NÓMADAS - REVISTA CRÍTICA DE CIENCIAS SOCIALES Y JURÍDICAS
11-2005/1 | Universidad Complutense de Madrid | ISSN 1578-6730
Aproximación a la perspectiva teórica de Enrique Tierno Galván con relación a la sociología:
una especial referencia al proceso de adaptación en las sociedades desarrolladas
Manuel J. Rodriguez Caamaño
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Parto de la consideración de que después de la Guerra Civil, la sociología española se encontraba en una situación que bien podría ser calificada de oculta, y ello creo que obedecía a diversas razones entre las que podría citar la vigencia de la Dictadura que procuraría, en la medida de lo posible, el aislamiento intelectual y, en este sentido, va a interponer multitud de obstáculos al desarrollo de la sociología y a su institucionalización. Además hay que mencionar la muerte, el exilio y el silencio de algunos de nuestros más representativos sociólogos.

Sin embargo, será durante este régimen cuando una serie de autores tratarán de poner al día nuestra sociología y, entre ellos, considero que el papel desempeñado por la figura de Enrique Tierno Galván en este proceso de modernización (cuya culminación será la reinstitucionalización) de la sociología en España, es lo suficientemente relevante para ser objeto de análisis. Y así, entre otras, sus obras: Escritos (1971), Humanismo y sociedad (1964), Introducción a la sociología (1960), La realidad como resultado (1956, 1964), Tradición y modernismo (1962), Acotaciones a la historia de la cultura occidental en la Edad Moderna (1964), Sociología y situación (1955), La humanidad reducida (1970), Razón mecánica y razón dialéctica (1969) y Conocimiento y ciencias sociales (1966) son paradigmáticas en ese intento de actualizar la sociología española. No cabe la menor duda de que cualquiera de las obras citadas anteriormente tiene suficiente entidad para merecer un análisis por sí misma, puesto que constituye una contribución a la teoría y metodología de las ciencias sociales. No obstante, dicha tarea la pospongo para futuros trabajos y, por el momento, me conformo con presentar esta aproximación al legado sociológico de tan insigne autor y, en este sentido, espero que sea sugerente y motivadora de futuros análisis.

En los prolegómenos de este análisis y con el objetivo de no caer en un exceso de protagonismo pretencioso, me resulta necesario mencionar a alguno de aquellos miembros de nuestra comunidad sociológica que ya han contemplado la relevancia de las contribuciones que Tierno Galván ha realizado a la sociología española. De este modo, Salvador Giner en su artículo "La sociología española durante la Dictadura franquista" considera las aportaciones de diversos autores a la sociología en nuestro país incidiendo en el hecho de que "otros catedráticos de la época, don Enrique Tierno Galván y don José Luis Aranguren sobre todo, coadyuvaron a la introducción de la sociología y de la metodología científica en la indagación social como parte integrante de un programa mas vasto de salvamento y renovación cultural cuyos resultados empiezan hoy a estar a la vista. De hecho, ambos hicieron sociología de uno u otro modo y sus obras, junto a las de Arboleya, figuran entre las primeras cosas serias escritas bajo el régimen en el terreno sociológico" (1) y, por su parte, J. E. Rodríguez Ibáñez va a recalcar, de forma específica, que "hasta mediados de los años sesenta, el paradigma reinante en la sociología fue el estructural-funcionalismo, como una de las posibles proyecciones de la filosofía analítica y lógico-positivista. Tierno vivía en tal época su más fructífero momento intelectual y se sumó gustoso a dichas orientaciones, según es bien sabido, por entender, probablemente, que eran ellas las que mejor servían al rigor esclarecedor en la investigación social. A este respecto es muy significativo el título de "Estructura y función" que ideó para la colección por el dirigida en la editorial Tecnos, colección a la que los lectores castellano-parlantes debemos agradecer, entre otras cosas, la versión en nuestra lengua de la Lógica de la investigación científica, de Popper" (2).

Asimismo, resulta oportuno mencionar la trascendencia que ha tenido su discurso en el mundo universitario ya que , según la información de que dispongo, en el año 1986 se ha leído una tesina sobre su obra, posteriormente se han presentado algunas tesis doctorales (otras están en proceso de elaboración) y, además, se ha impartido un curso de Doctorado en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid en torno a su particular e importante colaboración al desarrollo de nuestra ciencia. Por último, en cuanto a los estudiosos e intérpretes de las múltiples y diversas facetas de su pensamiento recordar, como señala F. Bobillo, las contribuciones de "Morodo, E. Díaz, Marichal, Abellán, entre los españoles y Mermall, Guy, Lentini, etc. ,entre los extranjeros" (3).

Los conocedores de su biografía y obra coinciden en señalar varias etapas en el desarrollo de su pensamiento. Por razones obvias, en este análisis tan sólo voy a tratar de algunos temas ubicados en la que ha venido en llamarse "segunda etapa", que corresponde a su producción sociológica calificada como "funcional-neopositivista" dada la notoria influencia de esta perspectiva o corriente teórica. De todos modos, conviene puntualizar que la cuestión no es tan sencilla pues, en mi opinión, no le falta razón a F. Bobillo, cuando en "Para una aproximación a Tierno desde la paradoja" argumenta que "proximidad y distancia (en el plano personal), humanismo y positivismo (en el intelectual), utopía y pragmatismo (en el político), constituyen, a mi juicio, solamente algunas de las paradojas que pueden permitir una aproximación a Tierno desde un enfoque estimulante" (4) y finaliza el citado artículo diciendo que "lo que aquí hemos querido presentar como simultáneo es, por lo común, expuesto como sucesivo o evolutivo" (5).

