La
creciente desnaturalización
de Izquierda
Unida
Los magros resultados electorales
cosechados reiteradamente por Izquierda Unida en unas elecciones
generales son un síntoma preocupante. Y no, ciertamente, porque
ignoremos la eficacia que haya podido tener esta vez el vergonzoso
llamamiento del Psoe al "voto útil" -vergonzoso porque supone abusar de
los mecanismos electorales que inutilizan tantos votos rojos-, ni porque
ignoremos tampoco que el terreno de juego electoral está predispuesto
claramente en contra de la izquierda real. Con eso hay que contar, y en
realidad es un efecto descontado desde hace años. Los resultados son
preocupantes como síntoma: resulta cada vez mayor el número de quienes
nos preguntamos si merece la pena siquiera votar la opción representada
por Izquierda Unida e Iniciativa per Catalunya. Y es evidente que crece
el número de las personas que resuelve la cuestión dejando de apoyar con
su voto a la opción que parecía estar más a la izquierda del
sistema.
Ciertamente, la actual dirección de
Izquierda Unida, cualquiera que sea -sobre esto se volverá más
adelante-, está haciendo bastante por conseguir este resultado. Mientras
no pocos militantes de IU se han acercado a los movimientos sociales
nuevos y trabajan para impulsarlos, la dirección visible de IU se
esfuerza por evitar todo enfrentamiento con el sistema. En materias como
la reforma constitucional, donde podría constituirse en referente para
la federalización de España, para la resolución del problema vasco y
para la apertura del Estado a la participación social, permanece
extrañamente muda, tal vez buscando dudosos equilibrios sólo explicables
en términos de repartos de poder interno y de cambalache con el
gobierno. Ante el alud publicitario que nos espera para hacer tragar a
la población el tratado de "constitución europea", antesala del
"ejército europeo", ni siquiera se sabe hoy cuál es la posición que
adoptará oficialmente IU -tal vez oponiéndose al movimiento
altermundista-, como si hacer política consistiera en componer un gesto
complaciente y no en proponer y dirigir el trabajo colectivo. Por otro
lado, se ha aceptado apoyar la investidura del gobierno del Psoe sin
exigir siquiera cambios en las políticas económicas neoliberales que
castigan a las clases trabajadoras.
Por este camino Izquierda Unida va
directamente a su propia perdición.
Desde fuera se percibe claramente que la democracia interna,
elemento indispensable para la credibilidad de cualquier formación
política que se presente como una asociación de personas libres (y por
tanto exigible para IU y también para Iniciativa), dista mucho de ser
una realidad.
Son dos los problemas manifiestos en este
sentido, en la debilidad de la democracia interna de IU, aunque tal vez
ambos tengan una raíz común: primero, la existencia de dos
direcciones, una la formalmente elegida y otra la real, el equipo de
confianza del coordinador general, disonantes entre sí. En segundo
lugar, la sobrerrepresentación de algunas "baronías" en el seno de la
dirección federal, producto directo del engaño al congreso de la
formación, al financiar determinadas federaciones las cuotas de
afiliación de una militancia inexistente.
Así no se puede funcionar. Resulta
significativo de la situación presente que los "barones" menos
democráticos sean precisamente los mejor servidos por una dirección que,
en su debilidad, ha de pactar con ellos para mantenerse aunque sea en
contra de los intereses objetivos de la asociación.
La existencia de dos direcciones, la
formalmente elegida de acuerdo con los términos estatutarios, de un
lado, y el equipo de confianza del coordinador general, de otro, es un
problema que IU arrastra desde los últimos tiempos de Anguita, aunque
éste siempre guardó las formas. Sin embargo el coordinador actual no es
Anguita. Carece del carisma que, con costes altísimos, mantenía a pesar
de todo la unidad y cierto grado de confianza y de ilusión en el
conjunto federal.
Es lamentable tener que reconocerlo: la
socialdemocracia de Zapatero parece tener más claras ciertas cosas que
la Izquierda Unida actual. La política de género del Psoe es menos
verbalista que la de IU. Ante la decisión mostrada por Zapatero al
retirar las tropas de Iraq las indecisiones e indefiniciones de la
actual dirección de IU en prácticamente todas las cuestiones sensibles
-la modificación de la constitución, el plan Ibarretxe, la
"constitución" europea- quedan destacadas como síntoma de una debilidad
política que evoca inevitablemente la imagen de la veleta.
La organización no ha logrado cuajar
realmente un grupo dirigente colegiado en sustitución del carisma
anguitiano. Y viene de muy atrás la incapacidad de IU para reunir en
torno a sí misma a personas políticamente afines y técnicamente capaces
para aportar buena concreción de detalle a las posiciones de la
organización.
Estas líneas no pretenden ser una crítica
dirigida unilteralmente a la dirección o a las direcciones de Izquierda
Unida: es toda una "cultura política" de enfrentamientos y
personalizaciones la que debe ser objeto de autocrítica y de superación
por parte de todos. Un grupo político es una maquinaria colectiva de
intervención en un ámbito público. Los desacuerdos internos no pueden
traducirse en rupturas si se pretende que la máquina funcione. Y
justamente "romper" -solidaridades, amistades, grupos- ha sido una
constante en la izquierda, aunque en realidad las contraposiciones
únicamente evidencian problemas, a veces desapercibidos, no resueltos o
no madurados. Por eso es necesario aprender a hacer política de otra
manera.
