mientrastanto.e Num. 73 del 20-2009

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Las mentiras del G-20
Por José A. Estévez Araújo

Cuaderno de crisis/ 10
Por Albert Recio

Maestros y discípulos de torturadores que enseñan a sus maestros
Por Antonio Madrid

El affaire Millet: ¿corrupción a la catalana?
Por Albert Recio

 

 

La biblioteca de Babel
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Christophe Dejours
Trabajo y sufrimiento. Cuando la injusticia se hace banal

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Número 73
Octubre de 2009
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Las mentiras del G-20

José A. Estévez Araújo

La lectura del documento final de la cumbre del G-20 que ha tenido lugar en Pittsburg produce sonrojo. Es difícil encontrar un texto oficial de esta naturaleza que contenga mentiras de tan gran calibre. Los dirigentes (políticos) del mundo nos mienten sobre todo sobre cuatro cosas: nos dicen a) que la crisis ha sido superada gracias a las medidas adoptadas en la anterior cumbre; b) que se han adoptado reformas radicales para transformar el funcionamiento del sistema financiero; c) que la economía hacia la que vamos será verde y sostenible y tendrá un fuerte componente social y d) que se van a realizar cambios en el Banco Mundial y el FMI para dotar a estas instituciones internacionales de legitimidad.

Examinémoslas una por una.

a) La crisis ha sido superada

Al inicio del documento se hace referencia a la “respuesta contundente” que se adoptó para atajar la crisis en la reunión anterior del G-20. Los resultados que ha dado esa respuesta se valoran en un párrafo de una sola palabra: “Funcionó”. Se dice, además, que gracias a la acción del FMI se logró evitar que la crisis se extendiera a los países pobres y en desarrollo. No obstante, advierten, no se debe bajar la guardia ante esta apariencia de normalidad (punto 8 del preámbulo: “El sentido de normalidad no debería conducir a la complacencia.”)

Es decir, que a los dirigentes políticos del mundo la situación actual les parece ya de “normalidad”. Por tanto, quien tenga la sensación de que le cuesta más llegar a fin de mes o que es difícil encontrar trabajo a causa de la crisis tiene una percepción equivocada de las cosas. No sólo eso. En un alarde de triunfalismo los dirigentes nos dicen que se han “salvado” o “creado” unos once millones de puestos de trabajo gracias a las medidas adoptadas (punto 43 de las conclusiones). Uno casi podría pensar que el paro está descendiendo a un ritmo vertiginoso, si no fuera por la reticencia de las estadísticas sobre población activa a refrendar el entusiasmo del G-20.

b) Se han adoptado reformas radicales para transformar el funcionamiento del sistema financiero.

Esa afirmación resulta risible porque el mismo documento afirma que se va a recabar información para ver si se puede exigir a los bancos que devuelvan al menos una parte del dinero que se les ha inyectado para salir de la crisis (punto 16 de las conclusiones). De momento, los dirigentes del G-20 “hacen un llamamiento” a las entidades financieras para que no se gasten todos los beneficios que obtienen y guarden algo por si encuentran la forma de reclamarles lo que deben (punto 12 de las conclusiones).

También dice el documento que se adoptarán medidas para modificar el sistema retributivo de los ejecutivos y directivos de las entidades financieras. Se trata de los famosos “bonus” o primas escandalosamente abultadas que reciben estos working rich o asalariados de oro por sus operaciones especulativas. Y que no tienen que devolver aunque esas geniales maniobras lleven a la quiebra a la entidad poco después. El G-20 no ha aceptado la propuesta europea de poner un tope a lo que pueden ganar esos especialistas en especulación. Obama ha dicho al respecto que si no se pone límite a lo que ganan los jugadores de fútbol no ve por qué habría que ponérselo a quienes trabajan en las instituciones financieras.

Pero el planteamiento correcto es justamente el contrario: poner un límite a las rentas de los golden boys del sistema financiero podría ser un primer paso para establecer un tope a las rentas que una persona puede percibir o al patrimonio que puede acumular. Si no se pone un límite por arriba será imposible una justicia distributiva que respete la dignidad de los de abajo.

En cualquier caso, en cuanto a la implantación de estas reformas retributivas, los dirigentes del G-20 se limitan a hacer otro “llamamiento” a las entidades financieras para que las adopten (punto 13 de las conclusiones). Mientras tanto, los “bonus” vuelven a florecer y los sueldos de quienes se mueven en Wall Street alcanzan de nuevo dimensiones astronómicas.

También afirma el documento que la lucha contra los paraísos fiscales “ha producido resultados impresionantes” (punto 15 de las conclusiones). Sin embargo, el mismo suplemento de negocios de El País donde se publica el documento tiene en portada un reportaje en el que se informa de que las medidas adoptadas son sólo cosméticas y no tienen efectividad. Los paraísos fiscales continúan boyantes y los bancos siguen operando en ellos sin problemas. Como botón de muestra, en el reportaje se informa acerca de las más de 50 filiales que el Santander tiene en lugares como las Islas Caimán, Panamá o Las Bahamas.

c) Lo de la economía “verde” (punto 32 de las conclusiones) y con un fuerte contenido social (puntos 34 a 46) es una mentira que resulta puesta en evidencia por el propio documento.  Pues uno de los “mantras” que más se repite en su texto es el de la necesidad de un “crecimiento sostenible” (aunque alguna vez se les escapa “crecimiento sostenido”). Habíamos oído hablar del “desarrollo sostenible”, expresión que tuvo éxito precisamente por su ambigüedad. Pero nunca se había manifestado con tanta claridad la creencia en que el crecimiento puramente cuantitativo pudiera ser sostenible. Máxime en un momento en que parece cada vez más claro que lo único “sostenible” es el decrecimiento.

Por otro lado, en el documento no se dice nada acerca de la reducción de los gastos militares. Es más, no se habla de gastos militares en absoluto. Y, sin embargo, parece que una economía “verde” y con contenido social exigiría un recorte drástico de ese tipo de dispendio. No hay tampoco previsión alguna de abordar ese tema en el futuro. Simplemente es algo que a nuestros dirigentes mundiales no se les pasa siquiera por la cabeza. 

