje institucional, especialmente a aquellos que, por su fidelidad a los principios básicos del pensamiento libre y de la creatividad, es decir, pluralidad, tolerancia y espíritu crítico, no consiguen hacerse oir a través de los canales de difusion y medios de promoción instituídos. A ellas y a ellos ofertamos las páginas de esta publicación periódica, con la esperanza de que sirva de eficaz plataforma de diálogo teniendo como referencia crítica los retos que nos lanzan los guardianes de la modernidad: aventurados diseñadores de modelos pretendidamente globalizables de formas de expresión, estilos de vida y organización socio-cultural.

En tanto que oportuno y útil instrumento de trabajo, Nómadas no sólo puede convertirse así en plataforma de formación, lanzamiento o promoción de jóvenes promesas, que se arriesgan a leer y a escribir de otra forma. Pretendemos que además sirva de foro de encuentro --siempre abierto--  para un debate siempre renovado sobre aquellos temas que afecten a la actualidad más inmediata o que respondan a expectativas o prioritarios intereses de esos ciudadanos, reales o eventuales usuarios de nuestros servicios. Ello determinará el ritmo y naturaleza de nuestro compromiso, entendiendo que así, desde nuestra peculiar posición y responsabilidad, podemos contribuir mejor a un más fluido y fructífero diálogo entre la Sociedad, el Mercado y los Centros Superiores de Investigación y Docencia.

[Román Reyes, Madrid, Septiembre de 1999]



 La morte non è nel non poter comunicare ma nel non poder più essere comprensi