Siguiendo a Raúl Morodo, cuya descripción del perfil biográfico e intelectual de Enrique Tierno en su obra "Tierno Galván y otros precursores políticos" es lúcida y detallada, transcribo la siguiente observación en relación al autor y en este período concreto de su proceso teórico: "el núcleo central de la producción intelectual de Tierno en esta etapa será el sociologismo empírico, el neopositivismo y el funcionalismo: Sociología y situación, La realidad como resultado, sus artículos y tesis funcionalistas, su Introducción a la sociología y su Conocimiento y ciencias sociales, de modo especial. Dirigirá también la colección "Estructura y Función", en donde se publicarán (traducidas) las obras más importantes de estas corrientes filosóficas y lógicas. Tierno comienza, y de forma reiterada, a definirse como sociólogo, contraponiendo filosofía (metafísica o estética) a sociología (neopositivismo y funcionalismo)" (6) y así "los conceptos de función, estructura, situación, tomados de Merton, Parsons, Radcliffe-Brown, Malinowski, serán analizados detalladamente y asumidos. Conectará inmediatamente, lógica moderna (Wittgenstein) y sociología funcionalista" (7), por lo que "para Tierno, siguiendo puntualmente el funcionalismo y el neopositivismo, todo se resuelve en funciones, relaciones y situaciones: no hay sustancias, no hay absolutos" (8). Posteriormente y ya con el cambio de orientación que inicia su tercera etapa, continúa diciendo Raúl Morodo, "introducirá algunas matizaciones en el marco operacional marxismo/neopositivismo, y, aún manteniendo la prioridad neopositivista, buscará ya enlaces con el marxismo" (9). En este sentido, debo decir que en torno a esas fechas se inicia mi relación intelectual, política y de amistad con Tierno y es cuando, precisamente, éste me habla de la necesidad de realizar un replanteamiento de ciertas cuestiones de su obra "Conocimiento y Ciencias Sociales".

Para finalizar esta breve exploración señalaré que Tierno Galván en sus "Reflexiones sobre el proceso de mi evolución intelectual", al exponer y analizar las distintas fases por las que había transcurrido y estaba discurriendo su pensamiento, alude concretamente a esta etapa que estoy tratando en los siguientes términos. En primer lugar, haciendo una incursión en la obra de Frege y en especial en el cuestionamiento que este autor realiza en relación a las pretensiones de objetividad de las representaciones o construcciones teórico-formales de la realidad a partir del sentido y no del significado de los hechos, Tierno Galván afirmará que "si el "argumento", para emplear la misma expresión de Frege, no tiene valor de verdad, ¿que significado tiene toda la proposición construida sobre ese argumento? ¿No estaremos en metafísica hablando de sentidos y olvidando los significados?" (10). En segundo lugar y en idéntica línea discursiva, recurrirá al Wittgenstein del "Tractatus" diciendo que cuando este filósofo escribe: " "si no hay respuesta, si todo es hablar, mas vale callarse", estaba diciendo algo que la reflexión me había llevado a intuir. Si no existe una respuesta posible, sino que la respuesta es a su vez el origen de otras respuestas con sentido y sin significado, que suponga un valor de verdad, más vale callarse" (11). De esta manera, para Tierno Galván queda suficientemente justificada la necesidad de plantearnos la realidad fáctica desde una perspectiva eminentemente sociológica que nos permita obtener conocimientos útiles, operativos y funcionales frente a la ociosa inoperancia, en este sentido, de la metafísica.

Haciendo hincapié en esta superación de la metafísica por parte de Tierno Galván, trataré de hilvanar, por medio de la transparencia de sus escritos, algunos de los presupuestos que permitirán el surgimiento histórico de la sociología y su despegue respecto a otro tipo de planteamientos que se realizan sobre la llamada realidad social.

Tierno Galván, en su obra "Acotaciones a la historia de la cultura occidental en la Edad Moderna", es sumamente claro y explícito en cuanto que de forma concluyente argumenta que "la crisis de la metafísica comienza cuando, en lugar de pensar en la esencia, se piensa en lo colectivo, como si fuera esencial. Una lógica –en el sentido apuntado- de lo colectivo, supone la aparición de una disciplina nueva: la Sociología. A su vez tener conciencia de lo colectivo como hecho con sentido propio implica que el hombre puede ser conocido desde las estructuras comunes; en otras palabras, que grupo es una categoría epistemológica desde la cual es posible el conocimiento del individuo. Esta idea está en Comte, en Balzac, en Marx, en Proudhon y en Lasalle. Es una de las grandes ideas que han surgido o que han madurado en el siglo XIX, lo colectivo define lo individual" (12). Ahora bien, puntualiza el autor, "no se crea, por otra parte, que es una idea o una perspectiva de valoración revolucionaria o simplemente progresiva; es también una categoría contrarrevolucionaria. La idea de grupo y de colectivo tiene enorme importancia en Maistre y De Bonald, por ejemplo. La expresión más directa de lo colectivo fue, hasta Durkheim, la expresión sociedad. En sentido abstracto, sociedad y social expresan lo colectivo" (13). Ya tenemos, pues, una distinción y concreción clara de lo que supone la idea de lo "colectivo" y, al mismo tiempo, el hecho notorio de cómo el inicio de la superación de la metafísica va a suponer la incorporación de este concepto que no deja de ser, por lo demás, problemático en cuanto a su posible utilización funcional e interesada con fines tan dispares que van desde su asunción revolucionaria, progresista o incluso contrarrevolucionaria. Por otra parte, la referencia al carácter abstracto o concreto de lo social y la sociedad como expresiones de lo colectivo, constituye otro de los puntos clave que debemos tener muy presentes en el momento de analizar una colectividad. La historia de la teoría sociológica es, a este respecto, ilustrativa de lo que supone el asumir uno u otro de los posibles sentidos de lo colectivo y las implicaciones que tiene la consideración del carácter abstracto o no de lo social en el momento de plantearnos el estudio de la realidad construida por los hombres. Partir de unas u otras premisas implica uno u otro tratamiento y, de ahí, la pluralidad y diferencias existentes entre los distintos enfoques sociológicos que se han elaborado como resultado de la insistencia, en mayor o menor medida, en cualquiera de los supuestos mencionados.

