NOMADAS.5 | REVISTA CRITICA DE CIENCIAS SOCIALES Y JURIDICAS | ISSN 1578-6730

La regionalización del descontento y la miseria:
una dimensión descuidada de la globalización
[Juan M. Iranzo Amatriain]

La conocida tesis de un «choque de civilizaciones», propuesta por Samuel Huntington (1997), parte de una intuición plausible: del mismo modo que las monarquías del Antiguo Régimen se sitúan como intermediarias en la transformación de formas políticas tribales o imperios antiguos en Estados Modernos, puede esperarse que surjan formas políticas intermedias entre éstos y el «Estado de Globalización» bajo hegemonía de un solo país, con mayor o menor necesidad de apoyo en un núcleo reducido de estados afines y líderes regionales adeptos.

Esta imagen contiene algo paradójico: recuerda la del monarca feudal reinando con la ayuda de parientes y deudos sobre una caterva de castellanos díscolos y renuentes a convertirse en cortesanos y leales contribuyentes. En tal contexto, la peor pesadilla para el soberano es una coalición de grandes barones. Precisamente, en diciembre del año 2000, el National Inteligence Council de los Estados Unidos de América publicó el informe Global Trends 2015, donde enumeraba las amenazas más temibles y plausibles para los EE.UU.:

1) una grave crisis de raíz social, económica, étnica o religiosa en Oriente Medio o en Nigeria (áreas vitales de suministro de crudo)

2) el ascenso de poderes políticos, económicos o geoestratégicos alternativos como (a) una Internacional Terrorista, (b) un fuerte Movimiento Anti-globalización, (c) una coalición Chino-Indio-Rusa, (d) una Unión Europea distanciada por diferencias comerciales o (d) una Organización Asiática de Comercio independiente

3) una epidemia global de la escala del SIDA o mayor o un cambio climático súbito y catastrófico.

Lo más significativo de esta lista es que por encima de las diversas coaliciones «baroniales» aparece el riesgo de una perturbación del suministro de hidrocarburos. (En cambio, las amenazas sanitario-ecológicas se registran como hipotéticas o marginales). Esto debe entenderse en el contexto del informe. Éste analiza varios factores (drivers) que podrían motivar conflictos en diversos lugares del mundo y amenazas a la seguridad y los intereses globales de los EE.UU. durante los siguientes quince años. La conclusión del informe fue que el predominio mundial estadounidense se vería inevitablemente menoscabado. El epílogo del informe elabora, a partir de seis grandes variables (1), cuatro posibles escenarios en un cuadro de doble entrada como éste:
 

 
La globalización aumenta la prosperidad global retornando al esplendor de los años 1960
La globalización se estanca
La competencia geopolítica puede configurarse como una arena global homogénea
Aumenta la distancia económica y social entre

el Norte y el Sur

La competencia proteccionista entre América, Asia y Europa aumenta
La competencia geopolítica puede fragmentarse en ámbitos regionales
Conflictos armados con mayor o menor intensidad y frecuencia por todo el globo
Conflictos graves en el Caribe (por petróleo o insurgencia) o en China (por la hegemonía regional)

El informe concluye de manera tajante que en los cuatro escenarios, en mayor o menor grado, EE.UU. encontrará competidores, adversarios, rivales y enemigos que socavarán su influencia sobre asuntos regionales y globales; su hegemonía se verá inevitablemente menoscabada. A tenor de los acontecimientos posteriores, la respuesta de los EE.UU. a los ataques del 11 de septiembre tiene como objetivo expreso eliminar la amenaza terrorista del nuevo totalitarismo islamista, encabezado por Al-Qaeda, si bien el objetivo último es revertir la tendencia hacia la pérdida de influencia antes señalada.

