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La creciente desnaturalización de Izquierda Unida
Los magros resultados electorales cosechados [...]

España, Europa y el señor Bush
El jueves 11 de marzo
de 2004, a primera hora
de la mañana, [...]

Cuando poco es mucho,
cuando lo pequeño es grande

En estos últimos días
hemos asistido a una de
las batallas [...]

Las dificultades para una justicia penal internacional
Es conocida la posición unilateral de Estados
Unidos [...]

Transgénicos y consumo
En 1999 se produjeron
en Inglaterra una serie
de acciones directas [...]

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La creciente desnaturalización
de Izquierda Unida

Los magros resultados electorales cosechados reiteradamente por Izquierda Unida en unas elecciones generales son un síntoma preocupante. Y no, ciertamente, porque ignoremos la eficacia que haya podido tener esta vez el vergonzoso llamamiento del Psoe al "voto útil" -vergonzoso porque supone abusar de los mecanismos electorales que inutilizan tantos votos rojos-, ni porque ignoremos tampoco que el terreno de juego electoral está predispuesto claramente en contra de la izquierda real. Con eso hay que contar, y en realidad es un efecto descontado desde hace años. Los resultados son preocupantes como síntoma: resulta cada vez mayor el número de quienes nos preguntamos si merece la pena siquiera votar la opción representada por Izquierda Unida e Iniciativa per Catalunya. Y es evidente que crece el número de las personas que resuelve la cuestión dejando de apoyar con su voto a la opción que parecía estar más a la izquierda del sistema.

Ciertamente, la actual dirección de Izquierda Unida, cualquiera que sea -sobre esto se volverá más adelante-, está haciendo bastante por conseguir este resultado. Mientras no pocos militantes de IU se han acercado a los movimientos sociales nuevos y trabajan para impulsarlos, la dirección visible de IU se esfuerza por evitar todo enfrentamiento con el sistema. En materias como la reforma constitucional, donde podría constituirse en referente para la federalización de España, para la resolución del problema vasco y para la apertura del Estado a la participación social, permanece extrañamente muda, tal vez buscando dudosos equilibrios sólo explicables en términos de repartos de poder interno y de cambalache con el gobierno. Ante el alud publicitario que nos espera para hacer tragar a la población el tratado de "constitución europea", antesala del "ejército europeo", ni siquiera se sabe hoy cuál es la posición que adoptará oficialmente IU -tal vez oponiéndose al movimiento altermundista-, como si hacer política consistiera en componer un gesto complaciente y no en proponer y dirigir el trabajo colectivo. Por otro lado, se ha aceptado apoyar la investidura del gobierno del Psoe sin exigir siquiera cambios en las políticas económicas neoliberales que castigan a las clases trabajadoras.

Por este camino Izquierda Unida va directamente a su propia perdición.

Desde fuera se percibe claramente que la democracia interna, elemento indispensable para la credibilidad de cualquier formación política que se presente como una asociación de personas libres (y por tanto exigible para IU y también para Iniciativa), dista mucho de ser una realidad.

Son dos los problemas manifiestos en este sentido, en la debilidad de la democracia interna de IU, aunque tal vez ambos tengan una raíz común: primero, la existencia de dos direcciones, una la formalmente elegida y otra la real, el equipo de confianza del coordinador general, disonantes entre sí. En segundo lugar, la sobrerrepresentación de algunas "baronías" en el seno de la dirección federal, producto directo del engaño al congreso de la formación, al financiar determinadas federaciones las cuotas de afiliación de una militancia inexistente.

Así no se puede funcionar. Resulta significativo de la situación presente que los "barones" menos democráticos sean precisamente los mejor servidos por una dirección que, en su debilidad, ha de pactar con ellos para mantenerse aunque sea en contra de los intereses objetivos de la asociación.

La existencia de dos direcciones, la formalmente elegida de acuerdo con los términos estatutarios, de un lado, y el equipo de confianza del coordinador general, de otro, es un problema que IU arrastra desde los últimos tiempos de Anguita, aunque éste siempre guardó las formas. Sin embargo el coordinador actual no es Anguita. Carece del carisma que, con costes altísimos, mantenía a pesar de todo la unidad y cierto grado de confianza y de ilusión en el conjunto federal.

Es lamentable tener que reconocerlo: la socialdemocracia de Zapatero parece tener más claras ciertas cosas que la Izquierda Unida actual. La política de género del Psoe es menos verbalista que la de IU. Ante la decisión mostrada por Zapatero al retirar las tropas de Iraq las indecisiones e indefiniciones de la actual dirección de IU en prácticamente todas las cuestiones sensibles -la modificación de la constitución, el plan Ibarretxe, la "constitución" europea- quedan destacadas como síntoma de una debilidad política que evoca inevitablemente la imagen de la veleta.

La organización no ha logrado cuajar realmente un grupo dirigente colegiado en sustitución del carisma anguitiano. Y viene de muy atrás la incapacidad de IU para reunir en torno a sí misma a personas políticamente afines y técnicamente capaces para aportar buena concreción de detalle a las posiciones de la organización.

