NÓMADAS - REVISTA CRÍTICA
DE CIENCIAS SOCIALES Y JURÍDICAS 12-2005/2 | Universidad Complutense de Madrid | ISSN 1578-6730 |
La relación polémica entre la lógica de la filosofía y el dogma de la religión |
Ayman M. Q. Alshboul >>> CV |
Introducción
| La filosofía y la experiencia
religiosa | No hay enemistad entre la filosofía
y la religión | La disputa entre los religiosos
y los filósofos | Las diferencias entre la
religión y la filosofía | La necesidad contemporánea de la religión
y la filosofía | Bibliografía
Los interrogantes acerca de la relación polémica
entre la filosofía y la religión aún siguen vigentes
a pesar de que han pasado centenares de años y decenas de siglos
y de que son muchas las respuestas dadas al respecto. La disputa acerca
de esta relación aún sigue y, aunque hay diferencia en la
forma, el contenido es el mismo.
¿La relación entre la filosofía
y la religión es contradictoria y antagónica? ¿Es
una relación entre diferentes campos y métodos? ¿Hay
entre ellas algunas coincidencias o son adversarias? ¿Es posible
que un filósofo pueda creer en la religión y aceptar todas
sus indicaciones mientras tiene una creencia en lo lógico y razonable?
¿Es posible que la religión, la cual está afianzada
sobre una base dogmática, coincida con la lógica de la filosofía?.
Así pues ¿La filosofía servirá
en el seno de la fe religiosa y en especial de la religión musulmana
la cual dio soluciones a todos los problemas del microcosmos y el macrocosmos?
¿Para qué sirve filosofar si todas las respuestas existían
con anticipación? ¿Simplemente, para qué sirve la
mentalidad humana y su lógica si todos los problemas que tenemos
pueden resolverse a través de los textos religiosos?
Estos interrogantes aún existen en la mentalidad
del ser humano contemporáneo y si las respuestas a estas cuestiones
en nuestro tiempo no son fáciles a pesar de lo mucho escrito al
respecto, es porque la relación entre la filosofía y la
religión en abstracto no es una cuestión de contradicción
o coincidencia entre la lógica y la fe o entre la sabiduría
y la creencia.
El debate entre la filosofía y la religión
es muy antiguo, tanto como el ser humano mismo, y es un asunto anterior
a las religiones existentes. Al volver a esta cuestión (religión-filosofía),
a sus raíces históricas, y mirarla a la luz de la larga
y acumulada experiencia humana se resalta la profundidad y autenticidad
de la experiencia religiosa y filosófica.
La histórica relación entre la religión
y la filosofía nos hace conscientes de que ambas son necesarias
para que el ser humano perviva sobre la tierra, y también de que
la vinculación entre ellas en los tiempos remotos fue una inexorable
necesidad por la falta de madurez del pensamiento humano y por la diferencia
entre la experiencia religiosa y la filosófica obtenida por el
hombre. Sin embargo la relación entre ellas sigue siendo muy fuerte
y eso es lo que vamos a ver más adelante. Dicha relación
tuvo y sigue teniendo unos momentos de coincidencia y otros de contradicción,
y ello se debe a que ambos fueron una necesidad humana en la búsqueda
de la lógica razonable y la religiosidad espiritual para encontrar
la verdad.
LA FILOSOFÍA Y LA EXPERIENCIA RELIGIOSA
La filosofía como concepto desde su surgimiento
en el siglo VI a.C. en la tierra de los griegos significó el
amor al conocimiento, porque la filosofía contenía
todas las ciencias. También al descubrimiento de cualquier aspecto
del conocimiento humano lo llamaban sabiduría y tal sabiduría
debía estar en el seno de la filosofía. Así la filosofía
fue la madre y la fuente de todas las ciencias, las cuales a partir del
siglo III a.C. se empezaron a separar de la filosofía. La primera
en hacerlo fue la matemática a manos de los griegos y más
tarde las ciencias naturales por los musulmanes. Fueron las ciencias humanas
las últimas en separarse de la filosofía a comienzos del
siglo XIX, pero a pesar de todo la relación entre la filosofía
y el resto de las ciencias se ha mantenido fuerte.
