¡Viva el 1º de mayo!
El
1º de mayo casi se ha convertido en un mero acto ritual al que
sólo acuden los funcionarios sindicales y un reducido puñado
de simpatizantes, más románticos o “tradicionalistas”
que otra cosa. Nadie percibe en estas manifestaciones una verdadera
sensación de lucha, de movimiento, de respuesta social a la injusticia.
Ni tampoco las movilizaciones “alternativas” que algunos
sectores radicales organizan en las grandes ciudades responden a un
proceso real de impugnación de las grandes burocracias sindicales,
Parecen más bien, ellas también, la simplista necesidad
de “marcar territorio” por parte de unos sectores más
preocupados por su autoafirmación que por colaborar al desarrollo
de verdaderas alternativas. Una triste representación que no
hace sino reflejar la desorganización de las clases trabajadoras
y el desconcierto de los que pretenden liderarlas.
Una
de las grandes victorias de la contrarrevolución neoliberal ha
sido, precisamente, la de oscurecer la estructura clasista de las sociedades,
devaluar el papel del trabajo subordinado y ridiculizar los proyectos
utópicos sobre los que las grandes masas de explotados asentaban
sus demandas más inmediatas de mejora y justicia social. Realmente
la maniobra ha sido meritoria, cuando se constata que el empleo asalariado
no ha dejado de perder peso, cuando la condición de asalariado
ha recuperado el lado de inseguridad económica que siempre tuvo
y cuando las desigualdades son, de nuevo, crecientes. No es que el pasado
fuera un camino de rosas, pero si alguna vez pudo fraguarse un utopismo
reformista, éste ha sido en gran medida sepultado por las políticas
de globalización, flexibilización y ajuste que predominan
en estos tiempos de hierro. Igual que en los siglos XVI y XVII en algunos
países se produjo una “segunda enfeudalización”,
retornando formas de control sobre los campesinos que las revueltas
de siglos anteriores parecían haber abolido, parece que hoy vivamos
una segunda primavera del capital en la que gran parte de los asalariados
no encuentran el momento de tocar fondo.
Y
es precisamente en este contexto de capitalismo impúdico, con
la muestra ostentosa de inmorales ingresos por parte de los grandes
directivos (el otro día un amigo realizó un cálculo
a ojímetro: el Presidente de “su” banco
gana más de 30.000 € diarios, lo que convierte hasta a Rajoy
en un paupérrimo proletario) o la proliferación de tiendas
y revistas de gran lujo donde la mayoría de los mortales sólo
estamos invitados en calidad de mirones a distancia.
El
proceso que ha llevado a este descarrilamiento de la humanidad ha sido
tortuoso y en él han jugado muchos factores. No sólo los
provocados conscientemente por las clases dominantes, sino también
por el fracaso y la estulticia de las gentes de izquierda. Incapaces
de realizar una lectura crítica y creativa de los fracasos de
los proyectos alternativos o de los meros intentos de reforma. Pero
también porque cuando las cosas han ido maldadas a menudo sólo
hemos sido capaces de mimetizar las propuestas del enemigo o entrar
en un proceso de autoculpabilización cainita que no hace sino
ahondar en la propia debilidad. Cuando uno percibe tanto progre
hablando de cosas como el capital humano, la competitividad, la flexiseguridad,
el crecimiento económico o la ley de la oferta y la demanda con
un desconocimiento total del contexto intelectual, profundamente reaccionario
y antisindical, en el que se han construido, percibe que el tamaño
de la derrota es profundo. Cuando uno advierte que en determinadas franjas
de la izquierda el enemigo principal, o al menos al que se combate más
directamente, son las estructuras de la izquierda reformista (política
o sindical), llega a pensar que verdaderamente la subversión
de nuestra capacidad de pensar ha sido total.