Estas líneas no pretenden ser una crítica dirigida unilteralmente a la dirección o a las direcciones de Izquierda Unida: es toda una "cultura política" de enfrentamientos y personalizaciones la que debe ser objeto de autocrítica y de superación por parte de todos. Un grupo político es una maquinaria colectiva de intervención en un ámbito público. Los desacuerdos internos no pueden traducirse en rupturas si se pretende que la máquina funcione. Y justamente "romper" -solidaridades, amistades, grupos- ha sido una constante en la izquierda, aunque en realidad las contraposiciones únicamente evidencian problemas, a veces desapercibidos, no resueltos o no madurados. Por eso es necesario aprender a hacer política de otra manera.

El previsible batacazo de Izquierda Unida en las elecciones europeas va a poner de manifiesto que este grupo político se encuentra finalmente ante un dilema que puede ser final.

Un cuerno de este dilema o de esta alternativa consiste en que Izquierda Unida se renueve a fondo. Para ello ha de superar las luchas tribales, unificarse de verdad, sustituir los dogmas por análisis reflexivo, clarificar y simplificar su propuesta política y apostar decididamente por superar los errores y las contraposiciones del pasado. Sostener un proyecto esencialmente socialista, feminizado y ecologista, decididamente pacifista. Para obtener una formación política que llegue a ser una expresión pública de la alianza de los distintos grupos de iniciativas sociales y sirva para fortalecerlos e impulsarlos. Que inspire confianza porque la sospecha de instrumentalización ni siquiera se pueda plantear.

Ésta es la tarea: que las iniciativas del movimiento antiglobalización se generalicen en un nuevo movimiento autónomo de todas las clases de trabajadores de este país, incorporando a la vida política y a la cultura plural de la izquierda a más y más gentes: a las y los inmigrantes, a estudiantes, a ciudadanos, a trabajadores tan en precario que ni se pueden sindicar, a sindicatos o minorías sindicales, a los grupos de iniciativas cívicas. Y en función de esta tarea primaria, básica para un grupo político como Izquierda Unida, buscar la inserción en la voluntad política pública, a través de las elecciones, de los objetivos del movimiento. La tarea de Izquierda Unida tiene que consistir en facilitar la acción política de quienes no se resignen a expresar dócilmente un voto cada cuatro años sino que busquen materializar una democracia participativa.

El otro cuerno de la alternativa es acentuar la degradación actual, y pensar sólo en términos electorales, de listas y de alianzas para obtener cargos públicos, de empujones entre cuadros políticos para conservar un salario pagado directa o indirectamente con dinero público. Eso conduciría en breve plazo e inevitablemente a la más absoluta miseria.

En este caso el futuro del movimiento altermundista tendría que construirse contando únicamente con fragmentos menores y dispersos de la tradición que IU todavía representa hoy. El tiempo, por desgracia, se está agotando. [JRC, Primero de Mayo de 2004]

España, Europa y el señor Bush

El jueves 11 de marzo de 2004, a primera hora de la mañana, varias bombas explotaron casi simultáneamente en cuatro trenes de cercanías que se aproximaban a Madrid. Casi 200 personas murieron, y muchas más resultaron heridas. Fue un desastre terrible y cruel que produjo una conmoción inmediata y aflicción en España y en todo el mundo. La primera pregunta era, por supuesto: ¿Quién lo ha hecho? El gobierno español acusó inmediatamente a ETA, el movimiento independentista vasco que ha realizado numerosos ataques desde hace varias décadas. Sin embargo, al cabo de pocas horas muchas fuentes, incluidas fuentes policiales de otros países, comenzaron a decir que se trataba de un grupo vinculado con Al Qaeda y no de ETA. Esa misma mañana ETA, directamente y a través de grupos políticos simpatizantes, negó enérgicamente la acusación (cuando en pasados ataques ETA siempre había reivindicado su responsabilidad). Pese a la sensación creciente de que no había sido ETA, el gobierno español insistió en que era el principal sospechoso. La ministra española de Asuntos Exteriores ordenó a todos los embajadores españoles que lo manifestaran así. Durante los dos días siguientes el jefe del gobierno español, José María Aznar, telefoneó personalmente a los directores de los principales periódicos españoles, insistiendo en que había que acusar a ETA. Finalmente, el ministro del Interior español admitió que era posible que se tratara de un grupo de Al Qaeda. El domingo todo el mundo parecía estar de acuerdo en que no había sido ETA sino Al Qaeda, pero esa misma mañana la ministra de Asuntos Exteriores seguía insistiendo en televisión en que el principal sospechoso era ETA.

¿Cómo podemos explicar esa extraordinaria confusión, por no hablar de desinformación deliberada, por parte del gobierno español?

