Mercantilización
y politización del deporte
Juan-Ramón Capella
La
noticia
de los problemas de adicción a las drogas del tenista retirado André
Agassi contiene una particularidad: fue el propio padre del deportista
quien le facilitó “pastillas” para que siguiera compitiendo. La
irresponsabilidad de ese padre, ansioso por lucrarse con las ganancias
del hijo, es un caso extremo. Más cerca tenemos otros, también en
tenistas empujados por familiares al más alto rendimiento deportivo y
publicitario. Ahí está la brevedad de la carrera de Sergi Bruguera,
entrenado por su padre; y no se puede excluir que las dificultades de
Nadal para mantenerse a máximo nivel cuando aún no ha alcanzado la
plenitud de su desarrollo físico tengan que ver con el hecho de haber
sido entrenado por su tío. Estamos hablando de la cúspide: abajo, entre
los parias, están los trabajadores que animan a sus hijos a abandonar o
preterir los estudios para dedicarse al deporte con la esperanza de
salir de la pobreza. Muy pocos de éstos se convertirán, siempre por
breve tiempo, en estrellas.
Es
obvio
que el deporte ha dado varias vueltas de tuerca en la modernidad
reciente, en los últimos cincuenta años. De la práctica deportiva se
pasó primero al deporte como espectáculo de masas. Ahí se pusieron las
bases de la identificación entre espectadores y deportistas,
alimentándose una emoción nueva: la emoción partidista. Una
emoción peligrosa, que a veces acaba a cuchilladas y a veces en
catástrofes en los estadios. Pero que suministra, en una sociedad
desquiciada como la contemporánea, una válvula de escape a la tensión
social, a las vidas sin esperanzas reales de mejora que el mercantilismo
anti-igualitario construye para la mayoría.
Se
trata
de un mecanismo importante. El fútbol fue inicialmente una pasión de la
clase trabajadora británica. Los mecanismos psicológicos de la
identificación con un equipo en competición merecerían un estudio
pormenorizado que, obviamente, es imposible aquí. Un mecanismo que
probablemente nos retrotrae a nuestro pasado de horda. Tiene la fuerza
de los mecanismos religiosos (ya sabéis: la religión es el suspiro de la
criatura oprimida, el corazón de un mundo sin corazón, el alma de un
mundo desalmado). Es el opio del pueblo.
En
los
últimos años del deporte-espectáculo de masas se ha pasado al deporte
como soporte de la publicidad en los medios masas. El deporte es
objetivamente una simple pieza de la maquinaria de creación de
sentimientos de carencia en las personas, de la incitación a consumir.
Las retransmisiones audiovisuales de acontecimientos —en realidad
meros hechos— deportivos son simples soportes publicitarios. Se ha
generado no sólo un pequeño ejército de deportistas de élite
profesionalizado —según las preferencias de las distintas sociedades,
pero con predominio mundial del fútbol—, pagado a partir de los ingresos
publicitarios, sino también un ejército muy superior en número de
plumíferos y comentaristas audiovisuales encargados de mantener
engrasado ese soporte mediático. Se editan periódicos dedicados
específicamente al deporte y en ninguno de información general pueden
faltar las páginas deportivas. Los telediarios han de convertir en
noticia la menor minucia de esos circenses. (Curiosamente, las
dificultades específicamente técnicas de la práctica y la competición
deportiva ocupan en los medios de masas un espacio marginal.)
Además,
al deporte se le echa la guinda política. Los poderes públicos y los
sponsors privados saben muy bien que una sociedad enajenada necesita
superhéroes, que la publicidad los crea y que asociarse a tales
superhéroes proporciona a los detentadores de poder una legitimación
que necesitan desesperadamente dada su característica incapacidad para
cumplir sus promesas de mejoramiento social. Por eso los jefes de estado
y de gobierno, los dirigentes de partido, los ministros, alcaldes y
banqueros abrazan a los deportistas sin importarles su sudor ni su olor
—el olor no lo transmiten los medios audiovisuales—. El deporte se
convierte también en asunto de estado crecientemente importante (hasta
el punto de que una alcaldía puede gastar millones de sus ingresos
fiscales en la mera solicitación de una sede deportiva); el fisco
financia organismos públicos e instituciones que aseguran el sistema
deportivo profesional. Algún gladiador con mentalidad corporativa y el
partido de la derecha han solicitado en España la creación de un
Ministerio de deportes. ¿Qué pasaría si no hubiera deporte
publicitario? Lo principal es que sólo pasaría todo lo demás. Y
eso sería insoportable.
El
deporte
profesional de competición tiene otra consecuencia importante: difunde
socialmente una representación de la vida como una competición de unos
contra otros y sacraliza unos valores individualistas que adquieren más
relevancia que los valores de solidaridad interna que caracterizan a los
buenos equipos. Valores que nunca llegan a ocupar el primer plano en las
representaciones colectivas. Para los chavales de los colegios lo que
cuenta es destacar como “crack”, o sea, el individualismo. No la
solidaridad con los demás. Publicita el deseo de ganar, cuando,
en realidad, se puede perder ganando y ganar perdiendo. El film La
soledad del corredor de fondo debería ser de proyección recomendada
en las escuelas que no busquen formar corderos conformistas.
Sin
el ejército
publicitario y político algunas gentes podrían optar. Podrían aceptar
que el deporte como espectáculo es esencialmente infantil, emocional,
basto e infinitamente repetitivo. Que la mayoría de las competiciones
son un tostón de escasa calidad aunque no falte la emoción por ver quién
gana. Y que a fin de cuentas los sueldos millonarios de los deportistas,
los negocios de los clubs y las lujosas sinecuras viajeras de las
autoridades se pagan con el coste por publicidad incorporado en el de
los productos que adquieren con sus salarios, y también con sus
impuestos. El deporte mediático es un producto más de una sociedad
barbarizada. Donde el dominio social se aprovecha de la admiración
que despiertan los héroes en las subjetividades aunque los sujetos se
nieguen a ver que esos héroes, en realidad, se suceden contínuamente y
que suelen ser de cartón, a diferencia de los héroes anónimos que
padecen por la defensa de las libertades de todos; de los científicos
que aportan con esfuerzo desinteresado avances de la medicina; o de
ellos mismos, verdaderos héroes cotidianos en su esfuerzo por mantener a
sus familias.
