NÓMADAS - REVISTA CRÍTICA DE CIENCIAS SOCIALES Y JURÍDICAS
13-2006/1 | Universidad Complutense de Madrid | ISSN 1578-6730
"Dejar hacer", "dejar correr"
Procesos  económicos de inmigrantes en países desarrollados
Beatriz Pérez González
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RESUMEN.- El artículo se centra en la dificultad para afrontar los procesos económicos de los inmigrantes en los países desarrollados, y propone la alternativa de hacerlo desde las economías familiares, con estrategias de acción común, utilizando los rasgos ventajosos que tiene la economía doméstica, en un mercado saturado de productos y partiendo de empleos marginales.

ABSTRACT.- The article is focused on the difficulty that the immigrants have to faced the economic processes in the developed countries. It also proposes the alternative of making it from the family economies, with strategies of common action, using the advantageous features of the domestic economy inside a market full of products and starting from marginal employments.

PALABRAS CLAVES: Economías domésticas, Estrategias de supervivencia, Economía formal e informal, Políticas de ayuda, Familia y Comunidad, Pobreza y ética económica.

KEYWORDS: Domestic economies, Strategies of survival, formal and informal Economy, Assistance Policy, Family and Community, Poverty and economic ethics.

Los Políticos|Las Políticas y la Comunidad |Los Estados |La Comunidad y las Políticas|Conclusiones

Hay casos en los que en vez de  `dejar hacer´, conviene `dejar correr´[1] para acortar las distancias, a riesgo de perder el espacio de un grupo, o de sus sueños.

Entre ética y economía (aspectos entre los que de por sí hay una relación compleja), influyen tres factores necesariamente: los políticos, las políticas y la comunidad. Por último, y en íntima relación con esos tres factores, están los propios estados. Es cierto: ciertas éticas pueden ser  mejor que otras en relación a estos tres hechos; también estos factores se pueden combinar de diferente forma.

Los políticos

El candidato político de los últimos tiempos ha sido no el merecido, sino el más votado.

En su generalidad, significa esto que, la mayor parte de los votantes estaba de acuerdo con sus concepciones genéricas respecto a la vida, la economía y la sociedad y que en base a sus capacidades, merecería regir junto a su equipo, los destinos de una comunidad o de un estado.

Así, la ética de los políticos está estrechamente relacionada con la de los ciudadanos, y sino, merece ser cambiado el político.

Un político es un objeto, un medio para conseguir unos fines, eso es lo que se vota; no se vota sin embargo el sujeto político. Por ejemplo no se vota la honestidad, la ética del político, se votan los resultados que parece augurar. Y es que como personas somos muy progresistas, buscamos lo más práctico, aunque como técnicos seamos más reflexivos y conservadores, porque vislumbramos tal vez las consecuencias. Pero merece cambiar esto. Se precisa cambiar el sujeto político. 

Si lo que queremos es cambiar el sentido de la acción social y política merece pensar en ello. Porque pensar y argumentar algo, supone actuar de acuerdo a ello o correr el riesgo de la disonancia, es decir caer en la contradicción. Mientras, la generalidad parece estar de acuerdo con ciertas ideas, con mentalidades humanitarias y solidarias, nos comportamos de otra forma. 

El sujeto político es un hombre de acción, y nosotros votamos un hombre de pensamiento, porque somos prácticos: queremos mejorar nuestra condición, y quizá la del resto. 

Las políticas y la comunidad

La práctica económica actualmente imperante en la sociedad es la del neoliberalismo. Teóricamente la base de la ética del neoliberalismo es la honestidad.[1]

Muchos teóricos han construido y definido esa forma económica más práctica y ajena al individuo, aunque busque la mejora de las condiciones. Es habitual en la Teoría Económica encontrar la idea de mejorar las condiciones de vida de cada uno, desarrollada desde perspectivas diferentes.

En las practicas económicas tiene una importancia relevante la formulación de las teorías (aunque luego teoría y práctica no se ajusten). La formulación de una idea es imprescindible aunque no es lo único.

Existen diversas formas de afrontar los procesos económicos. Frente a la postura de Hayek (teórico del neoliberalismo), que piensa que en las sociedades no existen fines conjuntos y que por tanto la vida no puede ser puesta como objetivo de una comunidad, hay otras posibilidades. De la anterior afirmación se deriva la inexistencia del concepto de comunidad, pero hay situaciones que confirman lo contrario.