Otro objetivo más velado es procurar la sustitución de los gobiernos hostiles de pequeños estados con capacidad geoestratégica para perturbar las rutas de los petroleros que provienen del Golfo Pérsico por otros más afines. En este sentido, el informe antes citado expone que los EE.UU. esperan haber desplazado para el 2015 sus importaciones de petróleo del inestable Oriente Medio a la cuenca del Atlántico (Nigeria, Groenlandia, Caribe, Gabón, etc.) y a fuentes propias (Alaska). La ruta del mar Rojo-Mediterráneo sigue y seguirá siendo vital, sin embargo, para sostener la demanda del mercado europeo (y de ahí la amenaza sobre Yemen-Sudán-Somalia), como lo es la del mar de Arabia y el estrecho de Malaca para sostener la demanda del creciente mercado asiático-pacífico (de ahí el ataque a Afganistán, la presión sobre Pakistán e Indonesia y la amenaza sobre Irak). Para estabilizar mínimamente la zona de Asia Occidental bastaría con lograr una «paz fría» entre Israel y sus vecinos. Si ésta quebrara y hubiere una nueva crisis del petróleo, los EE.UU. contarían con la amortiguación de sus fuentes de suministro externas al área y con su gran mercado interno, ampliado por el ansiado Tratado de Libre comercio de las Américas. Europa y Asia deberían buscar sus propias soluciones preventivas.

El control de las fuentes y redes de distribución de petróleo y gas es el primer problema para la seguridad mundial a corto plazo (2), no el choque entre bloques regionales unidos por sus comunes raíces culturales y acaudillados por grandes estados renacidos de las cenizas de la guerra fría como Rusia o China (3). El ejemplo de la Unión Europea y la proliferación de organizaciones de coordinación e integración económica en los cinco continentes hace pensar más bien que las «placas tectónicas» del siglo XXI van a ser confederaciones de carácter económico que podrán o no dirigirse hacia una mayor cooperación política y jurídica, según sus propias necesidades y aspiraciones. Por otro lado, cuando se acude a la evidencia de los datos sobre desarrollo económico y social puede advertirse un intenso y poco comentado proceso de regionalización, proceso que pretendo mostrar a continuación del modo más visible que pueda.

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo publica cada año un Informe sobre Desarrollo Humano cuyo dato central es una clasificación de los países según un Índice de Desarrollo Humano (IDH) elaborado como síntesis de otros tres sobre riqueza (Producto Interior Bruto per cápita), salud (esperanza de vida) y educación (matrícula a todos los niveles de enseñanza) (4). El gráfico1 muestra una nube de puntos que representan la ubicación de 174 países según el valor de su índice de riqueza (eje de abscisas: Renta) y según el valor del producto de los valores -por lo general bastante congruentes- de sus índices de salud y educación (eje de ordenadas: Bienestar Básico) en orden creciente (5). Los países más ricos y con mayor bienestar se sitúan en la esquina superior derecha del recuadro; los más pobres y desasistidos, al extremo contrario de la diagonal. (El Anexo II ofrece un desglose de este gráfico por grandes regiones mundiales, con cierta atención al componente demográfico de esta situación).

Dado que a toda dispersión pueden superponerse incontables pautas de orden, he añadido dos pares de líneas paralelas para facilitar una gestalt que revela dos rasgos que creo importantes. Primero, la renombrada «brecha» Norte/Sur se percibe claramente como un espacio poco denso (11 países) que separa el compacto conglomerado de los países más favorecidos (el «Norte», (21 países) de la «cola de cometa» del «Sur» (142 países). Segundo, el Sur está dividido a su vez por una «fractura» todavía más ancha y menos densa (9 países) que la Brecha y que separa lo que se denominó durante la guerra fría «el Tercer Mundo» (78 países) de otro conjunto de estados que ha empezado a denominarse «el Cuarto Mundo» (55 países).