Para entenderlo debemos examinar los fundamentos de la política del gobierno español y recordar que el domingo siguiente al estallido de las bombas se debían realizar elecciones legislativas en España. En el período posfranquista se ha ido instalando en España un sistema básicamente bipartidista semejante al de la mayor parte del mundo occidental: un partido socialista de centro izquierda (PSOE) frente a un partido conservador, el partido popular (PP). Además de las acostumbradas diferencias izquierda-derecha que suelen separar a tales partidos, había cuestiones de política exterior y las relacionadas con las exigencias de autonomía (incluso de independencia) de varias regiones, ante todo Cataluña y el País Vasco, pero también Galicia, Andalucía, Valencia y las islas Canarias.

En el terreno de la política exterior, los socialistas, que controlaron el gobierno con Felipe González entre 1982 y 1996, realizaron un gran esfuerzo por integrar España en Europa y por desempeñar un papel destacado en las instituciones europeas. También se esforzaron por conseguir un acuerdo entre Israel y los palestinos. En los asuntos internos, los socialistas presionaron en favor de una notable descentralización de la estructura constitucional, aunque sin duda menor de lo que esperaban obtener los partidos nacionalistas.

Cuando el PP llegó al poder en 1996, cambió radicalmente el panorama. [Aznar] procuró acercarse a Estados Unidos, especialmente en todas las cuestiones en las que había conflicto entre éstos y Europa occidental. Esto quedó espectacularmente claro cuando George W. Bush llegó a la presidencia de Estados Unidos. El gobierno español se ha convertido en un apoyo muy activo de la política de Bush en Iraq. Desde su puesto en el Consejo de Seguridad patrocinó las resoluciones apoyadas por Estados Unidos y envió tropas para participar en la invasión de Iraq. En las cuestiones relacionadas con Israel, España llegó a alinearse con Sharon. En cuanto al nacionalismo, Aznar argumentó que los socialistas habían sido demasiado blandos con los "terroristas", y en particular con ETA (aunque González la había combatido sin pararse en barras). Aznar no estaba dispuesto a hacer concesiones, ni siquiera a los partidos regionalistas moderados. El PP es heredero de la tradición franquista de una hostilidad profunda a cualquier tipo de nacionalismo. En cuanto a Europa, el pasado otoño España fue, junto con Polonia, el Estado que se obstinó en impedir la aprobación de la nueva constitución de la Unión Europea, un proyecto fuertemente respaldado por Francia y Alemania, los dos Estados más hostiles a la política de Bush en Iraq.

Durante la semana anterior a las elecciones, las encuestas parecían mostrar que el partido de Aznar iba a ganar. Su mayoría se reduciría pero seguramente formaría el gobierno siguiente. Entonces estallaron las bombas. Sabemos ahora que al cabo de pocas horas la policía española le había dicho al gobierno que, por lo que habían deducido de una bomba que no había estallado y del análisis de su composición, era prácticamente seguro que no podía haber sido ETA la responsable, sino probablemente un grupo vinculado con Al Qaeda. El gobierno silenció esa información y siguió acusando a ETA como responsable. La intención política era clara: en primer lugar, Aznar y el PP han estado tan obsesionados con ETA como George Bush y los neoconservadores con Saddam Hussein e Iraq. Ni Aznar ni Bush querían que la atención se dirigiera hacia Al Qaeda. Además, Aznar era consciente de que en las elecciones que se debían celebrar al cabo de tres días, si se concluía que las bombas eran responsabilidad de Al Qaeda, los votantes españoles podrían pensar que ése era el pago por la implicación española en la invasión de Iraq, especialmente porque la abrumadora mayoría de los votantes (incluidos los del PP) habían dejado claro en 2003 que se oponían a la implicación de España en la guerra.

Por eso Aznar lanzó la gran mentira, y lo hizo personalmente. Sin embargo, el viernes la policía española amenazó dejar al gobierno en evidencia porque no deseaba ser acusada de incompetencia, y el ministro del Interior tuvo que ceder terreno y sugerir que el gobierno investigaba a todos los posibles sospechosos, aunque seguía creyendo que ETA era el más probable. Pero las pruebas en contra iban creciendo y el sábado hubo manifestaciones en toda España denunciando al gobierno por engañar al país. Varios directores de periódicos dijeron que lamentaban personalmente los editoriales que habían escrito el día antes y que Aznar les había engañado. Y el domingo, el gobierno saliente perdió las elecciones. El líder socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, anunció inmediatamente que cumpliría su promesa electoral (muy anterior al estallido de las bombas) de retirar las tropas españolas de Iraq el 30 de junio. Se espera que el nuevo gobierno reanude las discusiones sobre una mayor descentralización en España, especialmente porque los partidos nacionalistas también resultaron beneficiados de la reacción contra Aznar. Y el futuro primer ministro español voló inmediatamente a París para debatir con el presidente Chirac su deseo de reintegrarse en Europa y de aprobar la nueva constitución de la Unión Europea. El ministro del Interior en funciones ha tardado dos semanas en reconocer que no había ninguna prueba que demostrara la implicación de ETA.