Aunque la filosofía fue la fuente de todas
las ciencias, hay quien dice que la filosofía surgió a
raíz de la religión. ¿Es eso cierto o no?
Es conocido que la aparición de la religión
primitiva, antes del surgimiento de las tres religiones monoteístas
(judaísmo, cristianismo e islamismo), fue una actividad humana,
el ser humano pretendió a través de ella responder a muchos
interrogantes a cerca de su propio origen, el origen del universo, y fue
natural que estos interrogantes les llevaran a otros más importantes
y más profundos a cerca de aquel “ser” que creó
este universo por todo lo que contiene de cielo, tierra, sol, luna, seres
humanos, animales, etc.
Todos estos interrogantes surgen a través
de la experiencia religiosa del ser humano a pesar de su modo de filosofar.
Porque la experiencia religiosa, la cual se formó en el ser humano
desde su aparición sobre la tierra, ha sido más profunda y
desarrollada que la filosófica, y así “está en lo
profundo de cada corazón humano” y la sensación religiosa
“es una parte del ser humano como el cerebro” (Sties40 :1967). Otros
dicen que la religiosidad es como las demás experiencias humanas,
tiene un sentido único y servirá para cualquier tiempo y para
cualquier lugar-espacio, eso quiere decir que la experiencia religiosa va
estar siempre vigente mientras existan seres humanos sobre la tierra. Pero
en realidad, tal experiencia religiosa, a pesar de su existencia en el tiempo
y el espacio, es diferente de una sociedad a otra y de una época a
otra y ello se debe a la diferencia en la estructura cultural y mental de
estas sociedades. Así la experiencia religiosa ha coincidido con todas
las experiencias humanas en todas las épocas vividas por el ser humano.
También podemos agregar que la experiencia
religiosa varía de uno a otro individuo aunque tienen en común
el espacio, el lugar y también la estructura cultural. Pero en
realidad eso depende de la experiencia de cada uno a diferencia de las
otras experiencias humanas, pues puede estar enterrada y oculta en la
profundidad de algunos individuos y clara y explícita en otros.
Eso quiere decir, que la experiencia religiosa no puede ser la misma en
un individuo normal y en un sufista. Por ejemplo, la experiencia religiosa
de un sufista siempre es implícita, oculta y lúcida por la
luz de su conciencia mental, mientras que la de los otros es explicita y
clara.
De tal modo, todo lo que hemos dicho nos lleva a
entrar en la profundidad de lo que se llama la comprensión filosófica
de la religión, y esto nos da las diferentes interpretaciones
de la experiencia religiosa, destaca sus diversos tipos y recalca la necesidad
profunda y auténtica del ser humano.
En general entre los filósofos no hay ninguna
discrepancia a cerca de la autenticidad la de experiencia religiosa en
el ser humano, pero hay diversos modos de
interpretar esta experiencia religiosa, entre éstos podemos destacar
los siguientes: el modo positivo de la experiencia humana (creyente)
y el modo negativo (ateo).
Los que defienden el primer modo de
interpretación y comprensión parten de la confirmación
existencial de un “ser espiritual” que está por
encima de todo lo que es material y del ser humano: este “ser”
es Dios. A este Dios, el ser humano lo ve partiendo de varios
puntos de vista y desde muchos ángulos, porque cada sociedad humana
tiene su visión a partir de sus diferentes formas de pensar y de
sus variadas estructuras culturales, sociales y políticas. Opuesto
a este modo de interpretación encontramos el modo negativo,
el ateo, el que niega la existencia de Dios.
En realidad estos dos modos han acompañado
a la experiencia religiosa desde su aparición en el primitivo
ser humano, y si observamos bien, encontramos que la interpretación
positiva fue la más común por su aceptación de la
existencia de un creador, Dios, de este mundo (macrocosmos).
Pero también el ateísmo, desde el punto
de vista de la comprensión filosófica religiosa, forma
una parte de la teología (teología negativa) y no existe
ningún tipo de contradicción entre un ateísta y
alguien que cree en la existencia de Dios. Porque el ateísta “niega”
específicamente las ideas religiosas (existencia de Dios, creación
del universo...), pero en realidad no niega estas características
de Dios, sino que las toma y otorga a otro objetivo material o ser humano...
convirtiéndolos en un nuevo “Dios” o en un nuevo ídolo.