Y
es todo esto lo que uno desearía que el 1º de mayo volviera
a representar. Un momento de acción simbólica en el que
oponer ideas de un orden social alternativo a la despiadada dictadura
del capital. Como hicieron los antepasados que se dejaron la piel por
la jornada de 8 horas y el establecimiento de numerosos recortes al
poder del capital. Un momento de agitación y debate que permitiera
fraguar el reconocimiento del elevado grado de dependencia social que
padece la inmensa mayoría de la sociedad. Un impulso a la reflexión
para nuevos proyectos de transformación social que deben necesariamente
incorporar todas las cosas aprendidas en el camino (lo indeseable de
la gestión de las autocracias burocráticas, la indeseabilidad
del crecimiento económico, la necesidad de acabar con el patriarcado,
de ampliar nuestra visión de las necesidades sociales...)
Es
demasiado pedirles a nuestros temerosos y aquilatados dirigentes sindicales
que asuman la fuerza motora de este cambio. Aunque es también
excesivo culparles sistemáticamente de traición social,
y no reconocer que gracias a esas estructuras sindicales sin duda fosilizadas,
se siguen canalizando muchas de las denuncias de los abusos del poder
y se sigue acotando el poder capitalista. Quizás sea también
demasiado pedir a la gente que ha padecido este exceso de moderación,
o que simplemente tiene miras utópicas más exigentes,
que sea condescendiente con estas organizaciones. Pero uno no renuncia
a la utopía, y uno de los componentes de la misma es la reconstrucción
de espacios que permitan cohabitar a las diferentes fuerzas y sensibilidades
que en lo fundamental construyen respuestas a la explotación
cotidiana.
Y
es en este mismo sentido que me atrevo a presentar unos cuantos argumentos
a favor de seguir participando en las movilizaciones del 1º de
mayo, aunque uno no vaya a las mismas con las dosis de entusiasmo con
el que se puede ir a movilizaciones más activas. A pensar que,
a pesar de su devaluación, manifestarse el 1º de mayo (cada
cual con quien prefiera, pero respetuoso con el resto) sigue valiendo
el esfuerzo:
-
Porque se trata de la única fiesta del calendario que procede
de una lucha de los y las que siempre han tenido pocos derechos
- Porque hay que aprender de otros movimientos, como el feminista que
no deja de movilizarse cada 8 de marzo
- Porque la propia fecha permite la existencia de una respuesta internacional,
que pone de manifiesto que la explotación es planetaria
- Porque la desaparición de la explotación clasista ha
sido decretada desde los núcleos de pensamiento reaccionario
y no nos queremos conformar con sus imperativos
- Porque para luchar por derechos siempre es mejor una manifestación
de gente organizada (aunque pidan poco y se tomen la lucha con calma)
que las fiestas solidarias, que recuerdan demasiado la caridad que hace
inferior a quien la recibe
- Porque si vamos muchas personas quizás los líderes empiecen
a perder el miedo
- Porque es una posibilidad de encontrarte con alguien con el que has
compartido luchas, o conocer otras nuevas, o charlar un rato sobre lo
que podríamos hacer
- Porque es una actividad que no se transmite en directo por televisión
(como sí ocurre con los desfiles militares o las procesiones)
- Porque cambiar el mundo quizás también exija crear ritos
alternativos y éste ya funciona (aunque poco)
- Porque siempre hay que aprovechar la posibilidad de denunciar las
injusticias y exigir transformaciones, aunque sean con sordina
- Porque los grandes empresarios y los gurús intelectuales
sacan pecho con el desprestigio de la lucha obrera
- Porque hay una y mil otras buenas razones que tu también puedes
aportar
[Albert
Recio]
Las mujeres trabajadoras frente al derecho
Los
criterios con los que se asignan derechos y deberes y con los que se
reconoce la contribución de las personas a la sociedad reflejan
una cierta concepción de la igualdad, de la diversidad o de la
solidaridad. A pocos días del 1 de mayo, y en el contexto de
la flamante aprobación de la Ley para la Igualdad efectiva entre
mujeres y hombres, el Tribunal Constitucional español ha tenido
la oportunidad de pronunciarse sobre la suya. Y no lo ha hecho de manera
particularmente feliz.