De lo que sí se manifiesta como ferviente partidario el G-20 es de los “mercados libres y abiertos” (punto 48 de las conclusiones). Hay que acelerar las negociaciones en el seno de la OMC para que en el año 2010 se puedan liberalizar los servicios y la agricultura. Ahora bien puntualizan nuestros dirigentes, también hay que “avanzar en la dimensión social de la globalización” (punto 46 de las conclusiones). Lo de la “dimensión social de la globalización” sí que resulta sorprendente. De hecho, el común de los mortales desconocíamos que la globalización tuviera “dimensión social” alguna. Además, a los europeos eso de la “dimensión social” nos suena mucho a jerga comunitaria. Nos recuerda a la “dimensión social de la construcción europea”. Como eso, en la práctica, es algo que no existe nos tenemos que ocurra lo mismo en el caso de la globalización. Nuestros dirigentes quieren seguir avanzando por una senda que todavía no ha sido trazada.

d) Sobre la “legitimación” del FMI y el BM basta decir que consiste en dar un 5% y un 3%  más de poder en esas instituciones a los países pobres y en desarrollo (puntos 21 y 27 de las conclusiones). Realmente se trata de una verdadera revolución democrática en el seno de estas organizaciones  internacionales. Quizás esta impresionante reforma podría ir seguida de otra que atribuya a los 187 estados que no tienen poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU la facultad de poder vetar una de cada cien decisiones ese órgano, siempre que se pongan todos unánimemente de acuerdo, claro es.

Tras la lectura del documento quizá podría pensarse que los dirigentes mundiales han querido rendir un homenaje implícito a Pinocho en su 125 aniversario. En ese caso, debe haberles crecido bastante la nariz. Pero los asuntos que tratan son serios y tienen demasiada trascendencia para tomárselos a broma. Les agradecemos la intención de divertirnos un poco en medio de este marasmo del que parecen incapaces de sacarnos o no tienen voluntad de hacerlo. Pero, por favor, dejen la tarea de contar chistes a los cómicos profesionales (“Saben aquél que dice…”).

 

 

Cuaderno de crisis/10

Albert Recio

IMPUESTOS

I

Como otros muchos elementos económicos, los impuestos juegan papeles muy diversos. En las sociedades antiguas casi siempre se limitaban a constituir una forma de extracción del excedente en beneficio de los detentadores del poder político. A medida que las luchas democráticas impusieron cambios en el funcionamiento del Estado y se ampliaron derechos sociales, el papel de los impuestos se hizo más complejo. Bajo ciertas condiciones, constituyen uno de los mecanismos que ayudan a garantizar la consecución de logros sociales importantes. Por ello cualquier discusión sobre impuestos debe analizar esta complejidad de determinantes y debe considerarla en relación al modelo social en el que se insertan los impuestos.

Hay diferentes formas de abordar la cuestión. La más usual entre la izquierda es la de considerar su influencia sobre la distribución de la renta. ¿Quién paga y qué efectos tienen sobre las desigualdades sociales? La primera pregunta es más fácil de analizar que la segunda, pues basta estudiar el origen de las rentas que sostienen impuestos para tener una visión aproximada de cómo se reparte el esfuerzo fiscal. La segunda es más compleja porque el efecto final depende no sólo de la estructura impositiva sino del tipo de gastos a los que se dedican los ingresos obtenidos con los mismos. Un análisis del presupuesto da bastantes pistas en el trazo grueso, pero la enorme variedad de gastos en los que incurren los estados modernos hace a veces difícil un diagnóstico certero. Por poner un ejemplo, el gasto educativo ha sido casi siempre presentado como un factor promotor de igualdad social, pero la existencia del doble circuito escolar (público-privado/concertado) y el peso del gasto en educación superior obligan a analizar con más detalle si los que reciben más recursos educativos son los pobres o los ricos.

Limitándonos sólo a la cuestión de ingresos resulta evidente que un sistema puede ser más o menos regresivo en función del modelo impositivo que aplica: mayor o menor peso de los impuestos directos, progresividad de los mismos, capacidad de imposición de determinadas rentas (peso de la economía sumergida, de la evasión fiscal), estructura de los impuestos sobre el consumo (gravando proporcionalmente más o menos a los productos de primera necesidad o a los bienes de lujo). El análisis del sistema impositivo español muestra que éste es enormemente inicuo. Las sucesivas reformas fiscales (incluidas las autonómicas) han reducido el peso de los impuestos directos, han reducido su progresividad, han eliminado o minimizado la tributación sobre rentas no ganadas (patrimonio, sucesiones, donaciones) y han generado un diferente tratamiento fiscal a las rentas del capital y del trabajo. Hoy sabemos que el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas es prácticamente un impuesto sobre las rentas salariales.

Esta enorme iniquidad fiscal ha sido denunciada insistentemente y exige por sí sola una reforma en profundidad. Pero quedarse sólo en los efectos regresivos de la carga fiscal lleva al resultado paradójico de reforzar las tendencias al recorte de impuestos que precisamente han sido utilizadas con éxito por los representantes de los intereses capitalistas. Discutir de impuestos sólo en clave de reparto de la carga puede acabar por legitimar rebajas demagógicas que acaban favoreciendo a los sectores de rentas altas.

II

Hay otra forma de abordar la cuestión: considerar la relación entre los impuestos y el peso económico del presupuesto (habitualmente medido como porcentaje del PIB). A menudo se pasa por alto que la alternativa a la provisión de bienes y servicios por el mercado es la provisión pública. Y que cuando se gravan impuestos y éstos sirven para financiar servicios públicos estamos cambiando la provisión vía mercado (en la que lo crucial es la cantidad de recursos económicos que cada uno tiene) por la provisión a través del sector público (en la que la provisión depende de la forma como se distribuyen los derechos de acceso). De la misma forma que en una economía de mercado sólo reciben rentas aquellas personas que consiguen vender algo (la mayoría su fuerza de trabajo, una dotación que tenemos todos los humanos pero para la que cuesta encontrar un precio de compra razonable), el acceso a rentas monetarias públicas depende de nuevo de las particulares normas definidas por las políticas públicas. Como regla general, podemos observar que en los países con mayor carga impositiva (especialmente en el caso de los países nórdicos) el mercado tiene un papel menor en la provisión de servicios y rentas, y se dan niveles mayores de bienestar (de acuerdo con un amplio abanico de indicadores) y menores de desigualdad.