El previsible batacazo de Izquierda Unida
en las elecciones europeas va a poner de manifiesto que este grupo
político se encuentra finalmente ante un dilema que puede ser
final.
Un cuerno de este dilema o de esta
alternativa consiste en que Izquierda Unida se renueve a fondo. Para
ello ha de superar las luchas tribales, unificarse de verdad, sustituir
los dogmas por análisis reflexivo, clarificar y simplificar su propuesta
política y apostar decididamente por superar los errores y las
contraposiciones del pasado. Sostener un proyecto esencialmente
socialista, feminizado y ecologista, decididamente pacifista. Para
obtener una formación política que llegue a ser una expresión pública de
la alianza de los distintos grupos de iniciativas sociales y sirva para
fortalecerlos e impulsarlos. Que inspire confianza porque la sospecha de
instrumentalización ni siquiera se pueda plantear.
Ésta es la tarea: que las iniciativas del
movimiento antiglobalización se generalicen en un nuevo movimiento
autónomo de todas las clases de trabajadores de este país, incorporando
a la vida política y a la cultura plural de la izquierda a más y más
gentes: a las y los inmigrantes, a estudiantes, a ciudadanos, a
trabajadores tan en precario que ni se pueden sindicar, a sindicatos o
minorías sindicales, a los grupos de iniciativas cívicas. Y en función
de esta tarea primaria, básica para un grupo político como Izquierda
Unida, buscar la inserción en la voluntad política pública, a través de
las elecciones, de los objetivos del movimiento. La tarea de Izquierda
Unida tiene que consistir en facilitar la acción política de quienes no
se resignen a expresar dócilmente un voto cada cuatro años sino que
busquen materializar una democracia participativa.
El otro cuerno de la alternativa es
acentuar la degradación actual, y pensar sólo en términos electorales,
de listas y de alianzas para obtener cargos públicos, de empujones entre
cuadros políticos para conservar un salario pagado directa o
indirectamente con dinero público. Eso conduciría en breve plazo e
inevitablemente a la más absoluta miseria.
En este caso el futuro del movimiento
altermundista tendría que construirse contando únicamente con fragmentos
menores y dispersos de la tradición que IU todavía representa hoy. El
tiempo, por desgracia, se está agotando. [JRC, Primero de Mayo de
2004]
España, Europa y el señor
Bush
El jueves 11 de marzo de 2004, a primera
hora de la mañana, varias bombas explotaron casi simultáneamente en
cuatro trenes de cercanías que se aproximaban a Madrid. Casi 200
personas murieron, y muchas más resultaron heridas. Fue un desastre
terrible y cruel que produjo una conmoción inmediata y aflicción en
España y en todo el mundo. La primera pregunta era, por supuesto: ¿Quién
lo ha hecho? El gobierno español acusó inmediatamente a ETA, el
movimiento independentista vasco que ha realizado numerosos ataques
desde hace varias décadas. Sin embargo, al cabo de pocas horas muchas
fuentes, incluidas fuentes policiales de otros países, comenzaron a
decir que se trataba de un grupo vinculado con Al Qaeda y no de ETA. Esa
misma mañana ETA, directamente y a través de grupos políticos
simpatizantes, negó enérgicamente la acusación (cuando en pasados
ataques ETA siempre había reivindicado su responsabilidad). Pese a la
sensación creciente de que no había sido ETA, el gobierno español
insistió en que era el principal sospechoso. La ministra española de
Asuntos Exteriores ordenó a todos los embajadores españoles que lo
manifestaran así. Durante los dos días siguientes el jefe del gobierno
español, José María Aznar, telefoneó personalmente a los directores de
los principales periódicos españoles, insistiendo en que había que
acusar a ETA. Finalmente, el ministro del Interior español admitió que
era posible que se tratara de un grupo de Al Qaeda. El domingo todo el
mundo parecía estar de acuerdo en que no había sido ETA sino Al Qaeda,
pero esa misma mañana la ministra de Asuntos Exteriores seguía
insistiendo en televisión en que el principal sospechoso era
ETA.
¿Cómo podemos explicar esa extraordinaria
confusión, por no hablar de desinformación deliberada, por parte del
gobierno español?
Para entenderlo debemos examinar los
fundamentos de la política del gobierno español y recordar que el
domingo siguiente al estallido de las bombas se debían realizar
elecciones legislativas en España. En el período posfranquista se ha ido
instalando en España un sistema básicamente bipartidista semejante al de
la mayor parte del mundo occidental: un partido socialista de centro
izquierda (PSOE) frente a un partido conservador, el partido popular
(PP). Además de las acostumbradas diferencias izquierda-derecha que
suelen separar a tales partidos, había cuestiones de política exterior y
las relacionadas con las exigencias de autonomía (incluso de
independencia) de varias regiones, ante todo Cataluña y el País Vasco,
pero también Galicia, Andalucía, Valencia y las islas
Canarias.
