NÓMADAS - REVISTA CRÍTICA
DE CIENCIAS SOCIALES Y JURÍDICAS 11-2005/1 | Universidad Complutense de Madrid | ISSN 1578-6730 |
Los imaginarios
de Internet: Una aproximación crítica a los discursos hegemónicos en el ciberespacio |
Isis Sánchez Estellés | Sara López Martin >>> CV | >>>CV |
Introducción | Planteamiento teórico y metodológico | Análisis de los discursos de hackers/Universidad | El discurso del mercado | El análisis de los Novísimos Movimientos Sociales | El discurso de la democracia formal: El Estado |Conclusiones | Bibliografía
RESUMEN.-
En el presente trabajo se pretende indagar sobre los diversos imaginarios
sociales que han inundado Internet desde sus comienzos. Especialmente nos
centraremos en los diversos imaginarios acerca del concepto de democracia,
analizando el significado y su plasmación en la práctica político
social de las diversas dimensiones de la democracia que hemos considerado
como relevantes, tales como la igualdad, la libertad o la participación.
Los diversos imaginarios se han delimitado a partir de la existencia de distintos
discursos que pueden diferenciarse entre sí tanto en su teoría
como en su práctica social, así distinguiremos el imaginario
de los Hackers/universidad, el mercado, los novísimos movimientos
sociales y el Estado. Finalmente estableceremos una comparativa entre las
dimensiones de los diferentes discursos para concluir con una serie de ideas
para posteriores investigaciones en esta línea.
ABSTRACT.- The present paper has the aim
of inquiring into the different social imaginaries which has appeared on
the Internet since its beginning. Especially, we focus on the different social
imaginaries about the concept of democracy. We have considered six relevant
dimensions to the study of the concept of democracy: freedom, equality, partcipation
security, rights and pluralism. We differentiate four social imaginaries
(university/hackers; the market; Newest social movements and the State),
working on the principle that each social imaginary has its particular discourse
depending on how they understand the meaning of those dimensions (freedom,
equlity...) and how they manifest their socio-political practice. Finally,
we establish a comparative discourse analysis about the dimensions of the
concept democracy to conclude with some ideas which encourage new
research in this line.
Palabras clave: Discurso, democracia,
historia social de Internet, ciberespacio.
Los discursos en torno a Internet, en su condición
de avance tecnológico capaz de superar barreras espacio-temporales
en el plano del intercambio de la información, suelen centrar su atención
en las potencialidades comunicativas de la nueva herramienta al servicio
de ser humano, la más espectacular puesta, a día de hoy, a
disposición del ciudadano de a pie.
Se enfatizan sus desarrollos en el área que
lo universalizó, la esfera económico-financiera, en torno a
la posibilidad de efectuar transacciones en tiempo real en cualquier punto
del globo y con aplicaciones que inciden certeramente en la propia organización
del mundo económico, hasta el punto de llegar a generar nuevos modelos
de gestión de la producción y de articulación del ámbito
laboral: la New Economy. Asimismo, se destacan sus efectos en la arena
de las relaciones interpersonales –sin necesaria mediación afectiva
o profesional previa-, con usos que rondan el 90% de las intervenciones sobre
Internet centrados en el ocio y el intercambio: chats, correo electrónico,
weblogs. Por parte del Estado, los desarrollos criptográficos, unidos
a las constatadas reducciones de costes para la ciudadanía que supone
la posibilidad de realizar desde casa determinadas gestiones ante lo público,
abren la puerta a experimentos, destinados a facilitar la interacción
entre la ciudadanía y los poderes públicos, como el voto electrónico
o la ventanilla única digital.
Finalmente, los usos políticos de las Nuevas
Tecnologías por parte de los movimientos sociales de última
generación suponen la entrada en escena de nuevas formas de usos políticos
de las NTIC (1), en los que las posibilidades de coordinar
eventos y contrastar informes entre grupos en un amplio espectro geográfico
contribuyen decisivamente a la articulación política de discursos,
estructuras organizativas, modelos de tomas de decisiones y estrategias de
acción colectiva, entre otros.
Sin embargo, la consideración de que, como
herramienta que es, Internet pasa por un soporte ideológicamente neutro
que facilita pulsiones comunicativas, nos conduce a un engaño levemente
soportable en usos domésticos de las NTIC, pero fuera de cuestión
en un análisis politológico-sociológico del área
que abordamos.
Ninguna creación humana, en cuanto tal, está
desprovista de connotaciones y denotaciones con implicación política,
con sentido ideológico (sea éste de permanencia, de continuidad,
de transformación absoluta o parcial); el mero hecho de plantearlo
supondría mantenerla esterilizada y fuera del control del hombre,
lejos del mundo social. Cuando, como es el caso, una herramienta muta en
sus imaginarios enmarcadores, en los que encuentra nuevas aplicaciones y
desarrollos.
Sin embargo, las valoraciones de estas aplicaciones
concretas de tecnologías a diferentes esferas de la vida cotidiana
(occidental) justifican la forma y el fondo de la Red como si se tratara
de un simple dispositivo técnico, un conjunto de cables. Internet,
horizontal, descentralizado, desterritorializado, parece las plasmación
técnico-política de una utopía, de un falansterio. Desdibuja
sus centros de poder y los dispersa. Una tecnología amable, políticamente
correcta.
Pero nada debería hacernos pensar que éstos desaparecen. Como ha dicho algún autor, la Red es el panóptico: un sistema de control visible, aparentemente transparente, sin que lleguemos a saber quién vigila desde la torre.
Tres son las grandes instituciones que centralizan
parte de la estructura de poder en Internet: la ICANN (2),
la ISOC (3) y la IETF (4).
Los servidores de algunas de ellas son cruciales para el mantenimiento físico
de la Red; si se apagaran, caería. Internet no es, por tanto, un ente
inmaterial que carece de estructura física y de decisores claves;
es, en gran medida, lo que alguien ha decidido que sea. Por ello, el sentido
último del que se dota a la Red aparece ineludiblemente mediado por
lo que es, y, además, por lo que se hace con ella y en qué
contexto, sin que podamos decir que los usos concretos de cada fase neutralicen
los rasgos previos e iniciales.
En concreto, Internet es un producto del mercado y
por ende, funcional al sistema que lo sustenta. Cuatro son los grandes imaginarios
correspondientes a las cuatro esferas de la realidad en las que la Red ha
llegado a convertirse en lo que es:
-el mundo militar, donde se gesta, en torno a la década
de los sesenta y con aplicaciones destinadas a conectar nodos investigadores
del Ejército americano, y a descentralizar el archivo de fondos militares,
convirtiéndolos a la vez n reductos seguros frente a un ataque nuclear.
Un escenario de Guerra Fría, donde la seguridad y la privacidad son
las prioridades técnicas. Desde el punto de vista político,
la eficiencia en la gestión de la información y la búsqueda
de garantías en lo que compete al orden público (seguridad
nacional en el exterior), ponen el énfasis en los deberes de los poderes
públicos y en la distancia silenciosa de la ciudadanía. Un
mundo elitista y secreto, que exporta sólo cierta obsesión
por protocolos seguros.
-sin embargo, es de los pocos ámbitos que no
trasladan aspectos de su imaginario a la siguiente fase; por eso no nos detendremos
en él. Nos centraremos en su salto a las universidades (norteamericanas),
donde estudiantes de tercer ciclo adaptan protocolos que hagan posible compartir
recursos entre máquinas remotas y la puesta en conexión de
centros investigadores. Será el pragmatismo, aunque hay quien cetra
la mirada en los años sesenta que corren y en filosofías más
libertarias, propias de algunos de estos primeros hackers,
el que exija la puesta en común de los nuevos conocimientos y la creación
colectiva (5). Volveremos a tener nuevamente un mundo pequeño,
elitista, en el que la difusión manipulable del conocimiento rige
para un pequeño grupo de expertos, con normas sociales propias: una
democratización controlada, justificada en términos académicos,
por el bien de la humanidad.
-por fin, en la década de los ochenta entra
en escena el mercado. Receloso inicialmente con el nuevo descubrimiento,
acaba abandonando reparos y precauciones, inaugurando una nueva era empresarial,
la dot com, y centrada en la pretensión de comercializar hasta
el último elemento necesario para la navegación en red. Con
él, la expansión se hace un hecho, amparada en los mismos presupuestos
mercantiles que rigen al resto del mercado: más información
genera consumidores más informados, que consumen más y mejor,
la ley de oferta y demanda. Se abre la esfera de beneficiarios del conocimiento,
pero no se explicitan sus reglas; la netiquette será la respuesta
del mundo universitario a la avalancha popular sobre la Red.
Posiblemente, estemos ante el escenario que más ha contribuido al desarrollo de Internet. También ante el que más lo impregna de sus fines. La Red, en manos del mercado, fue y sigue siendo el escenario de transacciones financieras, del ocio de pago, una maqueta con dimensiones reales de una sociedad mercantilizada: con sus mejores clientes, con sus productos para la clase media, con una falsa promesa de emancipación a través de la información para los insatisfechos, con sus excluidos.
1. Serán los movimientos sociales quienes reviertan esa falsa promesa de liberación tecnologizada merecedora de todos los temores de la Escuela de Frankfurt. Herbert Marcuse (1969) reencuentra por fin, de mano de actores sociales reconvertidos por Internet, un germen reactivo en los usos políticos de las NTIC: la información como un derecho, la igualdad como un supuesto, la participación como un requisito de integración, la democracia como un fin en sí mismo.¿Qué es lo que queda de unos y otros? ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
Por qué la noción de democracia:
Optamos por definir el análisis que esta ponencia
aborda a partir de la noción de “democracia”, en sentido amplio. Al
margen del desarrollo de las aplicaciones técnicas que hacen posible
la Red y su expansión, entendemos que la noción “ideológica”
que justifica la “universalización” de Internet radica en una interpretación
versátil, y ajustada a cada esfera real implicada en la realización
efectiva de la Red, de democracia.
La posibilidad de interpretar este concepto en función
de cada uno de sectores sociales implicados en el desarrollo de Internet:
mundo hacker universitario, mercado, estado y movimientos
sociales, se une en este devenir a la condición de Internet como hijo
predilecto de un contexto general de democracia liberal y capitalismo globalizado.
En la medida en que la Red se gesta y generaliza en un marco en el que se
concreta como un producto de mercado, en torno al cual se sostienen algunos
de los más importantes emporios económicos (en el que el paradigma
es Microsoft), la herramienta será no sólo uno de los recursos
comunicativos más cotizados (6), sino que también
se plantea como el resultado, en su apariencia final, de la búsqueda
de tecnología funcional al propio desarrollo del capitalismo. Sin embargo,
no será ésa la apariencia bajo la que se exporte: sus orígenes
académicos y libertarios, una vez superado el escollo ideológico
del ámbito militar de sus primeros pasos, imponen cierto reparo a
la hora de “vender” una imagen de marca estrictamente mercantil. De la misma
manera que el capitalismo se extiende y se impone, vinculado en un mismo
paquete a los derechos humanos (civiles y políticos), la democracia
será adaptada y desglosada en conceptos apropiados a los usos que
la Red permite:
-libertad: en dos vertientes defendidas y estrechamente
vinculadas: la de información, en la medida en que son paquetes de
datos lo que fundamentalmente vehicula Internet, pudiendo su estructura nodal
descentralizada sortear las barreras políticas y otros sesgos arquetípicos
(7); y la libertad de expresión, facilitada por la
estructura descentralizada y horizontal que aparentemente vertebra la Red,
y la multidireccionalidad facilitada por canales abiertos, foros, wikis y
el carácter instantáneo de la comunicación.
-igualdad: inicialmente de acceso, facilitada por
el abaratamiento de los costes de conexión, del software y del hardware
(8),y extendida rápidamente a la posición
del usuario en la estructura general de organización de la Red (un
usuario más en igualdad con los demás, en la medida en que
no hay jerarquías aparentes) y a la capacidad de intervención
en tomas de decisiones sectorializadas (en foros, listas de correo, etc.).
-participación: en su condición de tecnología
interactiva (y a diferencia de otros grandes medios de masas, como la televisión),
que instituye una cierta necesidad de dinamismo para el desarrollo óptimo
de herramientas cada vez más planteadas como construcciones colectivas:
páginas web dinámicas (blogs) frente a las estáticas,
listas, foros, chats.
Serán, por tanto, éstos algunos de los
ejes en los que trataremos de localizar las causas discursivas e ideológicas
de la expansión de Internet. Analizaremos la evolución de estos
conceptos en cada etapa, intentando establecer en qué medida conforman
una noción reconocible del concepto marco o cuándo y por qué
se dispersan. El objetivo último es rozar levemente los cimientos
ideológicos, dispersos, coexistentes, que hacen posible el desarrollo
de la Red de redes.
2. Planteamiento teórico
y metodológico
Durante la historia del pensamiento político
y desde el inicio de las acciones políticas y movilizaciones ha estado
presente el imaginario social de la democracia, sin embargo este imaginario
nunca ha sido homogéneo. En efecto, dependiendo de las tradiciones
teóricas desarrolladas y de los grupos de interés siempre ha
primado más un elemento que otro, léase la primacía
del objetivo de la libertad y los derechos del individuo en la tradición
liberal versus la justicia y la igualdad en la republicana-socialista.
Así se va a querer analizar los distintos imaginarios
sociales del concepto de democracia en cuatro ámbitos diferentes:
mercado, Estado, Universidad/hackers, y movimiento antiglobalización.
El mejor marco teórico y metodológico para esta cuestión
resulta ser el análisis del discurso. Hay que señalar que en
esta corriente existen muchas variaciones internas, en nuestro caso se va
a combinar la teoría del análisis del discurso de E. Laclau
y C. Mouffe junto con esquemas analíticos de N. Fairclough y L. Chouliaraki.
En primer lugar trataremos el concepto de democracia
como un ‘floating signifier’ desarrollado por Laclau y Mouffe, un floating
signifier significa que los actores pueden rellenarlo con diferentes contenidos
que pueden servir como indicadores de ordenes del discurso. Planteamos la
hipótesis de que los diferentes discursos que se están apropiando
de la red, intentan definir democracia a su modo particular. El hecho de
que un signifier esté flotante indica que un discurso no ha
vencido en fijar su significado y que otros discursos están luchando
por apropiarse de él.
Con el fin de analizar las interrelaciones entre los
diversos elementos de los distintos imaginarios sociales y las luchas por
el floating signifier, debemos introducir los conceptos de hegemonía
y articulación de Laclau y Mouffe. La articulación es definida
como una práctica que establece relaciones entre elementos de modo
que su identidad se ve modificada como resultado de la práctica de
articulación (Laclau y Mouffe, 1985:105). El área de los significados
no fijados es llamada el campo de discursividad y este campo es la condición
de posibilidad e imposibilidad del discurso. En otras palabras, la articulación
es una combinación de elementos que les da una nueva identidad (9). En nuestro caso concreto vamos a analizar como determinados
grupos adquieren o mantienen determinadas identidades a través de
la red, según cómo se combinen los diversos elementos de la
democracia: libertad, igualdad, participación, derechos, seguridad,
pluralismo (añadir más si se ve necesario).
Por otro lado el concepto de hegemonía, se
entiende como la expansión de un discurso, o un set de discursos,
en un horizonte dominante de acción social a través de la articulación
de elementos no fijados en momentos fijados parcialmente en un contexto lleno
de fuerzas antagónicas (Torfing,1999). El discurso así es definido
como consecuencia de las prácticas hegemónicas de articulación.
La hegemonía en este caso nos lleva desde el terreno de lo undecidable
(lo indecidible) (10)
al terrero del establecimiento de un discurso como natural. La decisión
ético política construye siempre una jerarquía que puede
ser deconstruida y demostrar como un discurso que en sus raíces es
social y político se ha convertido como natural. En el caso que trataremos,
el concepto de hegemonía nos servirá para analizar como en
diferentes momentos históricos de Internet, han sido unos discursos
democráticos más fuertes que otros y cómo se articulan
las luchas de hegemonía discursiva en la actualidad. En el modelo
de Laclau y Mouffe, las articulaciones hegemónicas incluyen el elemento
de fuerza y represión. Ello incluye la negación de la identidad
en el doble sentido de negación de significados alternativos y la
negación de la gente que se identifica con estos significados y opciones.
La negación de esta identidad lleva a lo que se ha llamado el antagonismo
social (Torfing, 1999). Vamos a analizar cómo y en qué momentos
las luchas por el espacio dentro de la red (entre el mercado, el Estado,
universidad/hackers, y movimiento antiglobalización)
llevan antagonismos sociales en unos casos y no en otros.