El
caso en cuestión era más o menos el siguiente: durante
su carrera laboral, una mujer había decidido acogerse a la reducción
de jornada prevista en el Estatuto de los Trabajadores para cuidar de
su hija menor y de su madre. Tiempo después, una incapacidad
permanente la obligó a dejar su empleo. Al calculársele
la pensión, se le fijó un monto reducido en proporción
al tiempo que había dedicado a las tareas de cuidado familiar.
La mujer protestó y llevó su caso a los juzgados. El juez
de primera instancia expresó al Tribunal Constitucional sus dudas
acerca de la constitucionalidad de la normativa de seguridad social
entonces aplicable al caso. En su opinión, la distinción
entre el derecho de pensión de las trabajadoras y los trabajadores
a tiempo completo y el de quienes se hubieran acogido a la reducción
de jornada para cuidar a sus familiares podía reputarse discriminatoria.
Sobre todo para las mujeres que, como prueban las estadísticas,
son quienes mayoritariamente optan por esta posibilidad para conciliar
la vida laboral y familiar.
Diez
de los doce miembros del Tribunal Constitucional decidieron no admitir
a trámite la duda del juez por considerarla “notoriamente
infundada”. Para la mayoría del Tribunal, la percepción
de una pensión menor a causa de la reducción de jornada
laboral resultaba perfectamente compatible con la «lógica
contributiva» del sistema de Seguridad Social. Si se había
“contribuido” menos, era lógico que se accediera
al derecho de manera menguada.
Dos
miembros del Tribunal discreparon del voto mayoritario: su presidenta,
María Emilia Casas, y la magistrada Elisa Pérez Vera.
En su opinión, el Tribunal debería haber razonado de otro
modo. Solicitar la reducción de jornada para cuidar de los familiares
no sólo es un derecho legal, recogido en el Estatuto de los Trabajadores.
Es un derecho amparado por la propia Constitución española,
que consagra de manera específica la protección jurídica,
económica y social de la familia. El ejercicio de ese derecho
no puede causar un perjuicio a quien lo ejerce, condenándole,
como en este caso, a recibir una pensión menor que si hubiera
trabajado a jornada completa. Existirían razones de peso, por
tanto, para discutir si la ausencia en la legislación de seguridad
social de una cláusula específica que permita cubrir esos
casos no constituiría un supuesto de discriminación y
un menoscabo del derecho a la seguridad social recogido en la Constitución.
Que
un recurso como éste no haya sido ni siquiera admitido a trámite,
y que la discrepancia con la decisión haya provenido de las dos
únicas mujeres del Tribunal, es significativo. Ante todo revela
que la simple aprobación de leyes no comporta una automática
transformación de la realidad. Y que, a pesar de ellas, las resistencias
al reconocimiento del trabajo doméstico y de cuidado como auténtico
trabajo y, sobre todo, como contribución social en la que fundar
el reconocimiento pleno de derechos, siguen siendo férreas. Incluso
entre los órganos encargados de hacer valer jurídicamente
esos derechos.
Otro
1º de mayo y un mismo recordatorio: las tareas de cuidado, incluso
en las llamadas “sociedades desarrolladas”, siguen siendo
realizadas principalmente por mujeres. Y entre éstas, por las
más pobres o en mayor situación de vulnerabilidad, como
las trabajadoras inmigrantes. A pesar de que son fundamentales para
la reproducción social y para la satisfacción de necesidades
materiales y afectivas, dichas tareas son las menos valoradas a la hora
de reconocer derechos. Que la situación se revierta depende de
muchos factores. De que las mujeres se incorporen en condiciones dignas
y con capacidad de decisión al mundo político, laboral,
económico y cultural, sí. Pero también de que los
hombres “entren” al espacio doméstico para cumplir
con sus deberes de contribución. Y de que los poderes públicos,
más allá de las declaraciones cosméticas, se tomen
en serio la importancia que el trabajo de cuidado tiene para la reproducción
de la sociedad. Mientras tanto, cuestiones como la planteada al Tribunal
Constitucional seguirán resultando a la vista de muchos demandas
“notoriamente infundadas”, poco merecedoras de discusiones
y reivindicaciones más profundas.