Una ética puede ser mejor que otra porque aunque la economía incluye relaciones productivas, también incluye grupos humanos y personas: relaciones entre personas a través del proceso de la compra y de la venta.

No es que los estados tengan alma (no lo creo), pero como son producidos e impulsados por personas, hay mejores y peores formulaciones respecto a la ética; en lo que promueven y defienden, en sus resultados, en sus actos...  

Se ha producido en las últimas décadas un crecimiento de la emigración masiva de personas hacia países desarrollados. El fenómeno del neoliberalismo, provoca entre otras muchas cosas la inmigración, en una búsqueda por la supervivencia.

Estos grupos más desfavorecidos se ven inmersos en un mundo desconocido[2] con valores culturales diferentes, tan ajenos al significado de los hechos económicos en el mundo desarrollado, que les resulta difícil subsistir en este medio, y terminan aceptando trabajos poco dignos, y sin posibilidades de promoción. Se mueven por tanto de la marginalidad.

El estudio de la historia económica nos hace caer en la cuenta[2]; en situaciones de especial dificultad se ensayan prácticas económicas entre grupos no favorecidos, que necesariamente no se conocen entre sí y que pueden generar cambios en sus condiciones de vida material. A todo ello ¿no son ajenas las políticas?.

Estos colectivos inmigrantes utilizan actividades económicas para subsistir. Hablamos de aquellas que producen la reproducción de las condiciones de vida (económicas y sociales) y no solo la reproducción de la vida. Hablamos así mismo de supervivencia (entradas) y si hablamos de las condiciones de vida, hablamos de clase o de situación social. Pero podemos ver como en la sociedad actual se desarrollan también, (a pesar de la ética imperante) prácticas que incluyen la solidaridad y el altruismo, prácticas económicas para la supervivencia de ciertos grupos y para la reproducción de las condiciones de vida.

Estas prácticas económicas pueden ensayarse como solución ante una situación de escasez en sociedades extendidas y pueden generalizarse entre grupos con dificultad de reproducción de clase y supervivencia. No solo es ya el mercado, sino actividades a pequeña escala, que se podrían generalizar, transformando las condiciones económicas del grupo. Pongamos por caso un grupo de emigrantes que se localizan en un país, que no se conocen entre sí, pero terminan utilizando las mismas redes de información, acudiendo al mismo mercado de trabajo, ensayando o emulando lo que otros compatriotas han  hecho[3]. No pensemos en que acuden a fuentes de ingresos marginales, sino que ensayan intercambios económicos y pequeños negocios que favorecen o fortalecen sus economías domésticas por encima de lo inicialmente esperado: pretenden mejorar sus condiciones de vida.

Estos pequeños usos o estrategias económicas que a primera vista podrían parecen intrascendentes, pueden transformarse en mecanismos de cambio, en alternativas económicas. Si se generalizan, pueden configurar una red operativa y una alternativa para esos grupos; de esta forma, se convierten en un proceso social ya de facto, y como tal, a su vez genera cambios en ese grupo de coetáneos.

Estas tareas van a registrar no solo una alta incidencia entre dicha población, sino que serán la base de sus economías. 

El caso de Argentina, por ejemplo lo pone de manifiesto: los grupos o colectivos surgidos a causa de la falta de liquidez que sufrió la población desde mediados de diciembre de 2002, la generalización de los intercambios, de utensilios, de herramientas, el surgimiento de redes, etc. es tan solo uno de los ejemplos[3]. Pero en los países desarrollados, vemos en la vida cotidiana, ejemplos de este tipo, realizados por grupos con dificultades para subsistir.

Estas personas (coetáneos) no se conocen, pero ensayan acciones que pueden dar lugar a otro tipo de cambios, para sobrevivir y regenerar sus propias economías domésticas.
Estos "ensayos económicos" se dan en la sociedad extendida. Puede que los “ensayos económicos” de personas que no conforman un grupo socialmente definido, configuren en base a esas actividades, ciertas transformaciones sociales y económicas; en definitiva son alternativas que quizá Hayek no trató. El análisis de Hayek carece de esperanza, y la vida cotidiana no se desarrolla así.