Para analizar la hegemonía de tales discursos
también resulta esencial, el concepto de punto nodal de Laclau y Mouffe
(1985:112). De acuerdo con estos autores, todo discurso es constituido con
un intento de dominar el campo de discursividad expandiendo cadenas de significado
las cuales parcialmente fijan el significado del ‘floating signifier’. Los
puntos discursivos privilegiados que parcialmente fijan el significado dentro
de las cadenas de significación son llamados los puntos nodales o
en los términos de Lacan (points de capiton). Los puntos nodales
también se han considerado significantes vacíos (empty signifiers)
que atraen el significado de los ‘floating signifiers’. En nuestro caso concreto
queremos averiguar cuáles son esos puntos nodales de cada discurso
sobre la democracia dentro de la red y observar sus relaciones a través
de las lógicas de la igualdad y de la diferencia.
Es de destacar que, a diferencia de Laclau y Mouffe
y más cercanas a Fairclough, vamos a distinguir entre prácticas
sociales discursivas y no discursivas. Los diferentes discursos los vamos
a considerar como sistemas de significado(lenguaje e imágenes) diferenciándolo
de las posibles acciones colectivas o outputs que puedan resultar. Al igual
que Fairclough, utilizaremos los conceptos anteriormente descritos (hegemonía,
articulación y punto nodal) pero siempre referidos a las prácticas
sociales discursivas. Consideramos que el discurso contribuye a la construcción
de: las identidades sociales, las relaciones sociales, y los sistemas de
conocimiento y significado (Fairclough,1995) (11).
En cualquier análisis, dos dimensiones del
discurso son importantes como puntos focales: a) el evento comunicativo,
un ejemplo del lenguaje usado como un artículo de periódico,
cine, video, un discurso político (Faircloug,1995b),b) el orden del
discurso- la configuración de todos los tipos de discurso que son
usados dentro de una institución social o dentro de un campo social.
Siguiendo el modelo de Fairclough, en cada ejemplo
de lenguaje usado, consiste en tres dimensiones: es un texto (hablado, escrito,.imagen
visual o combinación de ambas), es una práctica discursiva
que incluye la producción y consumo de textos, y tercero es una práctica
social. El análisis que se pretende realizar siguiendo el modelo de
Fairclough(1995):
1)algunos hechos lingüísticos del texto
y donde también se muestran las articulaciones y los hechos sobre
los puntos nodales. Dentro de los hechos lingüísticos del texto
se tendrá en cuenta el modo (es decir interrogativo, imperativo o
afirmativo), la modalidad (el grado en que el emisor del mensaje se compromete
con lo comunicado, y el grado en que sus afirmaciones se comprometen con
la verdad o simplemente con probabilidades), la transitividad de cómo
los eventos y procesos están conectados (o no conectados) con los
sujetos y los objetos, el grado de nominalización que reduce la agencia
y enfatiza los efectos, el campo semántico utilizado y la complejidad
de oraciones entre otros.
2)procesos relacionados con la producción y
el consumo de los textos (la práctica discursiva) donde se tendrá
en cuenta los conceptos de interdiscursividad e intertextualidad. El análisis
de la práctica discursiva se centra en como los autores de los textos
extraen de los existentes discursos y géneros para crear un texto
y cómo los recibidores de los textos emplean discursos en el consumo
y la interpretación de los textos. Se introducen así dos elementos
claves, la interdiscursividad (Fairclough) entendida como cuando diferentes
discursos y géneros están articulados juntos en un evento comunicativo
y la intertextualidad (Fairclough) donde todo acto comunicativo se
apoya en eventos anteriores, donde se utilizan palabras y frases que se han
utilizado anteriormente. Siguiendo a Fairclough mantendremos que un alto
grado de interdiscursividad indica implícitamente el deseo de un nivel
alto de cambio, mientras que un bajo nivel de interdiscursividad está
asociado con el mantenimiento del orden social.
3) la amplia práctica social a la cual pertenece
el evento comunicativo. La relación entre los textos y la práctica
social en su totalidad es mediada por la práctica discursiva. Al hacer
referencia a ello se señala como las prácticas discursivas
y convenciones son dibujadas desde qué otros órdenes del discurso
y como son articulados entre sí; todo ello depende de la naturaleza
de la práctica sociocultural donde del que el discurso forma parte.
Aunque los niveles uno y dos están separados
analíticamente se realizarán en los análisis de forma
conjunta, enlazándolo finalmente con el nivel tres.
Ahora bien, el análisis también incluye
consideraciones acerca de si las prácticas discursivas reproducen
o reestructuran el existente orden del discurso y qué tipo de consecuencias
tiene para la práctica social en su totalidad, que se observará
especialmente en las conclusiones.
3. Análisis de los discursos
de hackers/Universidad
Comencemos por una primera definición de hacker breve para pasar posteriormente a un análisis
del discurso. Un hacker es un experto informático,
un apasionado de la tecnología, capaz de desarrollar software rigiéndose
por los principios (establecidos por los propios hackers)
que definen el software libre: la libertad de los usuarios para ejecutar,
copiar, distribuir, estudiar, cambiar y mejorar el software. Esta idea se
concreta en cuatro libertades:
La noción de hacker suele aparecer
vinculada al ámbito de la informática, concretamente a los desarrollos
en programación, aunque reivindican (13) una expansión
del fenómeno aplicable a cuantas esferas del conocimiento que sean
susceptibles de elaboraciones creativas en torno a dos premisas fundamentales:
conocimiento compartido e individualismo cooperativo.
Se han elegido una serie concreta de textos relevantes, a partir de los cuales se quiere indagar el discurso de los hackers, entre ellos se han seleccionado: Cómo convertirse en un hacker, El manifiesto hacker, Declaración de independencia del ciberespacio y Tod@s expert@s. A partir de ello vamos a desglosar los seis conceptos de democracia que deseamos analizar y cómo se interrelacionan para configurar un concepto de democracia específico teniendo en cuenta también análisis lingüístico, pero vayamos primero a dos cuestiones de la práctica discursiva: interdiscursividad e intertextualidad.
En todos los textos escogidos se observa un alto grado de interdiscursividad, ya que junto el nivel de género de manifiesto político, se incluye géneros conversacional (lo podemos observar en el caso del manifiesto hacker), mezcla de género de manifiesto político con género de información pública y conversacional (que se puede observar a lo largo de todo el texto de Cómo convertirse en un hacker), y también la mezcla de discurso público, manifiesto político, discurso académico-científico y algunos rasgos de discurso conversacional en el caso del texto de Tod@s expert@s . De este modo observamos como a nivel de discurso, el discurso hacker aboga por un nivel alto de cambio social, siguiendo el modelo de Fairclough (1995). Por lo que respecta a la intertextualidad, se observan como se han usado ideas muy variadas que ya existían en textos anteriores. Así en el texto de Tod@s expert@s se recoge citas de Herman Hess donde se recoge la idea de que ningún conocimiento quede fuera de la humanidad, también se observan citas e ideas de Willian Gibson sobre la importancia del ser técnico frente a la importancia del ser primitivo, también la mayoría de textos sobre la producción de hackers se apoyan en otros como es el caso de “Archivo de la jerga hacker”; así mismo se señalan ideas populares como la idea clásica de la ciencia donde siempre van a existir problemas fascinantes en el mundo exterior que esperan ser resueltos (14), otras ideas también populares acerca del trabajo donde se señala que el aburrimiento y el trabajo rutinario son perniciosos, así mismo la idea de la importancia de la competencia en nuestros días (15), al igual que ideas sobre el lenguaje de programación, la idea del sistema identificado con Matrix. Por último también nos gustaría señalar que el discurso hacker recoge esa vieja de idea de la mitología y esferas diferentes de la vida que se ha utilizado tantas veces para resaltar la especificidad a la hora de la creación de la identidad de una comunidad determinada, de ahí la alusión continua a “el mundo hacker”.
Esta último cuestión nos lleva a analizar los límites del discurso hacker y la creación de la identidad hacker a través de la creación de su antagonismo social. En efecto, observamos que al leer Cómo convertirse en un hacker y El manifiesto hacker un campo semántico que se utiliza es referido a la magia, la naturaleza inteligente, es decir todo aquello que pueda referir a una esfera diferente de la realidad y a su vez superior: espíritu, cultura, nuevo mundo, juego, habilidades, actitudes, capacidad, construcción, medio particular, héroes, inteligencia, semidioses...
Junto a ello señalamos que los hackers construyen su identidad (simbolizado con nerd y geek) no sólo a través de la construcción de su elite, sino también a través de la negación de otras identidades como los crackers. De este modo tanto los crackers como los que llaman críos, como los malditos profesores, como el resto de los compañeros, los gobernadores sádicos o apáticos, todo aquel que no tenga la capacidad de ser un hacker pero se considera así mismo como tal (trolls etc.), todo aquel que realice acción política tradicional, todo aquel que se sitúe con el sistema, todos aquellos disidentes del sistema que se articulen en guettos, vanos ejercicios ideológicos, como todos los Gobiernos del mundo Industrial que quieren agotar nuevas formas de la política; todos ellos se sitúan en una misma cadena de identidad negándoles su reconocimiento por parte de los hackers (16). De este modo vemos como se crea un antagonismo social, creando un discurso hegemónico sobre la superioridad intelectual del mundo hacker frente al resto.
Después de ver cómo se construye el
discurso hacker en términos de identidad, vamos a ver
qué tipo de articulaciones se observan entre los seis elementos de
la democracia antes citados, partiendo de los textos mencionados y de los
puntos principales de la ética hacker (Levy,1994;
Rosteck,1994, Moody,2001). En primer lugar la libertad hace referencia
a la libertad de información, donde la información fluya lo
más abiertamente posible para que se pueda utilizar de forma versátil
(17). Junto a ello se señala la libertad de acceso
a los ordenadores, debe ser ilimitada para que se puedan realizar todo tipo
de modificaciones con el fin del perfeccionamiento progresivo. Ahora, bien
esta libertad de información y su acceso va unido a la necesidad de
discusión en comunidad. De este modo, la libertad en el mundo hacker, no se entendería como la libertad de los modernos
(libertad como liberación) sino más cercana a la libertad de
los antiguos, referida a una libertad guiada siempre a la discusión
en comunidad.
La alusión a este concepto de comunidad, nos lleva en su articulación la concepción del concepto de igualdad. La igualdad en este contexto siempre va unida al rechazo al autoritarismo, manifestado en varios de sus textos clave (La ética hacker, cómo convertirse en un hacker y El manifiesto hacker). La igualdad en este aspecto va referida a un sentido horizontal de la democracia, donde todos debemos compartir una serie de conocimientos. Es la premisa del conocimiento compartido que consiste en devolver a la comunidad de programadores cuantos desarrollos se hayan realizado individualmente (18).
Ahora bien, este sentido de igualdad adquiere diversos matices discutibles. Sin ir directamente a las prácticas sociales vamos a observar ciertas contradicciones reflejadas en rasgos lingüísticos del texto de Cómo se aprende a ser un hacker. Por ejemplo se señala en este texto que la cultura hacker no tiene líderes sino héroes culturales, para señalarse ese grado de igualdad horizontal y nunca de superioridad; sin embargo se observa que la estructura de las oraciones siempre tiene el condicional de la siguiente forma: Si quieres convertirte en un hacker (...), deberás, harás, entenderás (...), todo de forma en un futuro y con sentido de obligación. Así mismo en varias ocasiones se utiliza el modo imperativo (19), prohibiciones (no uses un nombre de usuario tonto, no te metas, no te llames (...), no publiques en los foros con errores gramaticales) u oraciones como “es casi una obligación moral para ti el compartir....”. Además pese a que la entrada se quiera considerar como libre, siempre se ponen restricciones a través de este tipo de condicionales (“Para transformarte en hacker necesitarás: inteligencia, práctica, dedicación y trabajo duro”). En la misma línea de contradicciones observamos como en todo el texto de Cómo convertirse en un hacker no presenta la forma de diálogo sino de monólogo, pese a dirigirse de forma directa hacia un tú.
De este modo para llegar a la igualdad de ser un hacker dentro de esta comunidad, primero se debe entrar en
ella, por lo que la libertad de la anteriormente hablábamos (libertad
de los antiguos) sólo se consigue después de una selección.
La entrada por así decirlo no es libre, sino sólo a la altura
de los más capaces que logran mantenerse a través de su esfuerzo.
Junto a ello, en este mismo texto siempre existe un elemento de autenticidad.
Se intenta demostrar en realidad lo que implica convertirse en un hacker, de ahí que se observe en un texto tan importante
como este ese contenido moral y la existencia de la construcción de
“debe más infinitivo”. “ Para ser aceptado como un hacker,
deberás comportarte como si tuvieras esta actitud en tu interior(referida
a creer en la libertad y en la ayuda mutua) (20).Y para comportante si tuvieras esta actitud,
deberás creerte de verdad dicha actitud” (21).
Ligado a los conceptos anteriores, la participación
en el mundo hacker aparece identificada con los conceptos
de ayuda mutua, trabajo duro y dedicación compartida.
Estos hechos lingüísticos se traducen
en cuestiones de significado de los conceptos que estamos tratando, de este
modo los conceptos de igualdad, libertad y participación crean una
articulación precisa que se resumiría el individualismo
cooperativo de los hackers. Existe una jerarquía
no sólo con respecto al resto de los usuarios de Internet o al resto
de la ciudadanía sino también dentro de la propia comunidad.
El reconocimiento y el status dentro de la comunidad no es igual para todos,
sino que depende de la capacidad individual (habilidad en programación),
su capacidad de rendimiento y la demostración posterior de tal conocimiento.
Todos los novatos, principiantes y deseantes de entrar en la comunidad, deben
de demostrar unos mínimos de habilidad y reconocimiento de las reglas
sociales de juego para que se encuentren aceptados dentro de la comunidad,
de lo contrario se les identifica con el antagonismo social del que hablábamos
anteriormente (trolls, crackers, simples ilusos, seguidores del sistema...).
De ahí que también en el texto de Cómo convertirse
en un hacker se creen contradicciones discursivas, donde se señala
que a través de la comunicación y de la ayuda se aprende, posteriormente
(22) se señala que para ser un hacker
hay que tener la habilidad e iniciativa de educarte por ti mismo (buscar
en Google la respuesta a una pregunta que ya fue planteada y respondida en
una lista, se supone que tienes que haber leído todo antes y estar
a la altura del interlocutor).
Después de conseguir una cierta altura por
tus meritos propios y a través de tu autodidactismo, se debe de verter
tu conocimiento en la comunidad y es ahí donde se entiende la participación.
Ahora bien, esta presentación de “tus” conocimientos debe de compartir
nuevamente toda una serie de requisitos que únicamente el mundo universitario
cumple (23).
Este discurso teórico nuevamente se ve reflejado
en el ámbito lingüístico cuando hablamos de modalidad
y transitividad. Es curioso observar que a pesar de la insistencia en
el éxito de la comunidad hacker que se observa en
varios de sus textos, así como la autenticidad que se quiere manifestar
de dicha comunidad, en sus textos raramente se dirigen con el nosotros, sino
más bien se transmiten con la forma de: “tú debes hacer para
x para convertirte en un hacker” (caso del texto Cómo
convertirse en un hacker) o bien, a través de nominalizaciones,
oraciones impersonales y pasivas todas muy presentes el texto de Tod@s
expert@s!. Así por ejemplo se señala: “se han constituido
sujetos colectivos múltiples”, “El proceso de apropiación individual
de las competencias a través de las estructuras comunitarias ha superado
la prueba, y sigue resultando en cierta medida operativo”, “la multiplicidad
de prácticas hacking que se han desarrollado en estos últimos
veinte o treinta años (...)”. En cualquiera de los dos casos bien
sea a través de la segunda persona o de oraciones impersonales, se
podría decir que se infiere en teoría una falta de responsabilidad
o implicación por parte de los comunicantes acerca de lo que se quiere
transmitir, algo que en cierta medida vuelve a demostrar incongruencias del
discurso hacker.
Finalmente cuando tratamos los conceptos de derechos
y seguridad pareciera como si fueran unidos entre sí. Así
nos encontramos con los cripto-rebeldes o cripto-punks, los hackers
especialistas en criptografía, donde la protección de la autoría
y todos los derechos de seguridad son esenciales. Podríamos considerar
que dentro del mundo hacker, los norteamericanos se entablan
en una batalla de privacidad frente al Estado, de este modo la posibilidad
de criptar los propios mensajes constituye un derecho fundamental del individuo,
y para ellos toda intervención del Estado en esta cuestión
se considera ilegítima. Desde este punto de vista consideran la criptografía
como elemento central de la organización social. Se pretende crear
un mecanismo en el que el Estado ya no vigile a los ciudadanos. Esta herencia
del mundo hacker americano se diferencia del mundo hacker europeo, donde existe una cierta tradición de
intromisión del Estado en la esfera privada. En el caso europeo la
articulación entre los conceptos de seguridad y de derechos encaja
más en la defensa de las normas del ciberespacio (la creación
de una nueva esfera pública), más que defensa de la seguridad
o encriptación. En cualquier caso, los conceptos de seguridad y de
derechos no se constituyen como puntos nodales (24) de este discurso.