La nitidez con que pueden dibujarse los dos intersticios recién señalados sugiere que el mundo puede dividirse en cinco segmentos a tenor de su nivel y calidad de vida (6). Cada uno de ellos contiene países que pertenecen a distintos (sub)continentes y a diversos grupos geopolíticos. La tabla 1 (ANEXO I) clasifica los estados en veintitrés regiones distintas, alguna de ellas subdivididas hasta en siete subregiones o subgrupos, resultando un total de cuarenta y un epígrafes, cada uno de los cuales tiene un posición geográfica y socioeconómica característica. Por supuesto, este desglose exagerado satiriza la idea de «bloques civilizatorios», pero la cuestión es si esta cartografía del desarrollo puede servir a fortiori para apoyar alguna forma de esa idea. Mi respuesta es doble: un sí parcial, referido al mundo árabe, y un no rotundo referido al conjunto de las naciones.

Las bases para un choque entre el mundo árabe y los promotores de la globalización por causa de «agravios de desarrollo» puede exponerse con sencillez con ayuda del gráfico 2. No es un gráfico fácil de interpretar a primera vista. Contiene 78 puntos que representan a los 78 países encuadrados entre la Brecha y la Fractura (el «Tercer Mundo»). Su número y apiñamiento impide etiquetarlos individualmente, por lo cual se los identifica colectivamente al recuadrar el área donde se distribuyen. La primera impresión, dejando de lado la presencia de tres pequeños y moderadamente prósperos estados insulares africanos, es que existe un gran solapamiento de los cuatro grandes grupos en el centro del cuadro. Una aclaración se hace, más que pertinente, imprescindible: ese solapamiento es, en cierto modo, espúreo si se toma en consideración lo siguiente:

De no ser por estas tres circunstancias, toda la superposición entre estos tres grupos y el de los países «árabes» de Asia Occidental y el Norte de África se reduciría probablemente al área ocupada solamente por Bahrein y Líbano (acaso también Kuwait y Libia). A esto hay que añadir que el rectángulo de estos países se eleva tanto debido al aumento coyuntural de sus ingresos por los altos precios del petróleo entre 1999 y 2001, mientras que en 1998 alguno de estos países había registrado su menor renta per cápita de los últimos veinticinco años.

Esto significa que la homogeneidad cultural de esta región lo es también en gran medida de nivel y calidad de vida. Y ello a pesar de algunos de sus miembros son grandes productores de la mercancía que es el factor limitante del crecimiento económico en el actual sistema tecnoeconómico: el petróleo y/o el gas natural. En suma, el Mundo Árabe puede contemplarse como el «furgón de cola» del Tercer Mundo, tenuemente unido a él por la prosperidad inconstante de unas élites petroleras notoriamente incompetentes como agentes del desarrollo de la región, desgarrándose lenta e inadvertidamente -como pronto veremos- hacia la frontera del Cuarto Mundo y… ¿quién sabe luego? Los medios de comunicación occidentales celebran a los ecologistas: pese a todas las resistencias y obstáculos que les opone el establishment han supuesto una renovación moral -por exigua que pueda parecerles a ellos mismos- para las sociedades capitalistas y oponerse frontalmente a ellos exige una gran cantidad de coraje (y dinero) reaccionario (7). Y los ecologistas predican continuamente la disminución del consumo de combustibles fósiles y la reducción de la dependencia de los productores del Golfo Pérsico, pero nadie habla nunca de qué sería de esas economías, de esas sociedades, si esos ingresos menguaran en gran medida y de forma permanente. A nadie parece preocuparle.