Sin embargo no es el individualismo o el egoísmo lo que construye esta actividad para subsistir sino que (aunque no importa que los coetáneos se conozcan entre sí) se da una acción económica común y solidaria. Pongamos por caso (como se ha dicho), un grupo económicamente desfavorecido que de repente se sitúa en una sociedad individualista, compleja y en un sistema neoliberal. Dicho grupo puede utilizar acciones económicas que provienen del uso de redes sociales, de la observación de lo que hacen otros, de la emulación, pues el intercambio económico se basa también en esto. Y por tanto, estas redes sociales (que pueden surgir por parentesco, por cercanía, etc.) pueden generalizarse, y así mismo actuar sobre su situación. Se forma así una conexión de grupo (pues la unidad de personas puede basarse en conexiones vitales-experienciales próximas y generadas por las mismas condiciones estructurales) [4]; es decir una adhesión, en base a un afrontamiento común de la situación.

Si existe suficiente originalidad, en la apertura de nuevas vías, y en la transformación de los productos, revendiendo nuevas cosas, se producirá un cambio de su situación. Sin embargo, si recurren a las soluciones habituales, o tan solo a la venta de productos nativos, el mercado se saturará y habrá entonces desgana, desinterés por el producto que ofrecen. Se pueden organizar pequeños negocios tanto en sectores de la manufactura como de la transformación de la materia prima (fruta, flores, transformación alimentaría, etc.)[5]. Allá donde el mercado esté poco explotado, donde no se hayan explorado algunas vías.  No se si me explico: estoy diciendo que las características propias de las pequeñas sociedades, como la ayuda mutua, la solidaridad, podrían darse también en las de la sociedad extendida carente de ética. Esta es a la vez una alternativa a su cauce, que creo que se da solo en sociedades donde existen circunstancias económicas de especial dificultad. 

Los Estados 

Como consecuencia de lo anteriormente desarrollado, se comprenderá que este asunto transciende de las propias fronteras nacionales. De todos son conocidos los casos actuales (existen otros tantos producidos a lo largo de la historia), en los que responsables políticos y los estados mercadean con ganancias ilícitas o gestionan de forma partidista el dinero público.

Encontramos también el problema de que oligarquías (grupos formados suficientemente cualificados como para realizar muchas tareas de ese tipo), terminan suscribiendo la ética de los gobernantes; así el cambio es inviable.

Las políticas las promueven los estados, en atención a la comunidad que los habita. Los estados no pueden estar ajenos a la comunidad y a sus sueños (como decía el médico de Jujuy).

En países europeos, donde existe el estado del bienestar, la alternativa a los programas, nunca realizados, a los dineros no concedidos, la alternativa incluso a la dinámica de la protección oficial es otra.

Dado que muchos gobiernos actúan de forma no honesta con el dinero que debería destinarse al desarrollo económico y local, la única solución es que ese dinero se gestione de otra forma. Hay que encontrar alternativas viables a ello.

Lo mejor, es que lo gestionen ellos mismos, y precisamente subrayo, `ellos mismos´, pero formado grupos de acción conjunta y solidaria. La familia y la red entre familias[6] dan posibilidad para estas acciones.  

Existen por otro lado dificultades para capacitar adecuadamente a la población (medios, programas adecuados al medio, etc.) para que surja de entre ellos quienes realmente quieran sacar los intereses de esos grupos adelante.

Lo principal es generar grupos con intereses homogéneos, que pretendan ese desarrollo; pero no se debe decir solo desarrollo en sentido genérico, sino (insisto) desarrollo de las economías familiares con una adecuada formación. Esto último no es igual a desarrollo de una burguesía, sino de unos intereses de grupo, y son de grupo porque definen y conforman unos objetivos de subsistencia comunes. El aislamiento de las familias, la falta de medios para mantener sus condiciones de vida, la falta de intereses (de grupo), de motivaciones, la falta de sueños, impide ese objetivo. No tiene porqué promoverse una cultura anti-industrial para procurar un desarrollo distinto, más digno pero las medidas deben ir apoyadas por una red de relaciones (de diverso tipo, en grupos primarios) que superen los problemas de partida y abrir una brecha en el mercado. No todas las actividades económicas se convierten en lo mismo. La colaboración, la formación de intereses comunes para formar grupos familiares de trabajo asociado, para sacar adelante el propio trabajo, y la cualificación necesaria para emprenderlo, puede bastar.