Continuando con el tema de lo colectivo, Tierno Galván va a señalar que "el descubrimiento epistemológico de lo colectivo se orienta según tres direcciones: a) Las instituciones y su evolución. Es el criterio inglés, que corresponde a la idea de predominio de la categoría grupo. B) Las estructuras económicas en cuanto condicionan la valoración individual. Es el marxismo. C) La idea de que la Historia expresa lo colectivo y que cada humano es "naturaleza histórica", que significa tanto como admitir el condicionamiento colectivo del comportamiento individual. En todo caso, el individualismo liberal y el desarrollo de los derechos individuales son paralelos al crecimiento de la conciencia de lo colectivo" (14). Hasta el momento se ha hecho sociología, sobre todo, partiendo de cada una de las tres direcciones mencionadas (a, b, c) e incluso han existido y existen intentos de formular una concepción eclética cuyos resultados, como era de previsible, no han sido lo suficientemente relevantes y significativos. Además debemos tener en cuenta que, lógicamente, el desarrollo de la sociología, como ciencia empírica y regida por la razón mecánica, acompaña independientemente los avances de esa sociedad liberal que a la postre va a predominar.

De este modo, las dificultades van disminuyendo para nuestra disciplina a medida que se produce el progreso sociológico ya que, como muy bien destaca Tierno Galván, "el desarrollo posterior de la sociología se orienta hacia la destrucción de la antinomia individuo-grupo. La noción de lo colectivo pierde valor sociológico. Es una expresión vulgar, sin valor científico concreto. Significa esto que vivimos nuestra dependencia del grupo como integración en el grupo y que la vieja antinomia pierde valor. En este sentido somos "primitivos". El logos de la sociología no procede ahora de una tensión entre colectivo y personal, sino de su indiferenciación" (15). La cuestión literaria o metafísica se va a resolver desde el ángulo científico de la sociología al asumir como criterio ineludible la hoy evidente realidad de la reducción del individuo al grupo a que pertenece. En este sentido, "la pretensión occidental de construir de un modo lógico satisfactorio la realidad se extiende paulatinamente a todos los sectores del conocimiento; una logomaquia, en muchas ocasiones una logomanía, define a los occidentales modernos" (16) y, de esta forma, la sociología va a contribuir, desde sus orígenes, en esta ingente labor de renovación y sustitución de los valores e instituciones de la sociedad moderna, porque ella misma forma parte de ese proyecto que la potencia y estimula: la modernidad.

La ciencia sociológica, en el constante proceso de elaboración y reelaboración de sus supuestos se especializa cada vez más, en su objeto de estudio de tal manera que va abandonando, gradualmente, todos aquellos elementos accesorios y construcciones mentales que no responden a las exigencias y criterios de la metodología científica. En este sentido, como indica Tierno Galván "parece incuestionable que la idea de totalidad, en cuanto explicación e intuición omnicomprensiva de la realidad pierde vigencia. La idea de totalidad, idea preferentemente kantiana, ha sido substituida por la idea de fraccionamiento. Cada fracción del saber tiene su totalidad, de modo que toda totalidad está inscrita en el ámbito de una fracción. Hay una totalidad física, una totalidad biológica, una totalidad económica. Estas totalidades son insuficientes si tenemos en cuenta la pérdida de efectividad de la totalidad metafísica y de la historia. De aquí que se haya replanteado la cuestión de la posibilidad de una explicación global, no total. El concepto de globalidad substituye al concepto de totalidad. Totalidad implica un fundamento unitario, global simplemente abarcante. Así el conocimiento puede ser abarcante o global, pero no total" (17). Este es el modo que considero óptimo en el proceder sobre las cuestiones sociológicas pues de la sabia distinción entre lo que es y supone una u otra idea obtenemos tanto las posibilidades como las limitaciones de nuestra ciencia y, como consecuencia lógica, todo esto lleva consigo la sustracción de la teoría sociológica de aquellas ideas o concepciones que la mantenían (en algunos casos, aún la mantienen) alejada de los planteamientos científicos rigurosos. Finalizando esta referencia, resulta digno destacar que, en virtud de los conocimientos alcanzados y en relación concreta con la sociología, para el autor que estoy tratando "la posibilidad de explicaciones globales es hoy prácticamente indefinida y se ha convertido en una forma de tratamiento para sistematizar la realidad" (18).

En el proceso de clarificación de la disciplina sociológica, cuyo fin es la obtención de unos conocimientos más científicos y precisos, es necesario, asimismo, hacer refencia al tema de lo "concreto". En este sentido, Tierno Galván apunta que "es incuestionable, y aparece claro a ojos de todos, que, junto con el proceso de generalización e imprecisión que expresan los ismos, el mundo occidental ha progresado en el orden técnico creando lenguajes especializados de la máxima concreción" (19). Esto es, la racionalización inevitablemente apoyada en una razón de tipo instrumental, persiste en el desarrollo de un proceso que necesariamente conduce a la imperancia de lo concreto frente a las vaguedades producto de referencias abstractas. Y así, sucede que "esta tendencia hacia lo concreto ha orientado la especulación intelectual hacia zonas en las cuales la experiencia puede convertirse en experimento. En este sentido, la investigación social ofrece posibilidades de experimentación por medio de técnicas cuya teoría y procedimiento imita a la de las ciencias naturales. Las encuestas, las investigaciones sobre actitudes de grupo, el análisis de contenido de las obras literarias, etc., ofrecen datos para una explicación de los fenómenos de la convivencia e, incluso, de los puramente intelectuales, que obligan a la concreción y extienden una actitud contradictoria con el lenguaje generalizado de los ismos. Resulta que hay ciertos ismos que son también expresión de un espíritu experimental, positivo y concreto. Así, por ejemplo, el socialismo y el positivismo" (20). En suma, la permanencia en el campo de lo concreto, aunque tiene unas ciertas limitaciones según sea el punto de vista adoptado, permite, inexcusablemente, un mayor control sistemático sobre los acontecimientos y, por lo tanto, una información más aproximada a la realidad de los hechos.

Una de las derivaciones observables de esta prevalencia de lo concreto va a consistir en que, como sostiene Tierno Galván, "la parte concreta y experimental se ha desglosado de la ideológica y camina por un camino propio de ciencia sin ideología. La consecuencia de este hecho, perceptible en muchos sectores del conocimiento, ha sido la aparición del experto frente al ideólogo y la lenta, pero constante, substitución del segundo por el primero" (21). Es decir, como producto del desarrollo de los sistemas económicos y socioculturales se despliega la inevitable diferenciación de tareas en el ámbito de unas sociedades que, gradualmente, se hacen cada vez más complejas y, a su vez, se va a generar, de un modo ineludible, la progresiva especialización de estas mismas sociedades con lo que, previsiblemente, los imprevistos tienden a reducirse en el contexto de estas colectividades.