En el terreno de la política exterior, los
socialistas, que controlaron el gobierno con Felipe González entre 1982
y 1996, realizaron un gran esfuerzo por integrar España en Europa y por
desempeñar un papel destacado en las instituciones europeas. También se
esforzaron por conseguir un acuerdo entre Israel y los palestinos. En
los asuntos internos, los socialistas presionaron en favor de una
notable descentralización de la estructura constitucional, aunque sin
duda menor de lo que esperaban obtener los partidos
nacionalistas.
Cuando el PP llegó al poder en 1996,
cambió radicalmente el panorama. [Aznar] procuró acercarse a Estados
Unidos, especialmente en todas las cuestiones en las que había conflicto
entre éstos y Europa occidental. Esto quedó espectacularmente claro
cuando George W. Bush llegó a la presidencia de Estados Unidos. El
gobierno español se ha convertido en un apoyo muy activo de la política
de Bush en Iraq. Desde su puesto en el Consejo de Seguridad patrocinó
las resoluciones apoyadas por Estados Unidos y envió tropas para
participar en la invasión de Iraq. En las cuestiones relacionadas con
Israel, España llegó a alinearse con Sharon. En cuanto al nacionalismo,
Aznar argumentó que los socialistas habían sido demasiado blandos con
los "terroristas", y en particular con ETA (aunque González la había
combatido sin pararse en barras). Aznar no estaba dispuesto a hacer
concesiones, ni siquiera a los partidos regionalistas moderados. El PP
es heredero de la tradición franquista de una hostilidad profunda a
cualquier tipo de nacionalismo. En cuanto a Europa, el pasado otoño
España fue, junto con Polonia, el Estado que se obstinó en impedir la
aprobación de la nueva constitución de la Unión Europea, un proyecto
fuertemente respaldado por Francia y Alemania, los dos Estados más
hostiles a la política de Bush en Iraq.
Durante la semana anterior a las
elecciones, las encuestas parecían mostrar que el partido de Aznar iba a
ganar. Su mayoría se reduciría pero seguramente formaría el gobierno
siguiente. Entonces estallaron las bombas. Sabemos ahora que al cabo de
pocas horas la policía española le había dicho al gobierno que, por lo
que habían deducido de una bomba que no había estallado y del análisis
de su composición, era prácticamente seguro que no podía haber sido ETA
la responsable, sino probablemente un grupo vinculado con Al Qaeda. El
gobierno silenció esa información y siguió acusando a ETA como
responsable. La intención política era clara: en primer lugar, Aznar y
el PP han estado tan obsesionados con ETA como George Bush y los
neoconservadores con Saddam Hussein e Iraq. Ni Aznar ni Bush querían que
la atención se dirigiera hacia Al Qaeda. Además, Aznar era consciente de
que en las elecciones que se debían celebrar al cabo de tres días, si se
concluía que las bombas eran responsabilidad de Al Qaeda, los votantes
españoles podrían pensar que ése era el pago por la implicación española
en la invasión de Iraq, especialmente porque la abrumadora mayoría de
los votantes (incluidos los del PP) habían dejado claro en 2003 que se
oponían a la implicación de España en la guerra.
Por eso Aznar lanzó la gran mentira, y lo
hizo personalmente. Sin embargo, el viernes la policía española amenazó
dejar al gobierno en evidencia porque no deseaba ser acusada de
incompetencia, y el ministro del Interior tuvo que ceder terreno y
sugerir que el gobierno investigaba a todos los posibles sospechosos,
aunque seguía creyendo que ETA era el más probable. Pero las pruebas en
contra iban creciendo y el sábado hubo manifestaciones en toda España
denunciando al gobierno por engañar al país. Varios directores de
periódicos dijeron que lamentaban personalmente los editoriales que
habían escrito el día antes y que Aznar les había engañado. Y el
domingo, el gobierno saliente perdió las elecciones. El líder
socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, anunció inmediatamente que
cumpliría su promesa electoral (muy anterior al estallido de las bombas)
de retirar las tropas españolas de Iraq el 30 de junio. Se espera que el
nuevo gobierno reanude las discusiones sobre una mayor descentralización
en España, especialmente porque los partidos nacionalistas también
resultaron beneficiados de la reacción contra Aznar. Y el futuro primer
ministro español voló inmediatamente a París para debatir con el
presidente Chirac su deseo de reintegrarse en Europa y de aprobar la
nueva constitución de la Unión Europea. El ministro del Interior en
funciones ha tardado dos semanas en reconocer que no había ninguna
prueba que demostrara la implicación de ETA.
El estallido de las bombas en España ha
repercutido en el mundo entero. Varios pequeños países latinoamericanos
han anunciado que seguirían el ejemplo español retirando sus tropas de
Iraq (Honduras ha sido el más explícito), y Europa volvía a cobrar
relevancia espectacularmente. Los polacos han indicado que no podían
convertirse en el único pagano y que revisarían su posición. Los
defensores de la administración Bush han comenzado su acostumbrada
campaña de difamación. Los españoles, según dicen, son unos cobardes que
se han rendido al terrorismo. Esto no ha influido apenas en la gente, ni
en España ni en otros países de Europa, ya que resulta manifiestamente
ajeno a la realidad española.