Los micro créditos muy bien podrían servir: un par de familias o unas cuantas más que asocian su trabajo y sus esfuerzos. Así es posible la dignidad de las condiciones de trabajo y de las pequeñas economías familiares.

La comunidad y las políticas 

Los micro créditos a grupos familiares de inmigrantes en países desarrollados es otra posibilidad, para emprender actividades económicas viables.

Esta posibilidad es una alternativa a la ética imperante. Personas que no tenían objetivos de grupo, de actuación común, se transforman en grupos de autoyuda solidaria. Pongamos que ensayan como estrategia económica la venta de flores y terminan organizando un mercado de flores paralelo al oficial, que produce ingresos ventajosos para el grupo. Ello genera un estilo diferente de supervivencia, y por tanto de clase, configurando una posición distinta a la inicial.

Se habla de la superación de la escasez, de un impulso más en el camino hacia el desarrollo de sus economías, y la base para una estabilidad del grupo. Puede por tanto barajarse la idea de que uno de los empujes de la población hacia el desarrollo o al menos hacia la consecución de una calidad mayor de vida, se pudiera generar indirectamente con este tipo de actividades, más de subsistencia que lucrativas (cuando estas se generalicen). En cualquier caso, es una sugerencia a plantear.

El problema es que muchos de estos grupos, dado el poco margen que les ofrece una sociedad compleja, neoliberal, actúan hoy en un mercado, no oficial, y por tanto no legal, un espacio difuso entre lo ilegal y lo legal. Se debe trabajar en las ideas y los recursos para superar este entorno.

La definición de legalidad depende de la cultura, de las circunstancias económicas del país. Es un concepto que se construye y cambia, como cambia el poder político y la norma.

El derecho, dice Heller, A. (2002:308), «regula ante todo la distribución de los bienes producidos por la sociedad; regula además las formas de contacto entre los hombres en base a los criterios de “lícito” e ilícito”» Pero el derecho, sigue diciendo la autora, solo en casos excepcionales es interiorizado por el hombre cotidiano, (mandatos y prohibiciones que aparecen como prohibiciones morales; pues cuando una prohibición jurídica no posee “carga” moral (o religiosa), constituye para las personas, un hecho externo, y solo el temor a la pena le impide llevar a cabo el acto ilegal.

Actividades de autoconsumo, el trabajo a domicilio, el comercio del trueque, la venta sin factura, la ayuda entre vecinos y la ayuda mutua, son algunas de las facetas de la economía oculta, siendo algunas de ellas lícitas; así mismo pueden existir beneficios generados por diferentes actividades (entre las que están el robo, la sisa y la trampa), estas últimas claramente delictivas.[7]

El comercio del trueque y el autoconsumo, lo realizan las personas en sus tiempos libres, de inactividad, así como otros muchos trabajos para sí mismos, que son trabajos productivos, que no se computan en las contabilidades nacionales y pueden ser también o no retribuidos.

El cambio y el trueque supone ya de por sí un autoabastecimiento, que se utiliza también en las sociedades desarrolladas preferentemente entre los grupos económicamente desfavorecidos. Son actividades propias de economías con escasos recursos y dificultades para establecer vías ordinarias de comercio o seguir las vías usuales, de circulación de los mismos. En este caso las familias son células de producción y todos los miembros, son fuerza de trabajo. En principio el beneficio es para consumo personal, pero la combinación de ciertas estrategias puede terminar siendo productiva.

La imposibilidad de insertarse normalmente al mercado de trabajo, hace que se recurra a estas vías. Estas actividades pueden resultar el inicio del proceso de acumulación de un grupo. La combinación de trabajos, y las ideas novedosas son la clave para que ello ocurra. Trabajos de autoabastecimiento, asalariado, esporádico, de autoayuda, son por tanto las posibilidades de actuación.

Pero pueden ensayar otras actividades, de las que el mercado es carente.

Esos grupos de personas con situación inicial de partida no favorable, que se introducen en la sociedad extendida con intención de mejorar su condición de vida, pueden terminar transformando sus condiciones materiales y sociales de subsistencia.

Pueden utilizar entonces otras alternativas (y no solo la ilegal) para hacerlo: prácticas de solidaridad, de autoayuda, y redes de información muy importantes para ello, por eso se insiste en la importancia de los grupos de cercanos y conocidos.