Cuaderno
de crisis/ 12
Albert
Recio
Inflexibilidad global
I
Cuando
en 2007 estalló la crisis financiera se abrieron expectativas de
reformas importantes en la Economía mundial. Los partidarios del modelo
neoliberal estaban desconcertados, pues era patente que su modelo de
regulación (basado en reducir derechos sociales, ampliar derechos de
propiedad e imponer instituciones semipúblicas controladas por los
mismos grupos de poder que debían ser regulados) había fracasado. Aunque
el punto culminante se produjo en septiembre de este año, cuando quebró
Lehman Brothers y todo el sistema financiero estuvo a punto de hacer lo
mismo, el debate venía de lejos. Aún tengo en el recuerdo la
intervención del eterno optimista Bob Sutcliffe en las Jornadas de
Economía Crítica de Bilbao, en marzo de 2007, anunciando el fin de la
era neoliberal. 2007 fue el año no sólo de la crisis económica
internacional, también de una nueva crisis alimentaria y de una fase de
precios petrolíferos que recordaron al mundo que quizás habíamos entrado
en el fin de la era del petróleo barato.
Dos
años
más tarde las buenas intenciones parecen haberse desvanecido. Las
reformas siguen bloqueadas y, al menos de momento, los poderes
económicos de siempre y sus principales ideólogos vuelven a sacar pecho.
Han bastado una leve recuperación del crecimiento económico (aumento en
algunas décimas del PIB), la salvación de los principales grupos
bancarios y la recuperación de la bolsa para que vuelvan a sacar pecho y
renueven la exigencia de las mismas reformas de siempre: recortes en
derechos laborales y sociales como casi única vía de salida a los
intereses de siempre.
II
Basta
con ampliar el conjunto de variables para ponerle muchos interrogantes
al optimismo. El desempleo ha crecido en casi todas partes y amenaza con
enquistar nuevas capas de pobreza y exclusión social. El endeudamiento
de los estados, que ha sido el único elemento que ha permitido aminorar
la catástrofe (aunque por el camino se ha producido un enorme programa
social en beneficio de los ricos, redistribución al revés), amenaza con
nuevos recortes de gastos sociales en cuanto cese la situación de
choque. El rebrote de las bolsas, aparte de una obscenidad, puede
convertirse en un nuevo factor de desestabilización con sólo que cambie
alguna variable, como el tipo de interés.
El
número
de hambrientos mundiales no ha dejado de crecer y nadie se acuerda de
ellos. La crisis ecológica especialmente, pero no sólo, en forma de
cambio climático, sigue presente como espada de Damocles. La recesión ha
conseguido frenar los precios del petróleo y las materias primas, pero
estos pueden rebrotar debido a que no se han producido cambios
significativos en la estructura del mercado. Las reformas prometidas se
han estancando y las soluciones adoptadas simplemente se han orientado a
preservar el mismo modelo que generó la crisis.
III
En
dos
años no hemos avanzado en soluciones efectivas en ninguna de las
cuestiones importantes que afectan a la vida de la humanidad. La
económica con su impacto en las desigualdades, la pobreza y la
inseguridad. La ecológica con su impacto en condiciones de vida
presentes y futuras de la humanidad. Y la que en los países ricos ya se
conoce como “crisis del cuidado”, una forma de expresar la incapacidad
de los sistemas sociales actuales de afrontar satisfactoriamente tanto
las necesidades cotidianas que emanan del ciclo biológico como de
resolver las, también obscenas, desigualdades de género (y su secuela de
marginaciones. humillaciones y malos tratos hacia la mitad, o más, del
género humano). Más bien parece que en alguno de estos aspectos hemos
perdido el tiempo y en otros las cosas están yendo a peor.
IV
En
mi opinión,
la razón de este enquistamiento se basa en lo que llamo “inflexibilidad
global”. La incapacidad de avanzar en las reformas necesarias. La cual
está generada por la resistencia de las viejas estructuras de poder,
especialmente económico, para autorreformarse. Su inercia suicida le
lleva a reproducirse en sus propios términos, a preservar intactos sus
intereses a costa de desplazar enormes costes al conjunto de la
sociedad. Una economía con menos incertidumbre y desigualdad exige una
reducción drástica del peso del sector financiero. Una economía
sostenible exige cambios en las formas de organizar la vida y la
producción, en las formas de satisfacer necesidades. Una economía del
cuidado exige hondas transformaciones en las formas de articular el
trabajo mercantil y no mercantil, reordenar la división del trabajo (no
sólo, aunque especialmente, entre géneros). Exige también una
reordenación del espacio público a escalas diversas. Pero lejos de
plantearse estas transformaciones el peso de los viejos poderes sólo ha
permitido llevar a cabo respuestas que van en el mismo sentido de
siempre. De ahí que el grueso de las ayudas haya ido orientado a
sectores cada vez más irreformables: el financiero, la industria del
coche, la de las grandes infraestructuras. Si 2007 simboliza el batacazo
financiero, 2009 quedará marcado por el fiasco anunciado de Copenhague.
Esta
incapacidad
de reforma profunda de las estructuras económicas tiene su correlato en
el campo de la producción intelectual. La mayoría de facultades de
Economía siguen enseñando los mismos textos, los mismos modelos
económicos que la crisis puso en evidencia. Las voces críticas de
importancia (si se excluye a los valientes heterodoxos de todos los
tiempos, más numerosos de lo que se piensa pero totalmente fuera del
gran escenario mediático y de la gran política) se pueden contar con la
mano. Hay una fosilización intelectual equivalente a la que manifiestan
las estructuras a las que sirven. Por ello uno se indigna cada vez que
oye el mantra de la supuesta rigidez del mercado laboral. La idea de
flexibilidad se acuñó en la anterior megacrisis, la de la década de
1980, como un arma cultural para legitimar los recortes de derechos
sociales y la vuelta al capitalismo pre-keynesiano. Hora es de cambiar
las tornas y de subrayar que si algo ha mostrado inflexibilidad es la
actual estructura económica para adaptarse a las necesidades de la
inmensa mayoría de la población. Queremos una economía que se adapte a
las necesidades básicas de la gente, a los imperativos de los ciclos
naturales, que garantice niveles básicos de seguridad económica y
bienestar. Y ello requiere transformaciones profundas en las formas de
organizar la actividad económica y el cese de las políticas de bloqueo.
La rigidez más peligrosa proviene de Wall Street (o de Chamartín) y de
los estados mayores de las grandes corporaciones mundiales. Y de la
pseudociencia que impide reconocer la naturaleza de los problemas y
llamarlos por su nombre.