La irrelevancia de esa campaña de
difamación era especialmente patente, dado que la semana siguiente la
administración Bush sufrió un ataque parecido por deformar
deliberadamente la situación mundial, engañando al pueblo
estadounidense. Richard Clarke, el principal funcionario antiterrorista
de la administración Bush (como lo había sido en las tres
administraciones anteriores) ha denunciado a Bush y a sus principales
colegas por ignorar deliberadamente a Al Qaeda en 2001 a fin de seguir
situando a Iraq como problema principal, precisamente en los días
anteriores y posteriores al 11 de Septiembre. Bush y Aznar están hechos
de la misma pasta, y las dos situaciones son notablemente
parecidas.
Las acusaciones de Clarke no se
desvanecerán y están agitando el mismo tipo de intranquilidad entre los
votantes que ha enviado al paro a Aznar, tanto más cuanto que sus
acusaciones han sido secundadas por otras personas muy bien situadas
para saber lo que se dijo en los círculos más altos de la administración
Bush en 2001: dos lugartenientes de Clarke; el antiguo secretario del
Tesoro Paul O'Neill; el general Donald Kerrick, antiguo viceconsejero de
Seguridad Nacional; y otros varios en posiciones clave. Para la votación
sobre la reelección de Bush faltan todavía meses, y no días, por lo que
quizá tenga tiempo de recuperarse, pero el 30 de junio, cuando Estados
Unidos espera instalar un gobierno iraquí soberano, probablemente no
podrá traer a casa tantas tropas como esperaba, y por tanto no obtendrá
el crédito electoral que eso le podría aportar. Europa no parece
dispuesta a acomodarse a las obsesiones de Bush, y éste podría hacer
bien en recordar lo que dijo el primer presidente republicano de Estados
Unidos, Abraham Lincoln: "Se puede engañar a todo el mundo por un
momento, y a alguna gente todo el tiempo, pero no se puede engañar a
todo el mundo todo el tiempo".
Comentario de 1.º de
abril de 2004. Copyright de Immanuel Wallerstein. Todos los derechos de
reproducción reservados. Los Comentarios pueden bajarse al disco duro,
remitirse a otros vía correo electrónico o colgarse en sitios no
comerciales de Internet, siempre que el texto permanezca íntegro y se
reproduzca la nota del copyright.
Cuando poco es mucho,
cuando lo pequeño es
grande
En estos últimos días hemos asistido a una
de las batallas más importantes y audaces libradas por nuestra joven, y
a veces no excesivamente bella, democracia. Es probable que pronto sea
olvidada en los anales oficiales de nuestros sistema político -a los
ganadores finales no les es grato gobernar con deudas pendientes,
prefieren pensar que sólo se deben algo a ellos mismos, y finalmente
creer que es el pueblo quien debe tributarles gratitud-, pero hay
lecciones que vale la pena no olvidar. Sobre todo por los de abajo. Con
ellas maduran y, en el fondo, hacen madurar a todo nuestro sistema
político. Algo de ello ya había en el grito "no nos falles" con el que
fue recibido el nuevo poder constituido. Aunque fueron otros gritos, y
otras músicas, las que determinaron todo lo que estaba en juego durante
estas jornadas.
Después de los peores atentados de nuestra
democracia, una verdad demasiado dolorosa se hacía evidente. Para todos
aquellos que pensaban que las "gallinas no vuelven por la noche al
corral", tal como recordaba Malcolm X durante la guerra de Vietnam,
podíamos seguir viviendo en nuestra burbuja de prosperidad occidental
independientemente de aquellos actos que en nuestro nombre se apoyasen o
se realizasen más allá de nuestras fronteras, o, incluso, no había
contradicción entre estar en contra de la guerra y apoyar a unos nuevos
mesías guerreros, ya que ellos representaban la madurez de los hombres y
mujeres de estado, mientras nosotros manteníamos intactos nuestros
virginales valores, acomodados en nuestros negocios, el sueño terminó. Y
a pesar de ello, lo que le siguió no fue el despertar, sino la
pesadilla. Ante esta verdad se impuso la mentira. Mentira organizada
desde las altas esferas del poder. Mentira seguida por sus acólitos
mediáticos. Mentira tan grande que incluso dentro del Estado encontró
resistencias. Mentira que no puede ser definida de otra manera de lo que
realmente es: un intento de golpe de estado mediático.
Y si, en esos momentos, era difícil
percibir la verdad entre los organizadores de la confusión. Si era
difícil verla sobre todo en algunos lugares del Estado, en el mismo
centro del intento de golpe de estado mediático, fue un puñado de gentes
los que trabajaron, larvadamente primero, para sacarla a la luz.
Mientras los (des)informadores callaban, o tronaban sus embustes,
preguntas sencillas fueron formuladas a nuestros líderes: ¿quiénes eran
los culpables? Señalando que algo de culpabilidad había en ellos mismos,
de otra forma no tendrían por qué esconder la verdad, no tendrían que
huir de las manifestaciones que ellos mismos habían organizado.