Es conveniente precisar algunas de las particularidades de este nuevo y destacado elemento social que es el "experto". Así, la información que ofrece se distingue de la que formula el "ideólogo" por una serie de razones, motivos e intereses que responden a las distintas funciones que cumplen o pueden cumplir dentro del sistema social del que forman parte. Según Tierno Galván, al contrario que el ideólogo, "el experto no aplica concepciones del mundo organiza los datos y estudia el sentido de los datos en función de la eficacia. El experto aprecia para la eficacia. Una élite de expertos no es, en ningún caso, una élite de intelectuales. Un intelectual opera desde concepciones del mundo o desde valoraciones morales. El experto no. De aquí que una "inteligencia" de expertos sea propiamente una inteligencia de administradores de la inteligencia" (22). Estas proposiciones, hoy aún con más sentido y significado, son llevadas hasta sus límites a partir de la distinción que también establece en torno a que "los técnicos no son propiamente expertos. La diferencia más profunda está en que el técnico no tiene la responsabilidad de la eficacia, como ocurre con el experto" (23).

Tener como principal objetivo la eficacia exige máximos de racionalidad instrumental, de control, de cálculo e incluso de estrategia y tácticas operativas para reducir al mínimo todo aquello que no se ajusta a las demandas de la cuantificación e instrumentalidad racional. Por ello, siguiendo al autor, no debemos sorprendernos de que "las disciplinas que han caído con más prontitud en manos de expertos han sido la economía y la sociología" (24) y, para ser más explícitos, señalar con Tierno Galván lo siguiente: "que en economía y sociología abunden los expertos significa, de una parte, que una extensión considerable de hechos, que antes no tenían el valor de datos, han alcanzado este nivel; de otra, que los nuevos datos tienen aplicación a la organización y control de la convivencia. Hay nuevos datos, y, además, los antiguos poseen nuevo valor" (25).

De una forma breve y concreta, debo indicar que la expertización, en su dimensión realista o fáctica y con su mayor dominio sobre la realidad, ha convertido en absoletas a determinadas concepciones del mundo y ha reducido a sus mediadores, que luchan por mantener sus visiones y concepciones, al mayor de los silencios (como resulta obvio, con el experto va a predominar la visión globalizadora y no totalizadora de la realidad). Las tendencias (macro y micro) que propenden gradualmente a prevalecer, demandan, cada vez, más pragmatismo y menos idealismo. Tales tendencias ofertan, en las sociedades desarrolladas, el tipo de información que necesitan los individuos como miembros producidos, productores y productos del grupo y de los grupos de que forman parte. En este sentido, las certidumbres de Marx sobre el papel condicionador del modo de producción material resultan esclarecedoras para explicar y comprender el comportamiento social en el ámbito de las sociedades contemporáneas más desarrolladas.

Evidentemente, Tierno Galván también tiene en cuenta otra serie de causas que han contribuido al desarrollo de la sociología. Quizá, incluso, sea más certero el decir que lo que he apuntado hasta aquí es el resultado de la acción recíproca de una diversidad de condiciones que posibilitan la emergencia de nuestra ciencia. Entre otras, puedo destacar (a ellas, por supuesto, también hace referencia Tierno Galván):

Tierno Galván es un autor que desde el análisis y la observación de la imposibilidad de llegar a predecir en sociología al estilo de las ciencias naturales ya que, como él afirma, "los modelos científicos-sociales carecen de legalidad matemática, no son verificables sino meramente comprobables, y su permanencia no implica predicción" (26), supo captar sociológicamente, y de un modo preciso, ciertos rasgos de nuestra contemporaneidad.

La relevancia y actualidad de su discurso se puede mostrar y percibir, objetiva y empíricamente, utilizando dos simples recursos:

Como es obvio, en este análisis pretendo mostrar como Tierno Galván fue un autor que ha contribuido con su obra, de un modo considerable, a la actualización de la sociología española. Más aún, en mi opinión, su aportación es de tal envergadura, en el orden científico y especulativo, que nos permite disponer de un legado sociológico y referencial de gran trascendencia y utilidad para llevar a cabo nuestro análisis sobre la realidad social y actual del mundo desarrollado.

De un modo breve y simplificado, voy a considerar el tema de la "racionalización" que, en otros términos, no va a consistir más que en el argumento de la Modernidad (hecho concretizado) en el trivial resultado del sentido común que se denomina "Postmodernidad", cuya tendencia más visible es la generalización, en su superficialidad, a todos los ámbitos existenciales. La llamada "Postmodernidad" es la culminación de un específico modelo, entre otros posibles, de la Modernidad, cuya base de desarrollo son los presupuestos y exigencias de un determinado y concreto sistema de producción material y simbólica que presupone e implica una sociedad de tipo capitalista. Y los fundamentos legitimatorios de dicha organización social van a ser la racionalidad lógico-positiva de las ciencias y la "mentalidad" que deriva de la imperancia y reciprocidad de las condiciones materiales y socioculturales de la existencia social.