V
La
rigidez
del capital es tanto más intocada por la inexistencia de un adversario
con un mínimo de empaque. Buena parte de la izquierda institucionalizada
está tan apegada a la estructura dominante que corre el riesgo de ser
engullida por el marasmo. Lo poco de izquierda parlamentaria alternativa
ha sido incapaz de articular un discurso propio o de generar una mínima
coalición social que empezara a actuar como un referente posible. El
resto, la amalgama de activistas críticos que uno encuentra en cualquier
lugar siguen más interesados en mantener la pureza de su discurso,
marcar distancias con el vecino y honrar a sus propios dioses que en
posibilitar una generosa recuperación del espacio alternativo,
combinando las dosis adecuadas de crítica, proposición positiva, utopía
y posibilismo necesarios para generar algún brote verde (o rojo, o
violeta, o mixto) de cierta entidad. Hay incluso algo de incapacidad de
denotar la forma del desastre. A la izquierda alternativa le gusta el
trazo grueso, la catástrofe social. Y en cambio tiene más dificultades
para articular un discurso atractivo cuando el desastre ocurre, como
ahora en forma de goteo: cierre de empresas particulares, recortes
selectivos de gastos sociales, crisis ecológicas reales. Traducir la
gran estrategia en instrumento útil para la lucha concreta, la que
ocurre en espacios y trayectorias específicas, es algo tan necesario
como elaborar algún plan plausible de alternativa al modelo actual.
Romper la rigidez de este modelo capitalista exige también repensar
nuestra propia inflexibilidad. Hemos perdido un tiempo valioso. Un
tiempo donde nadie ha realizado ni propuestas ni iniciativas orientadas
a generar respuestas comunes a las crisis que tenemos planteadas. Por
eso también, la inercia dominante ha podido mantener su implacable
lógica de irracionalidad e injusticia.
Una
modesta proposición para pedir la dimisión del gobernador del Banco de
España
Albert Recio
Hace
meses que estamos en crisis. Se han destruido cientos de miles de
empleos. Crece la pobreza y la inseguridad económica. Los servicios de
empleo, los gestores de ayudas públicas y las instituciones que atienden
a las personas que no tienen acceso a subsidios públicos (o a aquellas
para las que éstos resultan insuficientes para cubrir necesidades
básicas) tienen la sensación de colapso. La misma que se obtiene cuando
el interlocutor es un pequeño empresario, aunque en este caso surgen
otras cuestiones, especialmente el ahogamiento financiero por falta de
crédito. Hay bastante acuerdo en que ni podemos seguir así ni es posible
volver al enloquecido mundo de la burbuja inmobiliaria. Los cientos de
miles de pisos vacíos son un monumento a la ineficiencia económica y una
vergüenza social, pues a pesar de la sobreproducción siguen habiendo
muchas personas con necesidad de una vivienda digna. Es por tanto tiempo
de reformas, que seguramente deben abordar muchos aspectos de la vida
social.
Mi
modesta
proposición no obedece a una reacción airada a la enésima manifestación
del Señor Ordóñez a favor de una reforma laboral, sino a que uno tiene
la sospecha de que además de expresar un punto de vista discutible y
sesgado, es sobre todo una cortina de humo para desviar la atención
sobre su propia incapacidad. Y creo que es esta inutilidad en servir a
la función que le da derecho a un cargo socialmente importante y bien
retribuido la que justifica la petición.
Cuando
estalló la crisis, se interpretó como una crisis financiera, y se
detectaron muchos de los mecanismos perversos por los cuales el sistema
financiero había estado creando burbujas. Se planteó tanto la
necesidad de una nueva regulación de la actividad financiera como una
política a corto plazo de salvamento de la banca. Esta última medida se
justificó con el argumento de que salvando a la banca se evitaba el
colapso financiero del conjunto del sistema económico. En una economía
capitalista de mercado el crédito juega un papel esencial en el
funcionamiento cotidiano del sistema económico: si se hunde el crédito
se bloquea el flujo circular de la economía. En consecuencia, se han
articulado diversos mecanismos de apoyo al sector financiero, desde
préstamos masivos por parte del Banco Central Europeo al nuevo Fondo de
Reestructuración y Ordenación Bancaria, pasando por avales públicos a
las emisiones de deuda de los bancos y compra de activos a los mismos. Y
a pesar de toda esta batería de ayudas gran parte de las empresas se
quejan de que el crédito sigue sin fluir y con ello se compromete tanto
la actividad corriente como las inversiones que pudieran favorecer un
cambio de orientación productiva. Uno esperaría que ante tamaño volumen
de ayudas y ante tanto clamor la primera preocupación de la autoridad
monetaria debería orientarse a analizar y explicar qué ha fallado en
esta nueva versión de las políticas de “ayuda a los de arriba para que
llegue a los de abajo”. Sobre todo para ayudar a adoptar nuevas medidas
más eficaces, para desatascar un sistema financiero que sigue generando
incertidumbres y malestar económico.
Este
es un análisis necesario cuando existe la sospecha generalizada de que,
lejos de completar el circuito, los bancos han usado sus fondos para
sanear sus cuentas y reeditar actuaciones especulativas que dan mayores
beneficios a corto. El fuerte incremento de las cotizaciones bursátiles
es, al respecto, contradictoria con la situación económica del país y
lleva a pensar si no es un fenómeno generado por la afluencia de nuevos
fondos sedientos de negocios especulativos a corto. Puede que la cosa
sea más simple y la falta de crédito se deba a un exceso de aversión al
riesgo de los directivos bancarios. En todo caso ello indicaría que, al
menos en situaciones comprometidas, es malo dejar en manos de banqueros
privados decisiones que afectan al conjunto de la ciudadanía. Sobre
estas cuestiones el Sr. Gobernador no resulta ni muy hablador ni muy
creativo en la propuesta de reformas. Cualquier ciudadano corriente
percibe que tanto en el plano de la política como en el tratamiento
judicial los banqueros son siempre tratados con guantes de seda. Aunque
se les imputen graves delitos fiscales o, cómo ahora, sean responsables
de un importante cataclismo económico.
Quizás
uno peque de ingenuo, o se perdiera alguna clase de Economía monetaria o
de macro. Pero en su ingenuidad uno pensaría que en la situación actual
todo el tiempo de trabajo de un regulador del sistema financiero debería
dedicarse a analizar, proponer, explicar, dar cuentas sobre las
insuficiencias, limitaciones, resistencias del sistema financiero. Al
fin y al cabo si el paradigma que rige su ideología económica es el de
la flexibilidad de los mercados, el fallo en el sistema crediticio
podría interpretarse como una rigidez del sistema financiero y sería
bueno que nos explicaran las razones del mismo y las formas de
resolverlo. A lo mejor es que al señor Fernández Ordóñez la economía
monetaria le resulta tan aburrida e incomprensible como a gran número de
economistas y en cambio se encuentra más capacitado para estudiar el
mercado laboral. También por esto su cese como Gobernador del Banco de
España sería adecuado y hasta él mismo lo agradecería. Hay argumentos
económicos de todo tipo para justificar medidas económicas en las que
todo el mundo mejora. Sugerimos, si lo argumentado hasta aquí está
justificado, que el cese del Gobernador beneficiaría tanto al país como
a él mismo. Y por tanto se trata de una mejora neta que no podemos dejar
escapar.