De este modo se puede decir que el ateísta
(interpretación negativa de la experiencia religiosa) y el creyente
(interpretación positiva de la misma) forman dos caras de una
misma moneda, de tal manera, es igual ser ateísta que ser creyente,
o dicho de otra forma, no hay diferencia entre adoptar la interpretación
ateísta o la religiosa. Así, eso da lugar a una clara confusión:
a pesar de que la experiencia negativa (ateísta) contiene algunos
aspectos muy positivos, éstos nos llevan a un camino cerrado, porque
el ateísta siempre tiene rasgos contradictorios en sí mismo
y en sus ideas, eso quiere decir que de la misma forma en que comienza
siempre termina. El ateísta parte de su negación de la existencia
de Dios y de la existencia de un “ser espiritual” fuera de
la naturaleza y fuera del mismo ser humano, y más tarde comienza
a adoptar las mismas ideas en diferentes formas y maneras tomando las ideas
negadas y aplicándolas a una persona o a una materia.
Así podemos decir que la contradicción
ateísta afirma que el origen de la experiencia religiosa en el
ser humano es la creencia en un Dios único, y que el extremismo
y la excepción son el ateísmo.
NO
HAY ENEMISTAD ENTRE LA FILOSOFÍA Y LA RELIGION
Ha quedado claro que la creencia en la existencia
de Dios forma parte original de la naturaleza humana y que el ateísmo
forma la parte negativa, excepcional y no lógica. Por lo tanto,
la experiencia religiosa tiene sus raíces en el ser humano aunque
algunos son ateos. Todo lo que hemos escrito anteriormente tenía
como objetivo explicar la estrecha relación entre la filosofía
y la religión, y que desde el comienzo de su existencia el ser
humano por su mentalidad y naturaleza fue religioso. Esto indica que el
ser humano fue por su filosofía religioso, y por su religión
filósofo. Así pues, la idea a cerca de la existencia de enemistad
entre la filosofía y la religión es una idea equivocada y
muy errónea por las siguientes razones:
Primero: La historia de la filosofía
desde el surgimiento de la civilización humana ha demostrado claramente
su fuerte y estrecha relación con la religión. Puesto que
las antiguas civilizaciones orientales (egipcia, babilónica, india
y persa) fueron las que facilitaron y prepararon el camino para la aparición
de la filosofía griega, en su sentido abstracto, a través
de sus religiones y sus ideales.
En estas antiguas civilizaciones orientales, los
sacerdotes fueron quienes dirigieron la religión y al mismo tiempo
el pensamiento humano y la cultura de aquel entonces. Por eso, los sacerdotes
fueron seres divinos en sus vidas y tras sus muertes, tal es el caso de Buda
en India, Confucio en China y Zaratustra en Persia. Puesto que su pensamiento
fue una mezcla de ideas religiosas con ideas filosóficas y científicas,
dicha mezcla fue aceptada y adquirida por sus discípulos, que
tomando los pensamientos, imaginaciones y antiguas leyendas de sus civilizaciones
fueron posteriormente la base fundamental de la filosofía griega.
Muchos de los filósofos griegos fueron influenciados
por el pensamiento oriental. Por eso la filosofía griega tuvo
un carácter religioso y la religión tuvo un carácter
filosófico. Un ejemplo muy claro de esto fue Pitágoras quien
creó el concepto de la filosofía. Él, como dijo Cheney,
“es el filósofo griego más religioso y es uno de los grandes
hombres religiosos griegos más filosofado” (Cheney1974
:92), además él fue el fundador de la Escuela Pitagórica
de la Filosofía y fue también quien encabezó la renovación
de la antigua religión Orfía (Shanar1988 :64).
Hay que destacar que las grandes filosofías
griegas (la filosofía de Sócrates y Platón) fueron
filosofías divino-religiosas en sus raíces, porque es imposible
comprender los aspectos de estas dos filosofías si no es a la luz
de sus divinas creencias, puesto que las dos filosofías realmente
creen en la divinización de Dios y su unitarismo como creador del
universo y en que en sus manos tiene el destino y el decreto del macrocosmos
y del microcosmos (el universo y el individuo).