[Ana
Sánchez y Gerardo Pisarello]
Curso de economía recreativa
Salarios
de directivos, oferta y demanda
Los
igualitarios estamos de enhorabuena. Pronto van a empezar a cambiar
las estructuras organizativas de las empresas y a reducirse el peso
de las grandes burocracias empresariales. Como cualquier imbécil
sabe (la economía, imbécil, la economía), la ley
de la oferta y la demanda es inexorable.
Cuando
un producto tiene un precio muy alto se nos dice que la demanda caerá.
Si se trata de un factor de producción, cuando su precio es alto
los siempre racionales empresarios lo sustituirán por otro factor.
Cuando el precio del producto es alto, aumenta la oferta del mismo,
el mercado se satura y los precios caen. Si la ley es tan universal
como pretenden los manuales (catecismos) de economía, los altos
directos pueden echarse a temblar.
El
año pasado los ingresos de los altos directivos de las empresas
del ibex 35 aumentaron un 39%, bastante más que el IPC, los salarios
del resto de empleados nacionales y extranjeros.
Si
ser directivo es tan rentable podemos esperar un aumento de la oferta
de los mismos y la consiguiente competencia por obtener un empleo que
no hará sino provocar el derrumbe de estos altos salarios. Uno
ya intuye el nacimiento de un ejército de reserva de directivos.
Si
salen tan caros a las empresas, éstas se verán forzadas
a reducir la demanda de directivos y buscar alternativas. Pueden por
ejemplo introducir innovaciones organizativas orientadas a reducir la
importancia de los altos ejecutivos y sustituirlos por cargos medios
más baratos; pueden fichar políticos en activo que también
dirigen organizaciones por bastante menos dinero, o pueden externalizar
la dirección contratando directivos chinos o coreanos (o simplemente
trasladando a estos países las oficinas centrales de las empresas.
El ahorro de costes repercutirá en mayor eficiencia social. Tenemos
una oportunidad de oro para convencer a nuestros empresarios que un
sistema autogestionario es más barato que uno piramidal. ¡Para
que luego venga un rojo y diga que el libre mercado es reaccionario!:
éste nos va a dar la oportunidad de eliminar de una vez por todas
a esos engominados e inaccesibles líderes empresariales A ver
si aprendéis a basar vuestras utopías en la sólida
base científica de la economía neoclásica.y os
dejáis de pamplinas. La utopía no está en el “Capital”
si no en los manuales de Económicas.
[El
meritorio de Chicago]
La buena periodista
El
día 21 de octubre de 2005 el New York Times publicó
un anuncio pagado titulado “Gracias Judith Miller”. El texto
estaba suscrito entre otros por Felipe González (expresidente
del gobierno español), Jesús de Polanco y Juan Luis Cebrián
(Presidente y Consejero Delegado de PRISA, la empresa propietaria del
diario El País). En él se glosaban las convicciones
y el valor de esa mujer y se la elogiaba por haber puesto un freno a
la corrupción. Se la presentaba, en definitiva, como un espejo
de virtudes y un modelo a seguir.
Pero
¿quién era (o es) la tal Judith Miller que suscitó
tales elogios en tan insignes personajes? Pues bien, Judith Miller (como
recientemente nos han recordado los medios de comunicación) era
en esa época periodista del propio New York Times. Saltó
a la fama por haber pasado 85 días en la cárcel tras haberse
negado a declarar quién le había filtrado la información
de que Valerie Plame era una agente encubierta de la CIA. Eso es lo
que pareció admirable a González, Polanco y Cebrián.
Sin embargo, su jefe y sus compañeros no pensaban lo mismo: el
director del The New York Times, Bill Kellery, escribió
en esos mismos días una carta a los miembros de la redacción,
diciendo que Miller había estado engañando al periódico
en relación con el Caso Plame y una colega publicó un
artículo sobre ella titulado “Mujer de destrucción
masiva”.