El
clima en jaque
Esther Vivas
La
reunión
de las Naciones Unidas sobre cambio climático en Barcelona, previa a la
cumbre de Copenhague (COP15) a principios de diciembre, ha tenido un
resultado muy negativo y pone de manifiesto la falta de voluntad
política para llevar a cabo medidas significativas en la lucha contra el
cambio climático. Una vez más, los intereses corporativos han primado
por encima de las demandas de los países del Sur y de los movimientos
sociales.
La
cita,
que tuvo lugar del 2 al 6 de noviembre y que reunió a cuatro mil
delegados/as de 180 países, terminó con la negativa de Estados Unidos
por comprometerse y cifrar sus reducciones de CO2, al mismo tiempo que
la Unión Europea daba pasos atrás en sus compromisos y los países en
desarrollo exigían medidas reales de reducción por parte de las
principales potencias, a la vez que denunciaban los efectos perversos de
instrumentos como la Reducción de Emisiones por Deforestación y
Degradación (REDD) y los Mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL). Como
afirmaba Milena Ràfols de la campaña El clima no está en venta:
“Todo el mundo está pendiente de que el otro mueva ficha y se utiliza al
otro como excusa. Estados Unidos no se moja, pero dice que esto no es
inconveniente para que otros sí se comprometan”.
De
este modo,
sigue sin haber respuesta al total de reducción de emisiones que
asumirán los países industrializados, ya sean emisiones domésticas o al
“mercadeo” de las mismas a través de la adquisición de créditos de
carbono por reducciones realizadas en otros países. Tampoco se han dado
avances en las cuantías que los países industrializados tendrán que
aportar para financiar la adaptación y los mecanismos de apoyo a los
países del Sur. En la sesión plenaria, estos últimos exigieron a los
primeros un compromiso de reducción de emisiones de un 40% para el año
2020 y que les apoyen económicamente en la lucha contra el cambio
climático.
Acuerdos vinculantes
Otro
de los frentes de batalla fue la “obligatoriedad” de los acuerdos.
Estados Unidos rechazó cualquier posibilidad de un acuerdo legalmente
vinculante. Mientras que el Tratado de Kyoto vincula legalmente, se
apuesta por un nuevo Tratado que sólo vincule “políticamente”. En
palabras de Salvador Pueyo de la campaña El clima no está en venta:
“Por muchos defectos que pueda tener Kyoto, y teniendo en cuenta que
ésta no es nuestra opción, al menos Kyoto obliga legalmente a los países
ricos a cumplir ciertos objetivos. Ahora, EE.UU. y compañía quieren
forzar un nuevo acuerdo más flexible para ellos”.
Otra
novedad a tener en cuenta fue la negativa de los estados africanos, al
principio del encuentro, a seguir con las negociaciones si los países
ricos no asumían un compromiso claro de reducción de emisiones y si no
se centraban los debates en dicho tema. Este amago de boicot pone de
manifiesto la situación límite a la que están llegando las negociaciones
y la incapacidad para obtener resultados vinculantes y efectivos.
Barcelona se moviliza contra el cambio climático
En
Catalunya, la campaña El clima no está en venta, que agrupa a
diversas organizaciones ecologistas, sindicales, de consumo, políticas,
ONGs, en defensa del territorio, fue el marco unitario, creado en motivo
de la reunión de las Naciones Unidas, que organizó algunas de las
principales acciones llevadas a cabo en el transcurso de la semana.
El
momento
de máxima visibilidad fue la manifestación del sábado 31 de octubre,
antes del inicio de la reunión, donde cuatro mil personas salieron a la
calle para denunciar las falsas soluciones al cambio climático y exigir
un acuerdo justo, vinculante y transformador. El miércoles 4 de
noviembre, un grupo de unas cincuenta personas de la campaña bloqueó la
entrada del centro de negociaciones y desplegó una pancarta donde se
leía: "Sin reducción drástica no hay salida". Asimismo, se llevaron a
cabo charlas con ponentes internacionales sobre justicia climática y el
impacto de la agroindustria en la generación de gases de efecto
invernadero. Éstas y muchas otras actividades se realizaron estos días
en Barcelona
A
principios
de diciembre, Copenhague acogerá la cumbre COP15 de las Naciones Unidas
que tendrá que tomar acuerdos sobre estos debates. Allá miles de
manifestantes se han dado cita para dejar claro que “el tiempo se
acaba”, que son necesarios acuerdos firmes, así como un cambio radical
de modelo, si queremos parar el cambio climático.
[*Artículo publicado
en Diagonal, nº 113.
Esther Vivas es miembro de la campaña El clima no está en venta.]
Estafa
Agustín Moreno
Nadie
sabe mejor que un tutor/a de 4º de la ESO lo que cuesta que titulen
determinados alumnos/as. Rescatar a aquellos “objetores escolares” que
han ido repitiendo curso en un país donde el fracaso escolar supera al
30%, es muy importante. Porque se les recupera para la formación, para
la vida laboral y para la ciudadanía. Me refiero a esos alumnos que
recobran la autoestima y las ganas de estudiar y que cuando titulan se
les abre un nuevo horizonte. Los menos irán a bachillerato y la mayoría
iban a los ciclos de grado medio.
Pues
bien, me estoy encontrado a muchos de esos alumnos/as que lograron
acabar la ESO que no han sido admitidos en los ciclos y se ven
condenados a quedarse en casa o en un banco del parque, a la espera de
probar suerte el curso próximo. La razón es la gran diferencia que hay
entre oferta y demanda en la formación profesional, como consecuencia de
la crisis y del elevado paro.
Las
cifras
agregadas son muy altas en la comunidad de Madrid (CAM). Según los
sindicatos, sólo en la capital se han quedado sin poder cursar un ciclo
de grado medio 1.085 alumnos y deben ser un par de miles en toda la CAM.
Las solicitudes para ciclos superiores han aumentado un 27% y no hay
plaza para 4.700 personas. El déficit en plazas de PCPI, supera las 900
y muchos chavales irán directos a la estadística del fracaso escolar. En
total, unas 8000 personas sin plaza. Pero no es sólo una cuestión
cuantitativa: cada caso que se dé es un escándalo y para el afectado, al
que le animábamos a continuar estudios, una estafa.