Segundo: Las diferentes religiones
y en especial las grandes (judía, cristiana y musulmana) nunca han
estado absolutamente en contra del pensamiento teórico abstracto,
sino que, por el contrario, a través de las opiniones filosóficas
y los argumentos razonables fue apoyada y fundada la base de estas religiones.
La religión islámica se destaca por
ser la más convincente en la aplicación del pensamiento
razonable, porque a través de los versículos coránicos
y de los dichos del Profeta Muhammad siempre ordena y convoca a los musulmanes
a reflexionar, contemplar y especular en los fenómenos del universo.
El Corán en muchos de sus versículos considera al ser humano
(individuo) el responsable de sus creencias, puesto que la fe es individual,
los hechos y acciones del ser humano son individuales y, por lo tanto,
el castigo y la recompensa en el juicio final también son responsabilidades
individuales.
Todo eso simplemente indica que cada individuo creyente
debe pensar y analizar de forma consciente todo lo que cree para estar
finalmente convencido de su creencia, porque el Corán en algunos
de sus versículos se burla de los que no usan sus mentes y pensamientos
para razonar y analizar en lo que creen y sólo siguen el camino
de sus padres y de sus antepasados.
Hay quien dice que la aceptación de la utilización
de la filosofía y la petición de argumentos razonables
agitan la fe religiosa e influyen mucho en los individuos. En realidad,
eso no es verdad, porque la filosofía y los argumentos no agitan
la fe de los individuos, sino que éstos tienen pocos conocimientos
y no saben cómo presentar y dar argumentos acerca de sus creencias,
así en este caso, es posible que la creencia no haya podido llegar
bien a su mentalidad y a sus corazones. Por el contrario podemos encontrar
individuos que aceptan la filosofía, el diálogo, los argumentos...
En el Corán Dios dice: “Llama al camino de tu Señor por
medio de la Sabiduría, la buena exhortación y convenciéndolos
de la mejor manera, verdaderamente tu Señor conoce a quien se extravía
de Su camino y conoce a los guiados”.
Así, el Corán llama a la utilización
de la argumentación razonable, filosófica y científica
para convencer a los ateos. Todo ello confirma que el uso de la filosofía
no contradice la religión. Francis Bacon dice: “Es verdad que
un mínimo sorbo de filosofía puede llevar al ser humano
al ateísmo, pero el estudio profundo de la filosofía pone
al ser humano en los brazos de la religión”.
Los filósofos musulmanes según sus
creencias eran muy conscientes del llamamiento divino de Dios a contemplar
el universo y ver razonablemente los problemas cotidianos de la vida. Porque
la verdadera filosofía, en realidad es el verdadero conocimiento de
Dios, también es el conocimiento del universo y del ser humano y sus
problemas morales, sociales, económicos y políticos. De este
modo no hay contradicciones entre el propósito de la filosofía
y el propósito u objetivo de la religión.
Los filósofos musulmanes también fueron
muy conscientes de que el objetivo del Corán, considerado el último
de los Libros Sagrados, era guiar y dirigir a los seres humanos para
que siguieran la buena senda y ayudarlos a comprender la verdadera creencia.
Así pues, el Corán contiene las reales y verdaderas raíces
de la filosofía y la misión de los filósofos musulmanes
es demostrar este verdadero camino a través de la filosofía
y de los argumentos razonables.
Los filósofos musulmanes hicieron posible
la concordancia entre la religión y la filosofía partiendo
de la idea de que el descenso del Corán corresponde a las iniciativas
de la mentalidad humana. Así el mensaje cultural de los filósofos
musulmanes en el seno de la gran civilización musulmana fue convencer
a los que no creían en la nueva religión a través
de los argumentos razonables y lógicos, sabiendo que lo que fue
traído a través de la conciencia religiosa no era diferente
de lo que fue alcanzado por los grandes talentos filosófico-teológicos
griegos (Platón y Aristóteles).