También un repaso a nuestra historia reciente indica que el aumento de impuestos es una vía para mejorar el bienestar. La economía política del franquismo tenía entre sus características una baja fiscalidad. La contrapartida era una casi nula provisión de bienes públicos. Llevo treinta y cinco años residiendo en un barrio obrero de la ciudad de Barcelona. Y recuerdo bien cuál era el nivel de dotaciones de la época: calles sin asfaltar, inexistencia de zonas verdes, de institutos (en un distrito de unas 200.000 personas), de un solo ambulatorio, de transporte público.... Coincido con la opinión de la mayoría de mis vecinos y vecinas de que desde el punto de vista urbanístico nuestra historia colectiva ha sido un éxito. Sin duda un factor crucial lo ha constituido la persistente lucha reivindicativa, el protagonismo de la gente, pero esa lucha no habría tenido ninguna posibilidad de victoria si no se hubiera dado en un contexto de expansión de la recaudación fiscal propiciada por las reformas iniciadas a finales de la década de los setenta. La historia de Nou Barris no es distinta de la mayoría del resto de poblaciones del país. Nuestra queja sigue siendo no menos sino más servicios y provisiones públicas, y éstas se sostienen con políticas adecuadas tanto de gasto como de ingresos.

De esta segunda perspectiva se extrae una respuesta diferente. No sólo hacen falta impuestos más justos, también es crucial un aumento general de la imposición que reduzca el nivel de mercantilización de la economía y permita reforzar la provisión de políticas públicas y de medidas redistributivas. El argumento, en mi opinión miope, en contra de estas políticas es que los mayores impuestos reducen el nivel de compra de los sectores sociales más débiles. Pero esto sólo ocurre si la subida no trae asociada una ampliación de rentas sociales (en dinero o en especie). De hecho, en alguno de los países que muestran menores niveles de desigualdad social, especialmente Dinamarca, el nivel de desigualdades en la distribución primaria de ingresos es parecido al español (en gran parte debido al empleo masivo de mujeres a tiempo parcial) y, a pesar de ser un país en el que los impuestos indirectos son elevados, su nivel final de desigualdad (y de pobreza) es sustancialmente inferior al nuestro. No pretendo defender el modelo danés, simplemente subrayar que si el objetivo es reducir las desigualdades lo crucial es la combinación adecuada entre ingresos y gastos públicos y, en general, cuando mayores son los primeros mayor es el espacio de maniobra para gastos sociales.

Hay una cuestión adicional a considerar al respecto. La desmercantilización no sólo es necesaria para reducir las desigualdades y proveer de servicios. También lo es para promover una restructuración ecológica de la producción y el consumo. Reducir las pulsiones consumistas y generar una sociedad más creativa depende también de cambiar las formas de provisión de necesidades y ello suele requerir casi siempre importantes recursos públicos, por ejemplo para cambiar el modelo de transporte o el modelo de ocio.

Pagar más impuestos sin duda no resuelve las cuestiones. Si van en beneficio de unas pocas élites (como pasó en el “Ancien Regime”) o se emplean prioritariamente en actividades antisociales (como es el caso de los países que optan por políticas militaristas, como EEUU) el resultado social es un desastre. Pero la única posibilidad de reforzar políticas públicas justas y eficientes es aumentando su papel en la distribución de la renta. Por ello resulta de una miopía extrema que sectores de la izquierda se limiten a criticar la (indudable) iniquidad de nuestro sistema fiscal y abandonen un discurso necesario en defensa de “más y mejores impuestos”. Sin duda, la otra parte de esta política es la defensa de programas de gasto con sentido social.

III

Los impuestos juegan un tercer papel. Al encarecer ciertas rentas y productos afectan al funcionamiento del mercado. Por ello la tercera cuestión que hay que plantearse es, especialmente en el caso de los impuestos indirectos, dónde deben colocarse para mejorar la eficiencia social.

Por ahí va, en parte, la propuesta de impuestos ecológicos diseñada para penalizar y encarecer el uso de determinados bienes o procesos (aunque en algunos casos un impuesto ecológico desanimara realmente la compra de un determinado producto tendría un efecto recaudatorio inapreciable). Y también ha justificado en muchos países el elevado gravamen a productos como el alcohol, el tabaco o la gasolina (sin que haya desanimado su consumo masivo). En esto, España es también uno de los países europeos con un nivel más bajo de gravamen, lo que en definitiva se traduce en una promoción del transporte privado en relación al colectivo. Si los impuestos influyen sobre los precios, es posible introducir algún tipo de progresividad mediante cuotas diferentes a productos de lujo. O gravar más aquellos productos cuyo consumo y producción tiene importantes costes sociales para el conjunto de la sociedad. En una estrategia fiscal de conjunto ésta es otra vía a desarrollar.

IV

En resumen, hay que estar a favor de una reforma impositiva que aumente el peso del sector público, mejore la equidad en la contribución y grave más que proporcionalmente actividades de lujo o con un elevado coste social. La contrapartida de esta estrategia de aumento de impuestos es el desarrollo de políticas sociales, tanto de renta como de servicios. Considero que los discursos desde la izquierda que no contemplan estas cuestiones en conjunto carecen de una visión estratégica adecuada. Cuando el acento se pone sólo en la injusticia del modelo, se acaba por abonar la vieja ideología de la derecha de cuanto menos impuestos mejor. En un momento donde es obvio que resulta esencial la expansión de lo público, por razones sociales y ecológicas, sólo me parece aceptable un discurso que plantee la equidad en un contexto de expansión de la fiscalidad. Y que se comprometa con un modelo de gasto público socialmente eficiente.

No creo que la actual propuesta de aumento de impuestos cumpla estas condiciones (ni por lo que he podido leer la respuesta de Izquierda Unida, sólo centrada en mejorar la progresividad del IRPF). Sobre todo porque se plantea no como una oportunidad para ampliar el espacio público e introducir políticas sociales más ambiciosas, sino como una mera necesidad para recuperar la recaudación perdida con la crisis y el derrumbe de la economía del ladrillo y el cemento. Lejos de presentar un aumento de impuestos como una vía para cambiar el modelo, se legitima sólo como una necesidad eventual para cubrir los gastos. En gran medida es deudora de las imposiciones del Plan de Estabilidad de la Unión Europea, obsesionada en frenar el crecimiento de lo público. Seguramente lo racional en el contexto actual es permitir un mayor endeudamiento público a corto plazo. La obsesión por cerrar cuanto antes el déficit puede significar lo contrario de lo que se pretende: frenar la inversión pública y todas las políticas que deben acompañar la difícil reestructuración de nuestro sistema productivo. Un error que ya tiene precedentes históricos, como el del primer mandato de Roosevelt, donde también se combinaron planes expansivos y aumentos de impuestos (por desgracia tuvo que ser la guerra la que facilitó un cambio de enfoque).