Asimismo, como señala A. Malouf (1999), hay un problema de reconocimiento: entre los siglos VII y XI E.C. el Islam fue una civilización tolerante e ilustrada, el faro y la cúspide cultural del mundo (un esplendor que se sostuvo aún muchos siglos localmente gracias al poder Mogol y Turco) y ni sus grandes nombres ni sus grandes obras son hoy recordadas en la enseñanza ni en el pensamiento universalistas (8). Pero es más probable que el problema clave, la principal herida sangrante sea que el crecimiento económico y la creación de empleo en el área están lejos de cubrir la demanda de un youth bulge (saliente juvenil), de unas numerosas cohortes de jóvenes desempleados, hijos de un baby-boom que continúa activo y remite con desesperante lentitud. (Esta cuestión recibe particular énfasis en Globaltrends 2015 y sobresale entre los datos demográficos de PNUD 2001). Los déficit tanto de capital humano como de capital inversor externo parecen tener buena parte de la responsabilidad en este hecho.

En este sentido, alegatos reaccionarios como el de Sartori (2001) son de nula ayuda: bajo el pretexto de la defensa del Estado de Derecho, el pluralismo político, la tolerancia con la pluralidad derivada de la liberta de conciencia y hasta la discriminación positiva de los desfavorecidos (pero sólo en pro de la igualdad de oportunidades); apoyado en la denuncia de ciertas costumbres extendidas entre algunos inmigrantes y sobre las que existe un consenso informado general sobre su carácter particularmente denigrante para la dignidad de la mujer (tabúes indumentarios -como el Chador o el Burka-, mutilaciones rituales como la ablación del clítoris o el cierre a costura de la entrada vaginal, o la poligamia -sin posibilidad de poliandria- o los matrimonios concertados, incluso con menores); negando, de otro lado, con soberbia ignorancia todo valor a una tradición legal de quince siglos -no la Sharía en sí, sino las cuatro grandes escuelas de interpretación legal y sus debates-, Sartori fabrica un estereotipo patético (el fanático teócrata) al que habrá tenido el placer de ver encarnado en el terrorista Bin-Laden, sus seguidores de Al-Qaida, sus aliados Talibán y sus simpatizantes en varios reinos y repúblicas de la Liga Árabe (9). Y presumiblemente prefiere obviar el casi unánime rechazo del totalitarismo islámico en todo el mundo musulmán.

Sartori parte de un hecho: una inmigración rápida, uniforme y numerosa de gentes cuyas costumbres son extrañas y poco valoradas por la población de acogida y que es rápidamente excluida, forma guetos que se auto-reproducen y crecen. El amplio fracaso de cinco siglos en la integración de los gitanos desde Rumanía y Eslovaquia hasta España y México atestigua que el riesgo es real. Si los guetos se multiplican por cada una de las adscripciones étnicas, raciales, lingüísticas, religiosas conforme al modelo segregacionista americano (10), surge el peligro de lo que Sartori llama balcanización o ciudadanía segmentada sometida al arbitrio y al privilegio extra-legal. Es cierto que este riesgo exige tanto ofrecer oportunidades especiales como imponer límites: la obligatoriedad de la enseñanza mixta y no segregada debe exigirse hasta la edad contemplada por la ley para proporcionar una cultura común y conocimientos compartidos de las nativas de los inmigrantes; debe favorecer, junto con la igualdad de oportunidades laborales, la formación de las redes de amistad y parentesco que son el encofrado de la solidaridad y la integración básicas.

Puede haber resistencias, pero atribuir a los negros africanos, a los musulmanes y, sobre todo, a los negros musulmanes, un machismo irredimible y una incapacidad congénita para asumir la distinción entre una esfera privada guiada por una confesión (y el respeto de la ley) y una vida pública secularizada es, no sólo olvidar de intento la historia (frustrada) del nacionalismo secular e izquierdista árabe -del mismo modo que se pasa por alto el desvergonzado apoyo occidental a monarquías teocráticas como la saudí o la alauí-, sino sobre todo dar vuelo a un prejuicio chovinista ofensivo y sin fundamento que, paradójicamente, ofrece argumentos a quienes efectivamente quieren pervertir el Islam en una ideología totalitaria. Aún más, cuando Sartori menciona que los países de origen de estos inmigrantes padecen una explosión demográfica desbordante, una rápida degradación de las áreas rurales y una aceleración del éxodo rural, y una urbanización caótica donde se expanden el hacinamiento, el desempleo, la ausencia de educación, la miseria, la enfermedad y la muerte, lo único que tiene que añadir es la doctrina oficial de la Iglesia Católica es socialmente irresponsable. Nada sobre lo demás (11).