Manifestaciones, y caceroladas, que con sus gritos y sus ritmos juntaban
dos hechos, aunque no fuera explícitamente, que nadie quería juntar, que
ningún líder, ni los de la principal oposición, se atrevía a señalar: el
terror y la guerra. O mejor dicho, en su orden justo, la guerra y el
terror. Y eso desencadenó los hechos. Mientras los conspiradores contra
la verdad acusaban a estas gentes de antidemocráticas, y algunas de
nuestras organizaciones de izquierda no sabían, afanadas en mostrarse
como organizaciones de orden, contestarles, una pequeña marea creció
ante los centros simbólicos del poder gobernante. "No se puede votar sin
saber la verdad" gritaban y con esta pequeña certeza ya señalaban que la
verdad era la mentira y que la mentira estaba teñida de sangre, siempre
lo había estado, pero ahora ya era nuestra sangre. Pequeñas verdades que
fueron elaboradas por gente común y que fueron más allá, y con más
efectividad, que cualquier complejidad política. El poder intentaba
responder y, con cada respuesta, más evidente se hacía su
falsedad.
Después muchos cambiaron su voto y muchos
de los que no habían votado nunca, y que probablemente no volverán a
votar, decidieron que había que acabar con la pesadilla. Lo increíble,
lo imposible hasta ese momento, se encarnó: los golpistas no perdieron,
fueron expulsados del poder. Ante lo cual, muchos de los que mintieron
durante estos días cambiaron sus mentiras por otras en esa noche. Se
salvó la democracia, pero lo que realmente se salvó fue nuestra dignidad
como seres humanos libres. No luchamos por mucho, no estaba en juego una
nueva sociedad, ni siquiera una vida mejor para los que menos tienen,
sólo nuestra libertad de pensar libremente. Y movía a asombro ver a
militantes de los movimientos sociales más radicales, aquellos que nunca
han creído en la democracia formal, mezclados con persones normales y
corrientes, y cómo, conjuntamente, percibían una realidad que no podía
dejar de impulsarlos: una vez la mentira organizada a niveles extremos
hubiese triunfado, no había vuelta atrás. Sería el poder sin ataduras,
el poder que sabía que ya no había limites en su vanidad, necedad y
ambición. Era la posibilidad que una pesadilla se volviese real marcando
ya definitivamente nuestras vidas y ante ella volvimos a confiar en
nosotros mismos, desconfiados de todo como somos, y a confiar en los
demás y esa realidad nos estremeció de nuevo.
Vale la pena seguir recordando: recordar
qué hizo cada uno durante esos días, recordar que aún podemos confiar en
nosotros y que los lemas de esas noches son un tributo que los
gobernantes deben al pueblo. "Los soldados a casa", no mañana, hoy.
[Junius]
Las
dificultades
para una justicia penal
internacional
Es conocida la posición unilateral de
Estados Unidos: tardó cuarenta años en ratificar la Convención sobre el
Genocidio, 28 para la convención sobre la discriminación racial, 26 para
el acuerdo sobre los derechos civiles y políticos; y ahora la manzana en
discordia es la Corte Penal Internacional, en origen ideada como un
lugar de jurisdicción sin límites territoriales, para el gobierno
universal de los jueces sobre las personas, en materia de delitos contra
la humanidad. Pero la UE tampoco le va a la zaga: ha ratificado esta
jurisdicción porque es complementaria a las jurisdicciones nacionales,
lo que hace bastante improbable el enjuiciamiento de europeos ante la
Corte. El asunto Pinochet fue un intento fallido de las políticas
extradicionales para engrasar los motores en cumplimiento del viejo
compromiso internacional para que la Convención de Ginebra tomara forma
más allá de las fronteras. Está olvidado y se dan pasos atrás: una
primera Resolución del Parlamento Europeo ha sido rectificada, y se
permitirán los tratados de inmunidad con los terceros Estados no
firmantes del Estatuto, eso sí, "siempre que se considere una
operación para la paz internacional".
Con todo, el ensayo general sobre la
justicia universal iniciará pronto su andadura y hasta el Consejo de
Seguridad ha considerado pertinente prorrogar las patentes de corso
entre los señores de la guerra. Lo políticamente más correcto ha sido
que la Fiscalía examine las situaciones de poco peso internacional; las
matanzas étnicas de Ituri, República Democrática del Congo, están entre
las nominadas. Nada que objetar sobre el fondo. De lo que se trata es de
echarse al monte de una vez, y no hay Estado o jurisdicción nacional que
garantice, más allá de las buenas intenciones, la igualdad de sus
ciudadanos ante la ley. En lo universal, como dentro de las fronteras,
el Poder se decide en la bolsa de valores, sean armas en busca de
mercados para el consumo globalizado, sean pasaportes cotizando al alza
por el valor añadido de la impunidad que adquieren. En definitiva, el
mundo de siempre, dentro y fuera de las fronteras, con los ciudadanos y
los otros, los individuos "sin papeles" o con pasaportes desvalorizados,
a quienes ahora la Corte podrá juzgar en su intento por prevenir el
universal salvajismo del hombre.