El estallido de las bombas en España ha repercutido en el mundo entero. Varios pequeños países latinoamericanos han anunciado que seguirían el ejemplo español retirando sus tropas de Iraq (Honduras ha sido el más explícito), y Europa volvía a cobrar relevancia espectacularmente. Los polacos han indicado que no podían convertirse en el único pagano y que revisarían su posición. Los defensores de la administración Bush han comenzado su acostumbrada campaña de difamación. Los españoles, según dicen, son unos cobardes que se han rendido al terrorismo. Esto no ha influido apenas en la gente, ni en España ni en otros países de Europa, ya que resulta manifiestamente ajeno a la realidad española.

La irrelevancia de esa campaña de difamación era especialmente patente, dado que la semana siguiente la administración Bush sufrió un ataque parecido por deformar deliberadamente la situación mundial, engañando al pueblo estadounidense. Richard Clarke, el principal funcionario antiterrorista de la administración Bush (como lo había sido en las tres administraciones anteriores) ha denunciado a Bush y a sus principales colegas por ignorar deliberadamente a Al Qaeda en 2001 a fin de seguir situando a Iraq como problema principal, precisamente en los días anteriores y posteriores al 11 de Septiembre. Bush y Aznar están hechos de la misma pasta, y las dos situaciones son notablemente parecidas.

Las acusaciones de Clarke no se desvanecerán y están agitando el mismo tipo de intranquilidad entre los votantes que ha enviado al paro a Aznar, tanto más cuanto que sus acusaciones han sido secundadas por otras personas muy bien situadas para saber lo que se dijo en los círculos más altos de la administración Bush en 2001: dos lugartenientes de Clarke; el antiguo secretario del Tesoro Paul O'Neill; el general Donald Kerrick, antiguo viceconsejero de Seguridad Nacional; y otros varios en posiciones clave. Para la votación sobre la reelección de Bush faltan todavía meses, y no días, por lo que quizá tenga tiempo de recuperarse, pero el 30 de junio, cuando Estados Unidos espera instalar un gobierno iraquí soberano, probablemente no podrá traer a casa tantas tropas como esperaba, y por tanto no obtendrá el crédito electoral que eso le podría aportar. Europa no parece dispuesta a acomodarse a las obsesiones de Bush, y éste podría hacer bien en recordar lo que dijo el primer presidente republicano de Estados Unidos, Abraham Lincoln: "Se puede engañar a todo el mundo por un momento, y a alguna gente todo el tiempo, pero no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo".

Comentario de 1.º de abril de 2004. Copyright de Immanuel Wallerstein. Todos los derechos de reproducción reservados. Los Comentarios pueden bajarse al disco duro, remitirse a otros vía correo electrónico o colgarse en sitios no comerciales de Internet, siempre que el texto permanezca íntegro y se reproduzca la nota del copyright.

Cuando poco es mucho,
cuando lo pequeño es grande

En estos últimos días hemos asistido a una de las batallas más importantes y audaces libradas por nuestra joven, y a veces no excesivamente bella, democracia. Es probable que pronto sea olvidada en los anales oficiales de nuestros sistema político -a los ganadores finales no les es grato gobernar con deudas pendientes, prefieren pensar que sólo se deben algo a ellos mismos, y finalmente creer que es el pueblo quien debe tributarles gratitud-, pero hay lecciones que vale la pena no olvidar. Sobre todo por los de abajo. Con ellas maduran y, en el fondo, hacen madurar a todo nuestro sistema político. Algo de ello ya había en el grito "no nos falles" con el que fue recibido el nuevo poder constituido. Aunque fueron otros gritos, y otras músicas, las que determinaron todo lo que estaba en juego durante estas jornadas.

Después de los peores atentados de nuestra democracia, una verdad demasiado dolorosa se hacía evidente. Para todos aquellos que pensaban que las "gallinas no vuelven por la noche al corral", tal como recordaba Malcolm X durante la guerra de Vietnam, podíamos seguir viviendo en nuestra burbuja de prosperidad occidental independientemente de aquellos actos que en nuestro nombre se apoyasen o se realizasen más allá de nuestras fronteras, o, incluso, no había contradicción entre estar en contra de la guerra y apoyar a unos nuevos mesías guerreros, ya que ellos representaban la madurez de los hombres y mujeres de estado, mientras nosotros manteníamos intactos nuestros virginales valores, acomodados en nuestros negocios, el sueño terminó. Y a pesar de ello, lo que le siguió no fue el despertar, sino la pesadilla. Ante esta verdad se impuso la mentira. Mentira organizada desde las altas esferas del poder. Mentira seguida por sus acólitos mediáticos. Mentira tan grande que incluso dentro del Estado encontró resistencias. Mentira que no puede ser definida de otra manera de lo que realmente es: un intento de golpe de estado mediático.