Así, esta supuesta situación (contrastada ya en otros casos) es contraria a lo que dice Hayek e incluye en este sentido una ética en la economía dentro de una sociedad económicamente no ética. 

Los micro créditos son uno de los mejores instrumentos para combatir la pobreza en los países menos favorecidos económicamente, pero también deben ser los mejores instrumentos para combatir la pobreza de los más pobres en los  países más favorecidos[8].

Jacques Attali de Planet Finance defiende que el micro crédito es una herramienta fundamental para crear autoempleo y trabajo[9]

No basta con las políticas de promoción de empleo, al menos no son suficientes para luchar contra la pobreza:[10] “la amplitud de la pobreza entre los trabajadores muestra que, para ser eficaz, una política social cuyo eje sea el empleo, debe integrar sistemas de transferencias destinados a completar ingresos de actividad insuficientes para responder a las necesidades familiares”

El citado informe, expone que existen divergencias entre el nivel de paro y la pobreza[11]. Por tanto los datos informan de la existencia de otros factores no medidos como el caso de la economía no oficial, la sumergida: un plato no deseado y no siempre reconocido tampoco por los gobiernos actuales.

El micro crédito se basa en la idea de una economía más ética y solidaria y es así porque desarrolla una conciencia social y una empatía hacia las condiciones de subsistencia del otro, del que es ajeno a la otra cultura, en la que se inserta.

Hay que pensar iniciativas que generen ingresos dignos de los grupos más desfavorecidos en los países desarrollados. Además de tener menos cualificación, de contar con menores recursos de partida, se encuentran con el peor de los problemas; la distinción social por ser distintos a los nativos de esos países (crecidos y socializados en los principios de la competencia y de la competición), completamente integrados, adaptados a los principios que rigen en esas economías. 

El micro crédito debe ser usado ampliamente en países de la OCDE como España o Francia y presenta oportunidades de empleo a las personas con menos recursos. Existen no obstante riesgos respecto a la compleja regulación bancaria (como el del impago), pero si existen ideas emprendedoras, que tengan éxito, la mejor alternativa para estos grupos es resolver esas dificultades y desarrollar más esta modalidad de préstamo. Yunus (padre del microcrédito), reforzó esta idea a través de las propuestas de Grameen II.

Hay que superar lo políticamente correcto. El microcrédito localizado en el tercer mundo no es suficiente, hay que extender el planteamiento de unos créditos más blandos para grupos más desfavorecidos, en el mundo desarrollado, para paliar los efectos competitivos del mercado y la desigualdad de partida de esos grupos.

Así, la benevolencia, el mecenazgo, llevan a acciones buenas pero no conducen siempre al interés de los grupos humanos, su desarrollo, sus posibilidades de vida, en definitiva en el bien de la comunidad y en el grupo social.

Bondad y benevolencia no es lo mismo que ética en economía. Maria Nowak, de ADIE ( Le Droit a L’iniciative  Économique), defiende tras años de experiencia esta posibilidad. Es una tentativa de protección social en los países con políticas de bienestar social solo que desde un punto de vista económico.

Si alternativas de este tipo no se ponen en marcha, deberíamos responsabilizar entonces a políticos y a las políticas debiendo pedir cuentas (no solo con las elecciones) sobre sus actuaciones (de desarrollo, promoción y ayuda al subdesarrollo) y también sobre la falta de correspondencia entre lo propuesto y lo realizado. Sabemos que la ciencia económica no es exacta, pero existen planos de actuación que se pueden evaluar y diagnosticar. La diagnosis de las políticas seguidas se hace con timidez, y esto es incomprensible, pues estamos hablando de la subsistencia de grupos humanos, de sus condiciones de vida. ¿Para cuando la evaluación, la revisión de las políticas a nivel internacional?, ¿Cómo podríamos revisar esta responsabilidad política? Hay intentos[12]. Cuando hablamos de una ética económica, hablamos de mejora de las condiciones sociales de los grupos más desfavorecidos. Y por tanto evidentemente de justicia social. Lo que ocurre es que una economía que no esté al margen de la ética, no es necesariamente una economía socialmente justa.

Ciertas prácticas económicas al margen de lo legal, no son éticas, pero quizá socialmente son justas.

El sistema neoliberal da la posibilidad a actividades que escapan de la regulación estatal y que por tanto son ilegales[13]. Tanto en países desarrollados como en los subdesarrollados, prolifera el mercado no oficial de productos, como estrategia entre las familias con economías domésticas débiles.