En 2001, Bélgica condenó a dos monjas
ruandesas por su participación en el genocidio de 1994. Una ley, llamada
también de "competencia universal", rescataba así para los tribunales
belgas el derecho de Nuremberg sobre la responsabilidad internacional de
los individuos, con independencia de la nacionalidad y del lugar de
comisión. Las personas, víctimas, culpables, vencidos, vencedores,
instigadores o marionetas de conflictos personales, civiles o bélicos,
encuentran en el proceso judicial de los Estados el cauce por donde
discurre la defensa individual de sus intereses hasta llegar a una
resolución definitiva; si, en primera instancia, una sentencia penal
marca su huella de violencia privándoles de la libertad, como en el caso
de las monjas, o de la vida, allí donde la pena de muerte subsiste lo
hace legitimada por este sistema garantista, donde los goznes del
aparato se abren a una segunda oportunidad: la apelación ante una
instancia independiente del primer juzgador, los tribunales
superiores.
En organizaciones supranacionales como el
Consejo de Europa, este circuito se cierra, además, fuera del Estado. La
ley belga, considerada "diplomáticamente" incorrecta -la audiencia
preliminar contra A. Sharon y la amenaza de Estados Unidos de no enviar
funcionarios hicieron lo suyo-, fue derogada muy pronto. Para las
todavía supuestas genocidas condenadas en Bélgica, el recurso ante el
Tribunal de los Derechos Humanos de Estrasburgo significará ser oídas
ante una jurisdicción internacional independiente de las nacionales.
Aunque formalmente muy restringida, y con resoluciones de eficacia sobre
todo moral, esta alta instancia funciona como garantía para el individuo
-para acudir a Estrasburgo no es obligado ser nacional del Estado
miembro que ha violentado el derecho fundamental- y como consecuencia
del principio de justicia universal que obliga a los Estados
contratantes al respeto de los derechos del hombre.
A diferencia de los Tribunales
Internacionales ad hoc, la Corte Penal de la Haya tiene un
carácter permanente, su Fiscalía es independiente del Consejo de
Seguridad y se posibilita la personación procesal de las víctimas. Pero,
desde una óptica garantista, para la persona, ese objeto propio del
enjuiciamiento, el esquema tradicional de defensa continúa
debilitándose. Como con la ex Yugoeslavia, como con Ruanda, todo se
cocinará en casa, de puertas adentro. ¿Ante qué instancia superior e
independiente acudirán los que vean conculcados sus derechos por la
sentencia dictada en primera instancia? Cualquiera que sea la pretensión
solicitada por la víctima, o por el verdugo, la sentencia definitiva la
decidirá la Sección de Apelaciones de la CPI que, aunque con magistrados
distintos, integra el mismo edificio, responde a la misma autoridad,
cumple con un mismo mandato internacional; una independencia que resulta
comprometida por tratarse de una misma y única institución.
Una oportunidad desaprovechada, pues
cuando se discutía el Estatuto de Roma existieron propuestas para hacer
de la Corte Penal un tribunal universal de apelación contra las
resoluciones nacionales sobre los crímenes contra la humanidad. En
lógica, si el carácter universal del derecho de Nuremberg ha penetrado
en las normativas internas inyectando tipicidad en nuestros códigos
penales, la defensa de la persona debería encontrar una alzada
internacional e independiente de las nacionales para revisar las
sentencias en una materia tan sujeta a intereses políticos. Aunque, en
definitiva, los que gocen de salvoconductos concedidos por un Estado
protector tampoco se han de preocupar. [Juan Merelo-Barberá]
Transgénicos y consumo
En 1999 se produjeron en Inglaterra una
serie de acciones directas de activistas contrarios a la siembra de
semillas modificadas genéticamente: razzias nocturnas contra campos de
maíz, que acababan con la intervención de la policía y a veces ante el
juez, que la mayoría de las veces simpatizaba con los puntos de vista de
los activistas. Desde entonces, aquellas acciones junto a una campaña
más amplia, han conseguido que los alimentos modificados de las grandes
empresas biotecnológicas no hayan invadido las estanterías de los
supermercados, aunque sospechemos que se encuentran en algunos de los
alimentos que consumimos.
Ahora una nueva legislación intenta abrir
la puerta a estos alimentos con la excusa de la trazabilidad. Es decir,
la indicación de la presencia de esos productos en los alimentos de
consumo humano, para que los consumidores puedan escoger. ¿Pero se puede
escoger realmente?
¿Qué es lo que ocurre con los alimentos
modificados genéticamente? Estos alimentos no tienen nada que ver con
los conseguidos tradicionalmente seleccionando variedades para lograr un
mejor producto. Por poner un ejemplo, la soja modificada de Monsanto
tiene genes de una bacteria y de un virus en su DNA y nadie sabe cuáles
son o pudieran ser sus efectos a largo plazo sobre la salud humana o el
medioambiente.
Lo que sí sabemos es que el polen de estas
plantas, arrastrado por el viento, provoca una polinización cruzada, es
decir "invade" las plantas no modificadas genéticamente, con lo que va
más allá de las fronteras impuestas por los agricultores.