El
trasfondo del asunto ha vuelto a las páginas de los periódicos
estos días a causa de Lewis Lobby —más conocido
como Scooter por esa extraña manía que tienen
los estadounidenses de poner apodos a sus políticos como si fueran
toreros—. Scooter, ex jefe de gabinete del vicepresidente
norteamericano Cheney, fue declarado culpable el 6 de marzo de mentir
y obstruir la labor de la justicia en el Caso Plame.
El
trasfondo de este caso es el siguiente: como se recordará Joseph
Wilson, diplomático y marido de Valerie Plame, recibió
en febrero de 2002 un encargo de la CIA para investigar si Irak intentaba
comprar uranio a Níger. Tras realizar un estudio sobre el terreno,
Wilson elaboró un informe diciendo que no había ninguna
prueba de que tal operación hubiera existido. Sin embargo, en
sus discursos pre-bélicos, tanto Bush como Cheney mantuvieron
la acusación. Ello llevó a Wilson a publicar un artículo
el 6 de julio de 2003 en el New York Times dando cuenta del
resultado de su investigación y acusando implícitamente
a Bush de estar mintiendo a la opinión pública para justificar
la invasión de Irak.
Cuando
a Cheney se le mostró el periódico con la noticia, parece
que reaccionó al más puro estilo de capo mafioso escribiendo
al margen: "¿Le mandó su mujer con gastos pagados?”
Esa anotación pudo ser suficiente para que Scooter entendiese
que había que castigar a Wilson: a) revelando la condición
de agente secreta de la CIA de Valerie Plame -lo que arruinaría
su carrera de espía, poniéndola en peligro a ella y a
su familia- y b) lanzando la sospecha de que Miss Plame había
incurrido en un caso de nepotismo al enviar a su marido al Níger.
Judith
Miller, a la que González, Polanco y Cebrián dan las gracias
tan encarecidamente en el anuncio pagado en el NYT, fue una
de las periodistas a las que se seleccionó para “filtrar”
esa información. Cuando fue interrogada por las autoridades que
investigaban el caso (revelar el nombre de un agente secreto es un delito
federal) se negó a revelar su fuente y por eso fue a la cárcel.
Ese es, pues, el modelo de periodista
que parece gustar a estos personajes: alguien que no abre la boca cuando
se trata de ocultar los actos delictivos de los gobernantes y que colabora
cuando hay que castigar a un “traidor” que los desvela.
Judith Miller es la “buena periodista”. El tipo de periodista
que realmente resulta del agrado del poder.
[José
Antonio Estévez]
Sociedad civil catalana, infraestructuras
y crisis de la democracia: algunos cuentos chinos
Por
Joaquín Dodero Curtani
"Quien
recurre a la sociedad civil como fórmula mágica
pronto se encontrará con una fórmula vacía"
[Norbert Lechner,
La problemática invocación de la sociedad civil]
Finalizado
el bochornoso espectáculo ofrecido por una buena parte de la
clase política catalana a lo largo del debate, negociación
y aprobación del nuevo Estatuto de autonomía de Cataluña,
parece haberse operado una mutación en el discurso político
del nacionalismo catalán en lo atinente a la cohesión
ciudadana: de un discurso de cuño espiritual y esencialista (mil
años de historia, el relato del mito fundacional de las cuatro
barras, etc.) a uno mucho más sólido y pragmático,
como es el del cemento y el ladrillo .
No es casual que tras los datos sobre
la baja participación ciudadana (tanto en el referéndum
del nuevo estatuto, como en las últimas elecciones autonómicas)
en los últimos meses hayan sido frecuentes los titulares de prensa
en los cuales se ha invocado a “la sociedad civil catalana”
como un todo indivisible. Estas invocaciones generalistas suelen acompañar
a demandas referentes a infraestructuras públicas, en especial
en materia de transporte. Este uso del marchamo “la sociedad civil
catalana” omite fracturas sociales y silencia intereses contrapuestos
que plantean tales o cuales reivindicaciones concretas.