La timidez en la política fiscal no sólo nace de la ortodoxia del presupuesto equilibrado. Nace del miedo a soliviantar al capital, a generar migraciones masivas de inversores, a ser castigados por los prestamistas internacionales. En suma, por la incapacidad de cortar con las reglas del juego que han llevado a esta situación, de introducir reformas que reviertan el peso excesivo que ha alcanzado el sector financiero y la capacidad desestabilizadora que genera la libre circulación de capitales. Defender más y mejores impuestos lleva también a plantearse la necesidad de transformación a fondo del sistema financiero. Algo que por ahora ningún gobernante se ha atrevido a proponer en serio. Por ello, una izquierda que se precie tiene que tener el valor de plantear la necesidad de un salto fiscal: para reducir el peso excesivo del mercado y posibilitar políticas sociales y cambios en el consumo y la producción como los que exige el marasmo social y ecológico en el que estamos inmersos.

 

 

Maestros y discípulos de torturadores que enseñan a sus maestros

Antonio Madrid

Hay historias desgraciadas que se convierten en trágicas ironías. Como se sabe, Gillo Pontecorvo dirigió La batalla de Argel. Con esta película ganó el León de Oro en el Festival de Venecia en 1966. En esta película-documental, Pontecorvo relató de forma excepcional la guerra de independencia de los insurgentes argelinos contra el Estado francés. Desde su aparición no ha perdido actualidad. Sigue reflejando la brutalidad del ejército y de las fuerzas de seguridad, la impunidad de su actuación y también las estrategias de los insurgentes.

Sin embargo, en ocasiones las obras se rebelan contra sus autores, mostrando que pueden adquirir vida propia. A veces sólo les falta hacer un corte de mangas. Pontecorvo no podía imaginarse que su obra acabaría siendo un manual para torturadores. Los maestros norteamericanos de los años 60 y 70 utilizaron esta película para adiestrar a sus discípulos en las técnicas de lucha contra la guerrilla. Ya se sabe, una imagen vale más que mil palabras.

Esta es la primera parte de esta breve historia que tiene tres episodios. La segunda parte tiene que ver con un coronel francés: Roger Trinquier. Eqbal Ahmad, un escritor y periodista pacifista paquistaní que se encontraba en Argelia a principios de los años 60, recuerda que el personaje del coronel Mathieu (quien haya visto la película no lo olvidará) se corresponde precisamente con el coronel Roger Trinquier (“The Making of The Battle of Algiers”, en The selected writings, Columbia University Press, 2006). Pues bien, el coronel Trinquier, que tuvo una  vida militar de lo más inquieta e inquietante, publicó en 1961 un texto que se convertiría en un clásico en la lucha contra los movimientos insurgentes. En La guerre moderne (La Table Ronde), Trinquier expone cómo hacer la guerra cuando el enemigo actúa en forma de comandos, se embosca en las calles y se mezcla con la población civil o utiliza los atentados como instrumento de lucha. En su texto, defiende y recomienda el uso del terror y de la tortura. Justificación: si ellos lo hacen, por qué no lo vamos a hacer nosotros… y de forma aumentada.

El texto fue traducido rápidamente al inglés por la editorial Praeger, que en aquellos años estaba ligada a los servicios de inteligencia de los Estados Unidos, según cuentan Armand y Michéle Mattelart en Los medios de comunicación en tiempos de crisis (Siglo XXI editores, 20038). Después se tradujo al español y se extendió por las Américas. La escena final es cruel: La batalla de Argel y La guerre moderne, aunque con propósitos distintos por parte de sus autores, fueron utilizados como material educativo en las escuelas de torturadores que se prodigaron en Estados Unidos y en América Latina. Allí se formaron especialistas en contrainsurgencia, unidades de información, torturadores que expandieron sus estrategias allí donde los maestros y sus discípulos fueron llamados a poner orden: Vietnam, Argentina, Chile…

El tercer episodio de esta historia nos sitúa en la actualidad. Tras casi medio siglo, las técnicas de tortura de las que hablaba Trinquier y que fijó en blanco y negro Pontecorvo han sido actualizadas y practicadas también en Argelia. Ya no por los servicios de contrainsurgencia franceses, sino por los propios servicios argelinos. Según distintas fuentes, en las dos últimas décadas 200.000 personas han muerto en Argelia en los conflictos políticos que se han sucedido
(http://www.amnesty.org/es/library/asset/MDE28/017/2007/en/989d4a01-d367-11dd-a329-2f46302a8cc6/mde280172007fr.pdf).
La tortura, las ejecuciones extrajudiciales y las desapariciones forzadas vienen practicándose impunemente mientras la violencia se enrosca en su madriguera. El Departamento de Información y Seguridad, que es un órgano de la inteligencia militar argelina, ha sido acusado repetidas veces de vulnerar los derechos de los detenidos: violaciones, simulaciones de ahogamiento, destrucción psicológica, desapariciones… Esta violencia se suma a la protagonizada por los grupos armados que ejercen violencia sobre la población. Como Trinquier recomendaba: si ellos lo hacen, hagámoslo nosotros… en una escalada que no tiene fin, salvo la aniquilación del enemigo.

Los maestros de torturadores se han convertido con el tiempo en aprendices de sus propios discípulos. En una evolución macabra, los retoños han mejorado la deshumanización de sus mentores. Las justificaciones no han variado sustancialmente: hay que derrotar al enemigo a cualquier precio. Sea éste disidente, insurgente, infiel o terrorista. Si se evita caer en la pantalla de las denominaciones, lo que se mantiene es el aprendizaje de la violencia como instrumento político, la anulación de la dignidad humana y con ella la anulación de la dignidad propia.

Esta breve historia tiene un añadido: Modern Warfare (2007). No se trata de un libro, ni de un film. Es un videojuego en el que hay que cumplir la misión: vencer al enemigo, matarlo… y “pasárselo de puta madre”, según me informan. Y añade mi fuente: “ya estaba harto de matar nazis”. Hay juegos que contribuyen a banalizar el mal y a tragarse las injusticias sin mayor problema.

 

 

El affaire Millet: ¿corrupción a la catalana?