Y también que: "En un pueblo de Filipinas
la mayoría de familias que viven alrededor de campos de maíz transgénico
tuvieron este año problemas respiratorios. Les dijeron que era la gripe,
pero cuatro de las familias que salieron por un tiempo a otras zonas se
curaron. Al regresar a sus casas volvieron a aparecer los síntomas. A
partir de esta situación el director del Norwegian Institute for Gene
Ecology presentó resultados concretos: las muestras de sangre contenían
anticuerpos indicadores de respuesta inmunológica a la presencia de la
toxina que contiene el maíz transgénico sembrado. Para entendernos,
confirmaba que los síntomas de las familias campesinas se deberían a
alergias producidas por el polen de maíz transgénico que inhalaron en
los campos". (El Periódico, 16-IV-2004).
Y también son sospechosos por otra razón:
las grandes empresas se apropiarían de algunos de los tramos más
importantes de la cadena alimentaria por medio de patentes sobre sus
nuevos productos. Todos los granjeros que planten soja de Monsanto
tienen que pagarle royalties y también comprarles anualmente nuevas
semillas. Así se acabaría con la milenaria tradición de guardar semillas
para la siembra, con lo que los agricultores sólo serían un eslabón más
para aumentar los beneficios de las multinacionales.
A la modificación genética se la ha
intentado justificar diciendo que aumentaría la producción y que
"alimentaría al mundo", pero son argumentos tan vacíos como interesados.
Lo que sí está claro es que es destructiva para el medio ambiente: la
soja de Monsanto estaba modificada para resistir el herbicida de amplio
espectro que fabrica la propia empresa, el Roundup. Eso quiere decir que
sobrevivirá a sus efectos mientras que todas las demás plantas de los
campos tratados con ese herbicida desaparecerán, y con ello se acelerará
la desaparición de la biodiversidad y el equilibrio natural del
ecosistema.
Pero quizá lo más terrible sea que la
polución genética, en cuanto se extienda y se incorpore al DNA de otros
seres vivos jamás tendrá marcha atrás. Los seres vivos transmiten a su
descendencia los genes alterados e incluso pueden transmitirlos a otras
especies a través de virus. Puede producirse cualquier tipo de mutación
que esparza por doquier terribles e inesperados "efectos colaterales"
imposibles de erradicar. En cuanto se planten semillas modificadas en
gran escala ya no habrá vuelta atrás. [Fuente: Greenpeace. Selección y
traducción de Víctor Cassi.]
La
biblioteca de Babel
José Luis Espejo, Alto riesgo. Los costes del
progreso Fapa Ediciones, Barcelona, 2003 (286
págs.) |
Obra
de divulgación sobre los principales problemas de medio ambiente,
seguridad alimenticia, salud, calidad de vida, etc. generados por
el mal llamado progreso técnico. Describe hechos y procesos
vinculados al productivismo y al consumismo que configuran graves
amenazas para la supervivencia humana, sin incurrir en posturas
alarmistas ni tampoco complacencias optimistas. Datos, opiniones y
comentarios se fundan en fuentes solventes que recoge
detalladamente la bibliografía. Esta obra constituye, pues, una
buena síntesis de la principal información hoy disponible sobre
las desastrosas consecuencias del desarrollismo sin control.
Examina, entre otras,
cuestiones como la clonación, la manipulación genética, los
contaminantes químicos de los |
alimentos, los productos transgénicos, prácticas médicas
incorrectas o abusivas, contaminantes presentes en el hogar, etc.
Incluye útiles relaciones detalladas de colorantes, conservantes,
antioxidantes, edulcorantes, aromatizantes y potenciadores del
sabor de los alimentos; pruebas médicas problemáticas. Aborda
también los principios de la guerra biológica y del bioterrorismo.
De todo ello da cuenta de modo breve desde el rigor en los datos
científicos y con un estilo informativo de fácil lectura. Me
parece, pues, que esta obra alcanza su objetivo: proporcionar
información comprensible sobre los actuales problemas y peligros
futuros de un modo de vida insostenible que conduce aceleradamente
hacia el fracaso colectivo. [María Rosa
Borrás] |
Paul Krugman, El gran engaño Trad. de Isabel Campos Adrados,
Crítica, Barcelona, 2004 (382 págs.) |
Recopilación de artículos publicados, la mayoría, en The
New York Times entre el 2000 y el 2003. El autor, gran
especialista en economía internacional, explica cómo se ha visto
obligado a comentar temas de política interior, dadas las
circunstancias por las que atraviesa Estados Unidos. La obra se
divide en cinco partes, con sus correspondientes introducciones,
que agrupan los artículos en función de grandes temáticas (16
capítulos) según indican los títulos de síntesis. Incluye también
un detallado índice alfabético de nombres y temas que resulta muy
útil. Dos escritos iniciales inéditos extensos (Prefacio e
Introducción) sitúan la recopilación como crónica de la historia
explicativa de cómo y por qué se ha apoderado de la gestión
política y económica el pensamiento grupal de la extrema derecha
americana. Sobre todo la Introducción general resulta muy
interesante por la detallada descripción de los mecanismos que han
hecho posible la ruptura con la legitimidad del sistema: objetivos
no declarados de la extrema derecha. Krugman considera que los
ejes de ese envolvente gran engaño para la toma y ejercicio del
poder son la mentira sistemática, la generalización de la
corrupción y la incompetencia (irresponsabilidad) del |
extenso y rígido equipo del gobierno
de Bush. Algo muy podrido ha de haber en el estado del capitalismo
norteamericano, dice Krugman, que ha hecho posible la imposición
de la ineficacia y de la deshonestidad en la actual política de la
guerra sin que haya habido ni tan siquiera la percepción de lo que
estaba ocurriendo. Y a ese gran engaño ha de sucederle una
"gran reacción" que ponga fin a esta ofensiva de destrucción. Ver
y contar la verdad de lo que está pasando, por parte de todos, ha
de ser el modo de recuperar el clima de tolerancia, generosidad y
antimilitarismo que termine con el gran engaño.