Además de todo eso, algunas de las actividades
de los pensadores musulmanes tenían como objeto atacar a los filósofos,
en especial a la jurisprudencia (fiqh) y a los místicos. Pero
en realidad estos pensadores no atacaron a la filosofía ni a los
filósofos en absoluto, excepcionalmente y en algunos momentos
atacaron a los filósofos que intentaron interpretar los versículos
coránicos de una forma errónea y muy sospechosa. Sin embargo,
en aquel entonces hubo divergencias de opiniones entre los filósofos
musulmanes debido a que los filósofos dependían de diferentes
grupos y cada filósofo tenía la obligación de defender
el punto de vista o la opinión de su grupo o corriente filosófica,
como los cismáticos y los místicos (mutazilí y sufí).
LA
DISPUTA ENTRE LOS RELIGIOSOS Y LOS FILOSOFOS
De todo lo anteriormente visto no podemos ignorar
o negar que en algunos momentos hubo fuertes disputas religiosas entre
los filósofos por una parte y los religiosos por otra.
La disputa entre los religiosos y los filósofos tuvo lugar por primera vez en la Edad Media cristiana
cuando los sacerdotes oprimieron y confiscaron la libertad de opinión
y de escribir a los filósofos y sometieron a juicio a quienes
opinaban sobre algo nuevo o en general se atrevían a romper las
reglas impuestas por ellos. Esta disputa siguió de manera continuada
hasta el Renacimiento en la Edad Moderna o lo que es conocido a comienzos
del siglo XVIII en Occidente como la Época de Lucidez. Desde aquel
entonces la armonía entre los filósofos y la Iglesia y la
coincidencia entre ambos se reanudó porque a partir de dichos siglos
la Iglesia perdió su poder religioso pues ya no constituía
ningún obstáculo para los filósofos y éstos
a su vez dejaron de desafiar las reglas de la Iglesia.
En el Mundo Islámico la disputa fue diferente,
porque los filósofos musulmanes fueron muy conscientes de que
el propósito de la religión islámica era y es similar
al de la filosofía, en cuanto a que ambas partes se proponían
lograr la felicidad del ser humano a través de la verdadera fe.
Así pues en esencia la filosofía y la religión hablan
de los mismos principios epistemológicos acerca de la existencia
de Dios de forma lógica y razonable.
Partiendo de este principio, los filósofos
musulmanes intentaron que la filosofía coincidiera con la religión
sin ningún tipo de violencia y orgullo, aunque no podemos negar
que la violencia sí tuvo lugar entre ambas partes en algunos momentos.
Aquí hay que tener en cuenta que los religionistas musulmanes
“teólogos” eran al mismo tiempo filósofos y viceversa.
Por eso la disputa entre ellos fue cómo interpretar los versículos
coránicos, y ello se debe a que una parte interpretó el
Corán de una forma hermenéutica (ta’wiil) y otra parte lo
interpretó como su revelación o descenso divino (ta’nziil)
Respecto a las disputas entre algunos filósofos
y religionistas musulmanes, al-Ghazzaalí en su obra El Salvador
de la Perdición dice que las disputas entre ambos se dividen
en tres partes: una acerca de la pronunciación de las palabras
coránicas, la otra no hay ninguna disputa entre ellos en cuanto
a algunas metodologías religiosas y la tercera disputa está
relacionada directamente con la metodología religiosa que trata
de la creación del universo, cualidades y características
del creador, etc. Al-Ghazzaalí dice al respecto que en la tercera
disputa está la imperfección y el vicio de los filósofos.
También podemos añadir que los debates
de al-Ghazzaalí son un ejemplo lúcido para ambas partes,
porque son una crítica para aclarar y depurar, para aceptar lo
que beneficia y rechazar lo que daña, perjudica y lesiona a los
musulmanes y a la fe musulmana. Por otra parte es beneficioso y necesario
observar que las campañas de los extremistas contra los filósofos
para que dejen su trabajo filosófico y lógico fue un intento
fracasado, o sea que la religión islámica en su esencia y
desde sus comienzos no rechaza la visión lógica y razonable
de analizar todo lo que rodea el ser humano.
LAS DIFERENCIAS ENTRE LA
RELIGION Y LA FILOSOFIA
La eterna, continua y estrecha relación
histórica entre la religión y la filosofía no pueden
ser sin la existencia de algunos puntos de diferencia en cuanto a la
temática, la metodología y el propósito de ambas
partes.