Por último una breve referencia al mundo universitario
relacionado con el mundo hacker vuelve a dar una idea del
tipo de democracia que se maneja en este discurso. El mundo universitario,
dotado por ARPA y NSF, tiene un discurso similar al anterior, pero diferenciado
con algunos matices: La participación se entiende más
como cooperación en el mundo académico entre aquellos que poseen
unos mismos intereses. La libertad, va referida especialmente a libertad
de información y circulación de ideas más que la libertad
concreta de los individuos de crear o manejar información o de convertirse
en un hacker. Por otro lado, a diferencia de los hackers, la igualdad va ligada al sentido de cooperación
y de ayuda mutua desde el principio, así la evaluación también
es realizada por colegas normales y no por instancias legítimas (comunidades,
revistas etc). Algunos ejemplos de ello, son las Requests For Comments (25) de Arpanet o los newsgroups. El gran trabajo en equipo
desde el principio es quizá la diferencia con el proceso de convertirse
en un hacker; sin embargo, vuelve a compartir con el mundo
hacker ese imaginario de un mundo aparte separado del resto
de la sociedad.
Resumiendo, el concepto de democracia del mundo hacker y universitario, se puede considerar cooperativista pero elitista, donde se orienta a un fin concreto y determinado de generar un mayor conocimiento pero únicamente para esa comunidad más cerrada. De este modo mientras la cuestión del pluralismo no aparece como central en el discurso hacker quedándose reducida su importancia a las discusiones internas dentro de la propia elite, el concepto de libertad (tanto en el sentido de información, conocimiento, como en el sentido de discusión en comunidad de los antiguos), constituiría el empty signifier, o punto nodal que transmite mayor significado a la concepción de la democracia (el floating signifier) que en este discurso se postula.
Tras el análisis de la práctica discursiva, pasemos al análisis de la práctica social en su totalidad. El problema de la articulación de conceptos entre la libertad e igualad en la teoría se ve plasmado en la práctica política dentro y fuera de la red.
El mundo
hacker nace en un entorno de profesionales de la técnica,
que se forman en programación en línea de comandos a partir
de la necesidad de compartir recursos en un ambiente en el que la información
(el código fuente) viene cerrada a la curiosidad del usuario y patentada
por la empresa que lo desarrolla.
En ese descubrimiento permanente se forman las comunidades
de expertos que hoy llamamos hackers. Sin embargo, la continua
generalización del acceso a las tecnologías supone una incorporación
de “nuevos curiosos” que no sólo desconocen las normas sociales internas
a la comunidad primigenia, sino que acusan de manera creciente el desfase
en el plano del conocimiento (técnico) entre los expertos y los neófitos.
Internet es el canal central en el que no sólo se especializan los
expertos informáticos, sino en el que también se socializa
el conocimiento acumulado (weblogs, listas de correo, FAQs (26)
y RFC). Los hackers se forman en Internet y en él
se crean las llamadas “comunidades virtuales” (Rheingold, 1996) a partir
de determinado nivel de conocimiento y de intereses compartidos, siempre
en red.
El problema principal se plantea a partir de la capacidad
de los recientemente incorporados para asumir determinado nivel de conocimiento
sin ayuda o formación estructurada previa. Aunque se asumen las limitaciones
de un modelo de formación planteado de esta manera (sin que se lleguen
a desglosar los aspectos implicados: diferentes aptitudes para la programación,
diferente grado de interés en la especialización técnica,
distinta disponibilidad temporal, personal o familiar para ellos, sesgos
de acceso, etc), se da por hecho un cierto nivel de motivación fundamental
como factor que permitirá la adquisición de soltura en la programación
y en el desarrollo de aplicaciones. Internet será nuevamente el medio
que facilite el acceso a los recursos necesarios, y el anhelo en “convertirse”
(alcanzar el nivel adecuado para) en hacker hará el
resto. Sin embargo, la existencia de información es una condición
necesaria pero no suficiente para la entrada en la comunidad hacker.
En la práctica social, la voluntad, en su choque permanente con la
capacidad real, se plantea como un estímulo y no como una meta trabada
de obstáculos.
Otra de las cuestiones que se relaciona con la práctica social, es la consecución del objetivo último de esta comunidad: la inteligencia social, también definida como inteligencia colectiva, que se nutre de aportaciones individuales en una lógica de cooperación. Mientras que algunos (como el autor de todos expertos) la plantea como un proceso incompleto, pendiente de la actualización de los todavía no integrados, forma parte, al mismo tiempo, de las características de la comunidad que se aspira a integrar: un bucle cerrado, en el que el fin es a la vez una precondición.
Un ejemplo real más concreto donde se vuelve
a ver la dificultad del funcionamiento de esta democracia elitista, se encuentra
en la comunidad de Sindominio (27). Constituida en 1999
a raíz de una escisión del colectivo de contrainformación
Nodo50 (28), trata de “romper la división entre
técnicos y no técnicos” propia de un “esquema de funcionamiento
empresarial” (Padilla, 1999). Se crea, por tanto, como una asamblea en la
que se superen las barreras del conocimiento técnico, sobre la base
de la formación espontánea, autodidacta, de los miembros de
la misma. Este ejemplo de escisión pone de manifiesto las tensiones
que supone una democracia elitista, y ponen en cuestión la meritocracia,
apuntando más hacia la igualdad que hacia la libertad.
En su caso la restricción en la entrada pasa
por otros medios. La incorporación en la asamblea de Sindominio pasa
por la lectura obligatoria de al menos cinco textos fundamentales sobre software
libre, de cuya asimilación se debe dar pruebas en el momento de la
incorporación a la lista de correo. A partir de ese momento, los textos
fundamentales, los archivos históricos de las listas técnicas
y documentos en páginas web se convierten en el material de consulta
ante el surgimiento de la duda.
Sin embargo la opción de Sindominio de alejarse
de una jerarquía interna de modo empresarial le ha llevado a otro
tipo de problemas prácticos. Sindominio carece de un servicio, interno,
de asistencia técnica a sus usuarios. En la vida cotidiana, las organizaciones
que se suman a su asamblea carecen de la posibilidad de consulta ante imprevistos
lógicos en la actualización de sus materiales de trabajo en
Internet. En concreto, las organizaciones más institucionalizadas,
con necesidades comunicativas relativamente urgentes, se han visto obligadas
a migrar a servidores telemáticos con un servicio de asistencia técnica,
incapacitados como están de mantener un nivel de formación costoso
para sus responsables telemáticos.
Sindominio apenas ha experimentado crecimiento interno en los últimos cinco años, llegando a tener cien organizaciones menores en su asamblea, frente al crecimiento exponencial que han experimentado servidores que sí disponen de servicios de asistencia técnica.
Este constituiría un ejemplo de cómo los problemas del individualismo cooperativo y de la meritocracia crean escisiones y disputas dentro de esta comunidad.
La salida de Internet del ámbito que lo crea,
el universitario y el de los expertos informáticos aficionados (hackers) viene de la mano del mundo empresarial, del mercado.
Aunque en un primer momento la apuesta por las nuevas tecnologías es
recibida con desconfianza y cierto recelo. Sin embargo, la rápida
eclosión del fenómeno de las empresas dot com, cuyo
fenómeno más representativo se concentra en Silicon Valley,
desató una rápida euforia que se plasma en dos tipos de fenómenos:
el monopolio progresivo del mercado de Internet, en disputa, por parte de
las grandes empresa ya dedicadas a la comercialización de software
y que dejan de desconfiar en el nuevo producto (Microsoft, Sun Microsystems),
y la aparición del fenómeno promotor de un nuevo sistema de
reglas de juego en el mundo empresarial: la New Economy, impulsada
por empresas de espectacular crecimiento y gestión informatizada,
en las que la “empresas adoptan la red como estructura organizativa” (Castells,
2003).
Nos interesa analizar el discurso del mercado desde
dos perspectivas, desde el mundo empresarial, cómo se vende el producto
y desde el punto de vista del consumidor, cómo es percibido y utilizado
por el consumidor/usuario. Analizamos cuatro textos, extraídos de
la revista de ventas de Microsoft en castellano: La colaboración
inteligente de Executive Circle, De Linux a Microsoft: un giro hacia
la productividad de Javier Palazón, El PC en los hogares, motor
de despegue empresarial, de Jorge Lang, El valor del negocio de la
colaboración de Ashin Pal. Por otro lado, también analizamos
desde el punto de vista del consumidor una serie de textos que parecen relevantes
donde se muestra una articulación específica de elementos de
la democracia (entre libertad, seguridad y derechos), entre ellos se encuentra:
¿Por qué se compra en Internet? y ¿En qué
sitios confían los usuarios? Percepción de confianza y seguridad
de los usuarios en Internet, La diferente conducta de compra en Internet
y su impacto en las estrategias y conceptos de venta tradicionales, todos
ellos de Eduardo Manchón.
La perspectiva del empresario
La noción de democracia que maneja el mundo
empresarial aparece aparentemente inscrita en los parámetros fundamentales
en que se sustenta la economía de mercado: Internet es un producto
más a comercializar, en un escenario en el que la libre competencia
exige que los consumidores manejen el máximo de información
posible, no sólo en torno a los productos que vende la Red, sino sobre
cualquiera susceptible de ser comprado. Internet sería, por tanto,
la fuente de acceso fundamental por la que el usuario se convierte en el consumidor
perfecto.
Sin embargo, la fragmentación que caracteriza
a Internet, fenómeno visible también en el ámbito de
los movimientos sociales, por la que la posibilidad de ganar una porción
de visibilidad exclusiva en la Red hace difícil la generación
de espacios compartidos, convierte la esfera mercantil de Internet en un
espacio disgregado. La libertad de información desde las empresas
se limita a la que ofrecen sobre sus propios productos, en ejercicio de la
libre competencia. El consumidor tan solo encuentra una pugna entre artículos
similares, debiendo imaginar las causas finales de la disputa. El ejemplo
paradigmático aparece en el enfrentamiento ya legendario entre Windows
y Linux. El principio de competencia (mercantil) prima sobre el de tolerancia
(democrático), en intercambios no inocentes en los que están
en juego operaciones financieras millonarias.
“Democratizar “ Internet, por tanto, es una operación
de venta, por la que se trata de hacer
llegar el máximo posible de ordenadores, en una primera fase, y de
conexiones en una segunda, a los hogares, tanto a los de los empleados de
las empresas como a los de cualquier “ciudadano”, encubriendo bajo un discurso
de necesario acceso a la información la necesidad de “colocar” un
producto propio. Así, por tanto, la idea de democratizar está
referida fundamentalmente a la noción de igualdad, pero una
igualdad no entendida en términos horizontales de justicia, sino más
bien como de igualdad de opción de consumo y compra.
En relación a la empresa y sus trabajadores,
se aplica la segunda fase de todo esquema fordista: si la producción
en cadena busca un abaratamiento de costes ligado a la optimización
del proceso productivo, la enorme cantidad de excedente deberá ir
acompañada de un abaratamiento de costes que permita que los propios
trabajadores estén en condiciones de adquirir el producto que fabrican.
La empresa busca evidenciar “facilidad, potencia y
rendimiento” en la esfera del ocio para convencer a los empleados de la adquisición
de un PC conectado, pero al mismo tiempo explicita una segunda línea
de criterios que le beneficia de manera directa: “seguridad, fiabilidad
y garantía”, sumados a la posibilidad de obtener beneficios fiscales.
Detrás de un lenguaje light en el que se intuyen connotaciones
de carácter económico, encontramos una búsqueda de familiaridad
del empleado con las NTIC, destinada a evitar gastos en su formación
a la hora de trabajar. Se vende, por tanto, una herramienta de ocio y una
fuente de información argumentada sobre el derecho al acceso a la
información, buscando en realidad una repercusión directa sobre
el funcionamiento de las empresas.
Al mismo tiempo, si se parte del presupuesto de que
Internet facilita el contacto interpersonal, sin necesidad de previas mediaciones
afectivas, personales, profesionales, etc, la voluntad comunitarista implícita
en estos intercambios es contemplada desde la empresa en el sentido contrario;
exactamente, la difusión de Internet persigue la promoción
de atenciones personalizadas, individuales. El manejo de la Red persigue
un traslado de derechos, en esta ocasión derechos del consumidor en
el mercado, muy similar a la que promueve el Estado con los derechos de ciudadanía:
acceso y ejercicios personales que no presentan modificaciones fuera de la
Red salvo por el factor del incentivo a través del abaratamiento de
costes. De este modo, la pluralidad que se manifiesta en estos ámbitos,
lejos de reproducir una versión comunitarista propia de una red cerrada
de hackers, aparece como pluralidad de una red un tanto más
abierta que únicamente depende de la posibilidad de compra, pero ciertamente
más individualista. Así por ejemplo se habla en este caso de
pluralidad en la utilización de distintas herramientas de colaboración
para diferentes tareas, aunque siempre dentro de unos determinados cánones
de estandarización para esa productividad.
Por lo que respecta a la noción de participación,
nuevamente el papel asignado a los consumidores se considera en sentido estricto.
Hablamos de un proceso establecido en torno a la libertad individual y concreta
de acceder a un producto por el que se paga. No se participa en la elaboración
de las aplicaciones del paquete (con código fuente cerrado), estableciéndose
un modelo vertical de consulta y respuesta que contrasta extraordinariamente
con el modelo hacker. La gestión de los contenidos
es un proceso al margen del soporte, esta vez sí considerado parte
de la esfera privada del consumidor; se presuponen sólo dos tipos
de usos: los comerciales (compras) y los centrados en el ocio que, por su
bajo perfil político, se entienden diferenciados del medio (y del
control sobre él) que se realizan.
Sí que se incorpora, no obstante, la idea de
“colaboración”, pero siempre entre trabajadores dentro de la empresa,
o entre responsables técnicos de una aplicación. Nuevamente,
se colabora para optimizar gastos e incrementar la productividad, idea que
permea del mundo hácker, aunque con tintes mercantiles incorporados.
La posibilidad de compartir conocimiento genera ventajas: reduce costes y
tiempo, evitando dispersión y descoordinación; sin embargo,
se da por hecho que el ámbito apropiado es dentro de una misma unidad
empresarial, ya que toda innovación sale al mercado protegida por patentes
cara a la competencia.
Esta almagama se traduce en el nivel lingüístico
en el análisis de la interdiscursividad e intertextualidad. La interdiscursividad
incluye la mezcla de discurso científico-técnico con discurso
de marketing y la existencia de gran estilo directo de las frases más
que el indirecto. Ello puede señalar que el principal objetivo que
sería vender una determinada idea, la necesidad de cooperación
y compartir información para la eficacia estaría representado
por el género del marketing, de ahí el formato de publicidad:
pregunta como título “¿por qué es necesario compartir?”
y explicación a continuación. Este género del marketing
quedaría enmascarado por ese discurso científico-técnico
que le daría una mayor credibilidad para la venta de esta idea, junto
a ello las numerosas citas de estilo directo harían la función
de cercanía al receptor, contrastando así las características
de discurso científico-técnico. De esta manera podríamos
concluir que, en concordancia con lo analizado acerca de la venta de la idea
de democratizar, el discurso del marketing, que es el principal, se ve acompañado
de otra serie de discursos para su enmascaramiento.
Por lo que respecta al análisis de la intertextualidad,
observamos expuestas varias ideas ya conocidas, como la necesidad de eficacia,
rentabilidad necesarias para el funcionamiento del sistema o la idea de compartir
entre unos mismos recursos para conseguir nuevamente una mayor rentabilidad.
Es de destacar que para resaltar la importancia de
la necesidad de compra y acceso a al información para una mayor eficacia,
todas sus aseveraciones en estos textos están escritos de forma afirmativa.
Así mismo se observa la existencia de muchas citas en las que se habla
de un nosotros, con una primera persona del plural. Se podría considerar
que esta gran abundancia de citas responde a la necesidad de autenticidad
de cara al nuevo trabajador y consumidor, y también cercanía.
Sin embargo, hay que destacar que el grado de nominalizaciones es bajo, sólo
se observa de forma presente cuando se hace referencia a cuestiones centrales
de su discurso, cómo “el modelo de colaboración también
mejora” (...), “la tecnología también ayuda...” (....), “la
compañía puede construir una mayor eficiencia” (...). Ahora
bien, este grado de nominalizaciones se extiende más cuando estamos
hablando de la inserción de la tecnología en casa del trabajador
para una mayor eficiencia de la empresa; así, tenemos frases como
“La colaboración hace posible que el trabajador se concentre más
en sus tareas (...)”, “el mercado está tomando conciencia de la importancia
de la colaboración...” De este modo las nominalizaciones están
referidas fundamentalmente a los procesos básicos de colaboración
y de compartir información, de lo que podríamos inferir que
la responsabilidad de los resultados que surjan quedan oscurecidos.