Se aprende mucho leyendo autores
como éste. Aunque sus críticas se sitúan dentro de la aceptación
del sistema capitalista, no por ello dejan de ser ciertas e
instructivas acerca de mecanismos de fracaso social (mentira,
corrupción e incompetencia) que también se han señalado como
característicos de otros procesos de autodestrucción social. Y
además presenta mucho interés su reflexión sobre las
insuficiencias en la percepción de lo que desde hace mucho tiempo
se estaba gestando en la extrema derecha americana. [María Rosa
Borrás] |
Juan Goytisolo, El lucernario. La pasión crítica de Manuel
Azaña Península, Barcelona, 2004 |
Planteada como un deber moral frente a la demolición de la
figura del Manuel Azaña practicada, sobre todo, por el
nacionalcatolicismo, la última obra de Juan Goytisolo es una
lúcida aproximación crítica a la creatividad literaria del último
presidente de la Segunda República, a partir de sus novelas El
jardín de los frailes y Fresdeval, los ensayos de
Plumas y palabras, el diálogo La velada de Benicarló
y la traducción de La biblia en España de G. Borrow. El
conocedor de las memorias políticas de Azaña |
(Mondadori y Crítica) encontrará aquí una revisitación,
desde su menos conocida faceta literaria, de su preocupación ante
al cáncer de la ideología retrocastellanista y retroconservadora
española que recorre nuestra historia moderna y contemporánea. Un
aspecto presente en la guerra civil y, sin ir tan lejos, en los
gobiernos Aznar, como se ocupa de poner mordazmente en evidencia
Goytisolo en este recomendable ensayo. [Antonio Giménez
Merino] |
Foro
de Webs
- Objeción Fiscal
2004
- Página en catalán y castellano con Guía
práctica para la Objeción Fiscal en la Declaración de Renta 2004.
Argumentario sobre la objeción fiscal y otros proyectos y documentos
relacionados con los gastos militares.
web: file:///C:/Documents%20and%20Settings/Román%20Reyes/Configuración%20local/Archivos%20temporales%20de%20Internet/Content.IE5/6P2XIJQ7/www.objecciofiscal.org
- De qué va realmente el
Fórum 2004
- Página crítica sobre el Forum 2004 de
Barcelona. En catalán, castellano e inglés. Con un mapa sobre las
empresas patrocinadoras y los espacios con conflictos relacionados con
el Fórum y una relación de 23 enlaces a organizaciones y campañas
críticas del "evento".
web: http://www.forumbcn2004.org/
- Observatorio
Desc
- Observatorio sobre el cumplimiento de
la Declaración Universal de los Derechos Humanos en los Derechos
Económicos, Sociales y Culturales. Entidad formada por diecisiete
organizaciones (entre ONGs de desarrollo, paz, derechos humanos,
sindicatos) y cinco observadores. Desde su página de inicio puede
accederse a un interesante Informe sobre las violaciones a los
derechos a la vivienda, el trabajo, los derechos de los inmigrantes y
la obligación internacional de cooperación del Estado español.
web: http://www.descweb.org/
- Web
VERDE Deuda Ecológica
- Portal dedicado al tema de la Deuda
Ecológica del Norte con el Sur, coordinado por el grupo Acción
Ecológica de Ecuador, cuya página web, http://www.accionecologica.org/
accionecologica, tiene también su interés por la variedad de temas,
documentos y enlaces que proporciona. La coordinación temática de la
página sobre la Deuda Ecológica corre a cargo de Joan Martínez Allier
y Aurora Donoso. Con artículos, documentos y otros materiales sobre la
Deuda Ecológica y una breve pero buena relación de enlaces a otras
páginas sobre el mismo asunto.
web http://www.deudaecologica.org/index.html
[Sección a cargo de Víctor
Ríos]
Revista mientras tanto
Número 90
Notas sobre El nuevo
gobierno y la economía; PSOE otra vez: diferencias y parecidos;
Terrorismo de Al Qaida; La creciente desnaturalización de Izquierda
Unida.
Artículos
Paul Farmer, "Una realidad
horriblemente interesante"; Xavier Domenech, "El cambio político desde
abajo"; Josep Torrell, "A propósito de Portabella"; Daniel Pereyra,
"Argentina: militares torturadores"; Gilberto López, "Autonomías
indígenas en México"; Joaquim Sempere, "El combate contra el mito
mercado libre y sus efectos para el proyecto socialista".
Contactar
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. Dirección Postal: Apartado de correos 30059 de Barcelona.
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