Admitida la importancia de la ciencia en este proceso de racionalización voy a mencionar, de un modo breve y no exhaustivo, algunos de los cambios (vinculados directamente con el tema que estoy analizando) generados por esta disciplina del conocimiento. Así, con la aparición efectiva de la ciencia en la escena de la realidad y a partir de los efectos ocasionados por sus sorprendentes logros económicos, prácticos y lucrativos, se produce la transición o sustitución progresiva de los planteamientos teológico-metafísicos que hasta entonces funcionaban como marcos idóneos de interpretación y legitimación de la realidad, por un paradigma científico cuyos procedimientos para explicar la realidad son de otra naturaleza –lo positivo sustituye a lo abstracto y ficticio- y cuya metodología permite el dominio y control sobre la realidad, física y social, de una forma no sólo más eficaz sino también más útil y productiva para los fines de esta sistematización. Ahora, la ciencia se ocupa de interpretar científicamente las posibilidades de la realidad fáctica presente basándose para ello en postulados causales, mecánicos, positivos, empíricos y funcionales. Y bajo los auspicios de una lógica de la dominación o control. A esto responde, por ejemplo en lo que atañe a la historia de nuestra ciencia, el hecho del reemplazo de que son objeto la teología y la metafísica por parte de la nueva ciencia de lo social que se va a denominar sociología. A partir de ese momento, el estudio de lo social quedará sujeto, sobre todo, a las prerrogativas y limitaciones de lo positivo, lo concreto y tangible y, además, se excluirán científicamente de manera automática (por no responder a las exigencias demandadas por el método científico-natural) las concepciones discursivas, que aluden a otros aspectos de la realidad humana y social difícilmente captables desde la precitada perspectiva metodológica, resultantes de las erróneamente denominadas propuestas estéticas sobre la realidad. Utilizando la terminología del autor que estoy tratando, puedo afirmar que "la realidad es un resultado" (27) y que "resultado y realidad son equivalentes" (28) por eso "la realidad es en la medida en que resulta" (29). Dado que la perspectiva de la ciencia coincide, en su racionalidad instrumental, con las demandas del sistema de producción material, las estructuras simbólico-culturales tienden a ser , en su reciprocidad ilimitada, absorbidas por estas mutuas demandas o dispositivos instrumentales: la "mentalidad mecánica", dirá Tierno Galván, repudia a la "inteligencia dialéctica".

El planteamiento que presento exige considerar, como paso previo para la mejor comprensión y plausible refutación de mis propias conclusiones, las siguientes cuestiones planteadas por Tierno Galván:

- "la cultura es un resultado" (30).

- "el ser humano es un resultado" (31).

- "por realidad entendemos todo aquello que nos es coactual" (32).

- que coactual "tal y como la empleamos aquí, esta expresión significa que la palabra realidad designa que los hechos están presentes a mí y que yo estoy presente en los hechos. Por otra parte "presente significa de un modo u otro, constatado" (33).

De este modo, a partir de estos supuestos, Tierno Galván concibe aquí la sociología como la "estructura científica del hecho cultural primario" (39) y así construye "una sociología como una teoría de la cultura" (40). Desde la aceptación de que, como dice el autor, es condición necesaria a la sociología el signo de su "coetaneidad", he considerado oportuno utilizar y profundizar en alguna de aquellas categorías epistemológicas que nos ha legado Tierno Galván y que permanecen siendo válidas en la actualidad. Y ello, sobre todo, por dos importantes razones:

  1. porque en su obra "Conocimiento y Ciencias Sociales" el autor se plantea la inexcusable e importante tarea, para nuestra disciplina, de "analizar cómo los hechos sociales se convierten en hechos de conocimiento social, es decir, cómo los elaboramos según un conjunto de categorías sistemáticas y que relación existe entre esas categorías y los hechos que se estudian y la licitud que en el orden del conocimiento científico o de una estructura metodológica científica tenga esa relación" (41), puesto que, como muy bien aducía Tierno Galván, "falta un libro que, al nivel actual de la epistemología, intente aplicar los criterios comunes de investigación y el nivel crítico actual a una teoría del conocimiento de los hechos sociales" (42).
  2. admitida y asumida la validez científica de la inexcusabilidad de la "reducción de lo definitivo a lo probable" (43), resulta pertinente y prioritario aplicar "acercamientos a las cuestiones que planteamos como posibles de definir, admitiendo que una definición no es, en todo caso, sino el óptimo circunstancial de probabilidades con relación a la eficacia" (44).

De este modo, mi intención es mostrar las posibilidades explicativas de las siguientes categorías definidas por Tierno Galván: "comportamiento", "adaptación" y "actitud"; dando por supuesto que el paso del tiempo y el crecimiento del acervo sociológico me han obligado a aplicar ciertos correctivos a las citadas categorías. Sin embargo, necesito y debo resaltar que éstas siguen siendo, sin duda alguna, operativas para la sociología.

Así, el objetivo que me he propuesto consiste en relacionar el comportamiento, la adaptación y la actitud en cuanto descripciones básicas que permiten un acercamiento a la situación y a la acción social de los individuos en las sociedades desarrolladas y, al mismo tiempo, mostrar que la influencia de la sociología en la sociedad y de la sociedad en la sociología conduce a una transparencia y reflexividad que reduce las posibilidades o expectativas de la inteligencia dialéctica y sensible.

Una de las definiciones de la Modernidad consiste en entenderla como una época regulada por "la mentalidad científica investigadora" (45) por lo que, de este modo, se va a diferenciar notablemente del resto de mentalidades ya que no toma en consideración lo que no se ajusta a los requisitos de la razón instrumental. Uno de los resultados constatables de este hecho va a ser la inhabilitación de ciertas totalizaciones y explicaciones hasta ese momento, ciertamente, funcionales y normativas, es decir, que "el predominio del pensamiento científico en nuestro tiempo inutiliza la tradición y altera el valor y sentido de la Historia" (46). Vinculada a este proceso, la importancia que tiene el concepto de racionalización (tanto en la obra de Tierno Galván que estoy analizando como en el propio desarrollo de la sociología) me ha llevado a destacar su relevancia insistiendo, nuevamente, en unos puntos que nos muestran de forma clara los orígenes y resultados de la misma. Así en palabras del autor "racionalización equivale a elevar a sistema la economía del esfuerzo en relación con un fin. En este caso, el contenido de la expresión no alude a categorías metafísicas, como Mente, Razón, etc., sino a la acción sobre la realidad en beneficio de la relación esfuerzo fin a alcanzar. Se induce de lo anterior que la racionalización la impone la economía del esfuerzo con relación a la organización y control del mundo" (47) o, lo que es similar, "racionalización significa el maximum posible de utilidad, de acuerdo con las exigencias de un sistema" (48) tratándose, evidentemente, en este caso del sistema tecnológico moderno y contemporáneo.