Y si, en esos momentos, era difícil percibir la verdad entre los organizadores de la confusión. Si era difícil verla sobre todo en algunos lugares del Estado, en el mismo centro del intento de golpe de estado mediático, fue un puñado de gentes los que trabajaron, larvadamente primero, para sacarla a la luz. Mientras los (des)informadores callaban, o tronaban sus embustes, preguntas sencillas fueron formuladas a nuestros líderes: ¿quiénes eran los culpables? Señalando que algo de culpabilidad había en ellos mismos, de otra forma no tendrían por qué esconder la verdad, no tendrían que huir de las manifestaciones que ellos mismos habían organizado. Manifestaciones, y caceroladas, que con sus gritos y sus ritmos juntaban dos hechos, aunque no fuera explícitamente, que nadie quería juntar, que ningún líder, ni los de la principal oposición, se atrevía a señalar: el terror y la guerra. O mejor dicho, en su orden justo, la guerra y el terror. Y eso desencadenó los hechos. Mientras los conspiradores contra la verdad acusaban a estas gentes de antidemocráticas, y algunas de nuestras organizaciones de izquierda no sabían, afanadas en mostrarse como organizaciones de orden, contestarles, una pequeña marea creció ante los centros simbólicos del poder gobernante. "No se puede votar sin saber la verdad" gritaban y con esta pequeña certeza ya señalaban que la verdad era la mentira y que la mentira estaba teñida de sangre, siempre lo había estado, pero ahora ya era nuestra sangre. Pequeñas verdades que fueron elaboradas por gente común y que fueron más allá, y con más efectividad, que cualquier complejidad política. El poder intentaba responder y, con cada respuesta, más evidente se hacía su falsedad.

Después muchos cambiaron su voto y muchos de los que no habían votado nunca, y que probablemente no volverán a votar, decidieron que había que acabar con la pesadilla. Lo increíble, lo imposible hasta ese momento, se encarnó: los golpistas no perdieron, fueron expulsados del poder. Ante lo cual, muchos de los que mintieron durante estos días cambiaron sus mentiras por otras en esa noche. Se salvó la democracia, pero lo que realmente se salvó fue nuestra dignidad como seres humanos libres. No luchamos por mucho, no estaba en juego una nueva sociedad, ni siquiera una vida mejor para los que menos tienen, sólo nuestra libertad de pensar libremente. Y movía a asombro ver a militantes de los movimientos sociales más radicales, aquellos que nunca han creído en la democracia formal, mezclados con persones normales y corrientes, y cómo, conjuntamente, percibían una realidad que no podía dejar de impulsarlos: una vez la mentira organizada a niveles extremos hubiese triunfado, no había vuelta atrás. Sería el poder sin ataduras, el poder que sabía que ya no había limites en su vanidad, necedad y ambición. Era la posibilidad que una pesadilla se volviese real marcando ya definitivamente nuestras vidas y ante ella volvimos a confiar en nosotros mismos, desconfiados de todo como somos, y a confiar en los demás y esa realidad nos estremeció de nuevo.

Vale la pena seguir recordando: recordar qué hizo cada uno durante esos días, recordar que aún podemos confiar en nosotros y que los lemas de esas noches son un tributo que los gobernantes deben al pueblo. "Los soldados a casa", no mañana, hoy. [Junius]

Las dificultades
para una justicia penal internacional

Es conocida la posición unilateral de Estados Unidos: tardó cuarenta años en ratificar la Convención sobre el Genocidio, 28 para la convención sobre la discriminación racial, 26 para el acuerdo sobre los derechos civiles y políticos; y ahora la manzana en discordia es la Corte Penal Internacional, en origen ideada como un lugar de jurisdicción sin límites territoriales, para el gobierno universal de los jueces sobre las personas, en materia de delitos contra la humanidad. Pero la UE tampoco le va a la zaga: ha ratificado esta jurisdicción porque es complementaria a las jurisdicciones nacionales, lo que hace bastante improbable el enjuiciamiento de europeos ante la Corte. El asunto Pinochet fue un intento fallido de las políticas extradicionales para engrasar los motores en cumplimiento del viejo compromiso internacional para que la Convención de Ginebra tomara forma más allá de las fronteras. Está olvidado y se dan pasos atrás: una primera Resolución del Parlamento Europeo ha sido rectificada, y se permitirán los tratados de inmunidad con los terceros Estados no firmantes del Estatuto, eso sí, "siempre que se considere una operación para la paz internacional".

Con todo, el ensayo general sobre la justicia universal iniciará pronto su andadura y hasta el Consejo de Seguridad ha considerado pertinente prorrogar las patentes de corso entre los señores de la guerra. Lo políticamente más correcto ha sido que la Fiscalía examine las situaciones de poco peso internacional; las matanzas étnicas de Ituri, República Democrática del Congo, están entre las nominadas. Nada que objetar sobre el fondo. De lo que se trata es de echarse al monte de una vez, y no hay Estado o jurisdicción nacional que garantice, más allá de las buenas intenciones, la igualdad de sus ciudadanos ante la ley. En lo universal, como dentro de las fronteras, el Poder se decide en la bolsa de valores, sean armas en busca de mercados para el consumo globalizado, sean pasaportes cotizando al alza por el valor añadido de la impunidad que adquieren. En definitiva, el mundo de siempre, dentro y fuera de las fronteras, con los ciudadanos y los otros, los individuos "sin papeles" o con pasaportes desvalorizados, a quienes ahora la Corte podrá juzgar en su intento por prevenir el universal salvajismo del hombre.