Está
claro que el gobierno regional ignora el paro que afecta a 463.300
trabajadores madrileños y no le interesa la formación profesional
reglada. Con este panorama, los absurdos debates (tarima, autoridad…) no
son más que maniobras de diversión para continuar con el descarado
intento de degradación de la educación pública. Las explicaciones de la
administración de esta gigantesca imprevisión no son nada convincentes.
La pregunta es ¿quién asume la responsabilidad política de dejar a miles
de personas jóvenes y menos jóvenes que están en paro sin la oportunidad
de aprovechar la crisis para volver a estudiar y mejorar su
cualificación profesional?
Barcelona/Madrid-Madrid/Barcelona.
40 anys d’acció veinal/40 años de acción vecinal
Albert Recio
El
día 27 de noviembre en Barcelona (Museu d’Historia de la Ciutat) y el 1
de diciembre en Madrid (Museo de la Ciudad) se inaugura la exposición
que con el título que encabeza esta nota han montado conjuntamente la
Federació d’Associacions de Veïns i Veïnes de Barcelona (FAVB) y la
Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid (FRAVM). La
exposición estará abierta hasta el 1 de febrero en Barcelona y hasta el
15 de diciembre en Madrid, aunque posteriormente está previsto que
circule en ambos casos por diversos barrios y poblaciones. Se trata de
una exposición militante. Con un contenido claro: explicar a la gente
que su lucha no ha sido en balde, que muchas de las mejoras conseguidas
en los barrios lo han sido gracias a la movilización social. Que la
ciudad sería otra si se hubiera dejado en manos de la iniciativa del
capital o de las decisiones de una tecnocracia a menudo poco responsable
de los intereses colectivos. Es un recordatorio de que vecinos y vecinas
también hemos creado ciudad, posiblemente lo mejor de la misma, lo que
ayuda a construir civilización y bienestar. Es también una forma de
explicar que las cosas tienen su historia y que las luchas de hoy
provienen de una tradición de respuesta social que aunque intermitente
nunca desaparece. Y es también una llamada a la esperanza, a seguir en
la brecha con reivindicaciones y propuestas de futuro.
Se
ha hecho un enorme esfuerzo material, de mucho trabajo, para elaborar un
material con buen contenido y forma. Un material que permite detectar
cien victorias en cada una de las dos ciudades en las que la lucha
vecinal ha jugado un papel crucial. Una exposición imprescindible para
viejos y nuevos activistas sociales.
Convocatorias
por la esperanza
Clandestina Discreta
Jueves
doce de noviembre. El teatro Darymelia de Jaén se llenó con el acto de
apoyo a las personas inmigrantes convocado por el Foro Social
Clandestino. Una causa que en los últimos meses ha ido aunando
personas, colectivos, organizaciones diversas. Poetas, artistas, grupos
de música, la plataforma de Parados del Polígono del Valle, asociaciones
de inmigrantes, colectivos cristianos de base, sindicatos,
voluntarias/os de parroquias, militantes de la Asamblea Local de
Izquierda Unida, y gentes solidarias de diversas procedencias,
promoviendo una respuesta desde abajo ante la perspectiva de que la
llegada de trabajadores inmigrantes durante estas fechas vuelva a
desbordar los recursos disponibles.
Para
hacerse
una idea del contexto en que se produce: Jaén, es la capital de una
provincia que figura en el último lugar en nivel de renta del país, la
quinta con mayor tasa de desempleo, que este año se ha disparado ya
hasta los 73.100 desempleados (26%). Eso, los índices medios, porque
actualmente en algunos barrios de la capital y en muchos pueblos estos
porcentajes son muchos mayores. Todos los años, cuando se aproxima la
recolección de la aceituna, cientos de trabajadores inmigrantes se
desplazan hasta aquí con la esperanza de encontrar lugar en alguno de
los tajos de la provincia. La mayoría de ellos recalan en la capital
como lugar de tránsito, a la espera de un contrato que sólo unos pocos
consiguen. Ya el año pasado, con la crisis económica, la situación se
desbordó y en plena ola de frío ocurrió que cientos de personas se
encontraron deambulando durante día y noche a la intemperie, agolpándose
en las puertas del albergue de temporeros buscando un techo y comida.
Situaciones similares se vivieron en Úbeda, cabecera de la comarca de la
Loma, y otro de los núcleos importantes de población de la provincia.
http://www.nodo50.org/forosocialjaen/Cronica%20de%20una%20lucha.htm
Las
movilizaciones
promovidas por el Foro Social, consiguieron la apertura de nuevas
instalaciones municipales, también insuficientes para atender la
demanda, y finalmente, ante la actitud de la administración autonómica
desentendiéndose del problema y negándose a habilitar mas medios, un
albergue alternativo sostenido por personas voluntarias y el apoyo de la
Asamblea Local de IU estuvo funcionando, dando abrigo y comida a los
trabajadores. Y lo que es también importante, tejiendo redes de
solidaridad con las que prevenir el riesgo de estallidos xenófobos.
http://www.nodo50.org/forosocialjaen/Imagenes.htm#Solidaridad_con_las_personas_inmigrantes_-_Nov/Dic_2008
http://www.iujaen.org/index.php?option=com_content&view=article&id=720:reunion-urgente-del-foro-social-de-jaen
Tras la
experiencia de pasadas campañas, este año el Foro Social empezó en julio
a organizar el apoyo y la concienciación ciudadana:
http://www.nodo50.org/forosocialjaen/Inmigracion%2009.htm
Activar
pluralidades solidarias y creatividad social (hasta incluso entre
colectivos predispuestos a mirarse con desconfianza en otros asuntos) en
torno a una cuestión compleja, y en una ciudad de un contexto
socioeconómico como el de Jaén, es una tarea y un modo de hacer que ha
implicado el compromiso militante de IU.