De esta manera, se puede afirmar que en las sociedades desarrolladas la tendencia racionalizadora se generaliza y su influencia alcanza causalmente a ciertas esferas de la vida humana que se mostraban , hasta el momento, reacias e inmunes a sus efectos. Actualmente en estas sociedades resulta especialmente difícil eludir, desde una perspectiva "etic", lo que Tierno Galván denominaba "algos" que no se encuentren sujetos a la lógica racional instrumental, es decir, "algos" no racionalizados. Y aunque lo no racional, según los criterios de la "razón mecánica", no hay desaparecido del ámbito de lo humano es evidente que el proceso de racionalización , fenómeno exclusivo y característico de la civilización occidental (Max Weber), tiende a ser preponderante y universal a partir de los resultados obtenidos en el orden del control sociocultural y de la eficacia material. Las sociedades capitalistas desarrolladas, a partir de los ingentes recursos de todo tipo de que disponen, ofertan a sus miembros componentes modelos existenciales en perfecta armonía con las demandas del sistema social global. Y a partir de la eficacia de sus resultados se produce, por decirlo de algún modo, esa gran transformación de los medios en fines y de los fines en medios, aunque, y como era de esperar, se mantiene el decoro altruista a nivel ideológico que incluso colabora en la legitimación de la citada alteración.

La resultante socialización y constante reeducación que funciona en estas organizaciones sociales, permite que el individualismo exacerbado derive en homogeneización social y, por lo tanto, que la sociología incremente considerablemente la sistematización de lo social a partir de sus condicionamientos. En este sentido y teniendo en cuenta que la dinamicidad social (adaptación y readaptación de los individuos a los requerimientos del sistema) es uno de los rasgos hipersignificativos de estas sociedades, Tierno Galván describe el "comportamiento" como "el resultado de la respuesta humana a los estímulos según las condiciones de grupo" (49), a partir del siguiente supuesto, esto es, a causa de que "la convivencia en general es un sistema de estímulos y respuestas, el comportamiento se define por las constancias de estas últimas" (50) precisa que "en este caso, estímulo equivale a cualquier motivación y respuesta con adecuación coherente" (51) y que, por ello, "el concepto de coherencia ofrece el mayor número de posibilidades de investigación al nivel teórico actual de las ciencias sociales" (52).

Es de crucial importancia señalar la diferenciación que realiza el autor entre coherencia "rígida" y "estratégica". Así, "la primera da una relación bipolar constante y es la negación de la imaginación creadora y de la capacidad selectiva. La segunda admite imaginar y seleccionar" (53). Resultando que "estrategia no es sino la utilización de la adecuación coherente selectiva, y en este aspecto estrategia e imaginación se confunden" (54).

Dando por supuesto que "el comportamiento humano es el comportamiento estratégico de más alto nivel, en cuanto la adecuación coherente selectiva es la que ofrece el mayor número de posibilidades" (55) hay que tener presente, además, que "el comportamiento no tiene sentido fuera de un conjunto de comportamientos cuando el comportamiento se refiere al ser humano" (56) y que, por ello, "las nociones de referencia, estrategia y adaptación son constantes de la categoría de comportamiento" (57).

La siguiente formulación: "nivel óptimo de correspondencia (sistemática) de las respuestas a los estímulos, en un proceso conceptual" (58) corresponde a la categoría "adaptación" y para Tierno Galván "el centro de la cuestión está en que adaptación es un resultado. Es una categoría que se refiere a la eficacia funcional de unos medios, o a la carencia de medios. Hay un comportamiento adaptado o inadaptado" (59). Otra propiedad inherente a esta categoría consiste en que ésta (la adaptación) implica "una realidad capaz de respuestas selectivas. El número de respuestas y su nivel definen la adaptación" (60) y que, además, como es indudable "las respuestas óptimas nunca están dadas por la hipótesis de trabajo "individuo"; las respuestas óptimas las define la estructura social y las funciones colectivas" (61).

La categoría "actitud" es descrita por el autor como "la expresión , por mensajes de aceptación, de neutralidad o negación de paradigmas, del control de un comportamiento" (62). En este caso, es necesario tener en cuenta que "la conflictualidad generalizada que constituye la base de la convivencia exige respuestas continuas que tienden a fijarse. El proceso de la institucionalización social es un proceso de fijación de respuestas" (63). Indudablemente, "el comportamiento está controlado por la red de los paradigmas del grupo" (64), insistiendo Tierno Galván en la exigencia de que "para que exista un paradigma que defina una actitud se requiere cierto ámbito de libertad social en que quepa la alternativa, y la evolución y progreso del paradigma" (65).

Admitiendo que estas categorías son lo suficientemente lúcidas y descriptivas por sí mismas, he considerado oportuno sustraerlas de cualquier comentario accesorio y, así, proseguir en mi tarea que tiene por objeto ofrecer una visión aproximada de la perspectiva sociológica de Tierno Galván. De esta forma, simplemente deseo añadir que, a mi juicio, estas categorías permiten visualizar y deducir, de un modo adecuado y esclarecedor, los siguientes hechos: la situación en que se encuentran los individuos, el tipo de acción que tienden a realizar, la mentalidad que tienden a adoptar y las expectativas posibles que, probablemente, aguardan a aquellos que están ubicados en contextos sociales desarrollados. En las mencionadas organizaciones sociales, destacan por su progresiva funcionalidad, en general, las ciencias sociales y, en particular, la sociología. Esto es, la disciplina sociológica aumenta eficazmente sus funciones y en consecuencia se amplían los niveles e índices de repercusión social. Y, probablemente, esto es así porque, como he insinuado con anterioridad, los condicionamientos económicos y socioculturales (acompañados por la prodigiosa capacidad de adaptación que tiene el ser humano) producen y reproducen, en su aparente y superficial dispersión y diferenciación individual, colectivos sociales homogéneos y uniformes susceptibles de ser categorizados epistemológicamente. A la postre, van a ser los propios colectivos sociales los que mantienen, en su peculiar y específica función y relación sistémica, las diferencias reales (las de siempre y como siempre silenciadas a perpetuidad) que existen en estas sociedades. Por supuesto, las oportunidades existen y están (también como siempre) en función de los recursos económicos y culturales disponibles.