Estas estrategias económicas de las familias, que se generalizan imponiéndose como economía oficiosa, aunque no se haga con este fin, pueden influir sobre el posicionamiento social de los grupos que lo ejercen, aunque si bien es verdad, influyen también sobre la economía estatal.

El problema (como ya se ha dicho) es que en estos hechos tienen bastante que ver los gobiernos.

Se trata de encontrar alternativas que resuelvan la subsistencia de un gran número de población mal ocupada o subocupada, con trabajos marginales, para quienes la política pública no ha encontrado vías de actuación.

El impacto de la economía informal sobre la estructura social es evidente, tanto en un sentido benevolente como perverso.

Además de lo ya expuesto, tendrían que existir al tiempo ciertas medidas para desactivar el efecto negativo de los salarios bajos o empleos mal remunerados.

No se trata pues de una revolución social, sí una revolución conceptual, de visión y revisión del problema. Quizá ciertas prácticas consideradas como ilegales, podrían admitirse, y habría que pensar cómo hacerlo.

Se plantea entonces aquí la relación entre sectores formales[14] e informales en una economía capitalista, y la necesidad de reformular (incluyendo o no para evitar la condena de ciertos grupos sociales) la legalidad o no de ciertas actividades económicas. Esta discusión que hoy sigue presente en el análisis teórico. Lo que no es de recibo es que mientras ciertos estados y políticos utilizan medios no éticos para enriquecerse o fortalecer las clases más dominantes, no se haya llegado a una reformulación conceptual que tenga en cuenta a los grupos más desfavorecidos, víctimas de las propias políticas. (¿quizá abrir una válvula a la particularidad?)[15].

En una sociedad diferenciada, el  efecto de universalización de la norma, es uno de los mecanismos más poderosos, mediante los cuales se ejerce la dominación simbólica[16]. Es decir el efecto de universalización (al margen de las condiciones y diferentes estilos de vida) viene a reforzar la autoridad que ya ejerce la cultura legítima para consagrar toda su eficacia práctica a la coacción jurídica.

El tipo de actividades de las que se ha hablado, conforman para las células familiares una solución, una alternativa. Muchas de las actividades que realizan, no están en sentido estricto al margen de la ley, pero en la medida en que están fuera del ordenamiento estatal, son ilegales. En ocasiones, es la única forma para maniobrar, en un mercado tan competitivo, y forma parte de todas esas actividades económicas de las que antes se hablaba (sin seguridad, marginales…) En realidad suponen una nueva tentativa de explorar otras fórmulas para subsistir, otro tipo de intercambios económicos. 

Conclusiones

Vistas las dificultades de adaptación económica y de supervivencia en economías neoliberales de grupos más desfavorecidos económicamente, conviene cambiar la mirada, y observar otras estrategias de acción, que impulsen más allá de la supervivencia al mantenimiento. Conviene reflexionar sobre la legalidad e ilegalidad de ciertas acciones económicas y redefinir posturas de acción política y social, en una sociedad donde la ética económica es casi inexistente. Hay que redefinir términos porque estos abren o no posibilidades de actuación.

Y en relación con ello, están las estrategias. Las estrategias pueden ser diversas, entre otras utilizar positivamente las redes de cercanos, amigos, autoayuda, por las que se define la familia y la economía doméstica, medidas originales de actuación y diagnosis de los servicios en los que son carentes los mercados a los que se insertan, para actuar sobre ese vacío ofreciendo productos novedosos, superando así la economía de la marginación y de la benevolencia. Cada mercado tiene sus puntos flacos, productos no ofrecidos, servicios no prestados y hay que localizarlos y abrir brechas.


BIBLIOGRAFÍA:

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Arnal Sarasa Mª, (2004): “La experiencia del inmigrante: vivencias y adaptación”, Nómadas, Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas, nº10

Amselle, J.L. (1981) : “Economie souterraine, économie sans mystère”, Futuribles, janvier, 1981, pp. 55 a 63

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Bordieu, Pierre (2001): Poder, derecho y clases sociales, Bilbao, Ed. Desclée de Brouwer

Buttler, Günter: (1980): Aspectos conceptuales de la economía sumergida” en: MONTORO ROMERO, C. (Dir.), La Economía Sumergida, Madrid, Instituto de estudios Económicos, pp. 1 a 47.