Hubo
lleno, solidaridad, música y poesía la noche del 12 de noviembre en el
teatro Darymelia. Había “alma corazón y vida” en los pasillos del teatro
y en el escenario, en los grupos de gente charlando en la puerta antes
del acto, y entre el colectivo organizador que latía con la alegría del
compromiso. Pero hubo también algo más: la esperanza de experimentar que
es posible. Si la izquierda quiere dotarse de nuevo sentido y refundarse,
más que hacer convocatorias mediáticas y llamamientos auto-referenciales
para ilustrar a la gente con promesas que, por otro lado, cada vez se
parecen menos al espejo de sus propias prácticas internas, deberá
sumergirse en los territorios concretos de los problemas, para crear y
recrear múltiples microexperiencias de este tipo y escenarios sociales
que se parezcan a la sociedad alternativa a la que dice aspirar. Esta
pequeña experiencia provinciana vivida en el seno de colectivos sociales
de Jaén nos dice no sólo que se debe, también que se puede. —Jaén 14 de
noviembre de 2009
La
biblioteca de Babel
Francisco Fernández Buey
Por una universidad democrática
El Viejo Topo, Barcelona, 2009
Va
ya
para cuarenta y cinco años que Paco Fernández Buey habla, escucha y
convence acerca de lo que presenta ahora como título de su último libro:
Por una universidad democrática. Eran los años sesenta, cuando
Paco, como estudiante, fue uno de los fundadores del Sindicato
Democrático de Estudiantes de la Universidad de Barcelona. Eran los años
setenta, y le encontramos haciendo la historia del movimiento
estudiantil contra Franco (por ejemplo, coordinando los Documentos
del movimiento universitario bajo el franquismo, un número
extraordinario de Materiales aparecido en 1977). Después, el
largo viaje de profesor no numerario hasta la cátedra de filosofía
política en la Universidad Pompeu Fabra, pasando por la creación de las
Comisiones Obreras de Enseñanza (que dividieron por dos a todos los
miembros del PSUC, afectado ya de ceguera política).
Para
muchos, la seguridad económica basta para olvidar los pecados de
juventud. No es el caso de Fernández Buey. Mejor dicho: no lo es en
absoluto. Al contrario: los años pasados han ido acumulando artículos y
materiales cuyo fin sigue siendo el que propugnaba en los años sesenta,
pero adecuado a los vientos que soplaban en la universidad. El libro no
precisa prólogo, le basta su subtítulo: «Escritos sobre la universidad y
los movimientos universitarios». Se podría añadir: «compendio».
Un
compendio de la perseverancia y el espíritu crítico, que desafía los
criterios impuestos por los ministerios de universidades (su «catecismo
ministerial» como bien dice), cuya lucha más reciente ha sido contra del
«plan Bolonia». Los planes del gobierno no vienen de ayer; pero la lucha
contra ellos tampoco. Por una universidad democrática es también
la historia de los otros: la historia de los de abajo, que ven el camino
hacia el conocimiento plagado de alambres de espino (perdón: «requisitos
académicos»).
El
malestar
y la pasión por ver otra universidad distinta, coadyuvan potentemente
para hacer de este libro una lectura necesaria (y, digámoslo claro, no
sólo para los estudiantes universitarios).
[Josep Torrell]
Manolo López
Mañana a las once en la Plaza de la Cebada
Bomarzo, Madrid, 2009, 661 págs.
Unas
interesantísimas e inacabadas memorias de este abogado laboralista,
defensor de presos políticos y militante comunista. Manolo López
describe la guerra en Madrid con los ojos de un niño; la difícil
postguerra y la formación de su conciencia política ante la injusticia
que veía a su alrededor. El autor partió del trabajo en la panadería de
su padre, a la que volvería una y otra vez, juntándose con las modestas
gentes de su barrio, para financiar sus estudios de derecho. Luego,
estudiante en París, describe como pocos la vida de los exiliados y las
interioridades de la política comunista. Por las páginas de su libro
pasan destacadísimas personas de la historia antifranquista y comunista,
descritas con objetividad, veracidad y un particular sentido del humor.
La memoria atraviesa los años de la lucha en la clandestinidad; narra su
detención y tortura, sus años en la cárcel, su actividad posterior como
defensor de trabajadores y detenidos, los estrechos vínculos que le
unieron a las comisiones obreras, y, finalmente, su distanciamiento, en
la etapa de la transición, del PCE, de cuyo comité central había sido
miembro, sin dejar por ello de ser comunista.
Se
trata de un texto que apreciarán particularmente quienes hubieron de
bregar con los principales problemas que surgen en las páginas
comentadas. Un libro importantísimo para la reconstrucción de una etapa
de nuestra historia que, lamentablemente, hizo necesaria la conversión
en héroes de muchas personas que nunca creyeron serlo, como es el caso
del autor. Un libro escrito con sencillez por alguien a quien le importa
más el mundo social que su historia individual.
[Juan-Ramón Capella]
* En
relación
a la reseña del libro de Gracia Trujillo Barbadillo, Deseo y
resistencia. Treinta años de movilización lesbiana en el Estado español
(1977-2007), aparecida en el anterior número de mientrastanto.e, el
responsable de la reseña, a instancias de la autora, desea rectificar la
mención a ella misma, a Carmen Romero Bachiller y Beatriz Preciado como
cofundadoras del LSD. [Nota de Redacción]
Cine
Josep Torrell
Del
miércoles 24 de noviembre al jueves 10 de diciembre, la Filmoteca de
Catalunya programa un ciclo dedicado al estudio de producción soviético
Mejrabpom (1924-1936). Este estudio era seguramente el mejor de la época
en toda la Unión Soviética, porque tenía algo que los otros no tenían:
estaba financiado desde el exterior, a través del Socorro Rojo
Internacional. (Su sigla en ruso es precisamente Mejdunrodnaia RAbotchaia
Pomochtch. Durante
doce años intentaron hacer un tipo de cine que, sin ser vanguardista, no
desmerecía ante el occidental. Mejrabpom ou l’aventure du cinéma
privé au pays des bolcheviks, Les Dossiers de Musée d’Orsay, París,
1996. A pesar del título —“cinéma privé” es totalmente desafortunado—,
el libro es excelente. François Albera, Ekatherina Khokhlova, Marilyne
Fellous, Valérie Posener, Rachid Yanguirov, Borís Pavlov y Oksana
Bulgakova son sus colaboradores.)
Las
películas
del ciclo son: Aelita (1924) de Iakob Protazanov,
El sastre de Torjok (1925) de Iakob Protazanov,
La madre (1926) de Vsevolod Pudovkin, El
cuarenta y uno (1926) de Iakob Protazanov, El beso
de Mary Pickford (1927) de Serguei Komarov, El camarero
del restaurante (1927) de Iakob Protazanov, El fin
de San Petersburgo (1927) de Vsevolod Pudovkin, La
muchacha de la sombrerera (1927) de Borís Barnet,
La casa de la plaza Trubnaia (1928) de Borís Barnet,
El águila blanca (1928) de Iakob Protazanov, La
fiesta de San Jorge (1930) de Iakob Protazanov, El
camino de la vida (1932) de Nikolai Ekk, Okraina
(1933) de Borís Barnet y La revuelta de los pescadores
(1934) de Erwin Piscator.
Su
historia
En
1921,
al lanzarse la Nueva Política Económica, había un solo cine en
funcionamiento en toda la Unión Soviética. Lo que quedaba en las salas
de cine había sido utilizado por la gente para quemar (ante la falta de
combustibles). Los estudios también habían sido saqueados. Las máquinas
habían sido desmanteladas o vendidas al escapar del país por el sur.