Primero: en cuanto a la temática
de la religión y la filosofía encontramos que las dos coinciden
en analizar algunos temas comunes como la creación del universo
y del ser humano, pero además ambas partes tienen temáticas
propias. Los filósofos se han interesado por los problemas científicos
del mundo natural y también por los problemas y cuestiones epistemológicos,
estáticos y lingüísticos del ser humano. En cuanto
a los intereses de los filósofos no tienen límites, porque
la filosofía se caracteriza por su comprensión, extensión,
reflexión y renovación.
El alcance del pensamiento filosófico humano
ha sido en algunos momentos incapaz de comprender acciones naturales
o fuera de su poder, pero eso no significa que los filósofos hayan
abandonado sus intentos de reflexionar, interpretar, comprender y hermenéutizar
los actos, acciones y hechos.
De esta manera, la verdad filosófica en relación
con los temas analizados, metafísicos y realísticos, es
decir, sobrenaturales, naturales y humanas era una verdad relativa en
cuanto a que cada filósofo analiza dichos temas desde un ángulo
diferente a otro. Por tanto la verdad filosófica se caracteriza
por su humanidad, por que esta verdad tiene muchas formas de interpretar
y comprender cada tema. Por el contrario la verdad religiosa es una verdad
absoluta. Por eso, está por encima de cualquier sospecha y de cualquier
intento de modificación, transformación o evolución,
porque es divina.
Es
preciso mencionar que las diferentes formas de interpretar o reflexionar
la verdad filosófica por parte de los filósofos no se consideran
una falta o deficiencia de los filósofos o de la filosofía,
sino que en realidad eso depende en primer lugar de que cada filósofo
tenga su forma o manera de analizar los problemas filosóficos;
en segundo lugar de la diversidad de los puntos de vista de los filósofos
en cuanto a que cada cual analiza según su doctrina o escuela filosófica;
y en tercer lugar la diferencia de opiniones entre los filósofos
no depende sólo de su doctrina, sino también de la naturaleza
del ser humano.
Segundo: la metodología de la religión
esta fundada en la creencia, eso quiere decir que la religión
acepta, cumple y obedece la mayoría de las realidades, mientras
que la filosofía no acepta el mismo método. La creencia
en una religión en un sentido riguroso es aceptar todo lo que es
verdadero y de origen divino, eso significa que la verdad debe haber descendido
de Dios a través de los ángeles, como en las grandes religiones,
o sea que es una verdad de origen sobrenatural desconocido.
Aquí, se puede encontrar quien diga que el
pensador (pensamiento) religioso es igual al filósofo que utiliza
la lógica y la razón para comprender, interpretar y hermeneutizar
las ideas y para responder a sus rivales. Pero quien dice eso no se da
cuenta de que el pensador religioso cuando emplea o usa su razonamiento
y su lógica es para añadir otros argumentos y demostraciones
al origen de su creencia la cual deben obedecer y aceptar todos los creyentes
de la misma religión. Esto lleva a plantear una evidencia circunstancial,
que es la existencia de una contradicción entre la argumentación
lógica y la verdad religiosa. Pero para el pensador (pensamiento)
religioso es evidente que la primera debe obedecer directamente a la segunda,
es decir, que la argumentación lógica debe obedecer a la verdad
religiosa.
La metodología para el filósofo siempre
ha sido razonable y lógica, por lo tanto él se esfuerza
mucho y pone toda su capacidad en evitar caer en lo desconocido, oculto,
misterioso y enigmático, sea cual sea su fuente. Así él
no va estar convencido de ninguna idea sin discutirla, analizarla e interpretarla
muy bien, y tampoco admite o acepta una idea sin tener o presentar una
prueba concluyente.
Tercero: el propósito de la
filosofía y la religión es llegar a la verdad. El filósofo
siempre intenta lograr la verdad a pesar de que a veces los resultados son
preocupantes y provocan problemas para él y para los que le rodean,
sin embargo el propósito del religioso es ayudar a los creyentes a
sentir la tranquilidad y la serenidad tanto en su vida terrenal como en la
otra vida.