Como resumen de todo este aspecto lingüístico,
podemos señalar que la función principal de vender una nueva
idea se realiza a través de términos democráticos, mezclado
géneros y discursos y proponiendo términos que sugieran la
participación y la cooperación de todos para la construcción
de la mejor empresa.
La perspectiva del consumidor
(29)
El papel desempeñado es muy similar al del
trabajador de las empresas que comercializan Internet, esta vez sin mediación
de obligatoriedad. Lo analizamos a partir del desglose de términos
que integran el general de “democracia”:
Uno de los principales elementos que resulta clave
en el discurso del mercado desde el punto de vista del consumidor, es la
percepción de la libertad, pero una concepción de la
libertad particular.
Así la libertad de comprar debe estar ligada
a la facilidad y comodidad de comprar, es decir, los usuarios se sienten
libres de la presión de un vendedor porque son ellos mismos los que
deciden qué comprar y cuando hacerlo. De hecho como señala
Eduardo Machón en sus textos, los usuarios sólo compran un
5% del tiempo que visitan una página web, el resto lo utilizan en tareas
de búsqueda y selección, lo que les da esa percepción
de ser libres.
Por otro lado la libertad también se equipara
con el deseo cumplido, de ahí que la compra inmediata de lo que uno
quiere y persigue se consigue de forma fácil e inmediata. De ahí
que se señale que una de las razones fundamentales para comprar on
line son la rapidez, la eficiencia y el placer.
En conexión con lo anterior, podríamos
señalar que la libertad en el mercado, a diferencia de los hackers y quizá de los movimientos sociales, aparece
vinculada a la libertad de los modernos. Los usuarios no son meramente pasivos,
sino más bien activos, lo que implica cierta libertad ligada a la
toma de decisiones sobre los sitios en los cuales e quiere navegar, buscar
y procesar información; a su vez esta libertad de decisión supone
una liberación con respecto a cualquier canon que se quiera presentar
para comprar, ellos, los usuarios son libres de decidir qué producto
satisface su deseo.
Sin embargo, esa libertad de la búsqueda del
producto a la hora de realizar la compra cambia por la percepción
de la seguridad. La libertad debe estar acompañada de la seguridad
de sitios web donde la simplicidad del diseño y la claridad se convierten
en las claves de la confianza. A su vez esta seguridad se encuentra ligada
a la capacidad de manejo por parte de los usuarios. Otro de los elementos
esenciales que se entraña dentro del concepto de seguridad es la seguridad
de que a la hora de su compra no van a ser timados. Las cuestiones que se
unen a la libertad los certificados de garantía específicos
de Internet, los certificados de uso de tecnología, la ausencia de
enlaces rotos, los gráficos de alta calidad y bajo lenguaje promocional
son todos signos de confianza.
La seguridad también está ligada al
prestigio, así los enlaces a sitios web de prestigio contribuyen a
la confianza.
Así mismo es curioso observar como la mayoría
de los sitios web que gozan de mayor confianza, no tienen una presencia en
el mundo físico únicamente en el virtual. De este modo podríamos
ver como la confianza y la seguridad van unidas a una nueva libertad, la
libertad de navegación en busca del mejor producto.
Como vemos los conceptos de libertad y seguridad van
íntimamente unidos. Ahora bien, precisamente porque van unidos, el
concepto de derechos por parte de los usuarios también ocupa
su lugar. De ahí que dentro de los efectos de la atención selectiva
se fijan determinadas reglas de comportamiento (30); estas
reglas de comportamiento pueden suponer la base de la demanda de nuevos derechos
por parte de estos usuarios, de ahí que según el Estudio General
de medios en España (1999) el 70% de los usuarios están a favor
de algún tipo de regulación del spamming, mediante la prohibición
legal o creación de listas restringidas de envío.
Resultados de la articulación
entre ambas perspectivas
La confianza que genera un modelo cooperativo limitado
sólo se orienta al consumidor final, aunque concretamente a los “grandes
clientes”, a los que se vende una idea de trabajo en equipo que contrasta
seriamente con la orientación individualista que promueve el modelo.
Finalmente, la posibilidad de descentralizar tareas, muy explotada por los
hackers y movimientos sociales, se plantea en último
término como una garantía de control sobre el trabajo de toda
la plantilla; incorporan así la “vigilancia” a una estructura micro
de Internet (una Intranet), que choca frontalmente con los esfuerzos de los
otros tres imaginarios analizados a la hora de garantizar privacidad en las
comunicaciones y seguridad frente a las pulsiones verticalizantes de una
vertiente cerrada de la Red. De este modo y a diferencia de otros discursos
donde la delimitación del antagonismo social se encuentra presente
definida claramente, la ambigüedad y los límites del orden del
discurso y su campo de discursividad parecen más amplios, donde en
principio cabe toda influencia de la importancia del término libertad.
Sin embargo, esa gran amplitud del orden del discurso podríamos señalar
que cierra su puerta a todos aquellos discursos en donde no se encuentre
la eficiencia y la rentabilidad del mercado, no aceptaría así
discursos que señalaran la necesidad de compartir y de la búsqueda
de la igualdad si estos no van acompañados de los beneficios que suponga
toda nueva configuración de perspectivas. De este modo su antagonismo
social y la identidad de este discurso, viene marcado por la negación
de todos aquellos discursos que no aceptan la eficacia y la rentabilidad
como principios fundamentales.
El hecho de que no aparezcan claros los límites
de esta discursividad queda manifiesto en la distribución de sus textos.
En efecto no se puede delimitar con claridad la forma de distribución
de tales textos, puesto que no existe por así decirlo una página
web común o áreas de encuentro, el discurso de lo que aquí
hemos llamado mercado se encuentra distribuido de forma homogénea
y prevaleciente a lo largo de toda la red, especialmente desde la perspectiva
del consumidor. Por lo que respecta a la primera perspectiva casi podríamos
señalar las mismas conclusiones, únicamente ahora dichos discursos
se encuentran especialmente localizados en las empresas, por ejemplo en los
grandes diseños web de Microsoft. En la misma línea podríamos
señalar que en este caso de práctica social y de su ejemplo
se puede reducir a cualquier forma de compra que se realiza por parte de
los usuarios diariamente, así como las últimas gestiones llevadas
a cabo en las grandes empresas, como es el caso de las nuevas operaciones
de la colaboración inteligente que se propone Microsoft. Precisamente
porque su discurso está tan extendido no es posible hacer referencias
a prácticas muy concretas como en los casos anteriores.
Así en forma de pequeña conclusión,
podríamos señalar que existe una concepción liberal
de la democracia en este discurso del mercado. Ahora la libertad en la navegación
debe estar unida a un momento de seguridad y esta seguridad la puede garantizar
entre otros la demanda de nuevos derechos. En cualquier caso, por parte de
los usuarios en el discurso del mercado, se puede considerar que el concepto
nodal fundamental es el concepto de libertad. Una libertad que a su vez
conlleva un cierto tipo de vigilancia y control.
5. El análisis de los
Novísimos Movimientos Sociales
Los Novísimos Movimientos Sociales (NsMS) son,
en términos de contenidos, una continuación de los Nuevos Movimientos
Sociales de los años sesenta/setenta en Occidente (feminismo, antimilitarismo,
ecologismo…), redimensionados por, y a los que se suman novísimos
temas derivados de, el contexto de globalización capitalista, y desarrollados
a partir del manejo de Nuevas Tecnologías de la Información
y a Comunicación.
Los NsMS se empiezan a gestar a finales de la década
de los ochenta, aunque alcanzan su pleno apogeo de la mano de las primeras
dinámicas de contestación a la hegemonía simbólica
capitalista instalada tras la caída del Muro de Berlín, ya
avanzada la década de los noventa. A una etapa embrionaria, desde
las primeras manifestaciones contra el FMI y el BM en Alemania hasta la Cumbre
de la Tierra de la ONU en Río, y a la época de cumbre paralela,
que comprende desde 1992 y la Cumbre de Río del GATT en 1994, hasta
1999; sucede el llamado “ciclo de protesta”(como subciclo dentro de todo
el ciclo de movilización), que comprende desde la primera contracumbre
contra la Ronda del Milenio de la OMC en Seattle (1999) hasta la contracumbre
del G-8 en Génova en julio de 2001. Tras esta etapa se inicia el denominado
“repliegue a lo local” en la rama más “movimentística” o activista,
y la “era de los foros” sociales (mundial y regionales o sectoriales) en
la rama propositiva o reformista.
La irrupción en la Red por parte de los movimientos
sociales se da en paralelo a su actividad política real: Internet
se convierte en el medio de coordinación por excelencia una vez iniciadas
las movilizaciones, y en el nexo que permite la toma de contacto entre realidades
y resistencias similares, que son el germen del espíritu crítico
que explica la existencia del movimiento antiglobalización.
Cuando los movimientos sociales de apropian de la
Red lo hacen sin embargo con varias intenciones: por un lado, el de recuperar
zona liberadas (o Zonas Temporalmente Autónomas, en un herencia directa
del discurso hacker y que encuentra un correlato en la realidad
social en manos del movimiento ocupa) en las que poder llevar a cabo el trabajo
político que ha sido expulsado de la arena pública. Por otra
parte, la Red garantiza capacidad de coordinación más allá
de las referencias espacialmente cercanas y en tiempo real. Si el acceso
a la información permite el primer gran paso, el de identificar interlocutores
globales en pleno proceso de adelgazamiento de los márgenes del Estado,
la coordinación de las propuestas y de las protestas será el
paso lógico siguiente, en el que Internet sigue desempeñando
un rol fundamental.
Para analizar los discursos sociales en torno a Internet,
hemos utilizado cuatro textos: la FAQ de Nodo50 (31), la FAQ general de Indymedia
(32), la FAQ de Indymedia Madrid (33)
y el texto Las calles de Morfeo de Luca Casarini (34).
Partiremos, para comenzar, de una ya clásica definición de
contrainformación:
“Contrainformar es trabajar para legitimar los discursos insurgentes
frente al pensamiento único neoliberal, destruir el mito de la objetividad,
servir de vocero de los movimientos sociales, dar la palabra a quienes callan
por falta de oportunidades para hablar, combatir el ruido con apariencia
de música que emana de los gigantes mediáticos. Contrainformar
es también hacerse con herramientas que permitan la difusión
horizontal de la información, construir puentes que hagan circular
contenidos con valor de uso, romper el monopolio de la producción
de discursos sobre el mundo social, desbaratar la ilusión de una “opinión
pública libre”. Contrainformar es también romper la atomización
que el capitalismo global está generando, entrelazar realidades sociales
transformando la aventura individual en una relación social comunicable
y comunicada”. (35)
El párrafo recoge algunos de los elementos políticos
que definen el fenómeno contrainformativo: la intención de
visibilizar discursos silenciados por los medios de comunicación convencionales,
en lo que respecta a contenidos; la voluntad asamblearia y horizontal en
el modelo organizativo (procedente de tradiciones ideológicas previas,
como la autonomía o el anarquismo, y que ensambla con la propia estructura
organizativa de la Red) y la concepción de la información como
una herramienta política, la condición necesaria para el activismo
real.
La construcción de la propia identidad por
parte de las redes sociales que se articulan en el ciberespacio, uno de los
objetivos que persigue la definición del trabajo compartido, pivota
igualmente en el antagonismo social, la reactividad, concretamente en la
negación de las características de la comunicación convencional;
por reacción, promueven factores como la horizontalidad, subjetividad
política explícita y reivindicada, valor de uso frente al valor
de cambio, lucha contra globalización. El modelo se construye inicialmente
en base a una negación, la del trabajo de los medios de comunicación
de masas, para ir evolucionando progresivamente a una elaboración
propositiva:
De hecho, no todos los discursos en torno a la comunicación
alternativa son democratizantes. El ejemplo más relevante es protagonizado
por un teórico y activista italiano, Luca Casarini (2002), portavoz
de los Desobedientes: “El media no es democrático, no
puede serlo. El media sirve para disparar, para combatir, está con
una parte. Sin embargo, el conjunto de las acciones que contribuye a crear
puede conquistar elementos de nueva democracia”. Esta premisa, la vieja
consigna leninista por la que el cambio de las condiciones objetivas se provocará
por parte del sujeto revolucionario de mano, entre otros medios, del órgano
de prensa, es rigurosamente aplicado por algunos proyectos políticos
que rehuyen adscripciones ideológicas “vinculadas al pasado”. Si se
trata de vencer a los medios convencionales, en coherencia con el lema de
Indymedia “Don´t hate the media, become the media”, argumenta Casarini,
es necesario jugar en su propio terreno, con sus mismas reglas.
La pregunta reside en la verdadera vocación
de los medios alternativos o contrainformativos: ¿competir con la
comunicación de masas, o abrir fisuras, burbujas o zonas liberadas
en las que circule la información sesgada en los convencionales?
En este párrafo no sólo encontramos
los elementos que caracterizan la propuesta contrainformativa, entre los
que cabe destacar la intención de visibilizar discursos insurgentes,
silenciados o precarios, especialmente los de los movimientos sociales. El
supuesto último de esta reflexión se sustenta en el primer
concepto que manejaremos dentro del global de democracia: igualdad de
acceso a la información, tanto a la generada por otros, como a la
visibilidad de la emitida por uno mismo. La sensibilidad política
hacia la existencia de desigualdades no desaparece en los discursos en torno
a Internet: los sesgos (económicos, técnicos, sociológicos)
son tenidos en cuenta, a la vez que se incorpora naturalizada la desventaja
en el monopolio de la Red frente a las grandes multinacionales de la comunicación
y de las NTIC.
Por ello, tanto la igualdad en el acceso, como
en la expresión, son factores centrales de este subnodo en el
discurso democrático de los actores sociales: la herencia hacker se ve en la exigencia de libertad para curiosear, modificar
y difundir, reforzada por la exigencia de que esa posibilidad no conozca
rangos o jerarquías, a la vez que se crean herramientas técnicas
en las que el acceso igual está garantizado, y la expresión
de opiniones se rige por la misma lógica: orden cronológico
de aparición de las contribuciones en los blogs, en las listas, en
los foros. Del mismo modo, y aunando ambos elementos, se tiende a facilitar
el proceso técnico por el que el usuario medio accede a los puntos
de emisión de información: formularios para publicar, por ejemplo.
La noción de seguridad, más por prudencia que por desinterés,
no aparece mencionada explícitamente en los discursos analizados sobre
movimientos sociales en la Red. Se percibe, sin embargo, en la firma técnica
de las herramientas empleadas (rechazo a PHP Nuke porque abre inseguros,
por ejemplo).
En los modelos más cerrados, sin embargo, el
discurso aparece difuminado y en términos políticos: concretamente
en los blogs, en sus textos fundacionales: en herramientas de publicación
abierta, la presencia de provocadores (trolls, generadores de ruido) es planteada
como un problema de seguridad para el mantenimiento del proyecto político
que rige el sitio. Insistimos en que sólo los modelos más regulados,
valga la paradoja, son los que más énfasis hacen en problemas
que otros ni mencionan. El otro caso es el Informe Vigilando a los Vigilantes,
de Nodo50: (38) la posibilidad de filtrar las direcciones
IP de los usuarios que se conectan a las máquinas del proyecto permite
detectar espionaje policial. Sin embargo, la reacción no es impedirlo,
sino publicitarlo, bajo el argumento de que la información que se
muestra en esas páginas es pública y por ello no se restringe
el acceso, aunque se advierte de posibles usos fraudulentos no justificados.
La libertad de y la igualdad en el acceso a la información del usuario
prevalecen, pero la libertad de expresión sustenta el derecho al honor.
Pero es sin duda, la participación el
principio rector de los proyectos políticos telemáticos y el
punto nodal del discurso sobre el que se sustenta la contrainformación..
Toda la Red Indymedia hace pública una declaración de intenciones
en la que explicita que el sentido último de su propuesta se basa
en la posibilidad de que los usuarios se conviertan en verdaderos protagonistas
del sitio, a través de la publicación abierta:
“La publicación abierta es un
elemento esencial del proyecto Indymedia en general (…): permite editar instantáneamente
noticias, relatos o análisis en un sitio web accesible globalmente,
anima la creación de una comunidad abierta y activa de usuarios que
se convierten ellos mismos en medio de comunicación alternativo, reinventa
un periodismo político sin especializaciones, a la altura de una época
en la que todos somos expertos”. (39)
La interactividad en la que se diseñan gran
parte de las herramientas en manos de activistas políticos en red
exigen una implicación absoluta del usuario a que
van destinadas: las listas, los foros, el chat, el correo o los weblogs no
tienen sentido si no son utilizados.