Película virgen no había: no se producía en el país. Con muchos
esfuerzos, se logró conseguir película negativa para algunos
corresponsales en la Guerra Civil (1918-1921), pero en cambio no había
emulsión en positivo para tirar las copias. El estudio Russ (futuro
estudio Mejrabpom) consiguió rodar —casi siempre a toma única—
Polikushcka (1919), pero no se estrenó nunca en el país
por falta de película para tirar las copias. Lo mismo ocurrió con la
película que era unánimemente valorada como pionera del cine proletario:
La huelga (1924), de Eisenstein, tuvo que esperar
un año entero antes de que se dispusiera de película suficiente para
tirar las copias. La crisis de película virgen duró hasta 1924, cuando a
través de Mejabpom se regularizó la importación de negativo.
En
junio
de 1922, Polikushcka y otros cuatro cortos se estrenaron en
Berlín, para ayudar a las víctimas del hambre en la región del Volga. La
campaña contra el hambre fue organizada por el Socorro Rojo
Internacional alemán, fundado para la ocasión por Willy Münzenberg,
miembro del comité central del Partido Comunista Alemán, parlamentario y
miembro de la Internacional Comunista (Willy Münzenberg, una referencia
constante en el movimiento comunista de la era de Weimar, tiene una
bibliografía en castellano reciente: Babette Gross: Willy Münzenberg.
Una biografía política, Ikusager, Vitoria, 2007). Viendo la penuria
del sector cinematográfico soviético, Münzenberg tuvo la idea de
contribuir a mejorarla mediante una empresa conjunta alemana-soviética,
financiada y equipada por el Socorro Rojo Internacional. Así nació, el
primero de agosto de 1924, el estudio Mejrabpom-Russ, fusión del estudio
ruso con el dinero alemán.
Muy
pronto,
Mejrabpom decide exportar su producción al extranjero, como forma de
propaganda de la Unión Soviética pero, sobre todo, como medio de
conseguir divisas para un país que sale destrozado de la Guerra Civil.
En 1925, hicieron una primera venta a la firma Lloyd concerniente a
trece películas. En 1927 consiguió colocar en Alemania diecinueve
películas. Para agilizar su circulación, Münzenberg funda además una
distribuidora —que pronto será también productora—: Prometheus, que poco
a poco se convierte en el único distribuidor de películas soviéticas,
hasta que es boicoteada por la industria alemana y se ve obligada a
declararse en quiebra en 1932.
En
la Unión
Soviética, sin embargo, las películas cosechaban notables éxitos, cada
vez mayores. En 1928 el estudio alquila cinco cines (dos en Leningrado
y tres en Moscú) para difundir sus películas. En 1929 la producción
alcanza los quince largometrajes de ficción, cifra que no superará.
El
estudio
se caracterizaba porque no le faltaba de nada y navegaba —relativamente—
en la abundancia. Tenía película, buenas cámaras, equipos de
iluminación, etcétera. En 1927 trabajaban en el estudio trescientas
personas. A lo largo de los doce años Mejrabpom repartió su producción
en ficciones (113 películas), documentales o kulturfilms (260
películas, sobre todo cortometrajes) y cintas de animación (49 cortos).
En
agosto
de 1928 el estudio cambia de nombre y a partir de entonces se llamará
Mejrabpom-film, pasando a depender exclusivamente del comité central del
Socorro Rojo Internacional. El 16 de noviembre de 1931, el consejo de
los comisarios del pueblo decide poner fin a las operaciones de
exportación de Mejrabpom, creando el Intorgkino, que asumirá las ventas
al extranjero.
En
1935,
el progresivo acoso de los nazis en Alemania obliga al Socorro Rojo
Internacional a cesar sus actividades y, por tanto, deja de prestar el
apoyo necesario al estudio, porque la mayoría de las secciones
extranjeras están apoyando a la República española en plena guerra
civil. Al cerrarse el flujo de capital, cambió también la actitud del
gobierno soviético. Desde el principio, el estudio recibió todo tipo de
críticas (especialmente la de fomentar “un gusto burgués”), pero el
Estado fue muy cauto de inmiscuirse mientras recibió dinero extranjero.
Entonces, ya sin dinero de por medio, el 8 de junio de 1936 el comité de
los asuntos artísticos juzgó dar por terminada la experiencia de
Mejrabpom, y el estudio cerró sus puertas.
Su
estructura
El
objetivo
básico de Münzerberg consistía en dar una salida al cine soviético,
convencido —como Lenin, por lo demás— de que “las películas son un
instrumento más potente que la prensa”. Pero el propósito de Moissei
Aleinikov, jefe del estudio, era menos etéreo: producir películas que
fueron a la vez atractivas y divertidas. Como señala François Albera,
“este reconocimiento de una dimensión entretenida y lucrativa por parte
de los responsables del país conducía a que se dejase de encarar el cine
en la sola perspectiva de las vanguardias, cuyo propósito estaba, desde
el principio, en conflicto con las autoridades”. Dicho de otro modo: las
vanguardias (de Eisenstein a Dovjenko, pasando por Dziga Vertov) no eran
atractivas para el público soviético y, sobre todo, no eran lucrativas.
Así, por
ejemplo, en 1926, después de El acorazado Potemkin
(1925), Serguei Eisenstein y Grigori Alexandrov pidieron entrar
en la sociedad, recibiendo una rotunda negativa. Por esas mismas fechas,
Aleinikov se negó a dar trabajo a la actriz Alexandra Khokhlova, porque
su físico podía ser desagradable para el público.