Algunos
editoriales y comentaristas, en una muestra de papanatismo sin límites,
han bendecido la asunción de tales reivindicaciones de forma
acrítica, sin matices ni prioridades, como fórmula de
recuperación del maltrecho prestigio de la clase política
catalana. Da la impresión de que se pretende sustituir un sistema
de legitimación ciudadana obtenida por las urnas, por otro basado
directamente en la sociedad civil.
Los peligros que esto conlleva para la
democracia quedan ejemplificados en la morfología de un publicitado
Acto reivindicativo celebrado en nombre de esta, nuestra, sociedad civil.
El pasado 22 de marzo tuvo lugar en la elitista Escuela de negocios
IESE, vinculada al Opus Dei, un acto en el que se demandaba desde
Catalunya la gestión directa del Aeropuerto del Prat y la
obtención de conexiones transoceánicas para el mismo.
El acto fue convocado por la Cámara
de Comercio de Barcelona. De esta entidad hay que decir que obtuvo su
legitimación por una Sentencia del Tribunal Constitucional que
impuso la afiliación obligatoria a los comerciantes, y que en
sus últimas y recientes elecciones internas participó
el 3% de su censo electoral (9.000 comerciantes de un censo de 300.000).
Otro de los convocantes fue el Real Automóvil Clubde Cataluña
(RACC), un laberíntico combinado empresarial de sociedades mercantiles
y fundación privada que ha obtenido del poder político
el reconocimiento de representante de los conductores de automóvil.
El tercer convocante fue la patronal “Foment del Treball”.
No
creo que fuera el altruismo y el fervor patrio lo que reuniera en la
primera fila de los participantes en el acto al Director General del
omnipotente grupo “La Caixa”, al Consejero Delegado de Abertis
(concesionaria de autopistas y de la gestión de aeropuertos,
parkings, parques logísticos, etc., y participada por “La
Caixa”) o al Presidente de la Asociación de Promotores
de Cataluña (es decir, del sector “del tocho y del cemento”),
entre otros destacados patricios y directivos de grandes empresas.
En
el marco de tan democrático e ilustre acto, tras un breve discurso
de dos catedráticos de economía (uno ex-diputado socialista,
el otro ex-consejero de universidades en el periodo pujolista) y de
otro conocido Profesor de IESE, los convocantes se autoproclamaron comisionados
para plantear al Presidente Montilla —quien les recibió
inmediatamente— las reivindicaciones sobre el Aeropuerto del Prat.
Desde algunos editoriales se reclamó incluso que fueran recibidos
por el Presidente Rodríguez Zapatero.
No
parece que por esta senda vaya a obtenerse una gestión más
democrática de la empresa estatal Aena y del aeropuerto del Prat,
sino una privatización de la gestión del mismo.
Para
superar la crisis de la democracia liberal, alguien nos propone una
plutocracia.
La biblioteca de Babel
Celeste Arella, Cristina
Fernández Bessa, Gemma Nicolás Lazo, Julieta Vartabedian
Los pasos (in)visibles de la prostitución.
Estigma, persecución y vulneración de derechos de
las trabajadoras sexuales en Barcelona
Virus,
Barcelona, 2007, 280 págs. |
Hay
temas cuya discusión levanta ampollas: la prostitución
es hoy uno de ellos. Hay quienes están a favor de su
regulación como actividad laboral y quienes rechazan
de plano esta posibilidad. Los argumentos de fondo, e incluso
las premisas no siempre confesadas, plantean si el trabajo sexual
puede ser considerado como una libre elección legítima
de la persona o si, por el contrario, constituye una situación
de explotación y extorsión que la denigra. De
igual forma, se discute si supone una transgresión frente
al patriarcado o si es principalmente una de sus consecuencias.
Más allá de esto, o precisamente en medio de todo
esto, la prostitución es una realidad. Este libro recoge
un estudio que se ha centrado en el trabajo sexual desarrollado
mayoritariamente por mujeres inmigrantes en las calles de Barcelona.