Esto conduce a una suerte de salto categorial, por
el que los medios de comunicación políticos en Internet no
acaban de distinguir su propia posición en el proceso informativo:
así, unas veces se consideran “herramientas al servicio de los movimientos
sociales”, mientras que en otras ocasiones son directamente “movimientos
sociales en una vertiente comunicativa”. Ambas posiciones se relacionan directamente
con la implicación de la base social potencial que los utilizará,
pero se mantienen como una opción equivalente, sin implicaciones ideológicas.
Y las tiene. Como herramientas, se consideran recipientes vacíos,
sin mediación ideológica. Como movimientos sociales, la confusión
entre acceso a la información y capacidad de movilización política
se convierte en una pesada carga que nunca se llega a verificar en resultados
satisfactorios. Lo cierto es que se ignora que, con la consiguiente mediación
ideológica impresa en el diseño y la gestión de la herramienta,
los medios son lo que llegan a ser a partir de los usos políticos que
los activistas hacen de ellos.
Los contrainformativos son medios, con carga ideológica
expresa o tácita, utilizada por otros activistas para fines políticos
concretos. La participación de los últimos decide el objetivo
final, pero no necesariamente el punto de partida.
Por otro lado la libertad se desglosa en lugares
comunes propios de la expansión de Internet: libertad de acceso a
la información, libertad de expresión, que ya se han explicado
en otros apartados. Quizás la novedad resida en la extrapolación
de estos principios, basados en prácticas políticas muy sólidas
en las redes sociales hacia el mundo virtual.
La radicalidad democrática de esta propuesta
radica precisamente en la consideración de la libertad como medio
y como fin: es necesaria para acceder a la información, a los
contactos y redes, a los recursos para impulsar programas de lucha a favor
de más libertad. Son cuestiones muy recurrentes en algunos textos,
y muy silenciadas (dados por hecho) en otros, siempre planteados como reivindicaciones,
en tono imperativo (“los derechos no se piden, se toman”), seguidos de una
sólida argumentación en términos éticos, con
la noción de justicia en el fondo de la misma.
Aunque todos los desgloses posibles de democracia
se planteen en realidad como derechos, gravitan sobre ellos una nueva generación
de derechos heredados del mundo hacker e incorporados a los
discursos sobre el medio (Internet): los ciberderechos, que contemplan
varios de los puntos ya tratados, fundamentalmente dos: seguridad, en torno
al derecho a la privacidad de las comunicaciones (en el caso de los movimientos
sociales, con un tono paranoico trasladado directamente de la militancia
real: la posibilidad de que las comunicaciones sean interceptadas por fuerzas
de seguridad) y nuevamente del mundo hacker, la libertad
de circulación de los saberes o la oposición férrea
a la existencia de sistemas de patentes que limiten la difusión de
productos protegidos por la propiedad intelectual (véase el movimiento
copyleft).
Son derechos de última generación o
novísimos derechos, que entran y salen de la Red (donde nacieron muchos
de ellos), adaptándose con éxito cambiante a los condicionamientos
de receptores distintos de los iniciales (el caso de las patentes de software,
ampliado por el movimiento copyleft, es un buen ejemplo de discursos forzados,
de obligatoria reformulación pendiente).
En lo que se refiere al lenguaje empleado en los textos
que analizamos, la juventud de los textos y el incipiente desarrollo teórico,
todavía pendiente de nuevas aportaciones, llevan a un predominio de
las afirmaciones: “contrainformar es” y del modo imperativo: “la contrainformación
debe”. Detrás del propósito (hacer contrainformación)
siempre existe un “nosotros”, que hace alusión al colectivo editorial
o la asamblea que gestiona el proyecto concreto, como sujetos activos de
una práctica. En algunos casos, en torno a los mandatos éticos
que deben regir la contrainformación o el mediactivismo, encontramos
un referente difuminado, oculto tras el imperativo, en evidente referencia
a todos aquellos que, aventurándose en prácticas informativas
alternativas, deben cumplir unos estándares de calidad mínimos.
La contradicción más latente
en este cambio de sujetos es la que se refiere al contraste entre
la importancia concedida en el discurso a la participación
de los usuarios, entendidos como el soporte fundamental (40)
de un uso político de las NTIC que prima la construcción en
primera persona de los relatos, y la preeminencia del colectivo editorial
en la afirmación continua de los fundamentos en que se asienta el
modelo. El “nosotros” rara vez hace alusión al conjunto de los usuarios,
y sí a los promotores de la iniciativa de un nuevo sitio web dinámico.
Aunque el discurso se elabora sobre el presupuesto de la participación,
no sale en la enunciación continua de los postulados más que
como referencias concretas a este aspecto, primando la enunciación
de las motivaciones y ubicación ideológica del colectivo promotor
en primera persona del plural.
El discurso manejado presenta, además y como
se ha dejado entrever, una doble dimensión político-técnica
(mezcla de discurso político y científico-técnico, su
interdicusrividad), que no necesariamente está vinculada en
un mismo sentido. Si partimos de la base de que el propio diseño de
la herramienta elegida es una opción política (en un contexto
en el que, como hemos podido comprobar en este artículo, Internet
está connotado ideológicamente desde su concepción y
como consecuencia de su evolución por distintos imaginarios), y el
propio énfasis en la construcción de nuevos modelos comunicativos
sobre nuevos soportes que permiten la subversión de modelos previos
así lo confirma, el discurso político no debería ser
considerado una dimensión separada frente a la neutralidad esgrimida
en el modelo tecnológico. Rara vez se establece una conexión
de sentido entre una herramienta que hace posible y central la publicación
abierta, y el propio modelo de publicación abierta en sí.
En el plano estrictamente ideológico, simplemente
mencionaremos la existencia de tres herencias (intertextualidad),
no necesariamente recientes, en la conformación de los discursos en
este ámbito: junto con la noción de novedad en relación
al desarrollo de Internet y al de los propios usos políticos de la
Red, sobre el que se desarrolla la presunta neutralidad que evita definiciones
demasiado concretas. Se cruza además con apuestas políticamente
comprometidas con contenidos, en las que los ejes temáticos de los
Nuevos Movimientos Sociales y los procedentes de la izquierda política
“tradicional” (sindicalismo, mundo obrero) contrastan con la herencia –localizada
en la opción de Indymedia Madrid- postmoderna de última generación,
que rechaza posicionamientos ideológicos (“falsa conciencia”).
La difusión de estos textos se lleva a cabo
estrictamente a través de Internet: el activismo comunicativo se gesta
dentro de la red. La contrainformación establece sus reglas de funcionamiento
en las páginas web de cada proyecto telemático; los textos
se agrupan en las “biblioweb” y en las recopilaciones de materiales de sitios
específicos. Todavía son escasos los textos impresos sobre este
género informativo. El acceso a la información es bastante
amplio, conectando de forma más o menos fluida las redes sociales
y las redes telemáticas.
El mejor ejemplo de cuanto hemos mencionado es el funcionamiento
real de la Red Indymedia, surgida en 1999 en torno a la contracumbre a la
Ronda del Milenio de la OMC de Seattle. Con posterioridad se extiende, hasta
alcanzar más de 100 nodos en la actualidad. Basado en la existencia
de un colectivo editorial que escribe las editoriales (“columnas centrales”),
abren la posibilidad de participación, en la que centran su funcionamiento,
a través de una columna de la derecha de publicación abierta,
donde los usuarios publican sus propias noticias.
“www.indymedia.org
News Wire trabaja con el principio de "publicación abierta", un elemento
esencial del proyecto Indymedia que permite a los periodistas y publicaciones
independientes publicar las noticias de forma instantánea en un sitio
web accesible globalmente. El newswire Indymedia anima a la gente a convertirse
en el medio de comunicación, publicando sus propios artículos,
análisis e información. Cualquiera puede publicar en el newswire,
desde un ordenador conectado a Internet, haciendo clic en la palabra "publish"
(publicar) en www.indymedia.org y siguiendo las sencillas instrucciones.
Indymedia confía en que la gente que publica las noticias presente
su información de forma completa, honesta y exacta (...)”. (41)
El objetivo perseguido es, como mencionábamos,
el de convertir el sitio web en un espacio gestionado por los usuarios, potenciales
periodistas y observadores de primera mano de los fenómenos de interés
activista. El proyecto funciona sobre la base de un principio de confianza:
la mediación del colectivo editorial sólo está prevista
en caso de provocaciones que obstaculicen el buen funcionamiento del proyecto.
El ejemplo que mayores contradicciones plantea respecto
de este modelo es el de Indymedia Madrid, con el colectivo editorial más
rígido de la historia de Indymedia, establece un sistema de filtros
a determinadas direcciones IP, y exige un registro de usuarios, que son los
que pueden puntuar y decidir así la visibilidad de las contribuciones.
“Pero Indymedia-Madrid/ACP
se reserva también el derecho a orientar ese caos que entra por la ventana de publicación abierta,
a filtrarlo, a extraer lo que su comunidad de usuarios juzga relevante, a
separar, en fin, la señal del ruido (...) (42)”.
Se desvirtúan así los principios de
participación e igualdad en el acceso que caracterizan el modelo,
en claro beneficio del de “seguridad” en sentido político más
que técnico. El modelo de confianza en la honestidad de los usuarios
se restringe:
“Es una
especie de "llave", de interfaz, que el colectivo editorial entrega a quien
se comprometa a hacer un uso constructivo y afirmativo del sitio, evitando
todo uso fraudulento o punitivo del sistema de puntuaciones. Por supuesto,
el colectivo editorial, como hace cualquier colectivo con las llaves de su
local, se reserva el derecho de admisión (...) (43)”.
El modelo último corresponde al de herramienta
política en mano de un grupo de activistas con marcos ideológicos
definidos no explicitados, en el que el Indymedia se convierte en un medio
para “sabotear Matrix”, al más puro estilo Casarini:
“La autonomía del colectivo editorial se expresa
así: no queremos ni podemos ser un "reflejo/altavoz/tablón
de anuncios" de lo que hay en Madrid, eso quizá bastaría si
"lo que hay" tuviese la potencia para reconstruir todos los días un
lazo social alternativo al intercambio mercantil, pero no ocurre nada de
eso. Matrix quisiera que las redes de comunicación alternativas devolviesen
a los sujetos políticos que las contemplan una bella imagen de sí
mismos. Indymedia-Madrid/ACP no quiere colaborar en nada de eso, no quiere
"reflejar lo que hay" sino cuestionarlo y ayudarlo a crecer, ponerlo en tensión
con los envites políticos globales, exigirle más y mejor reflexión,
más y mejor acción pública, más y mejor imaginación
política, más y mejor consistencia militante, más y
mejor autoorganización e incidencia real (...) (44)”.
6. El discurso de la democracia formal: El Estado
Mientras que la concepción de los hackers y el de los movimientos sociales, especialmente el
MAG, se pueden vislumbrar claramente, en el caso de la democracia formal,
la concepción todavía se sitúa en proceso. En teoría,
el objetivo de la e-democracia trata de mejorar la participación democrática
de la sociedad, la representación, la regeneración política
de los partidos y la democracia y la política electrónicas.
Se quiere manifestar como un espacio virtual, de referencia política
y mediática sobre la democracia. El caso analizado se plantea como
un think tank de conocimiento en torno a la aplicación de las
NTIC en el ámbito de la democracia. (http://www.edemocracia.es).
La fuente de recursos para el siguiente análisis se extrae de varios
artículos encontrados en esta página web; especialmente centraremos
nuestro estudio en los aspectos fundamentales de presentación de la
e-democracy: Los actores políticos e Internet. Retos y cambios
en la política tradicional (Granados, 2003); y el E-voto.
Dentro de esta perspectiva se define el gobierno electrónico
(el e-goverment) como “ los complicados y cambiantes esfuerzos dirigidos
a usar las nuevas y emergentes tecnologías para apoyar la transformación
de la operatividad y efectividad del gobierno” (45). Hablamos
de la democracia electrónica (la e-democracy) como “el uso de las
TIC para facilitar la participación de los ciudadanos en los procesos
democráticos, implicando la creación de relaciones entre los
actores sociales, incluido el gobierno” (op. cit.). Es de destacar que así
mismo aunque no en todo tipo de textos, pero en su mayoría, la política
se entiende desde una versión simplista como la suma de gobierno y
administración. Por su parte los actores políticos se definen
como aquellos actores sociales que ejecutan acciones relacionadas con la
categoría poder, en toda su complejidad tratando de incidir en el
marco político (Granados, 2003).
En general podríamos señalar que el
concepto de democracia que aquí se está manejando hace referencia
especialmente a la democracia formal, entendida como la elección de
por parte de los ciudadanos de sus representantes; asimismo el concepto de
política queda restringido igualmente decisiones políticas
que articulen a los ciudadanos con las elites, y podría inferirse
que ningún proceso que excluya las decisiones de las elites, del gobierno
y de la administración puede se considera en este ámbito como
político.
Bajando ya a un análisis del discurso, analizamos
la interdiscursividad. Por lo que respecta a la interdiscursividad, observamos
en la mayoría de textos que se recogen presentan la misma mezcla de
géneros, mezclando un género académico, con género
legalista, así como con un género de información pública.
El género académico se observa puesto que la mayoría
de publicaciones de artículos corresponden a reflexiones sobre la
democracia y de los actores políticos que se enmarcan dentro de los
estudios de Ciencia Política. El género legalista se manifiesta
en que en la mayoría de estos artículos en lugar de presentarse
de estilo ensayista, aparecen reflexiones de forma esquemática, separadas
por puntos y guiones a modo de género formal-legalista. De este modo
y siguiendo la línea de Fairclough señalaríamos que
en este caso la presentación formal de los discursos aboga por un
nivel bajo de cambio social, debido a la poca variedad de mezclas escogidas.
Por lo que respecta a la intertextualidad, también
observamos bastantes ideas que se han recogido en otros textos, especialmente
quedan remarcadas las ideas acerca de la crisis democracia, la necesidad
de profundización en el concepto de democracia, la necesidad de retos
y cambios ligados a las nuevas tecnologías, la mejora de la información
por parte de la ciudadanía y la democratización del conocimiento;
todas han sido plasmadas desde los inicios de lo que podríamos llamar
“la utopía democrática de Internet” que nació a comienzos
de los años noventa.
Los límites del discurso de la democracia formal
y el Estado se consideran en sus propios textos mucho más amplios
(46) que cualquiera de los anteriores analizados. Debido
a que se trata sobre la profundización de la democracia y la mejora
de los sistemas de representación, el enemigo no es tanto aquel que
se sitúe fuera de la red o no utilice tales redes, sino más
bien es toda clase de corrupción que pueda afectar a la calidad de
la democracia; el enemigo también es todo aquel que obstruya la participación
de los ciudadanos en la democracia; el enemigo es todo aquel que no se presente
de acuerdo al pluralismo democrático, y todo aquel discurso que proponga
una democracia elitista. Todas estas entidades de significado nuevamente
vuelven a crearse en una cadena de identidad negativa, para construir así
el nuevo discurso de la e-democracia. Por tanto, este discurso puede compartirse
en parte por los movimientos sociales, que pretenden también una cierta
calidad de la democracia (aunque manejando una noción más amplia
y menos formal), pero veamos como se articulan sus diferentes elementos para
el análisis de la democracia.
En primer lugar el concepto de libertad se
entiende también como libertad de información, en este caso
se enfatiza la libertad de información por parte de todos los ciudadanos
para vigilar a sus representantes, libertad de estar informados acerca de
todas las noticias y de todos los acontecimientos políticos que puedan
resultar de su interés y que tenga implicaciones políticas.
Estos conceptos se relacionan fundamentalmente con
el concepto de derechos. Los dos principales derechos que se entienden
en esta democracia formal, son el llamado derecho a votar, en esta
línea se encuentra la importancia que se le al voto electrónico
en todos sus análisis y el derecho a estar informado. De ahí
que la democracia electrónica suponga nuevos instrumentos de intervención,
que combinen “instrumentos de conocimiento y de intervención que difundan
la legitimación para actuar en juicio por la tutela de los intereses
generales” (Granados, 2003).