Al margen de las coartadas morales del terrorismo islámico -la inoperancia y parcialidad frente al problema palestino, la crueldad de los efectos de las sanciones a Irak, conflictos donde ambas partes actúan con frío cinismo y fanática crueldad- existe otra posible fuente de agravio: el retroceso de algunos de sus países emblemáticos. Si se consulta el gráfico 3, o bien la sección final de la tabla 1, se advierte de inmediato la composición tópica del «Cuarto Mundo»: el Indostán (ahora, Asia Meridional) y el África Negra (ahora Subsahariana). Es verdad que a estos se une la conocida y trágica condición de Haití y la de algunos países de Indochina que ha sufrido graves turbulencias políticas (Camboya, Myanmar y Laos). La presencia de Mongolia y tres estados del Pacífico (Papúa, Salomón y Vanuatu) aporta un matiz de exótica perplejidad. La sorpresa para un sujeto hispano llega con la aparición (en la Fractura) de Bolivia y tres países centroamericanos. La indignación para un sujeto árabe llega cuando (mirando el gráfico de derecha a izquierda) encuentra a Egipto en la Fractura y a Marruecos ya en el Cuarto Mundo (12), muy próximo a éste el sancionado Irak y luego Yemen en la frontera sur del paralelogramo indostaní y Mauritania bien dentro de la nube subsahariana.

Una ofensa adicional puede ser el interés mostrado por las tres «locomotoras» económicas globales (EE.UU., la UE y Japón), con órdenes de prioridad diversos, en el desarrollo de las áreas del antiguo Bloque del Este, la Cuenca del Pacífico y Latinoamérica; a ello se suma la confianza común en que una India pujante arrastre pronto a toda la región circundante. El mundo árabe y el África subsahariana resultan ignorados. Acaso la menor beligerancia de los estados africanos se deba tanto a la ausencia de un factor cultural unificador profundo (verbigracia, la tradición islámica) como a la pobreza, mucho mayor, de todos sus agentes políticos y económicos, legales e ilegales. En todo caso, la situación de los países ubicados en la Fractura (cifras entre paréntesis) y en el Cuarto Mundo puede que no necesite más comentario que el siguiente cuadro (13).
 

Regiones ?
SIDA+Deuda
SIDA
Deuda
Sólo Pobreza
Total
Oceanía
-
-
-
1 (+2)
3
Mundo árabe
-
-
-
4 (+1)
5
Indostán
-
1
-
4
5
América
(1)
1
(2)
(1)
5
Asia
1
1
1
3
6
Subsahara
24
10 (+1)
7 (+1)
1
44
Total
26
14
11
17
68

En el resto de las áreas, sobre los ciento diez países restantes, sólo uno es un país pobre gravemente endeudado (Vietnam), cuatro sufren una severa epidemia de SIDA (Bahamas, Brasil, Rep. Dominicana y Tailandia) y otro ambas cosas (Guyana). Solamente seis en total, todos en el Tercer Mundo.

Después de cuanto he dicho, me parece ineludible la conclusión de que no asistimos a un choque tectónico entre civilizaciones sino al descuartizamiento parcial de la Humanidad que tenía su esperanza puesta en la fuerza civilizatoria de la Modernidad Ilustrada, a un desgarro que aparta de sí a los míserables. Ante cualquier convulsión política del Sur en el futuro, yo consideraría en primer lugar como posibilidad explicativa un movimiento de resistencia a caer en el Cuarto Mundo. (O a permitir con indiferencia esa caída, como en el movimiento antiglobalización) (14). En cambio, una vez en el fondo del vaso, la evidencia somalí, liberiana y de otros lugares permite esperar menos resistencia organizada y mucho más caos y aparición de señores de la guerra y otras formas de bandidaje institucional o a título tribal o particular.