Recoge las opiniones
|
de una buena parte de los distintos actores: policía,
entidades sociales, empresarios de locales de alterne, administraciones
públicas y trabajadoras. Expone las principales argumentaciones
en discusión, analiza las condiciones en las que se está
dando la prostitución, documenta la situación
de vulneración de los derechos de las trabajadoras sexuales
y fundamenta por qué es preciso reconocer legalmente
el trabajo sexual.
Quien lea este libro podrá ver cuáles son los
principales elementos políticos, jurídicos, sociales,
económicos, administrativos y urbanísticos mediante
los cuales se impulsa la apuesta del gobierno municipal por
invisibilizar la prostitución en la ciudad de Barcelona.
Tendencia, ésta, que afecta a todas aquellas realidades
sociales que se considera que afean el proyecto de
la Barcelona maca.
[Antonio
Madrid]
|
X.
Montagut y E. Vivas (coords.)
Supermercados, no gracias
Icaria,
Barcelona, 2007. |
Una
nota recurrente del 1 de mayo en Europa es la constatación
del progresivo descenso del número de trabajadores y
trabajadoras del campo. En poco más de 50 años
se ha pasado de 27 millones de campesinos a poco menos de 8
millones. Como es obvio, sin embargo, el consumo de alimentos
no ha desaparecido. Pero la producción y la distribución
de los mismos se ha modificado de manera radical, pasando a
manos de las grandes explotaciones y de las industrias agroalimentarias.
Xavier Montagut y Esther Vivas habían coordinado ya un
interesante libro sobre el comercio justo en el que desvelaban,
entre otros aspectos, la manera en que ciertas empresas multinacionales
operan en el intercambio de productos alimenticios entre el
Sur y el Norte (¿Adónde va el comercio justo?,
Icaria, 2006). Ahora complementan ese análisis con otro
volumen colectivo, Supermercados, no gracias, también
publicado en Icaria.
El objetivo de los ensayos reunidos en el libro es mostrar cómo
la globalización neoliberal ha propiciado el desplazamiento
de un modelo de consumo basado en la compra de alimentos y productos
locales y de temporada por otro sostenido en el consumo de bienes
“deslocalizados”, tecnificados e industrializados,
que se colocan a bajo precio en el mercado, pero con unos costes
sociales y ecológicos enormes. La desaparición
del pequeño comercio y de las tiendas de barrio a manos
de los supermercados, hipermercados y
|
autoservicios
sería sólo una de las manifestaciones más
visibles de ese proceso.
Por lo demás, Supermercados, no gracias, gira
fundamentalmente en torno a dos tipos de reflexiones. Una primera,
que alterna el análisis teórico con sugerentes
estudios de campo, procura demostrar las nuevas formas de alienación
y explotación imbricadas en la “lógica de
la gran distribución” y en la irrupción
de las grandes cadenas comerciales. Una segunda, se ocupa de
las resistencias y alternativas a un proceso que está
en la base de la “mutación antropológica”
padecida por millones de consumidores –la mayoría
de ellos trabajadoras y trabajadores en abiertas condiciones
de precariedad– y en el que se juega el futuro de la humanidad.
Como bien intentan mostrar los autores del trabajo, la construcción
de otro mundo será imposible sin nuevas formas, más
solidarias y sostenibles, de producción, pero también
de distribución y de consumo. Esas transformaciones requieren
cambios institucionales profundos e intervenciones económicas
a diversas escalas. Pero también exigentes combates cotidianos
contra modos de vida que se han instaurados de manera férrea
y a veces inconsciente en los hábitos de millones personas
en los países ricos y que constituyen uno de los obstáculos
más serios para una transformación igualitaria
de la realidad.
[Gerardo
Pisarello]
|
Waal, Frans de
El mono que llevamos dentro
Barcelona,
Tusquets (Metatemas, 96), 2007. 271 pp. |
Frans
de Waal (Den Bosch, Holanda, 1948), que se define a sí
mismo como “naturalista”, es uno de los expertos
mundialmente reconocidos en etología de los grandes simios.