En 2001, Bélgica condenó a dos monjas ruandesas por su participación en el genocidio de 1994. Una ley, llamada también de "competencia universal", rescataba así para los tribunales belgas el derecho de Nuremberg sobre la responsabilidad internacional de los individuos, con independencia de la nacionalidad y del lugar de comisión. Las personas, víctimas, culpables, vencidos, vencedores, instigadores o marionetas de conflictos personales, civiles o bélicos, encuentran en el proceso judicial de los Estados el cauce por donde discurre la defensa individual de sus intereses hasta llegar a una resolución definitiva; si, en primera instancia, una sentencia penal marca su huella de violencia privándoles de la libertad, como en el caso de las monjas, o de la vida, allí donde la pena de muerte subsiste lo hace legitimada por este sistema garantista, donde los goznes del aparato se abren a una segunda oportunidad: la apelación ante una instancia independiente del primer juzgador, los tribunales superiores.

En organizaciones supranacionales como el Consejo de Europa, este circuito se cierra, además, fuera del Estado. La ley belga, considerada "diplomáticamente" incorrecta -la audiencia preliminar contra A. Sharon y la amenaza de Estados Unidos de no enviar funcionarios hicieron lo suyo-, fue derogada muy pronto. Para las todavía supuestas genocidas condenadas en Bélgica, el recurso ante el Tribunal de los Derechos Humanos de Estrasburgo significará ser oídas ante una jurisdicción internacional independiente de las nacionales. Aunque formalmente muy restringida, y con resoluciones de eficacia sobre todo moral, esta alta instancia funciona como garantía para el individuo -para acudir a Estrasburgo no es obligado ser nacional del Estado miembro que ha violentado el derecho fundamental- y como consecuencia del principio de justicia universal que obliga a los Estados contratantes al respeto de los derechos del hombre.

A diferencia de los Tribunales Internacionales ad hoc, la Corte Penal de la Haya tiene un carácter permanente, su Fiscalía es independiente del Consejo de Seguridad y se posibilita la personación procesal de las víctimas. Pero, desde una óptica garantista, para la persona, ese objeto propio del enjuiciamiento, el esquema tradicional de defensa continúa debilitándose. Como con la ex Yugoeslavia, como con Ruanda, todo se cocinará en casa, de puertas adentro. ¿Ante qué instancia superior e independiente acudirán los que vean conculcados sus derechos por la sentencia dictada en primera instancia? Cualquiera que sea la pretensión solicitada por la víctima, o por el verdugo, la sentencia definitiva la decidirá la Sección de Apelaciones de la CPI que, aunque con magistrados distintos, integra el mismo edificio, responde a la misma autoridad, cumple con un mismo mandato internacional; una independencia que resulta comprometida por tratarse de una misma y única institución.

Una oportunidad desaprovechada, pues cuando se discutía el Estatuto de Roma existieron propuestas para hacer de la Corte Penal un tribunal universal de apelación contra las resoluciones nacionales sobre los crímenes contra la humanidad. En lógica, si el carácter universal del derecho de Nuremberg ha penetrado en las normativas internas inyectando tipicidad en nuestros códigos penales, la defensa de la persona debería encontrar una alzada internacional e independiente de las nacionales para revisar las sentencias en una materia tan sujeta a intereses políticos. Aunque, en definitiva, los que gocen de salvoconductos concedidos por un Estado protector tampoco se han de preocupar. [Juan Merelo-Barberá]

Transgénicos y consumo

En 1999 se produjeron en Inglaterra una serie de acciones directas de activistas contrarios a la siembra de semillas modificadas genéticamente: razzias nocturnas contra campos de maíz, que acababan con la intervención de la policía y a veces ante el juez, que la mayoría de las veces simpatizaba con los puntos de vista de los activistas. Desde entonces, aquellas acciones junto a una campaña más amplia, han conseguido que los alimentos modificados de las grandes empresas biotecnológicas no hayan invadido las estanterías de los supermercados, aunque sospechemos que se encuentran en algunos de los alimentos que consumimos.

Ahora una nueva legislación intenta abrir la puerta a estos alimentos con la excusa de la trazabilidad. Es decir, la indicación de la presencia de esos productos en los alimentos de consumo humano, para que los consumidores puedan escoger. ¿Pero se puede escoger realmente?

¿Qué es lo que ocurre con los alimentos modificados genéticamente? Estos alimentos no tienen nada que ver con los conseguidos tradicionalmente seleccionando variedades para lograr un mejor producto. Por poner un ejemplo, la soja modificada de Monsanto tiene genes de una bacteria y de un virus en su DNA y nadie sabe cuáles son o pudieran ser sus efectos a largo plazo sobre la salud humana o el medioambiente.

Lo que sí sabemos es que el polen de estas plantas, arrastrado por el viento, provoca una polinización cruzada, es decir "invade" las plantas no modificadas genéticamente, con lo que va más allá de las fronteras impuestas por los agricultores.