Albert Recio

I

Las aguas andan convulsas entre las élites barcelonesas. Ya andábamos bien servidos de affaires económicos y trazas de corrupción con el caso del banquero De la Rosa, los diversos escándalos relacionados con los departamentos de la Generalitat gestionados por Unió Democràtica de Catalunya (caso Turismo, caso Treball...) y otra retahíla de casos menores, sin perder de vista la conexión barcelonesa del asunto Filesa. Pero la novedad es que ahora el problema ha surgido en una de las instituciones señeras de la cultura catalana: el Palau de la Música y el Orfeó Català, y el inculpado forma parte de esta élite social que se autoconsidera a sí misma la “sociedad civil”.

Prueba de ello es que Fèlix Millet, el principal inculpado, figuraba como miembro de un  sinfín de instituciones culturales, fundaciones y empresas locales (en una elocuente portada  titulada “Un señor de Barcelona” el Periódico de Catalunya incluía 59 cargos ocupados por la susodicha persona). Era uno de los integrantes del G-16 barcelonés, un grupo de 16 entidades locales que celebran encuentros periódicos y cuya opinión juega un papel fundamental en la definición de prioridades políticas. En ella participan los principales clubs deportivos de la ciudad (FC Barcelona, RCD Español, Natación Barcelona, RC Polo, RC Tenis Barcelona, Centre Excursionista de Catalunya), los exponentes de la cultura de élite (Ateneu Barcelonés, Cercle del Liceu, Orfeó Català, Cercle Artístic), un centro social de la alta burguesía (Círculo Ecuestre), el inclasificable Real Automóvil Club de Catalunya (una empresa más que otra cosa y, sobre todo, una importante organización en defensa de los intereses del sector automovilístico), así como las grandes organizaciones empresariales (Cambra de Comerç, Foment del Treball, Cercle d’Economía, Institut Català de Sant Isidre). Curiosamente, la existencia de este grupo de opiniones compartidas había pasado desapercibido a los medios de comunicación local (supimos de su existencia por una noticia del periódico económico Expansión), por más que su presencia era bien palpable. El affaire Millet afecta por tanto al corazón de la élite social barcelonesa. Quizás gran parte de la enorme respuesta periodística y la culpabilización social de Millet se explica por la necesidad de aislar su figura de una élite temerosa de ver cuestionados sus privilegios.

II

Que Félix Millet ha usado a su antojo los recursos que le han permitido la triple presidencia del Patronato del Palau de la Música, de la Fundación Palau de la Música y del Orfeó Català parece fuera de toda duda. Las noticias de su patrimonio acumulado, de su salario autoconcedido o su propia autoinculpación (diseñada como una calculada estrategia para eludir la cárcel y frenar la investigación) así lo demuestran. Lo realmente inaudito es que se le hubiera dado tanto poder a alguien que en el pasado ya había estado inculpado por un oscuro proceso de estafa colectiva (el affaire Renta Catalana). Porque lo grave es que el conjunto de estos organismos está fundamentalmente financiado con fondos públicos y en su junta participan representantes de la alta burguesía catalana y de las élites políticas (incluidas personal claramente ligado al Partit dels Socialistes de Catalunya, como la ex diputada Anna Balletbó, o una de las hijas de Pasqual Maragall). Personas que en bastantes casos, como el mismo Fèlix Millet, aparecen también vinculadas a otras entidades del G-16. Se trata de recursos especialmente cuantiosos porque durante el mandato de Millet se han emprendido dos grandes obras de remodelación del edificio que han absorbido una enorme cantidad de recursos (sólo la segunda empleó 24 millones de Euros), que dan fe de la enorme capacidad de drenaje ejercida por este sr. y sus secuaces. Y ello a pesar que ya en 2002 la Sindicatura de Comptes (el equivalente catalán del Tribunal de Cuentas) detectó anormalidades, las cuales no impidieron que tanto las administraciones correspondientes como los propios patronos miraran para otro lado. Sin duda la personalidad de Millet, su capacidad de relaciones públicas, su origen y posición familiar (su tío fue el histórico fundador del Orfeó, una figura histórica de la ciudad) ayudaban a ello. Pero también han jugado a su favor otros factores que obligan a considerar que el caso va más allá de la mera historia del saqueador incansable.

Hay dos cuestiones que resultan especialmente notorias. De una parte, las relaciones políticas del propio Millet, bien conectado tanto con la derecha nacionalista catalana como con el Partido Popular, lo que explica la participación en el patronato de la delegación catalana de la Fundación FAES. Lo que empieza a aflorar es que desde la Fundación del Palau, básicamente orientada a obtener fondos para el propio Palau, financiaba a otras instituciones relacionadas con la derecha nacionalista catalana. En el momento de escribir estas líneas ya hay evidencia que ello ha tenido lugar con la Fundació Trias Fargas (de Convergència Democràtica de Catalunya) y con una no nata Fundació Espais que sirvió para tapar la quiebra del fallido proyecto del Partit per la Independència promovido por Àngel Colom y Pilar Rahola (y del que también participó el presidente del FC Barcelona Joan Laporta). Colom, al ser descubierta su implicación, alegó en su defensa que alguien le había recomendado acudir a Millet en busca de ayuda (y colgó intempestivamente la entrevista que le realizaba Manel Fuentes en Catalunya Radio cuando éste le preguntó si quien se lo había aconsejado era Artur Mas). Quizás tampoco sea casualidad que el abogado defensor de Millet sea Pau Molins, hijo de otro ex conceller convergente y miembro de una familia enriquecida  con la producción de cemento (introductora exclusiva en España del cemento aluminoso causante de muertes y un gravísimo problema de vivienda en los barrios más humildes de  Catalunya). Hay por tanto más que indicios de que parte de los fondos desviados han servido para engrasar una serie de instituciones del espacio de los partidos conservadores. Queda por ver si la financiación también llegaba a otras partes o si la complicidad del Partido Socialista se limitaba a mirar para otra parte lo que hacían sus rivales políticos, como muestra de esta especial omertá educada que tan a menudo practican las élites catalanas.