El libro del que queremos dar escueta noticia examina (con sensibilidad
y amenidad) los comportamientos de chimpancés y bonobos
con vistas a elucidar substratos fundamentales de las sociedades
humanas. Vale recordar que, después de Darwin, todos
los estudiosos competentes saben que entender a nuestros parientes
más cercanos es condición necesaria no sólo
para revelar rasgos básicos de la naturaleza humana,
sino también para diseñar proyectos de ingeniería
social que apunten hacia un mundo más feliz. Sin esa
percepción, es elevado el riesgo de descarriarse en pos
de planes ineficaces y de objetivos inviables.
El libro está formado por seis capítulos: Nuestra
familia antropoide; Poder; Sexo; Violencia; Benevolencia; El
mono bipolar. En breve, esta obra trata del lugar que ocupa
el homo sapiens en la naturaleza. La materia prima
para establecer paralelismos es la conducta de chimpancés
y bonobos. Los primeros más jerárquicos, territoriales,
violentos y androcéntricos; los otros, más igualitarios,
afectuosos, eróticos y ginocéntricos. “La
brutalidad y el afán de poder del chimpancé contrastan
con la amabilidad y el erotismo del bonobo. Nuestra propia naturaleza
es un tenso matrimonio entre ambos. Nuestro lado
|
oscuro es tristemente obvio: se estima que sólo en el
siglo XX, 160 millones de personas perdieron la vida por causa
de la guerra, el genocidio o la opresión politica”
(17).
La moraleja final puede sintetizarse con estas citas: “En
la vida colectiva de nuestros parientes cercanos no es difícil
reconocer tanto el espíritu competitivo del capitalismo
como un bien desarrollado espíritu comunitario. Así
pues, el sistema político más adecuado para nosotros
debería encontrar el equilibrio de los dos” (244).
“La visión que nos retrata como egoístas
y mezquinos, con una moralidad ilusoria, debe revisarse. [...]
Lejos de ser un producto de la imaginación, nuestra moralidad
es el resultado del mismo proceso de selección que conformó
nuestro lado competitivo y agresivo” (250). “Es
capaz [el homo sapiens] de una destrucción increíble,
tanto de su medio ambiente como de su propia estirpe, pero al
mismo tiempo posee pozos de empatía y amor más
profundos que los de cualquier otra especie. Puesto que este
animal ha adquirido dominancia sobre el resto, es de la máxima
importancia que se mire con honestidad al espejo para conocer
tanto al archienemigo al que se enfrenta como al aliado dispuesto
a ayudarle a construir un mundo mejor” (250).
[Alfons
Barceló]
|
Foro de webs
Acción
por un Turismo Responsable
www.turismo-responsable.org
Esta web es un portal dedicado a la información
y discusión sobre la
relación entre turismo y desarrollo.
En la sección <http://www.turismo-responsable.org/index.htm>
se anuncian las nuevas aportaciones que se van introduciendo en el portal
web, así como eventos destacados (cursos, congresos, etc.).
La sección <http://www.turismo-responsable.org/denuncias.htm>
pretende informar y difundir noticias y denuncias de los impactos de
modelos turísticos no sostenibles. Esta sección dedica
una especial atención a las denuncias relacionadas con las multinacionales
turísticas de origen español.
<http://www.turismo-responsable.org/experiencias.htm>
es un espacio para la divulgación de propuestas turísticas
sostenibles.
<http://www.turismo-responsable.org/debates.htm>
agrupa trabajos, mayoritariamente inéditos, que buscan incidir
en el debate sobre Turismo y Desarrollo.
<http://www.turismo-responsable.org/documentos.htm>
informa de materiales de investigación, difusión y educación
para el desarrollo producidos o co-producidos por Acción por
un Turismo Responsable.
La sección <http://www.turismo-responsable.org/viajes.htm>
informa de propuestas de turismo solidario que ofrecen ONGs.
Finalmente, la sección <http://www.turismo-responsable.org/enlaces.htm>
informa y establece links con páginas web de interés.