En estas sociedades se genera una cultura que a causa de su regularidad y permanencia es, en cierta medida, sistematizable. Se trata de una cultura sociológica puesto que respondiendo a las exigencias del sistema social proporciona a los individuos un mayor control del medio social en que viven. En otras palabras, estamos en presencia de un nuevo tipo de cultura que, en su funcionalidad y eficacia sistemática tanto grupal como individual, implica la sustitución o la marginación de las otras culturas desde el momento en que resultan anacrónicas y disfuncionales con las nuevas demandas sociales: la sociología tiende, en este sentido, a sustraerse de los aspectos estéticos sobre lo social y, consecuentemente, sus productos van a ser más fácilmente comprobables. Pues bien, va a ser esta cultura sociológica la que suministre a los actores sociales las instrumentales reglas que rigen el escenario y es, paradójicamente, en este marco donde se produce, por decirlo de algún modo, el nuevo "reencantamiento".

Por la importancia que tiene para mi argumento, he tenido en cuenta la clara distinción de Tierno Galván referente a la existencia de "a) culturas cuyas instituciones se caracterizan por estructuras aptas al cambio y con un amplio índice de respuestas de adaptación; y b) culturas cuyas instituciones se caracterizan por la inadaptación al cambio y por el índice mínimo de respuestas de adaptación" (66). Y, a partir de que Tierno Galván admite que "no hay un acuerdo general para clasificar cuantitativamente las culturas, según índices admitidos. Lo que más se aproxima hoy a un convenio científico generalizado es la clasificación en regiones infra, semi y desarrolladas, criterio transportable a las culturas en cuanto afecta a la capacidad para el cambio y a la adaptación" (67) puedo establecer como corolario el hecho siguiente: que a mayor desarrollo, corresponden, culturas más flexibles y sociológicas y, de forma inversa, a menor desarrollo corresponden culturas rígidas y menos sociológicas. En suma, según sea el nivel de desarrollo alcanzado por las sociedades, sus culturas serán consideradas, en menor o mayor medida, como "mágicas" o "racionalizadas", respectivamente: el mundo desarrollado supone el predominio del pensamiento científico y, como consecuencia, reduce gradualmente las posibilidades del pensamiento trascendental que proporciona, en gran medida, sentido al vacío originado por la cientificidad instrumental que procede mecánica y naturalísticamente respecto a lo social.

Como destaca de un modo preciso Tierno Galván, la "racionalización no significa simplemente cómo trabajar mejor y averiguar el mejor sistema para los mejores resultados, sino adaptación a unas ciertas condiciones desde las cuales la racionalización es posible" (68). De ahí que sea, también, necesario resaltar que la cultura que complementa la racionalización sea una cultura "secularizada por completo, o casi por completo" (69) y que, en la actualidad, ésta "entre el conservadurismo del bienestar como la actitud más general" (70). Se trata, como ya he dicho, de una clase de cultura diferente ya que sus referentes y objetivos guardan escasa relación con las culturas anteriores. Tierno Galván va a calificar a estas culturas de los países más desarrollados como "culturas de la simultaneidad" ya que van a implicar, entre otras cosas, el "aumento del punto de vista analítico-contemplativo y está en conexión con la primacía de la mentalidad científica"(71).

Las transformaciones a que ha dado lugar la cultura sociológica, fueron certeramente observadas por Tierno Galván cuando señaló que "vistas las cosas superficialmente, asistimos a una orientalización, por el crecimiento de la pasividad ante el mundo y la homogeneización del comportamiento, pero sólo en la superficie las actitudes son "orientales", pues es el dominio de la realidad y no el miedo ante ella lo que ha producido la nueva contemplación" (72), es decir "el desarrollo técnico y económico ha sustituido la "conciencia histórica" por la conciencia de la simultaneidad" (73).

Como analista y observador de la realidad social, y en la medida en que nuestra sociedad se encuentra inmersa en un proceso de características semejantes a lo que estoy describiendo, puedo corroborar que en la sociedad española ya existen signos y síntomas que señalan que las sustituciones se han producido y se están produciendo en todos los niveles y así, por ejemplo, la información estadística actual muestra que los cambios en los comportamientos y actitudes de los españoles son significativos de que el proceso de readaptación a las nuevas condiciones es un hecho o una tendencia que tiende a configurar de otro modo a los individuos y sus respectivas acciones sociales. Y precisamente es este "otro modo" el que guarda una estrecha afinidad con los "modos" o "modelos existenciales" que se corresponden con las sociedades desarrolladas. Por ello, convendría tener más en cuenta la aguda apreciación del autor cuando afirmaba que "la cultura de Estados Unidos no es una cultura americana, es cultura de desarrollo y significa el futuro del mundo" (74). Ahora, los objetivos de los individuos miembros integrantes de estas sociedades responden, por lo genera, a proyectos sumamente estratégicos materialistas culturales como producto de la adaptación a unas condiciones de existencia que no van más allá de los reductores y reducidos límites que impone el sistema establecido. La actualidad se define cada vez más en los términos que exige la sistémica interdependencia material y cultural y los individuos adaptados a sus reglas mercantilistas responden típicamente con sus actitudes y comportamientos pragmáticos de un modo sumiso e insolidario. La razón se instrumentaliza en estas entidades sociales y ser razonable, paradójicamente, implica ajustarse subordinadamente a los dictámenes de la omnipresente e impositiva realidad objetiva. Es decir, nos hacemos "fijos" siendo, más que nunca, eventuales. Y las cosas, en mi opinión, son de este modo porque la socialización que producen estas sociedades ha procurado y procura por todos los medios que sea una realidad el que "la libertad tiende a identificarse con las posibilidades de bienestar. Se es más libre cuanto mejor se vive" (75): esto y no otra cosa es la venerada y, a su vez, cuestionada Postmodernidad.

Por último, y teniendo presente de que ya resultaría ocioso y redundante recalcar la importancia, rigor y riqueza del discurso sociológico de Tierno Galván , debo y tengo que comunicar, tanto a los estudiantes como a mis propios colegas preocupados por el tema de la sociología en España, la necesidad de tener en cuenta la obra de Tierno Galván por lo que esta supone para la sociología como, por lo demás, las aportaciones de tantos otros maestros entre los que cabe citar a A. Posada, M. Sales y Ferré, E. Gómez Arboleya, L. Recaséns Siches, J. Medina Echavarría, F. Ayala y J. L. López Aranguren así como a los "olvidados", en cualquier enumeración, que hayan dejado su huella en la enseñanza, la teoría y la doctrina de la sociología.