De otra parte, resalta una cuestión que va más allá del saqueo y la corrupción. Y es el tratamiento público que reciben algunos grandes operadores culturales y deportivos. En el actual modelo de competencia entre ciudades que genera la globalización, las élites políticas no dudan en dedicar ingentes recursos a promover iconos “culturales” y  “deportivos” que actúen como marcas de la ciudad. Y es ahí donde las élites al estilo del G-16 barcelonés tienen una enorme capacidad de influencia y de orientación de las políticas públicas. De obtención de recursos sea por la vía directa de la financiación o por la indirecta de la recalificación urbanística. El problema de la aluminosis (que afectó a 35.000 viviendas en Catalunya, en muchos casos implicando el derribo y la reconstrucción) tuvo lugar en el mismo período del incendio del Liceo. Mientras este último se reconstruyó y amplió en cuatro años, los barrios afectados por la aluminosis aún tienen pendientes la solución de cerca de 1.000 viviendas tras 19 años de espera. Hoy alguno de los procesos urbanos más conflictivos que vive la ciudad de Barcelona tiene que ver con estos mismos intereses, como la cuestionada recalificación de terrenos del FC Barcelona en el barrio de Les Corts (para construir vivienda). O el mismo proyecto de hotel que impulsaba el propio Millet y que había conseguido una recalificación del espacio público “regalado” por el Ayuntamiento y la Generalitat. Un proyecto altamente cuestionado por el movimiento vecinal y que incluía a dosis variables especulación pura y dura del propio Millet, chapuza urbanística y cesión de interés público por parte de la administración. A tener en cuenta que en todas estas operaciones, junto a los promotores-especuladores y la Administración, juega un papel fundamental el arquitecto-estrella que “avala” la calidad e interés del proyecto. Los Tusquets, Bofill, Foster etc. son ellos mismos agentes activos de estas operaciones (Oscar Tusquets, que figuraba como “vedette” del proyecto de hotel y que fue quien remodeló el Palau de la Música, no ha dudado en salir corriendo cuando se ha destapado el caso y ha tenido la desfachatez de denunciar, con bastantes años de retraso, que las obras costaron la mitad de lo que se dijo).

III

Uno puede pensar que estamos ante un caso singular. Distinto al de la tradicional corrupción con la obra pública o las recalificaciones urbanísticas. Que Fèlix Millet es un caso especial de delincuente social. Pero es posible identificar con facilidad los parecidos o conexiones del caso con lo que ocurre en otros (empezando por el “Gurtel”) de nuestro entrono e incluso de otras latitudes.

Quizás Barcelona es una ciudad que ha explotado al máximo la creación de iconos con pretensión de universalidad. Pero el modelo es de aplicación más general y tiene variantes por doquier. Las recalificaciones fraudulentas a grandes clubs deportivos, e incluso la intervención pública ante la quiebra de proyectos privados es habitual en toda la geografía española (con los casos más evidentes del Real Madrid y el Valencia CF), como lo es asimismo la querencia por construir grandes “templos culturales” al tiempo que se dedica poco esfuerzo y recursos al fomento de la cultura de base (a mi entender uno de los elementos explicativos del problema del fracaso escolar, la ausencia de motivaciones y referencias cultas en las que vive una gran parte de nuestra sociedad). En los enormes dispendios en “fastos” y “proyectos vistosos” se cuelan enormes sumas. No es casualidad que toda la red tejida por Correa y sus adláteres esté relacionada con estas actividades: se trata de un espacio donde los costes reales resultan bastante opacos y donde es posible filtrar recursos sin que se note demasiado.

Está también la cuestión judicial. Si algo caracteriza a este país no es sólo la proliferación de casos de corrupción, sino también la enorme exquisitez con que sus señorías tratan a este tipo de delincuentes. En pocas semanas hemos presenciado cómo un manifiesto especulador por la vía de la información privilegiada (César Alierta, presidente de Telefonica) era exonerado gracias a la prescripción del delito), cómo el caso de un Presidente de comunidad autónoma que había recibido cuantiosos regalos de un presunto (y preso) delincuente era sobreseído gracias a la ignorancia de la información relevante. Y ahora estamos asistiendo a un proceso, el de Millet, en el que el juez demora intervenciones en detrimento de las posibles pruebas inculpatorias. Podríamos encontrar muchas más ilustraciones de un sistema judicial con inequívocas características de clasismo que engrasa nuestro modelo de capitalismo depredatorio.

Millet, en fin, forma parte de la clase de delincuentes de guante blanco que en los últimos años tanto han proliferado, llámense De la Rosa o Madoff. Cada uno de ellos constituye una historia particular, pero sus acciones, su largo tiempo de impunidad, sólo pueden entenderse si los situamos en el contexto de hábitos y comportamiento de la clase social que los cobija y del marco institucional y cultural que les deja espacios  de actuación.

 

La biblioteca de Babel

Christophe Dejours
Trabajo y sufrimiento. Cuando la injusticia se hace banal
Modus Laborandi, Madrid, 2009, 216 pp.

Este libro aborda dos cuestiones: la creciente aceptación de las injusticias en las sociedades contemporáneas y el trabajo (en especial la organización y gestión del trabajo) como fuente de sufrimiento. Para abordar estas cuestiones el autor utiliza investigaciones de campo hechas desde los años 80 en empresas francesas.

Más allá de las polémicas que este libro puede generar, especialmente cuando para analizar la experiencia neoliberal la compara con los tiempos del nazismo, su lectura resulta interesante y provocadora, en el mejor sentido de la expresión. Leyéndolo encuentras explicaciones plausibles al incremento de suicidios en el puesto de trabajo (por ejemplo, en France Telecom), al silenciamiento del padecimiento relacionado con el acceso, el mantenimiento y las condiciones de trabajo, y a lo que el autor llama la colaboración en sistemas laborales manifiestamente injustos.

No se aborda en el libro la actual crisis, ni sus efectos sobre los trabajadores. Sin embargo plantea líneas de reflexión sobre la práctica de los trabajadores, los sindicatos y las organizaciones de izquierdas que son necesarias. No es poco para un libro.

[A. Madrid]

 

Cine

LA OPORTUNIDAD DE DESCUBRIR
III Muestra de Cine Árabe y Mediterráneo

Al otro lado del viento, más allá del Mediterráneo, están los países árabes. Allí, también hacen cine. Lo único que ocurre es que su cine no se ve. Por supuesto, aquí en occidente es así, pero tampoco en sus propios países se exhibe. Allí, al otro lado del Mediterráneo, sólo logra estrenarse la producción media, comercial y sin otro interés que el sociológico. 

Los otros, los cineastas que saben hacer su oficio sin tropezar en groseras caídas de tono, hacen sus películas con dinero que, generalmente, viene del exterior y fían su distribución por los festivales de cine del mundo entero. Muchas veces, en su país están prohibidos. La opinión pública ha conseguido que les dejen trabajar —y los gobiernos aceptan porque necesitan las divisas— pero estrenar es otra cuestión. 