Por lo observado, en los textos, la cuestión
fundamental que se debate, es el estilo participativo que se propugna. Mientras
que se aboga por una mayor participación de los ciudadanos
en los procesos políticos; parece que no se concreta exactamente qué
tipo de participación se necesita para la mejora de la calidad de
la democracia. “La e-democracia no se reduce a la posibilidad de enviar
un e-mail al presidente, en realizar un referéndum on line o poder
ver las sesiones del congreso en línea, sino de crear una nueva forma
de representación gubernamental para el SXXI. La democracia no se
agota en el chat deliberativo o en la emisión del voto a través
de Internet u otro medio electrónico y tampoco se incrementan necesariamente
los canales democráticos de esta manera” (Granados, 2003). Tras
la siguiente afirmación cabe preguntarse, ¿la mejora de la
participación está vinculado necesariamente a la mejora de
la representación?, ¿En qué medida no se mejora la democracia
a través de los chats deliberativos?, ¿Son más importantes
los chats deliberativos que la mejora del e-voto para el incremento de la
participación?. Hay que señalar que, a pesar de que la e-democracia
se nos presenta desde un punto de vista amplio, en general la forma más
conocida de expresión es el voto electrónico, que paradójicamente
“está cuestionado por una mezcla hostil de ignorancia y desconfianza”,
según estos mismos autores.
Esta ambigüedad que se plantea entre el deber
ser de las democracias y el ser todavía se encuentra en proceso de
discusión a la hora de transmitir estos conocimientos a los ciudadanos.
De este modo, estas contradicciones se manifiestan en la presentación
de los textos, puesto que mientras por un lado se plantean bloques cerrados
e incluso al estilo legalista, como señalábamos anteriormente,
en muchas ocasiones, tras grandes textos cerrados, se nos plantean preguntas
abiertas, alternativas y bastante generales, todavía hoy difíciles
de contestar, por ejemplo: ¿Las NTIC ayudan a la consolidación
de las democracias?. Por otra parte, si se entiende la democracia como participación,
pese al fomento de la misma por parte de las TICs ¿no acabarán
participando los de siempre? (Granados, 2003). De esta manera en cuestión,
algo que parece más en sentido afirmativo, la consolidación
de las democracias, en verdad es necesario que todavía se manifieste
en forma de pregunta.
Para su parte, el concepto de igualdad viene
referido especialmente a conseguir legitimar los intereses de los ciudadanos,
la igualdad viene relacionada con la ciudadanía y sus derechos. De
ahí que se señalen visiones del ciudadano: “Ciudadano que se
informa”, “Ciudadano que delibera”, “Ciudadano que interroga”, “ Ciudadano
que interviene”, “Ciudadano que se organiza”. Este sentido de igualdad mantenida
por la e-democracia, también se encuentra ligado a la defensa de los
derechos de las minorías. Así mismo, al tener en cuenta el
ciudadano que se organiza, se encuentra la importancia de los derechos de
asociación y protección de los movimientos sociales, teniendo
en cuenta que a estos se les considera un actor político importante.
De este modo podríamos señalar como el concepto de pluralismo
es intrínseco al de ciudadanía, donde esta tiene toda una serie
de intereses plurales que necesitan ser representados y deben estar en la
intervención política.
Por último, la seguridad simplemente
se ve unida a otros conceptos como el de derechos, sin considerarse un aspecto
fundamental de definición de la democracia.
La cuestión de ver cómo se observa un
proceso en transición se encuentra acorde con los modelos lingüísticos
que se observan de modalidad y transitividad. En efecto la construcción
de esta “democracia digital” depende no sólo de los gobiernos, sino
también de los ciudadanos. Sin embargo, y debido al tono académico
y formal de la mayoría de sus textos, se observa una profusión
de nominalizaciones, pasivas y oraciones impersonales donde se observa la
ausencia del agente que está realizando este proceso: “El debate sobre
la e-democracia está poco desarrollado en España. Incluso su
expresión más conocida como el voto electrónico, está
cuestionada por una mezcla hostil de ignorancia y desconfianza” (e-democracia).
Se observa en varios de estos textos la importancia de los procesos y los
resultados de la aplicación en las TIC sin a menudo, plantearse que
el resultado puede venir dado según los actores implicados. Por ejemplo:
“Los discursos que saldrían del cruce de estos factores serían
cuatro estrategias distintas de cómo relacionar las TICs y los sistemas
democráticos, y sus procesos de decisión y gestión:
1. la opción consumerista (...)2. Mejora de la democracia representativa
y elitista (...).3. La urdimbre cívica (...).4 La democracia directa(...)”;
en todos ellos se explican diversos modelos sin realmente nombrar quién
o quiénes propician tales modelos. De ahí, que se pueda considerar
este discurso como un proceso en marcha donde no existe un agente concreto,
aunque en teoría se le haya considerado el discurso de la democracia
del Estado.
La democracia que se propugna en este caso, en un
plano teórico, ya no pretende ser tan elitista como en el caso de
los hackers; en este caso se plantea un modelo pluralista
y que incluya a todos los ciudadanos sin distinciones, ni discriminaciones.
De ahí que se señale claramente que ciudadano e internauta
no son términos homologables y que se necesita un acceso generalizado
de todos los ciudadanos para que se puedan llevar a cabo los proyectos señalados
por la e-democracy (E-voto). Ahora, bien, el problema que se plantea
en este caso la cuestión de la limitación del acceso, todavía
presente en algunas de las discusiones planteadas, como por ejemplo la inserción
del e-voto en España. Aun así y sin lugar a dudas, el concepto
de participación, en conjunción con el de derechos,
es el punto nodal en esta noción concreta de democracia. Ahora
bien, habría que señalar como paradoja que justamente el concepto
de participación es el más importante en este discurso democrático,
mientras que la forma más habitual de esta práctica sigue siendo
la democracia representativa; de ahí todos los desarrollos del e-voto
que a continuación señalaremos.
Como se ha mencionado anteriormente, entre el nivel
del texto y el nivel de la práctica social en su totalidad, se encuentra
el de la práctica discursiva señalado anteriormente, donde
existía poca mezcla de géneros. Este discurso se enmarca dentro
de un potencial cambio social propiciado por las Nuevas Tecnologías
y las primeras fricciones del papel del Estado en estos nuevos procesos de
transformación. Podríamos avanzar así la hipótesis
que frente a la supuesta pérdida de poder por parte de los Estados
(47), estos intentan volver a recuperar la legitimación
a través de nuevas iniciativas novedosas para mejorar la calidad de
la democracia, como son el discurso y las prácticas de la e-democracy.
Es aquí donde vemos que se articula un discurso con la práctica
social y cultural en su totalidad.
Por otro lado, es de destacar que si tenemos en cuenta
que éste es un discurso no cerrado, donde su nivel de discursividad
todavía se encuentra bastante flexible, es realmente importante observar
cómo se han distribuido estos textos a los ciudadanos y a través
de qué redes de comunicación se expanden. En primer lugar podemos
mencionar una página web, perteneciente a un lobby con pretensiones
monopolísticas en este ámbito, donde se encuentran localizados
algunos de sus principales principios y premisas (www.e-democracia.com).
Ésta está distribuida por los siguientes apartados: e-voto:
donde se habla fundamentalmente sobre el voto electrónico, la legalidad
y sus consecuencias, e-ciudadanía (e-participación) donde se
observa la relación fundamental que anteriormente señalábamos.
La e-cultura: donde se almacena la reflexión, teoría, libros,
e-política: la cual está centrada fundamentalmente en la democracia
formal, los gobiernos y los partidos; e-gobierno: focalizado especialmente
en la administración, e-media: referentes digitales y de información,
Actos: citas más importantes, Formación: donde se encuentran
las principales propuestas presenciales y virtuales en formación.
Es de destacar que en su presentación a los
ciudadanos; en la sección de e-voto y e-política aparece directamente
un artículo seleccionado sin que el ciudadano pueda elegir en un primer
momento; en el caso del e-voto tenemos un artículo donde se expresa
directamente la percepción del e-voto, inserción del e-voto
en España, las campañas educativas para el e-voto, la legislación,
práctica con referencia a la votación electrónica y
curiosamente se vuelve a repetir un apartado que se encontraba también
en el texto que estábamos analizando llamado “Democracia y estilo
participativo”, lo que podríamos señalar que de algún
modo se vuelve a remarcar la importancia del debate acerca de qué
estilo participativo se está proponiendo en esta democracia representativa
(48).
En el caso de la e-política, nos encontramos
en primer plano con el artículo que estábamos analizando: Los
actores políticos e Internet. Retos y cambios en la política
tradicional. Sin embargo, en las herramientas de aprendizaje existe muy
poca variedad de artículos en cuestión. En el caso de e-ciudadanía
no existe ninguna selección previa de artículos y en la selección
de las herramientas de aprendizaje existen elementos tan variados desde Telefónica
hasta Nodo50. De ahí que se quiera demostrar cierto pluralismo de
perspectivas, acorde con su discurso teórico. Sin embargo, en el caso
de la e-cultura, esta se encuentra en construcción, denotándose
así una cierta falta de reflexión y profundización.
En el caso del e-gobierno, también está abierto a la selección,
sin la existencia de una elección previa, con un desarrollo medio
de sus recursos. En la e-Media el desarrollo es inferior, al igual que la
formación; mientras que los actos se encuentra nuevamente bastante
desarrollada.
Entre las iniciativas que se han realizado, se encuentra
una red de seguimiento de la campaña electoral, e-democracia acoge
a la web de protagonistas fordean en agosto del 2003. Esto se entiende
como un adelanto en los principales procesos de participación ciudadana.
Por otro lado, la e-democracia también participa como colaborador
en el proyecto de Europa Press en Andalucia2004.net y Candidato 2004.net,
este proyecto se definió como un proyecto de participación
ciudadana a través de Internet para la definición colectiva
de un modelo de sociedad sostenible, con la implicación de los ciudadanos,
los políticos y las administraciones públicas.
Sin embargo, otros resultados de estas prácticas,
no resultan tan alentadores. Así tenemos el Plan de Acción
XXI, donde uno de los principales avances que se han conseguido hasta el
momento ha sido el eje de la Administración electrónica, donde
destacan entre los logros el pago de los impuestos por Internet, que tiene
la posibilidad de pago directo a través de la Agencia tributaria;
también tenemos el proyecto de la Seguridad social en la Red, El Portal
Salud y también el Plan Director de Información y telecomunicaciones
del Ministerio de Defensa. Todas ellas iniciativas del gobierno llevadas
a cabo entre el 200-2001. Sin embargo, la realidad resulta otra y es que
en el gobierno de Aznar no se realizó ningún tipo de alfabetización
digital, el proyecto del portal del Ciudadano quedó reducido (la web
no era accesible para invidentes, ni accesible para usuarios de determinados
operativos), siendo el servicio más importante de la Administración
española el pago de los impuestos. De ahí la contraposición
entre el choque de la existencia de un discurso que pretende ser pluralista
y abierto a los ciudadanos, y la realidad más directa de la práctica
de un Estado que pretende servir a sus intereses de la clase política
más reducida.
Por otro lado, la mayoría de las iniciativas
que se han realizado, han sido fundamentalmente la introducción del
voto electrónico, bien para votaciones de las comunidades autónomas,
bien para la transparencia de gobiernos y de procesos internos en determinadas
empresas (Granados, 2003). Otros de los planteamientos que se han desarrollado,
han sido iniciativas piloto para la información, participación
y consulta ciudadana. (49)
Sin embargo, a la hora de la creación y comentarios
o reflexiones sobre los movimientos ciudadanos, simplemente existe enumeración
de acontecimientos sin tener en cuenta análisis más profundos
sobre los mismos.
Es de destacar asimismo que en el caso de la formación,
el tema principal de los masters y de los cursos presentados se centran en
el voto electrónico, master sobre herramientas metodológicas
para la democracia electrónica, reformulación de estrategias
para el gobierno electrónico o sobre campañas electorales,
siendo la única excepción que se acerca a su discurso el e-learning
y la propuesta de nuevas vías de inclusión social. Por
lo que respecta a los actos que se proponen cabe señalar que existe
una mayor variabilidad que en el caso anterior, existiendo desde El I Congreso
de “Internet y Participación ciudadana”, conferencias internacionales
sobre el Software Libre hasta las principales conferencias sobre el e-voto,
pasando por congresos de periodismo digital.
De ahí que de nuevo se observe una escisión
o contraposición entre el discurso plural de la democracia y las alternativas
e iniciativas de la e-democracia. Si bien es cierto que se desea la participación
de los ciudadanos, ésta todavía queda reducida al voto electrónico
y a diversas formas de debate entre los ciudadanos, que en última
instancia dejan de ser percibidos y tenidos en cuenta por las elites. De
este modo, pese a que el discurso de este tipo de democracia no se considere
elitista, en una primera instancia termina siendo éste el resultado.
Debido igualmente a que se trata de un proceso puesto en marcha que desea
caminar hacia otro tipo de democracia o hacia un nuevo modelo, se ve reflejado
en esas contraposiciones entre lo que se desea transmitir y el formato en
cómo se ha transmitido (50).
Su punto nodal de la participación, resulta ser un signifier
de tal vacío, que esta todavía no ha quedado concretada de
ninguna de las formas, afectando a las discusiones sobre la calidad de la
democracia, y concretamente en las prácticas del discurso de la e-democracia.
Como último apartado procederemos a sintetizar
algunas conclusiones generales de este trabajo. En primer lugar realizaremos
un repaso cronológico con los saltos de hegemonía que se han
venido sucediendo hasta la actualidad. A continuación, expondremos
una comparativa sobre las principales dimensiones del concepto de democracia
en los distintos imaginarios analizados. Terminaremos con algunos de los
puntos de fricción que se plantea este trabajo.
El discurso de los Hackers/universidad aparece a mediados y finales de la década
de los sesenta (lo que genera confusiones con su vinculación ideológica
con los nuevos movimientos sociales) cuando podríamos señalar
que se convierten el discurso hegemónico. Sin embargo, a mediados
los setenta y ochenta se van a enfrentar a la hegemonía del discurso
del mercado. En la actualidad, se mantienen relegados en espacios propios
muy específicos, como son los desarrollos de las distribuciones Linux
(Debian, k-noppix, x-evian...). Pese a todo, ocupan cargos de responsabilidad
en las instituciones promovidas por ellos para la defensa del software libre:
Free Software Foundation, la ISOC (Internet Society), etc... Destacamos la
Universidad de Berkley, que fue la primera en adaptar UNIX a una distribución
libre, la BSD (Berkley Software Distribution). En efecto y como señalábamos
más arriba, podríamos mencionar que existe un salto de hegemonía
hacia mediados de la década de los ochenta con la irrupción
del discurso del mercado.
Tras una fase inicial de desconfianza, deciden incorporar,
por un lado, la producción de software a sus productos comercializables
(es el caso de las grandes compañías (Microsof, Sun Microsystems),
y, por otro, adaptar el funcionamiento de sus empresas a modelos informatizados
propios de la Nueva Economía (el ejemplo más claro es Silicon
Valley). Aunque el modelo sufre un revés a mediados-finales de los
noventa, con la crisis del modelo de empresa “dotcom”, la hegemonía
se mantiene precisamente a partir del primer aspecto (comercialización
de software y hardware) y con una versión menos extrema de las dotcom.
Actualmente se puede considerar como el discurso hegemónico.
En efecto, son empresas las que controlan los puntos calientes de Internet,
como la asignación de DNS, determinantes en la conformación
de la estructura real de la Red. Sin embargo, esta hegemonía del discurso
del mercado en Internet comienza a ser cuestionada en la última década
a través de la irrupción de un nuevo discurso, el de los movimientos
sociales: este modelo aparece a mediados de la década de los noventa,
con experiencias como el uso de las NTIC por parte del zapatismo, pero su
verdadera emergencia en los usos políticos de las redes se da con
la contracumbre a la Ronda del Milenio de la OMC a finales de 1999 en Seattle.
Gracias a Internet se facilita la coordinación del Movimiento Antiglobalización
y de ello dan fe contracumbres como las de Praga (2000) o Génova (2001),
en las que el uso de listas y de páginas webs y weblogs permiten la
organización descentralizada de las protestas. Aun así el discurso
hegemónico continúa siendo el del mercado, ya que este discurso
de los movimientos sociales continúa trabajando sobre públicos
limitados, con techos de acceso muy delimitados.
Por último y a nivel marginal en cuanto a relación
de fuerzas, aparece el discurso del Estado; con una incorporación
extremadamente reciente, no data ni de hace un lustro. Las primeras aplicaciones
se dan en el ámbito de la e-administración, facilitando los
trámites de acceso de la ciudadanía a la ventanilla única
digital. En España son paradigmáticas la declaración
de la renta por Internet y otros trámites (DNI, pasaporte) a cargo
del ministerio del Interior. Sin embargo, este discurso lo podríamos
considerar de reciente creación, que desea alcanzar un equilibrio
entre la eficiencia del mercado y la necesidad de recuperación de
la crisis de la legitimidad de la democracia.