Está claro que el propósito del
filósofo es la verdad abstracta, sean los resultados preocupantes
o serenos, homogéneos o heterogéneos con las tradiciones
y costumbres de su sociedad, mientras el propósito de la religión
es garantizar la serenidad y la homogeneidad para el ser humano. Y en ello
radica la importancia de la religión en la vida del individuo, porque
la religión es el camino correcto para llegar a lograr la tranquilidad
psicológica.
LA NECESIDAD CONTEMPORANEA DE LA RELIGION Y LA FILOSOFIA
La creencia en Dios estimula a los individuos a perfeccionarse
en los deberes religiosos sin esperar ningún tipo de recompensa
en la vida terrenal. Porque los creyentes saben que en el Juicio Final
irán al Paraíso y eso está confirmado en el Corán
en la Sura At-Tawba: “Di: Actuad que Allah verá vuestros actos
así como Su Mensajero y los creyentes. Y seréis llevados de
vuelta al Conocedor del No-Visto y de lo Aparente que os dirá lo que
hacíais”. En la Sura de La Familia de Imrán Dios dice:
“Y Allah les dio la recompensa de esta vida y la hermosa recompensa
de la Ultima. Allah ama a los que hacen el bien”. Por eso todos los
creyentes en Dios aceptan el bien y el mal como hechos y acciones manejadas
por Él.
Está claro ya y sin lugar a dudas que el ser
humano contemporáneo, sea de Oriente o de Occidente, necesita
volver a la pura creencia en Dios, a tener absoluta confianza en la justicia
tanto en la vida como en el Juicio Final. Porque a través de eso
el ser humano puede superar los problemas de la vida, como por ejemplo
la preocupación, alteración y cualquier otro problema psíquico;
pero, ¿acaso indica eso que el ser humano puede estar satisfecho
con su religiosidad y sin ninguna filosofía?
En realidad es imposible que el ser humano pueda
abandonar la filosofía o el trabajo en ella, porque eso significaría
renunciar al pensamiento, a la reflexión humana y a su búsqueda
natural de la realidad y eso también querría decir la detención
del pensar, interrogar y admirar, lo cual forma parte de su hacer natural.
Si bien algunos interrogantes acerca de la existencia,
la necesidad de vivir y el destino del ser humano después de la
vida ha encontrado sus respuestas en la religión, el pensamiento
humano por su parte formula muchos otros interrogantes en formas renovadas
y modernizadas acerca de los problemas ecológicos, tecnológicos,
de globalización, políticos, económicos, lingüísticos,
sociales, epistemológicos... etc., los cuales, hasta el momento
no tienen respuesta y sólo los filósofos pueden darle una
que resulte abarcadora y satisfactoria.
El ser humano moderno después de lograr el
desarrollo material y tecnológico siente la necesidad de dar la
vuelta y mirar hacia la cultura religiosa y filosófica para resolver
los problemas provocados por el desarrollo material. Puesto que la religión
soluciona los problemas espirituales y psíquicos que dan y garantizan
la tranquilidad humana, serenidad en el corazón, paz espiritual
y confianza en el presente, futuro y en el destino, el ser humano necesita
la filosofía para tener un pensamiento beneficioso y un razonamiento
lógico y fructífero, para llegar a solucionar los problemas
viciosos del desarrollo tecnológico inventado por él mismo.
Hay que recordar aquí que la filosofía y la religión
no pueden enfrentar y frenar las diferentes ramas del desarrollo tecnológico,
que niega, entorpece y obstaculiza la moralidad humana.
Por último
es válido señalar que tanto la filosofía como la
religión cada una constituye la continuación de la otra,
y son importantes y necesarias para el ser humano por su recíproca
relación. Porque mientras la filosofía se ocupa de la parte
lógica y razonable del pensamiento humano, la religión se encarga
de la parte espiritual de su vida. Por eso, esta relación no es espontánea
y tampoco es contradictoria, por el contrario es fructífera para
ambas partes y para la cultura humana en cuanto a que forman columnas vertebrales
y piedras angulares que enriquecen el conocimiento humano y lo llevan hacia
su actual progreso científico, a pesar de su negación de la
moralidad humana.
a)
El Noble Corán
b) (1982) Abú
Hamed, al-ghazzaalí, El salvador de la perdición,
(en árabe). Maktabat al-Yundi, El-Cairo.
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