Por ello, Sodepau y Cinebaix han organizado conjuntamente la III Muestra de Cine Árabe y Mediterráneo en el Cine Baix de Sant Feliu de Llobregat, los días del jueves 22 al domingo 25 de octubre de este año, para ver este cine que raramente se puede ver. Y han escogido un sitio muy significativo: el Cine Baix, que es una de las pocas salas autogestionadas que hay en Cataluña, y por ello constituye una insignia en favor de cines públicos. En cuatro días, ofrecen la posibilidad de ver once largometrajes (sólo uno de ellos ha sido estrenado, pero sin que nadie se enterara). 

El programa de esta semana es realmente importante: es una muestra pequeña pero interesante. Hay cinco películas que ofrecen la oportunidad de descubrir el cine que no recala nunca en las salas comerciales, y dos de ellas, en particular, son merecedoras de nuestro apoyo y difusión. 

Sacrifices (Sunduq al-dunyâ, 2002) de Ossama Mohammad y Los días de aburrimiento (Ayam aldajar, 2008) de Abdellatif Abdelhamid son dos películas sobre la infancia, diametralmente opuestas en su realización. Mientras la primera le debe mucho a la influencia de Andrei Tarkovski, la segunda pasa por ser una película convencional, en la que la belleza formal está travestida de envoltura del relato. Los dos cineastas estudiaron —como muchos otros en Siria— en el VIGK de Moscú y ello se nota mucho en la planificación (no hay repetición de planos, ni juegos de plano y contraplano). En Ossama Mohammad la línea del guión es extremadamente tenue, y lo que lo sostiene es el trabajo de la forma (el cómo, antes que el qué). Por el contrario, Abdellatif Abdelhamid es mucho más discreto pero con un trabajo de cámara que iguala al de su compañero. 

Mujeres de Hezbolá (Femmes de Hezbollah, 2000) de Maher Abi Samra es un documental sobre la cara oculta del Partido de Dios. Entrevistando a una fundadora y a una joven militante, consigue que aparezca un matiz distinto sobre las mujeres que participan en él. El documental no es en absoluto condescendiente con respecto a Hezbolah, pero a la vez contiene indicios interesantes del camino futuro de sus mujeres. 

El cumpleaños de Laila (Eid milad Laila, 2008) y Diluvio en el país del Baas (Toufan Fi Balad al Baas / Déluge au pays du Baas, 2002) son dos películas que merece ver y que vale la pena apoyar. Son películas muy ilustrativas de lo mejor que se hace en Oriente Medio.  

El cumpleaños de Laila del realizador palestino Rashid Masharawi compitió el año pasado en el festival de San Sebastian, y luego tuvo un fugaz pase por los cines Renoir, antes de hundirse en el silencio. Abu Leila es un taxista un tanto especial: en realidad, es un juez al que la Autoridad Palestina dejó de pagar su retribución, y, mientras tanto, trata de ganarse la vida haciendo de taxista. Lo que vemos es sólo un día en su vida (el del cumpleaños de su hija). Pero las calles de Ramallah son un infierno, por donde ha de sobrevivir el taxista-juez. 

El director de Diluvio en el país del Baas es Omar Amiralay. Quizás su nombre no suene, pero es, sin lugar a dudas, uno de las más hábiles maestros del documental contemporáneo. (En 1999 escribí ya una nota sobre Le plat de sardines, vista en Locarno.) 

En su última película, Omiralay vuelve al lugar donde rodó su primer corto y lo reescribe, de modo que el resultado sea un balance crítico de los años del Partido de la Resurrección Socialista Árabe (Baas) en el poder. El lago Assad —en el transcurso del río Eúfrates— se convierte en algo contradictorio (según la opinión de las gentes o la de los dirigentes). Diluvio en el país del Baas es un inmejorable ejemplo de cómo es su cine. No hay un plano ni una secuencia de más: la racionalidad es el procedimiento que emplea para confeccionar sus películas.

Ver estas películas —las de Omiralay y Masharawi, pero también todo el ciclo— bien vale una excursión a Sant Feliu de Guíxols: el goce estético y el pensamiento crítico quedarán colmados. 

III Mostra de Cinema Àrab i Mediterrani de Catalunya
Del 22 al 25 de octubre
CineBaix de St. Feliu de LLobregat

Jueves 22 de octubre

10.00

Sesión matinal para centros educativos de secundaria. Proyección de la película El cumpleaños de Laila

18.45

Recepción del público

19.15

Presentación de la III Muestra de Cine Árabe y Mediterráneo de Cataluña a cargo de:

.        Meritxell Bragulat, directora de la Muestra
.       
Director de l’Agència Catalana de Cooperació al Desenvolupament
.       
Representante de l'Institut Català de les Indústries Culturals (ICIC)
.       
Concejala delegada d'Agermanaments, Solidaritat i Cooperació al Desenvolupament i Immigració de l’Ajuntament de Sant Feliu de Llobregat

19.45

Proyección de El cumpleaños de Laila
Dirección i guión: Rashid Masharawi
País: Palestina
Duración: 72 min
Idiomas: VO árabe con subtítulos en español

21:00

Presentación de Diluvio en el país del Baas

21:15

Proyección de Diluvio en el país del Baas
Dirección i guión:
Omar Amiralay
País: Síria

Duración:
46 min
Idiomas: VO francés/árabe con subtítulos en español

22.00

Debate-coloquio con el director Omar Amiralay

 

 

Viernes 23 de octubre

10.00

Sesión matinal para centros educativos de secundaria. Proyección de la película El cumpleaños de Laila

18.45

Recepción del público

19.00

Proyección de La ternura del lobo
Dirección:
Jilani Saadi
País: Túnez

Duración:
85 min
Idiomas: VO árabe con subtítulos en español

20.30

Pausa

20.45

Presentación Hey, no olvides el comino

21.00

Proyección Hey, no olvides el comino
Dirección i guión:
Hala Alabdalla
País: Síria

Duración:
66 min
Idiomas: VO francés/árabe con subtítulos en catalán

22.10

Debate-coloquio con la directora Hala Alabdalla

 

 

Sábado 24 de octubre

17.00

Recepción del público

17.15

Proyección de Jinga48
Dirección:
Ula Tabari
Países: Palestina y Qatar
Duración: 76 min
Idiomas: VO inglés/árabe con subtítulos en catalán