Y también que: "En un pueblo de Filipinas la mayoría de familias que viven alrededor de campos de maíz transgénico tuvieron este año problemas respiratorios. Les dijeron que era la gripe, pero cuatro de las familias que salieron por un tiempo a otras zonas se curaron. Al regresar a sus casas volvieron a aparecer los síntomas. A partir de esta situación el director del Norwegian Institute for Gene Ecology presentó resultados concretos: las muestras de sangre contenían anticuerpos indicadores de respuesta inmunológica a la presencia de la toxina que contiene el maíz transgénico sembrado. Para entendernos, confirmaba que los síntomas de las familias campesinas se deberían a alergias producidas por el polen de maíz transgénico que inhalaron en los campos". (El Periódico, 16-IV-2004).

Y también son sospechosos por otra razón: las grandes empresas se apropiarían de algunos de los tramos más importantes de la cadena alimentaria por medio de patentes sobre sus nuevos productos. Todos los granjeros que planten soja de Monsanto tienen que pagarle royalties y también comprarles anualmente nuevas semillas. Así se acabaría con la milenaria tradición de guardar semillas para la siembra, con lo que los agricultores sólo serían un eslabón más para aumentar los beneficios de las multinacionales.

A la modificación genética se la ha intentado justificar diciendo que aumentaría la producción y que "alimentaría al mundo", pero son argumentos tan vacíos como interesados. Lo que sí está claro es que es destructiva para el medio ambiente: la soja de Monsanto estaba modificada para resistir el herbicida de amplio espectro que fabrica la propia empresa, el Roundup. Eso quiere decir que sobrevivirá a sus efectos mientras que todas las demás plantas de los campos tratados con ese herbicida desaparecerán, y con ello se acelerará la desaparición de la biodiversidad y el equilibrio natural del ecosistema.

Pero quizá lo más terrible sea que la polución genética, en cuanto se extienda y se incorpore al DNA de otros seres vivos jamás tendrá marcha atrás. Los seres vivos transmiten a su descendencia los genes alterados e incluso pueden transmitirlos a otras especies a través de virus. Puede producirse cualquier tipo de mutación que esparza por doquier terribles e inesperados "efectos colaterales" imposibles de erradicar. En cuanto se planten semillas modificadas en gran escala ya no habrá vuelta atrás. [Fuente: Greenpeace. Selección y traducción de Víctor Cassi.]

 

La biblioteca de Babel

José Luis Espejo, Alto riesgo. Los costes del progreso
Fapa Ediciones, Barcelona, 2003 (286 págs.)
Obra de divulgación sobre los principales problemas de medio ambiente, seguridad alimenticia, salud, calidad de vida, etc. generados por el mal llamado progreso técnico. Describe hechos y procesos vinculados al productivismo y al consumismo que configuran graves amenazas para la supervivencia humana, sin incurrir en posturas alarmistas ni tampoco complacencias optimistas. Datos, opiniones y comentarios se fundan en fuentes solventes que recoge detalladamente la bibliografía. Esta obra constituye, pues, una buena síntesis de la principal información hoy disponible sobre las desastrosas consecuencias del desarrollismo sin control.  Examina, entre otras, cuestiones como la clonación, la manipulación genética, los contaminantes químicos de los alimentos, los productos transgénicos, prácticas médicas incorrectas o abusivas, contaminantes presentes en el hogar, etc. Incluye útiles relaciones detalladas de colorantes, conservantes, antioxidantes, edulcorantes, aromatizantes y potenciadores del sabor de los alimentos; pruebas médicas problemáticas. Aborda también los principios de la guerra biológica y del bioterrorismo. De todo ello da cuenta de modo breve desde el rigor en los datos científicos y con un estilo informativo de fácil lectura. Me parece, pues, que esta obra alcanza su objetivo: proporcionar información comprensible sobre los actuales problemas y peligros futuros de un modo de vida insostenible que conduce aceleradamente hacia el fracaso colectivo. [María Rosa Borrás]

Paul Krugman, El gran engaño
Trad. de Isabel Campos Adrados, Crítica, Barcelona, 2004 (382 págs.)
Recopilación de artículos publicados, la mayoría, en The New York Times entre el 2000 y el 2003. El autor, gran especialista en economía internacional, explica cómo se ha visto obligado a comentar temas de política interior, dadas las circunstancias por las que atraviesa Estados Unidos. La obra se divide en cinco partes, con sus correspondientes introducciones, que agrupan los artículos en función de grandes temáticas (16 capítulos) según indican los títulos de síntesis. Incluye también un detallado índice alfabético de nombres y temas que resulta muy útil. Dos escritos iniciales inéditos extensos (Prefacio e Introducción) sitúan la recopilación como crónica de la historia explicativa de cómo y por qué se ha apoderado de la gestión política y económica el pensamiento grupal de la extrema derecha americana. Sobre todo la Introducción general resulta muy interesante por la detallada descripción de los mecanismos que han hecho posible la ruptura con la legitimidad del sistema: objetivos no declarados de la extrema derecha. Krugman considera que los ejes de ese envolvente gran engaño para la toma y ejercicio del poder son la mentira sistemática, la generalización de la corrupción y la incompetencia (irresponsabilidad) del