Bibliografía utilizada:

(1) Giner, Salvador (1990): "La sociología española durante la Dictadura franquista" en S. Giner y L. Moreno (compiladores), Sociología en España, Madrid, C. S. I. C., p. 62.
(2) Rodríguez Ibáñez, J. E. , "Un intelectual en la política: reflexión personal sobre la vida y la obra de Enrique Tierno Galván" en VV.AA., Enrique Tierno Galván. El hombre, el intelectual y el político, Madrid, Sistema, nº 71-72, p. 88.
(3) Bobillo, F., "Para una aproximación a Tierno desde la paradoja" en VV.AA., Enrique Tierno Galván. El hombre, el intelectual y el político, Madrid, Sistema, nº 71-72, p. 79.
(4) Bobillo, F., op. cit., p. 79.
(5) Bobillo, F., op. cit., p. 79.
(6) Morodo, Raúl (1987): Tierno Galván y otros precursores políticos, Madrid, Ediciones El País, p. 201.
(7) Morodo, Raúl, op. cit., p. 201.
(8) Morodo, Raúl, op. cit., p. 201.
(9) Morodo, Raúl, op. cit., p. 201.
(10) Tierno Galván, E. (1973): "Reflexiones sobre el proceso de mi evolución intelectual", Madrid, Sistema, nº 3, pp.7-8.
(11) Tierno Galván, E., op. cit., p. 9.
(12) Tierno Galván, E. (1964): Acotaciones a la Historia de la Cultura Occidental en la Edad Moderna, Madrid, Tecnos, pp. 218-219.
(13) Tierno Galván, E., op. cit., p. 219.
(14) Tierno Galván, E., op. cit., pp. 219-220.
(15) Tierno Galván, E., op. cit., p. 220.
(16) Tierno Galván, E., op. cit., p. 218.
(17) Tierno Galván, E., op. cit., p. 282.
(18) Tierno Galván, E., op. cit., p. 283.
(19) Tierno Galván, E., op. cit., p. 310.
(20) Tierno Galván, E., op. cit., pp. 310-311.
(21) Tierno Galván, E., op. cit., p. 311.
(22) Tierno Galván, E., op. cit., p. 311.
(23) Tierno Galván, E., op. cit., p. 311.
(24) Tierno Galván, E., op. cit., p. 311.
(25) Tierno Galván, E., op. cit., p. 312.
(26) Tierno Galván, E. (1960): Introducción a la sociología, Madrid, Tecnos, p. 15.
(27) Tierno Galván, E. (1964): La realidad como resultado, San Juan de Puerto Rico, Edición de la Universidad de Puerto Rico, p. 10.
(28) Tierno Galván, E., op. cit., p. 10.
(29) Tierno Galván, E., op. cit., p. 10.
(30) Tierno Galván, E., op. cit., p. 10.
(31) Tierno Galván, E., op. cit., p. 10.
(32) Tierno Galván, E., op. cit., p.12.
(33) Tierno Galván, E., op. cit., p. 12.
(34) Tierno Galván, E., op. cit., p. 12.
(35) Tierno Galván, E., op. cit., p.23.
(36) Tierno Galván, E., op. cit., p. 84.
(37) Tierno Galván, E., op. cit., p. 84.
(38) Tierno Galván, E., op. cit., p. 84.
(39) Tierno Galván, E., op. cit., p.83.
(40) Tierno Galván, E., op. cit., p. 83.
(41) Tierno Galván, E. (1973/reimp.): Conocimiento y ciencias sociales, Madrid, Tecnos, pp. 15-16.
(42) Tierno Galván, E., op. cit., p. 16.
(43) Tierno Galván, E. (1960): Introducción a la sociología, Madrid, Tecnos, p. 142.
(44) Tierno Galván, E. (1973/reimp.): Conocimiento y ciencias sociales, Madrid. Tecnos, p.44.
(45) Tierno Galván, E. (1962): Tradición y modernismo, Madrid, Tecnos, p. 75.
(46) Tierno Galván, E., op. cit., p. 173.
(47) Tierno Galván, E. (1960): Introducción a la sociología, Madrid, Tecnos, p. 135.
(48) Tierno Galván, E., op. cit., p.136.
(49) Tierno Galván, E. (1973/reimp.): Conocimiento y ciencias sociales, Madrid, Tecnos, p. 80.
(50) Tierno Galván, E., op. cit., p. 80.
(51) Tierno Galván, E., op. cit., p. 80.
(52) Tierno Galván, E., op. cit., p. 80.
(53) Tierno Galván, E., op. cit., p. 80.
(54) Tierno Galván, E., op. cit., p. 81.
(55) Tierno Galván, E., op. cit., p. 81.
(56) Tierno Galván, E., op. cit., p. 81.
(57) Tierno Galván, E., op. cit., p. 82.
(58) Tierno Galván, E., op. cit., p. 82.
(59) Tierno Galván, E., op. cit., p. 82.
(60) Tierno Galván, E., op. cit., p. 83.
(61) Tierno Galván, E., op. cit., p. 83.
(62) Tierno Galván, E., op. cit., p. 88.
(63) Tierno Galván, E., op. cit., p. 88.
(64) Tierno Galván, E., op. cit., p. 89.
(65) Tierno Galván, E., op. cit., p. 90.
(66) Tierno Galván, E. (1960): Introducción a la sociología, Madrid, Tecnos, p. 115.
(67) Tierno Galván, E., op. cit., p. 115.
(68) Tierno Galván, E., op. cit., p. 140.
(69) Tierno Galván, E. (1962): Tradición y modernismo, Madrid, Tecnos, p. 122.
(70) Tierno Galván, E., op. cit., p. 122.
(71) Tierno Galván, E., op. cit., p. 167.
(72) Tierno Galván, E., op. cit., p. 170.
(73) Tierno Galván, E., op. cit., p. 181.
(74)Tierno Galván, E., op. cit., p. 173.
(75)Tierno Galván, E. (1964): La realidad como resultado, San Juan de Puerto Rico, Edición de la Universidad de Puerto Rico, p 78.


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