18.30

Pausa

18.45

Proyección de Islamour
Dirección: Saad Chraibi
País: Marroc
Duración: 95 min
Idiomas: VO inglés/francés/árabe con subtítulos en catalán

20.20

Pausa

20.45

Presentación de Mujeres  de  Hezbollah

21.00

Proyección de Mujeres  de  Hezbollah
Dirección:
Maher Abi Samra
País: Líbano
Duración: 52 min
Idiomas: VO francés/árabe con subtítulos en catalán

22.00

Debate-coloquio con el director Maher Abi Samra

22:45

Pausa

23.00

Proyección de Mascarades
Dirección:
Lyes Salem
País:
Algèria
Duración: 94 min
Idiomas: VO árabe con subtítulos en catalán

 

 

Domingo 25 de octubre

17.00

Recepción del público

17.15

Proyección de Días de aburrimiento
Dirección:
Abdellatif Abdelhamid
País:
Síria
Duración: 100 min
Idiomas: VO árabe con subtítulos en catalán

19.00

Pausa

19.15

Presentación de Sacrificios

19.30

Proyección de Sacrificios
Dirección:
Ossama Mohammed
País:
Síria
Duración: 113 min
Idiomas: VO VO árabe con subtítulos en catalán.

21.25

Debate-coloquio con el director Ossama Mohammed

22.15

Clausura de la III Muestra de Cine Árabe y Mediterráneo de Cataluña

 Para más información: http://www.cinebaix.com/mostra09

[Josep Torrell]

 

Devedeando, que es gerundio

Luchino Visconti
La tierra tiembla
Vella Visión, 2009

 ’Ntoni Valastro y los demás miembros de su familia, pescadores de la población siciliana de Aci Trezza, se tienen que levantar todos los días antes del amanecer para salir a faenar, un trabajo duro y peligroso del que se benefician económicamente sobre todo los mayoristas del pueblo, que, sin arriesgar la vida en alta mar, venden a buen precio en la lonja un pescado por el que a los pescadores les han pagado un precio irrisorio. Así ha sido desde tiempos inmemoriales, pero ’Ntoni no está dispuesto a seguir aceptando mansamente la situación y decide independizarse de los mayoristas: se compra una barca tras hipotecar la casa familiar y todo parece ir viento en popa cuando un golpe de suerte depara una importante captura a la familia Valastro. Sin embargo, esa no será sino la antesala del descenso a los infiernos: tras echar a perder la barca en medio de un fuerte temporal, ’Ntoni y su familia se verán abocados a la pobreza más absoluta, tendrán que malvender sus anchoas en salazón a los inescrupulosos mayoristas en cuyo local la pintura de la pared todavía deja entrever sus inclinaciones mussolinianas y, acosados por el banco, se verán obligados a abandonar la modestísima casa que les ha dado cobijo durante generaciones. 

La tierra tiembla (1948), el segundo largometraje de Luchino Visconti, es sin duda una de las obras cumbre del neorrealismo italiano, amén de una de las más bellas desde el punto de vista estilístico. El año anterior, el PCI había asignado un pequeño presupuesto al entonces joven cineasta para que viajara a Sicilia y rodara una trilogía sobre los campesinos, los mineros del azogue y los pescadores de la región. Desafortunadamente, los problemas de producción ocasionaron que Visconti sólo pudiera finalizar el episodio dedicado a estos últimos, lo cual privó al espectador de un tríptico fílmico con clara intención pedagógico-política. Así, si bien el episodio inicial sobre los pescadores rezuma ciertamente pesimismo por los cuatro costados puede llegar a parecer que Visconti quiere aleccionarnos sobre la futilidad de rebelarse contra la explotación, la intención del director milanés era completar el retablo político-social con un episodio final marcado por el triunfo de la acción colectiva; en cualquier caso, las bases argumentales del malogrado proyecto ya estaban sentadas: ante la explotación y la injusticia de bien poco sirven la acción puramente individual o las ansias pequeño-burguesas de ascenso en la escala social.

[Carles Mercadal]

 

PÁGINAS-AMIGAS

Centre de Treball i Documentació (CTD)
http://www.cetede.org

Nómadas. Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas
http://www.ucm.es/info/nomadas

El Viejo Topo
http://www.elviejotopo.com

La Insignia
http://www.lainsignia.org

Sin permiso
http://www.sinpermiso.info

 

Revista mientras tanto

Número 110-111

 mientras tanto
BCCBBHBCCBBBCBBBCBBBBCCB

Primavera-Verano 2009

110-111

NOTAS EDITORIALES
La crisis para quien la trabaja
[A.R.]

La prueba pericial [J.L.G.]

Un tribunal constitucional plurinacional y elegido por sufragio universal [J.A.E.]

Marx, Einsenstein, Kluge [J.T.]

La Europa de la exclusión [A.M.]

ARTÍCULOS
Los designios neoliberales para la Universidad

LA UNIVERSIDAD EN EL SIGLO XXI
Boaventura de Sousa Santos

LA CRISIS UNIVERSITARIA Y BOLONIA
Juan-Ramón Capella

LA EVALUACIÓN UNIVERSITARIA EN EL CONTEXTO DEL PENSAMIENTO NEOLIBERAL
Ángel Díaz Barriga

LA EVALUACIÓN UNIVERSITARIA ¿TOYOTISMO EN LA UNIVERSIDAD?
José A. Estévez

Otros artículos
OJEADA SOBRE LA CRISIS ENERGÉTICA
Alfons Barceló

LA ECONOMÍA POLÍTICA DEL CASTIGO
Elena Larrauri

LA CRISIS PALESTINA DESMONTANDO ALGUNOS MITOS
Javier Honorato

F. VIDARTE Y LOS ORÍGENES DE LA TEORÍA QUEER EN ESPAÑA
Laurentino Véllez-Pellegrini

Sobre cine
UNA POÉTICA DEL CINE
Pere Portabella

UN TRABAJO CULTURAL EN EL CINE
Josep Torrell

CUESTIÓN DE PALABRAS
(nueva sección de poesía)
Antonio Jiménez Millán

RESEÑA
DE LA LOCURA MAOÍSTA AL DESENFRENO NEOLIBERAL
(Ramón Campderrich)

CITA
LA OBRA DE LOS PASAJES, (anotación N 9 a, 1)
Walter Benjamin

 
mientras tanto bitartean mientras tanto mentrestant
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