extenso y rígido equipo del gobierno de Bush. Algo muy podrido ha de haber en el estado del capitalismo norteamericano, dice Krugman, que ha hecho posible la imposición de la ineficacia y de la deshonestidad en la actual política de la guerra sin que haya habido ni tan siquiera la percepción de lo que estaba ocurriendo. Y a ese gran engaño ha de sucederle una "gran reacción" que ponga fin a esta ofensiva de destrucción. Ver y contar la verdad de lo que está pasando, por parte de todos, ha de ser el modo de recuperar el clima de tolerancia, generosidad y antimilitarismo que termine con el gran engaño.

Se aprende mucho leyendo autores como éste. Aunque sus críticas se sitúan dentro de la aceptación del sistema capitalista, no por ello dejan de ser ciertas e instructivas acerca de mecanismos de fracaso social (mentira, corrupción e incompetencia) que también se han señalado como característicos de otros procesos de autodestrucción social. Y además presenta mucho interés su reflexión sobre las insuficiencias en la percepción de lo que desde hace mucho tiempo se estaba gestando en la extrema derecha americana. [María Rosa Borrás]

Juan Goytisolo, El lucernario. La pasión crítica de Manuel Azaña
Península, Barcelona, 2004
Planteada como un deber moral frente a la demolición de la figura del Manuel Azaña practicada, sobre todo, por el nacionalcatolicismo, la última obra de Juan Goytisolo es una lúcida aproximación crítica a la creatividad literaria del último presidente de la Segunda República, a partir de sus novelas El jardín de los frailes y Fresdeval, los ensayos de Plumas y palabras, el diálogo La velada de Benicarló y la traducción de La biblia en España de G. Borrow. El conocedor de las memorias políticas de Azaña (Mondadori y Crítica) encontrará aquí una revisitación, desde su menos conocida faceta literaria, de su preocupación ante al cáncer de la ideología retrocastellanista y retroconservadora española que recorre nuestra historia moderna y contemporánea. Un aspecto presente en la guerra civil y, sin ir tan lejos, en los gobiernos Aznar, como se ocupa de poner mordazmente en evidencia Goytisolo en este recomendable ensayo. [Antonio Giménez Merino]

Foro de Webs

Objeción Fiscal 2004
Página en catalán y castellano con Guía práctica para la Objeción Fiscal en la Declaración de Renta 2004. Argumentario sobre la objeción fiscal y otros proyectos y documentos relacionados con los gastos militares.
web: file:///C:/Documents%20and%20Settings/Román%20Reyes/Configuración%20local/Archivos%20temporales%20de%20Internet/Content.IE5/6P2XIJQ7/www.objecciofiscal.org
De qué va realmente el Fórum 2004
Página crítica sobre el Forum 2004 de Barcelona. En catalán, castellano e inglés. Con un mapa sobre las empresas patrocinadoras y los espacios con conflictos relacionados con el Fórum y una relación de 23 enlaces a organizaciones y campañas críticas del "evento".
web: http://www.forumbcn2004.org/
Observatorio Desc
Observatorio sobre el cumplimiento de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en los Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Entidad formada por diecisiete organizaciones (entre ONGs de desarrollo, paz, derechos humanos, sindicatos) y cinco observadores. Desde su página de inicio puede accederse a un interesante Informe sobre las violaciones a los derechos a la vivienda, el trabajo, los derechos de los inmigrantes y la obligación internacional de cooperación del Estado español.
web: http://www.descweb.org/
Web VERDE Deuda Ecológica
Portal dedicado al tema de la Deuda Ecológica del Norte con el Sur, coordinado por el grupo Acción Ecológica de Ecuador, cuya página web, http://www.accionecologica.org/ accionecologica, tiene también su interés por la variedad de temas, documentos y enlaces que proporciona. La coordinación temática de la página sobre la Deuda Ecológica corre a cargo de Joan Martínez Allier y Aurora Donoso. Con artículos, documentos y otros materiales sobre la Deuda Ecológica y una breve pero buena relación de enlaces a otras páginas sobre el mismo asunto.
web http://www.deudaecologica.org/index.html

[Sección a cargo de Víctor Ríos]

Revista mientras tanto

Número 90
Notas sobre El nuevo gobierno y la economía; PSOE otra vez: diferencias y parecidos; Terrorismo de Al Qaida; La creciente desnaturalización de Izquierda Unida.
Artículos Paul Farmer, "Una realidad horriblemente interesante"; Xavier Domenech, "El cambio político desde abajo"; Josep Torrell, "A propósito de Portabella"; Daniel Pereyra, "Argentina: militares torturadores"; Gilberto López, "Autonomías indígenas en México"; Joaquim Sempere, "El combate contra el mito mercado libre y sus efectos para el proyecto socialista".

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