Hayek, Friedrich (1981): Los fundamentos éticos de una sociedad libre, Edita Centro de Estudios Públicos,

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Morin Edgar: “Ética y Globalización”, Conferencia: “Los desafíos éticos del desarrollo”,Argentina, Septiembre 2002.

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Skolka, Jiri (1985): “Algunos datos sobre la economía sumergida” Ponencia presentada en el Seminario sobre “La economía extraoficial. Consecuencias y políticas en Occidente y en el Este” Universidad de Trento, diciembre 1984. En: MONTORO ROMERO, C (Dir.) (1980): La Economía Sumergida, Madrid, Instituto de estudios Económicos,

 NOTAS:

[1] En contraposición con el título del presente artículo y en referencia a la famosa definición del liberalismo “Laissez-faire”, “Laissez-passer”

[2] Ver ARNAL SARASA, (2004), cuando explica que “el inmigrante rompe con la sociedad de partida y comienza el proceso por el cual tiene que ir aceptando la nueva sociedad que le recibe”

[3] Respecto a la ya conocida especialización por sectores de los grupos de inmigrantes, ver ARNAL SARASA Mª, Nómadas nº 11.

[1] Friedrich Von Hayek, habla de la sociedad extendida donde las personas no se conocen y aún no habiendo objetivos comunes, hay un principio regulador que lleva a una producción mayor.

[2] Según concluyo en mis investigaciones Estraperlo en Cádiz, la estrategia social. Quórum editores

[3] Por ejemplo el movimiento ciudadano fundado por Carlos Saldaña, para el trueque, o en Gran Buenos Aires, más precisamente en Bernal y que dio lugar en 1995, entre otras cosas, a la Bernalesa, el más importante de trueque del país y referente de los miles que surgieron a partir de la crisis del 2001.

[4] Siguiendo la terminología de Mannheim, K. 1952

[5] Actualmente participo en un proyecto de investigación en la Università degli studi di Lecce, Italia, dentro del marco de “Net Cultura” del profesor Mario Longo sobre las estrategias económicas familiares y culturales.

[6] Muchas de estas familias por efecto de la emigración tienen parte de sus miembros desagregados, pero cuentan con cercanos, amigos, y la intención siempre es la agrupación de la unidad familiar. Hablamos de familias por tanto en ese sentido.

[7] En el artículo se destacan hechos respecto al caso de Buenos Aires y Villa Lugano  (Argentina), donde se establecen trueques, base de la economía informal, para sustituir la economía formal

[8] La organización realiza esta actividad desde 1998, habiendo logrado 25.000 préstamos y apoyado la creación de 22.000 empresas. la asociación privada ADIE (siglas en francés de la Asociación para el Derecho a la Iniciativa Económica),

[9] Forum Barcelona 2004

[10] Informe de la OCDE , Forum Barcelona 2004

[11] No obstante, estos niveles no son comparables entre países, pues la medición de dichos factores responde a otras circunstancias, y son significativos para cada país. Según palabras de John Martin, Director de Empleo de la OCDE

[12] Consenso de Washington” en 1989, impulsado por el economista John Williamson

[13] En el socialismo utópico y a consecuencia el anarquismo, se desarrolla la Teoría “dejar correr”, que sostiene que todos los pecados, errores y elecciones equivocadas de las personas derivan del carácter coercitivo del Estado, del derecho, de la religión y la moral y que cuando se pueda hacer elecciones libremente, sin constricciones, se elegirá el bien. Se puede elegir bien, cuando existen condiciones para hacerlo.

[14] PÉREZ GONZÁLEZ, BEATRIZ, (2003), en la ponencia se expone el debate terminológico SKOLKA, JIRI (1985), en la misma ponencia se cita como la Comisión de Expertos de Cuentas Nacionales de la O.C.D.E., discutió la inclusión o no de ciertas actividades ilegales.

[15] La idea de Kaustky en referencia al “dejar correr” es una ilusión ingenua porque librando a la particularidad de la presión, se transformaría la actitud del particular hacia la actividad que se ha librado de tal presión. Pero sucede justo lo contrario, en aquel punto se abre una válvula para la particularidad. Ver Heller, Ágnes (2002:315)

[16] Bordieu, P. (2001: 213)



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