Posiblemente la noción más controvertida
en el análisis planteado. En general, nos encontramos ante un fenómeno
que ya plantea polémicas en el mundo real: se trata de una dimensión
tradicionalmente vinculada al mundo de la política, que plantea una
necesidad de adaptación al mundo de Internet en la medida en que éste
se extiende y generaliza precisamente bajo el discurso de la interactividad.
Internet es en sí una promesa de potencial implicación del usuario,
que rompe modelos unidireccionales de manejo de la información.
El teóricamente más preparado
para hacer frente a una nueva demanda abierta sobre la base de un nuevo diseño
técnico, y una vez superados los denominados “sesgos de acceso”, es
el Estado, ámbito por excelencia de la participación política.
Sin embargo, y a la hora de la verdad, el propio Estado puede no ser el actor
más interesado en un mecanismo técnico que subvierte los límites
consensuados en los modelos democráticos vigentes a la hora de determinar
hasta dónde llega el papel del ciudadano. Por eso no resulta difícil
entender que el Estado traslade a la Red un modelo de participación
cerrado, formal y limitado, idéntico al que promueve fuera del ámbito
de las NTIC y concretado en la mera emisión del voto en plazos establecidos.
Pese a ello, es anunciado como el mecanismo por excelencia destinado a promover
(sin explicitar cómo, más allá de la reducción
de costes para el ciudadano, obviando los motivos ideológicos que
puede encubrir la abstención) la participación. Se incluye
aquí la visión general sobre otros modelos de participación
en la toma de decisiones, como es el caso de los foros de debate y la posibilidad
de contacto con los políticos; sin embargo, más allá
de su mera mención, no existe un análisis profundo sobre estas
otras vertientes de la participación o su nivel de eficacia.
Fuera del Estado, la participación se desglosa
en dos ámbitos fundamentales: la que hace referencia al código
fuente que hace posible el propio desarrollo de la Red, y la que se refiere
a los contenidos.
En el primer aspecto se concreta la propuesta de participación
que promueve el mundo hacker: la batalla por el software
libre se centra precisamente en lograr el acceso al código fuente
de los distintos programas, promoviendo la elaboración colectiva, la
difusión y mejora de los mismos. Sin embargo, y aunque discursivamente
se trata de un “ciberderecho” aplicable al conjunto de la población,
lo cierto es que la necesidad de conocimientos previos que hagan legible
el código y la posibilidad de actuar sobre él restringen considerablemente
el acceso real al modelo de participación propuesto. Al mismo tiempo,
el desconocimiento por parte de los no iniciados en este mundo es visto con
preocupación por los primeros hackers, que se quejan
de la falta de respeto hacia códigos sociales establecidos por el
propio entorno (listas, programación) por parte de los recién
llegados. A ello responde la primera RFQ que establece la Netiquette como
el principio rector de participación en el ciberespacio, y la terminología
cuñada para establecer categorías “sociales” según el
grado de experiencia demostrado.
En el segundo, entran en escena los movimientos sociales,
que además de la batalla por el código, presentan la específica
de la gestión de la información. La participación es,
como hemos señalado, el punto nodal que explica la apropiación
parcial del imaginario por parte de los movimientos sociales en términos
discursivos, en la medida en que se convierte en el requisito necesario para
la gestión de un modelo de comunicación alternativo al modelo
oficial, tanto por el itinerario clásico de emisión y recepción
de la información, como por la necesidad de eliminar mediaciones en
el mismo.
Sin embargo, este modelo de plena participación
es limitado, nuevamente en términos discursivos, bien sea por el recurso
a la “honestidad” de los colaboradores, bien por trabas técnicas deliberadas
y argumentadas en pos de la calidad del debate. Implícitamente, se
desarrolla una argumentación que se sustenta en la creencia de que
la información o, más concretamente, el activismo político
en la Red, son el paso previo necesario para la acción política
real, en un esquema que se sintetiza en: información = participación
sobre el terreno, en un salto categorial no muy evidente digno de alguna
reflexión por su parte. La idea de que lo que le falta al movimiento
son esferas de debate de calidad se trata de resolver sobre un modelo que
en ocasiones se vuelve a restringir, sin que se expliquen con claridad sus
verdaderos motivos.
Por último, está el modelo empresarial,
que deniega el primer nivel de participación (sobre el código
fuente), lo que resuelve vendiendo un paquete cerrado y completo, blindado
por patentes del software, directamente orientado a funciones limitadas:
el ocio, por un lado, y el trabajo, bajo asesoría técnica previo
pago, blindada por la empresa que aporta el producto. La participación
dentro del ámbito de la empresa se entiende como “colaboración”,
técnica a nivel de administradores y desarrolladores; de contenidos
a nivel del trabajador. Este modelo, limitado, encubre además el verdadero
énfasis que se hace sobre el mismo: beneficios económicos para
la propia empresa.
En conjunto, lo que se deduce de todo esto es que
la participación, bien sea interna a Internet (sobre código
y sobre contenidos), bien externa (aplicaciones concretas que se hacen aprovechando
las ventajas de interactividad, deslocalización y velocidad permitidas
por Internet), dependen en todo momento de los responsables de una Red que
teóricamente no tiene responsables ni jerarquías, pero que
en cualquier caso son los que ponen en marcha una iniciativa concreta.
El modelo no consigue evitar un cierto elitismo, en
el que la ventaja de la interactividad es observada con detenimiento, desde
el temor a posibles riesgos de desborde.
La seguridad
Este segundo punto guarda una estrecha relación
con el anterior, en la medida en que es una preocupación constante
y una de las excusas más frecuentemente esgrimidas precisamente para
limitar la participación concreta sobre el diseño de la Red.
Como decimos, es recurrente en todos los ámbitos
analizados, aunque ciertamente menor en aquellos en los que el mantenimiento
de los diseños técnicos sigue dependiendo de una elite restringida.
El hecho de que sea una constante en los diversos discursos de Internet responde
a varias razones: no sólo se trata de una herramienta reciente; al
mismo tiempo, el “pensamiento mágico” de Ecco hace su aparición
con frecuencia en contextos pocos familiarizados con el funcionamiento técnico
de la Red. Lo que se desconoce se contempla como una amenaza, acentuada por
relatos periodísticos frecuentes sobre virus y crackers, que convierten
el artefacto en algo desconocido y potencialmente vulnerable. Cabe pensar,
incluso, que detrás del argumento de la vulnerabilidad de Internet
se esconda una nueva excusa para limitar el acceso participativo sobre alguna
de sus facetas, principalmente la técnica, impulsada por los propietarios
de las patentes de software (algo que con toda seguridad hace Microsoft en
su pelea con Linux para desacreditar el software libre y gratuito) (Palazón,
2004).
Sintetizando esta vez un poco más, podemos
dividir los discursos en dos bloques: el esgrimido por el Mercado y el Estado,
que “venden” (en sentido literal en el primer caso, como posibilidad en el
segundo) productos seguros en los que no cabe mayor incursión, apelando
a la confianza que su carácter institucional reporta. En el segundo
bloque encontramos a los hackers y a los movimientos sociales.
Los hackers, marcando una distinción identitaria con
los crackers, mantienen la idea de la vulnerabilidad de su trabajo al margen,
argumentando que precisamente el acceso continuo de expertos informáticos
a ese tipo de información (Software) permite localizar con mayor fiabilidad
los puntos inseguros. Los movimientos sociales no contemplan mayor inseguridad
que la generada por el espionaje policial sobre contenidos “sensibles”, compartida
también por los anteriores, que establecen mecanismos técnicos
para salvaguardarse, como la criptografía.
En cualquier caso, la constante se repite en una doble
línea: bien apelando a la confianza, bien a la participación en clave técnica
y política para evitar inseguridades. Los posibles obstáculos,
cruzados entre sí con frecuencia (los hackers para
el mercado y el estado, el estado y el mercado para los hackers)
en lo que podríamos llamar una lucha por la hegemonía, se resuelven
en todos los casos por el recurso a la técnica y a la política
(el cierre del código, la criptografía, la denuncia pública
o la llamada a la confianza en los desarrolladores y responsables), convirtiendo
esta dimensión de la democracia en la gran polémica que presenta
Internet.
La igualdad
Estrechamente vinculado a la dimensión de la
libertad en la mayoría de los casos, sólo en las esferas más
políticas logra una entidad propia que justifique su inclusión
en este análisis. La igualdad se argumenta en dos planos: en la que
permite el acceso a la estructura técnica de la Red y en el acceso
a los contenidos que se gestan en ella. Nuevamente el planteamiento emula
los argumentos empleados para justificar la noción de participación,
que sólo se hace posible a partir de una posibilidad de acceso en
la que no haya discriminaciones.
En lo que respecta al primer ámbito, el único
sector que reivindica la igualdad en el acceso al código fuente es,
por supuesto, el mundo hacker. La igualdad es esgrimida frente
a las grandes empresas propietarias de licencias; se entiende que existe el
derecho a conocer el soporte sobre el que se trabaja, en igualdad de condiciones
que sus desarrolladores, y se justifica sobre la base de idéntico
o superior nivel de conocimiento técnico para ello.
Con respecto a los contenidos, la igualdad es el sustento
de planteamientos procedentes tanto de los movimientos sociales como del
Estado: en calidad de ciudadanos y sobre la base del derecho a la información,
se reivindica el acceso a la comunicación por parte de los primeros
y la igualdad en la emisión de opiniones, y la igualdad ciudadana,
réplica de la que sustenta los derechos ciudadanos, a la hora de relacionarse
con la Administración. En el plano estatal, además, se exige
como parte de integración de minorías, no sólo las propias
de la vida política real, física, sino frente a las nuevas
minorías tecnológicas, que, a partir de los sesgos de
acceso y ante posibles nuevas distinciones en torno a administraciones cada
vez más “virtualizadas” en sus procesos de interacción con
la ciudadanía, puedan surgir.
Por su parte, el mercado rehuye distinciones en torno
a la igualdad que no sean las derivadas de los derechos del consumidor sobre
el acceso al máximo de información necesaria para la selección
frente a la oferta. La información es información para la compra,
de lo que se deriva un planteamiento que haga posible que todos los consumidores
estén en igualdad de condiciones para elegir con criterio óptimo.
En conjunto, la igualdad sigue manteniendo cercana
la argumentación en torno a los derechos del ciudadano moderno, bien
sea en el ejercicio de su trabajo o su ocio, bien en su faceta de consumidor.
En cualquier caso, la igualdad viene referida especialmente a la igualdad
de derecho de información, bien sea de la estructura técnica
de los contenidos que existan ella. En este caso podríamos señalar
que el concepto de igualdad en el sentido de horizontalidad y equidad de
recursos, ahora viene establecido especialmente como acceso a los recursos
de información. Es aquí donde podríamos apuntar que
la dimensión de igualdad trasladada al mundo virtual en los diferentes
discursos políticos sufre una transformación.
La libertad
Podemos resumir los planteamientos que se desarrollan
en torno a este punto como un énfasis en la libertad de elección
y de acceso/expresión, tanto desde la perspectiva más civil,
como desde el punto de vista más mercantil.
En lo que respecta al primero de los bloques (civil/mercantil),
la libertad de acceso a la información y el conocimiento es el eje
argumental tanto del Estado como de los movimientos sociales y los hacker. En el caso de éstos últimos, la noción
de conocimiento hace alusión a la de información elaborada,
en la que en un primer momento la igualdad en el acceso a la información
se transforma en la exigencia de poder modificar y manipular, para luego
difundir, esa información bajo el formato de porción de conocimiento.
En los otros dos casos aparece como una versión más o menos
amplia del derecho a la igualdad, tal y como la contemplan los ordenamientos
jurídicos pertinentes.
Entre los movimientos sociales y el mundo hacker hay una continuidad ideológica que es la que
permite una concepción comunitaria en la reivindicación de
la noción de libertad: son derechos colectivos, que además
se ejercen en comunidad. La libertad se aplica a comunidades enteras, bien
sean las de internautas, bien la de ciudadanos o la humanidad (sin restricciones
legales, incluyendo a los sin papeles). Por parte del Estado, la libertad
se garantiza a todos, pero a cada uno de los ciudadanos, quizás en
un planteamiento más abierto que el que regula la participación,
en la medida en que es un derecho liberal reconocido incluso por los sistemas
más elitistas dentro del modelo democrático.
Además, libertad no es sólo un derecho
más o menos pasivo, de receptor, sino también activo, como
libertad de expresión. La Red se concibe como un enorme tablón
de anuncios o una pared en blanco en la que las restricciones más
sólidas, incluso las de los regímenes dictatoriales, son sorteables.
Por su parte, el mercado vuelve a aplicar categorías
propias en la definición de libertad, siendo ésta la que garantiza
la elección sin coacciones del consumidor, que tiene derecho a acceder
a todas las ofertas posibles. Sin embargo, como hemos visto, esta libertad
lleva dentro de sí la necesidad, en ocasiones, de la vigilancia.
Los derechos
Como última distinción, encontramos
la que separa los derechos de ciudadanía en los estados democráticos
y una última generación, los ciberderechos, específicamente
surgidos con el desarrollo de Internet. Al mismo tiempo, el mercado sigue hablando de derechos
de consumidor. En torno a derechos civiles y políticos, es el Estado
el que mantiene la definición más restringida y clásica,
nuevamente trasladando a la Red los postulados que le rigen en la vida real.
Son los movimientos sociales y los hackers
quienes desarrollan con más impulso los ciberderechos, si bien los
movimientos sociales mantendrán una definición clásica
ampliada en clave de radicalidad democrática.
Los ciberderechos surgen en tono a la propia dinámica de la
Red. Los hemos visto aparecer alrededor de la noción de seguridad,
siendo la privacidad de las comunicaciones (también existente en los
ordenamientos jurídicos reales, pero no regulada para nuevos soportes)
el pilar fundamental de los nuevos derechos. Al mismo tiempo, se esgrimen
algunos de los ya contemplados en apartados previos: libertad de acceso,
derecho a la información, etc.
Además de ser planteados en términos
colectivos y frente a una ausencia de regulación que plantea problemas
de funcionamiento (las normativas reguladoras de Internet empiezan a despuntar
y no gozan del apoyo de las comunidades de internautas, como es el caso de
la LSSI en España), se entiende (el paradigma en esto es el mundo
hacker) que regulan un espacio con normas propias que deben
ser respetadas (ver la Declaración de Independencia del Ciberespacio).
El pluralismo, pese a ser uno de los elementos centrales
que se proclama en los últimos tiempos (tanto desde la tradición
republicana como desde la tradición liberal) desembocando en la concepciones
como democracia radical o la nueva democracia neoliberal, no está
excesivamente desarrollado en los discursos democráticos que hemos
analizado en Internet. Pese a la existencia de su breve desarrollo, podríamos
plantear una gradación desde un pluralismo más comunitarista
hacia un pluralismo más individualista. El pluralismo comunitarista
haría referencia a que la entrada en esa determinada red-comunidad
está restringida a cumplir con una serie de reglas y de principios
sociales; si estos no se cumplen el pluralismo es inexistente. En la versión
más individualista se aceptarían tanta pluralidad de visiones
como de individuos pero sin tener más base común que le dé
coherencia social a tal red. En el extremo del pluralismo comunitarista nos
encontraríamos con el mundo hacker, al que le seguiría
con un grado menor el pluralismo de los movimientos sociales. En ambos casos
hemos visto como la entrada o la participación en determinados ámbitos
requiere una serie de precondiciones. En el extremo opuesto se encontraría
el pluralismo individualista-liberal del mercado, donde existen todos los
recursos para ser escuchado con el fin de que el producto finalmente sea
vendido, no existe ningún tipo de restricción en su entrada
puesto que esta no está definida, al poder considerarse casi como
hegemónica.
Sin embargo, en este tipo de pluralismo no existe
ninguna base común de principios que pueda generar una verdadera red
social fuera de Internet, es decir, que no existe ningún tipo de vinculación
entre la conexión on line y off line, a diferencia de
lo que ocurre en el caso de los movimientos sociales y el mundo hacker. Por último en el caso de Estado y la democracia
formal, se situaría en el medio de esta continuidad, donde la pluralidad
viene referida a la necesidad de representar y atender al conjunto de los
ciudadanos reconociendo que tienen diferentes intereses y preferencias. Ahora
bien, en este caso la conexión entre las redes sociales y las redes
telemáticas todavía queda por delimitar en este ámbito
puesto que como hemos visto el debate sobre la Edemocracia, su definición
y prácticas todavía se encuentran en proceso con necesidad
de madurar.
Para terminar, y como señalábamos al principio, la noción de la democracia, al igual que sucede en los discursos off line, es una noción versátil. En efecto, su contenido explícito depende fundamentalmente de lo que en cada discurso le infunda su punto nodal. Revisemos por un momento, cada uno de sus puntos nodales: en el caso de los hackers hablábamos de libertad y en segundo lugar participación; en el caso del estado hablábamos de participación y derechos; en el caso de los movimientos sociales de participación, y por último en el caso del mercado de libertad y derechos. Si tratamos de hacer una síntesis, observamos que los puntos fundamentales de significado que coinciden son dos: participación y libertad.