Los
objetivos
de Mejrabpom eran llegar al público de las ciudades, y sobre todo, al
espectador que iba a las salas de cine (no el público obrero que veía
películas en los sindicatos). Para ello, contaban con varias bazas:
—
la
creación de un «colectivo artístico» de realizadores fijos trabajando
para el estudio. Iakob Protazanov (el único cineasta reconocido en
1924), pero también directores que empezaban como Iuri Jéliabujski,
Vsevolod Pudovkin, Boris Barnet, Serguei Komarov, Léonid Obolenski y
Igor Savchenko;
—
la
constitución de un departamento de guiones, al estilo de los estudios
norteamericanos. Los guiones que salían de este departamento eran
“guiones de hierro”, en los que todo estaba previsto, desde la longitud
hasta el encuadre. Valentin Turkin, Nathan Zarkhi, Gregori Grebner, Oleg
Léonidov fueron los principales guionistas. A finales de 1926 entraron
también Viktor Schlovski y Ossip Brik, animadores de la revista Lef,
que intentaran hacer un cine de ficción con grandes dosis de
documental;
—
un
colectivo de actores fijo, en algunos casos bajo contrato en exclusiva (Ivan
Moskvine, por ejemplo). En la práctica, fue la práctica totalidad de
actores del Teatro del Arte (MKhAT). Intentaron convencer a Constantin
Stanislavski, pero lo aterraban los focos. Vsevolod Meyerhold intervino
en El águila blanca (1928). Pero el éxito
indiscutible se debió al actor cómico Igor Ilinski —discípulo de
Vsevolod Meyerhold—, que hizo que sus películas recaudaran veinte veces
más que las películas más ortodoxas. Las ocho películas que hizo de
protagonista fueron las más rentables económicamente de toda la
producción del estudio y del cine soviético de los años veinte;
—
la apertura
de la oferta mediante una “política de géneros”. Mejrabpom intentó
ofrecer títulos que cubrieran todos los géneros posibles: el drama (El
camarero del restaurante, 1927, de Protazanov); la
comedía (las películas de Borís Barnet o las interpretadas por Igor
Ilinski); las de aventuras (Dzulbars, 1936, de Vladimir
Shnejderov, una especie de Rintintín); las policíacas (Miss Mend,
1925, de Fedor Otep y Boris Barnet); la reconstrucción histórica (El
águila blanca, 1928, de Protazanov); la película
revolucionaria (casi todas las de Pudovkin, en particular La
madre, El fin de San Petersburgo, Tempestad sobre Asia o
Desertor); el documental como género (Tres cantos a
Lenin, 1935, de Dziga Vertov) o las películas de
animación (donde encontramos el equipo de Nikolai Khodataev).
También
intentaron el camino de las coproducciones, pero fue contraproducente y
en algunos casos hubo que terminarlas lejos de donde estaba previsto
rodarlas (por el ejemplo, Desertor de Pudovkin). En
cambio, su óptimo utillaje sirvió para que rodara la primera película
sonora soviética, El camino de la vida (1931) de
Nikolai Ekk.
Lo
que revela
El
éxito
de sus producciones acredita en parte los objetivos del estudio. Es
cierto que no encontraron solución al problema más acuciante de todo el
cine soviético en los años veinte: ¿cómo hacer cine para una sociedad
campesina? Pero hay que decir que los otros (sean las vanguardias o los
fautores del cine más comercial), tampoco lo hicieron. El problema que
más tinta hizo correr, quedó sin solución.
Por
lo
demás, deseos y realidades no suelen ir unidos. Por ejemplo, el esperado
retorno de Protazanov con Aelita (1924) fue un
rotundo fracaso en la Unión Soviética (aunque, en cambio, fue bien su
distribución por Europa, más por el vestuario que por la dirección). Por
el contrario, La cigarrera de Mosselprom (1924) de
Iuri Jéliabujski consiguió de inmediato un éxito de público asombroso,
gracias a Ilinski en el papel protagonista. Sin embargo, Protazanov hizo
una película sin Ilinski que será igual de exitosa que aquellas:
El cuarenta y uno (1926), que incluso tendría un
remake en 1956.
Sin
embargo,
la invención de la comedia tenía una barrera importante: ¿qué podía ser
risible? Por parte del espectador, pero también por parte del estado.
¿Qué risa podía ser consideraba contrarrevolucionaria? (En parte, la
reflexión de Borís Barnet está traducida al castellano: “Observaciones
sobre el cine cómico”, en Projeccions de cinema núm. 5,
Barcelona, marzo de 2003.) Las comedias de Barnet no se basan en la
comicidad de un actor —como hace Protazanov con Ilinski—, sino que se
basan en un dispositivo de guión mucho más elaborado. Esto le convirtió
también en un “cineasta bajo sospecha”.
Mejrabpom
recibió dos de los tres encargos para el décimo aniversario de la
revolución de octubre (El tercero fue Octubre. El cuarto,
un documental, ni se le cita: La caída de la dinastía Romanov, de
Esfir Shub.). Barnet rodó Moscú en Octubre, donde
aparecían Bujarín y otros muchos revolucionarios moscovitas (pero no
Stalin, que estaba en Petrogrado). La película se pasó una vez, pero no
fue autorizada y se archivó. Actualmente, a la copia conservada le
faltan tres bobinas (precisamente donde estaban los revolucionarios que
fueron víctimas del Gran Terror de 1937). Barnet no fue el único que
tuvo problemas. Joris Ivens fue invitado a rodar Komsomol
(1932), pero tuvo numerosos problemas ¡por una canción! La película
de Ivens no vio nunca la luz en la Unión Soviética.
En
1936
Barnet volvió a tener un encontronazo con el estado, al rodar la
película Por el azur de los mares. La protagonista
femenina tontea con los dos protagonistas masculinos, pero ya está
casada con un marino de la armada. La película es un canto a la libertad
de la mujer, pero no lo interpretaron así los responsables del gobierno,
que vieron un “error burgués” en la película, un insulto a las mujeres
de los soldados y un nuevo error del estudio (Josep Torrell: “Una brisa
fresca junto al Caspio”, en Sin Permiso, Barcelona,
5-X-2008). A tenor de las críticas, el cierre se cernía ya sobre el
estudio.
Con
la vista
puesta en el después, la experiencia de Mejrabpom destaca por varios
aspectos. Llevó a la Unión Soviética película virgen en cantidad y
pertrechó un estudio en condiciones, en un momento muy crítico para la
cinematografía soviética. Si bien desatendió la vanguardia (desatención
sólo hasta cierto punto: cuando Dziga Vertov empezaba a estar en
dificultades, Mejrabpom le financió Tres cantos a Lenin),
permitió trabajar a Iuri Jéliabujski, Vsevolod Pudovkin, Boris Barnet e
Igor Savchenko, a la vez que ofrecía trabajo a realizadores extranjeros
como Joris Ivens y Erwin Piscator. Mientras los estudios oficiales veían
proliferar los burócratas, la gente de cine continuó llevando los
asuntos del estudio. En cuanto a las críticas a la política del estudio,
en el sentido de su “tendencia burguesa”, eran compartidas, sin embargo,
por los demás estudios.
Al
disolverse
en 1936, quedó un hueco bastante visible. Pudovkin y Barnet tuvieron que
trabajar en obras sin interés, meramente de encargo (y vigilados).
Aunque la Nueva Política Económica dejó de ser la línea general a final
de los años veinte, Mejrabpom aguanto hasta bien entrados los treinta.
En 1937, cuando la gran purga, habría sido un contrasentido mantener una
empresa que mantenía aún residuos de economía mixta.
PÁGINAS-AMIGAS
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i Documentació (CTD)
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Nómadas. Revista Crítica de
Ciencias Sociales y Jurídicas
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