Comenzando por el último, paradójicamente
la libertad resulta ser fundamental tanto en el caso del mundo hacker como en el caso del mercado; sin embargo en un caso
hablamos de la libertad de los antiguos, mientras que en el anterior, estaríamos
hablando de la libertad de los modernos. De este modo podríamos señalar
que el nuevo soporte técnico que supone Internet, vuelve a sacar a
la luz una vieja lucha en el siglo XXI, tanto
en su versión teórica como en su práctica social como
hemos ido viendo: la cuestión de la libertad.
En segundo lugar, la participación entra en
escena en el análisis de todos estos imaginarios, ya sea en primer
o segundo lugar a excepción del discurso del mercado; lo que pone
de manifiesto la crisis de la legitimación de la democracia también
en Internet. A su vez, además, pone de relieve que el discurso más
hegemónico, el discurso del mercado, es el menos interesado en sacar
a relucir estas cuestiones; lo que vuelve a señalar una equivalencia
entre las prácticas on line y las prácticas off line.
En cualquier caso, en ambas dimensiones de la democracia, libertad y participación, que esconden los distintos imaginarios sociales de Internet, coinciden en la capacidad de decisión permitida. Internet promueve así la iniciativa personal, el margen de opción que puede desembocar en dos intervenciones totalmente diferentes: la compra (la intervención privada) o la puesta en común de conocimiento político (acción política, movimientos sociales, mundo hacker). En un campo intermedio de capacidad de decisión e intervención, se encontraría la práctica social que promueve el discurso del Estado; un discurso que hasta ahora se ha centrado en la democracia formal, pretendiendo ahora abrir puertas y cuestionar los límites de esta noción de democracia, pero que, sin embargo, al encontrarse en desarrollo y con una cierta ambigüedad acerca de la búsqueda de una democracia más participativa, no acaba de encontrar su lugar tanto en el imaginario social en Internet como en sus prácticas.
De cualquier modo, y en relación con las prácticas
on line y off line, si en los debates de los últimos
tiempos acerca de las democracias han existido las tensiones entre libertad
e igualdad, con el análisis que acabamos de realizar se podría
plantear la hipótesis que las nuevas tensiones que se plantean en
los imaginarios sociales sobre la democracia on line son entre la libertad
y la participación.
En el actual análisis finalmente no hemos abordado
las relaciones entre las redes sociales y las redes telemáticas, sino
más bien entre las contradicciones entre la teoría y la práctica
social de cada uno de los imaginarios sociales de la democracia en Internet.
No obstante, resulta de especial interés posteriores investigaciones
donde se relacionen ambas vertientes, partiendo de trabajos de preliminares
como los presentados en este caso.
En relación
con lo anterior, una de las conclusiones más señaladas apuntaría
a que aquellos discursos que tienen más señalados sus límites
y sus ámbitos de discursividad son aquellos cuya hegemonía
es menor; podemos verlo así en el caso de los hackers.
Mientras que, en el otro extremo, aquellos discursos menos elitistas donde
bajo la apariencia del “todo es posible” no existen enemigos, ni barreras
simbólicas, son aquellos discursos más establecidos, más
internalizados y con menor necesidad de planteamiento concreto de una identidad
en términos antagónicos para la consecución de su hegemonía.
El caso más llamativo es el del mercado, donde sus límites
son difusos y la expansión de su hegemonía es amplísima.
En segundo lugar con respecto a esta relación, nos encontraríamos
con el discurso del Estado, donde el único enemigo más o menos
determinado resulta ser la corrupción. Este discurso, pese a considerarse
poco desarrollado actualmente, tiene las posibilidades de convertirse en
hegemónico, dependiendo de las posibilidades de inclusión.
Otra de las conclusiones interesantes en relación
con lo anterior es que las adaptaciones que hace el mercado de la noción
de democracia a los derechos del consumidor pueden responder a la ecuación
que hace posible el modelo de globalización neoliberal, como fórmula
que se impone tras la caída del Muro de Berlín: democracia
liberal + capitalismo; empeño que se mantiene en la expansión
mercantilizada de un nuevo soporte tecnológico. El mercado monopoliza
en exceso el imaginario que vertebra Internet. (51) Su configuración
actual lo convierte en una herramienta perfectamente funcional al capitalismo
y su expansión.
Sin embargo, como sugiere la Escuela de Frankfurt
(H. Marcuse), en una herramienta de dominación se abren posibilidades
emancipadoras que en Internet tienen una plasmación muy clara: a diferencia
de los regímenes democráticos que conocemos, regulados por
procedimientos que hacen posible el control, Internet se mantiene como fuerza
descontrolada en parte, lo que permite la apertura de espacios libres o zonas
temporalmente autónomas, en las que la disidencia encuentra un ámbito
adecuado para su desarrollo, bien sea política (movimientos sociales),
bien sea político-técnica (hackers). De este
modo podríamos considerar como dos frentes de discursos o dos frentes
de imaginarios en el caso de Internet, aquellos que abogan por la democracia
liberal (el mercado) y aquellos que abogan por la democracia radical (los
movimientos sociales y hackers). Ahora bien, señalaríamos
que si bien la apertura a zonas libres a través de la creación
y práctica de otros discursos, como es el caso de los hackers
y de los movimientos sociales, se requiere que para plantearse un discurso
alternativo sea necesario la compaginación de principios dentro del
pluralismo. Con ello nos referimos especialmente a la coherencia entre las
dimensiones de libertad, participación y también en parte igualdad
entre los discursos y prácticas de los movimientos sociales y los
hackers. La necesidad de lucha y creación
de una fuerza antagónica al discurso y la práctica del mercado
requiere la variedad de perspectivas, pero también la conjunción
de ideas y coordinación. Ello supone poner de relieve las contradicciones
expuestas entre el discurso teórico y la práctica política
en la creación de una democracia elitista e incluso cerrada en el
caso de los hackers y también
en el caso del discurso teórico de los movimientos sociales y el ejemplo
concreto de la creación de redes verticales con numerosos filtros
como el caso de Indymedia Madrid. Con ello se pone de manifiesto la necesidad
de revisión de las propias prácticas de los discursos “disidentes”
para la construcción de un enemigo claro frente al mercado, creándose
así un antagonismo social del mismo, lo cual habrá supuesto
una amenaza para éste y consecuentemente una cierta pérdida
de su hegemonía.
NOTAS
(1)
Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación,
definido en sentido amplio, tal y como lo acuña Echeverría,
son “sistemas de acciones (colectivas, sociales) intencionales, que, con
diseño previo, y mediante instrumentos basados en conocimiento científico
y producidos industrialmente, transforman entidades (objetos, personas, relaciones,
espacio, tiempo, etc) con el fin de lograr (eficientemente o no) resultados
valiosos”. Echeverría, J. (2001): Sociedad de la Información
e igualdad de oportunidades para jóvenes. Mº de Trabajo y
Asuntos Sociales, Madrid. Según Castells, esto comprende “microelectrónica,
informática, telecomunicaciones, automatización, láser,
biotecnología, energías renovables y nuevos materiales”, aunque
por el momento nos limitaremos a considerar aplicaciones informáticas.
Castells, M. (1997): La era de la información: Economía,
sociedad y cultura. Vol. 1. Alianza Madrid.
(2)
Internet Corporation
for Assigned Names and Numbers, una entidad encargada de velar por la correcta
asignación de los DNS (Domain Name System), las palabras .loquesea
que facilitan la localización de una dirección IP.
(3)
Internet Society, en la actualidad sin funciones muy específicas,
aunque clave en el diseño técnico de la Red en los primeros
noventa..
(4)
Internet Engineering Task Force, una institución técnica que
vela por la arquitectura de la Red y el funcionamiento de los protocolos
que unen a cientos de máquinas
(5)
Sean uno u otro, el resultado es el mismo: autorías colectivas que
llevan a la redefinición de la noción de autor; jerarquías
sutiles, basadas en el conocimiento; ausencia de propietarios sobre los resultados
de la investigación, que se enriquecen con nuevas aportaciones.
(6)
Y, como tal, objeto de los más intensos enfrentamientos entre las
empresas que lo comercializan, como las que sostuvieron Microsoft y Sun Microsystems
en torno a los navegadores Explorer y Netscape. Son tres las grandes batallas
en torno a las aplicaciones de software que determinan la estructura de poder
en la Red.
(7)
Los llamados “sesgos de acceso”, que comprenden los económicos, los
tecnológicos y los derivados de la estructura social (género,
edad). Pese a los más triunfalistas discursos sobre la “universalidad”
de Internet, mantendremos cierta cautela que acote estas denominaciones al
mundo occidental desarrollado (EE.UU y Europa Occidental); la expansión
de la Red más allá de estos territorios es completamente simbólica,
habida cuenta de que la mitad de la población mundial desconoce qué
es una llamada de teléfono. Puede resultar interesante, para profundizar
en estas cuestiones desde un enfoque más amplio, el Informe
McBride: McBride, S.(1980): Un solo mundo, voces múltiples.
FCE, México.
(8)
Considerando los límites geográficos manejados en esta consideración,
se trata de una facilidad nuevamente relativa en lo que respecta al primero,
en manos de las empresas proveedoras de acceso, si bien es cierto que las
tarifas planas suponen un cambio cualitativo a favor del usuario individual,
no corporativo. Aunque el hardware siga siendo el paquete más costoso,
sus precios se han estandarizado, como parte de una estrategia de marketing
que pretende generar mercado para las aplicaciones de los PC insertando un
ordenador por unidad familiar. Finalmente, el software es la fuente primordial
de la rentabilidad económica en la Red; frente a ello, apuestas políticas
como el software libre abren esferas de accesibilidad explotadas no sólo
por los internatutas más avanzados, sino últimamente también
por las Administraciones públicas, duramente sancionadas por Microsoft
(“Brasil: sesenta alcaldías utilizan software libre”: http://www.softwarelibre.cl/modules.php?op=modload&name=News&file=article&sid=375
(9)
Habría que señalar que esta noción de articulación
puede conceptualizar tanto el cambio como la reproducción, de ahí
que se acerque bastante a la noción de estructura utilizada en sociología
y otras ciencias sociales.
(10)
El terreno de lo indecidible puede ser definido como una constante oscilación
entre determinados polos que sólo pueden ser suplantados por una decisión
política.
(11)
El concepto de discurso que utiliza Fairclough se distingue del utilizado
por Laclau y Mouffe. Fairclough aplica el concepto de discurso de tres maneras
diferentes, la lengua como uso de practica social. Discurso como el tipo
de lenguaje explicado dentro de un campo especifico. Tercero el discurso
es utilizado como una forma de hablar que da significado a las experiencias
desde una perspectiva particular. Fairclough limita el termino de discurso
a los sistemas semióticos, en contraste con Laclau y Mouffe donde
toda practica social es discurso. (Phillips y Jorgensen, 2002)
(12) “La definición de software libre”: http://www.gnu.org/philosophy/free-sw.es.html
(13) Raymond, E. (2001): Cómo convertirse en un hacker. http://sindominio.net/biblioweb/telematica/hacker-como.html
(14)
Se encuentra en Cómo convertirse en un hacker.
(15) Ver punto 5 La actitud no es sustituto de la competencia, en el texto Cómo convertirse en un hacker.
(16) En el manifiesto hacker se habla de “malditos críos son todos iguales”.
(17) En este concepto amplio de libertad se incluyen las tres libertades antes mencionadas.
(18)
Una idea de orígenes que suscitan polémica, de modo que unos
autores los atribuyen al ámbito universitario, y por ende a la ideología
“pragmática” que caracteriza la investigación científica,
entendiéndose que el avance del conocimiento en la comunidad se produce
a partir de la acumulación previa de saberes; otros lo asignan a la
ideología “libertaria” de los primeros programadores, enfrentados
en una disputa contra el estado por la privacidad de las comunicaciones),
(19) Que se observa a lo largo de todo el texto de cómo se aprende a ser un hacker (aprende a escribir..., lee ciencia-ficción, estudia zen, haz... desarrolla oído analítico, desarrolla inclinación por los dobles sentidos y juegos de palabras....)
(20) Cursiva y paréntesis nuestros, ver Cómo convertirse en un hacker
(21)
Cómo convertirse en un hacker
(22) Especialmente se puede observar en el mismo texto, en las llamadas preguntas frecuentes.
(23) Posteriormente hablaremos del mundo universitario.
(24) Utilizando los conceptos de Laclau y Mouffe
(25) Requets for Comments: listas de correo pensadas precisamente para la formulación de preguntas y respuestas sobre problemas informáticos más frecuentes. A diferencia de las FAQs, que son páginas estáticas, los RFC son listas dinámicas, en las que se da por hecho que la respuesta a preguntas concretas se resuelve colectivamente y sólo se explicita una vez, debiendo el usuario que se incorpora a la lista buscar en el archivo histórico de la lista la respuesta que busca; no se admite la reiteración de una pregunta, entendiéndose que el usuario autodidacta debe desarrollar recursos propios a la hora de buscar información.
(26) Frequent Asked Questions: Preguntas más frecuentemente formuladas, para las que se acuña una respuesta consensuada, tratando de evitar la continua repetición de las formulaciones y respuestas.
(29) En este caso no se realiza un análisis del lenguaje puesto que ya se ha realizado anteriormente y en este caso únicamente consistiría en el análisis de documentos publicitarios, algo que pensamos que no aportaría nada nuevo al análisis ya realizado.
(30)
Como señala Eduardo Machón, ceguera a los banners, el ignoro
de áreas de que parpadean, eliminación de los pop-ip, predisposición
negativa a los correos electrónicos no solicitados, desconfianza hacia
los eslóganes comerciales etc en La diferente conducta de compra
en Internet y su impacto en las estrategias y conceptos de venta tradicionales.
(31) http://www.nodo50.org/faq.htm
(32) http://docs.indymedia.org/view/Global/FrequentlyAskedQuestions
(33) http://acp.sindominio.net/about.shtml
(34) http://acp.sindominio.net/article.pl?sid=02/11/29/2257234&mode=thread
(35) “¿Qué entendemos por contrainformación?. FAQ de Nodo50”: http://www.nodo50.org/faq.htm#contrainformacion
(36) Ya planteado en torno a los medios convencionales, concretamente en el artículo 20.3 de la Constitución Española, y en el Estatuto de Radio Televisión Española.
(37) El Ayuntamiento de Jun, la primera ciudad domótica del mundo (un pueblo pequeño cercano a Granada en el que se ha llevado a cano una experiencia piloto de implantación de NTICs en la vida cotidiana), declaró el acceso a las NTIC como derecho fundamental, en 1999.
(38) http://losvigilantes.nodo50.org/
(39) “¿Quiénes somos? Indymedia Madrid: http://acp.sindominio.net/about.shtml
(40) En términos técnicos –son herramientas interactivas en la mayor parte de los casos- y en términos políticos –se plantean como alternativa a los medios convencionales, desde la crítica a la unidireccionalidad de la información de masas; el sentido último de la contrainformación, más concretamente de la modalidad de publicación abierta, es la de hacer partícipe al lector del proceso de producción informativa, sin aparentes mediaciones-
(41) FAQ general de Indymedia: http://euskalherria.indymedia.org/static/es/faqglobal.html
(42) “Quiénes somos”: http://acp.sindominio.net/about.pl
(43) “Quiénes somos”: http://acp.sindominio.net/about.pl
(44) “Quiénes somos”: http://acp.sindominio.net/about.pl
(45) Reilly, K (2002): “Defining E-governance and E-democracy
in
(46) En su discurso teórico, luego observaremos su contrastación en la práctica política.
(47) Hablamos en este caso especialmente de los Estados Europeos.
(48) Algunos autores han planteado que la mejora de la democracia representativa y elitista, mejore y lleve a la consolidación de un estadio superior de una supuesta democracia directa.
(49)
Promovida por los Estudios de Información ambiental (CEIA) del
Instituto Catalán de Tecnología (ICT), la agrupación
de municipios catalanes Localret y la fundación Jaume Bofill.Herrero,
Toñi (2001), “El ágora electrónica”, en Revista PC World,
noviembre,pp-34-35; citado por I. Martín Granados (2003).
(50) Se hace referencia especialmente a la estructuración de la página web y al tipo de géneros e ideas utilizado (formal-legalista).
(51) Lo confirman los datos generales sobre usos de la Red, en los que cerca del 90% de los mismos están dedicados al ocio y al consumo online
CASTELLS, M. (1997): La era de la información: Economía, sociedad y cultura. Vol. 1. Alianza Madrid.
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