Las consecuencias pueden entenderse de inmediato como un proceso de «destrucción del futuro»: La llamada «Cumbre del Milenio», celebrada por la ONU en septiembre del año 2000 propuso una serie de objetivos de desarrollo básico como metas para los siguientes quince años (15). A mediados del año 2001 indicaban:

La respuesta al conjunto de esta situación es, en principio, muy evidente: Flujos de capital (1998)
Área
Entradas (mM US$)
Salidas (mM US$)
Europa Occidental
237
406
Norteamérica
193
110
Asia y el Pacífico
85
36
Latinoamérica y el Caribe
71
15
Europa Central y del Este
19
2
África
8
0.5
Todo esto son lugares comunes de sobra conocidos. Las incesantes presiones de incontables grupos de interés particulares sobre las limitadas posibilidades de un presupuesto público en contención/contracción relativa, junto a la todavía escasa afiliación y colaboración voluntaria con las organizaciones humanitarias, se conciertan para paliar apenas en algunos lugares las peores insuficiencias de los programas oficiales de ayuda al desarrollo. Mi conclusión final es que si nuestra Soberbia Civilización Única sufre alguna vez un verdadero «choque», será al constatar las perversas y perniciosas consecuencia imprevistas de nuestra indiferencia moral (30).


BIBLIOGRAFÍA

BOURDIEU, Pierre y WACQUANT, Löis (2001) Las argucias de la razón imperialista. Barcelona: Paidós.
HUNTINGTON, Samuel (1997) El choque de civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial. Barcelona: Paidós.
MAALOUF, Amin (1999) Identidades asesinas. Madrid: Alianza Editorial.
National Intelligence Council (2000) Global Trends 2015: A Dialogue About the Future With Nongovernment Experts. http://www.cia.gov/cia/publications/globaltrends2015
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) (2001) Informe sobre Desarrollo Humano 2001. http://www.undp.org/hdr2001
SARTORI, Giovanni (2001) La sociedad multiétnica. Madrid: Taurus.


NOTAS
(1) Esas variables son: (1) el proceso demográfico, (2) la presión sobre los recursos naturales y el medio ambiente, (3) los avances científico-técnicos, (4) el desarrollo de la economía global, (5) la capacidad de gobernación nacional e internacional y (6) la evolución de las rivalidades y conflictos actuales. El epílogo menciona una octava variable que recurre con frecuencia a lo largo del informe sin que se le conceda un análisis específico: las identidades sociales y culturales.
(2) La probabilidad de un desabastecimiento absoluto en un futuro razonablemente estimable (digamos, hasta el 2050) se considera generalmente baja o muy baja. Las grandes reservas de carbón gasificable y de pizarras bituminosas sustentan esta tesis. De otro lado, en estos mismos datos, junto con otros sobre las explotaciones y reservas actuales, se apoya la tesis de «el fin de la era del petróleo barato», es decir, del comienzo de una larga y lenta crisis de desabastecimiento relativo que ya se habría iniciado. Esta tesis fue ya divulgada popularmente en un número monográfico de Investigación y Ciencia (noviembre 1989). El reciente cambio de actitud de la Agencia Internacional de la Energía (http://www.iea.org), que ahora recomienda encarecidamente políticas de ahorro e inversión en fuentes renovables incluso a los países más pobres y con infraestructuras energéticas menos establecidas, podría basarse en una cauta asunción tácita de dicha tesis. Su defensa más directa, casi apocalíptica, puede consultarse en http://dieoff.org
(3) Debe tenerse muy presente, sin embargo, que no es difícil conferir verosimilitud a dicha hipótesis. Basta para ello inicialmente con provocar agrios incidentes diplomáticos de los que se dio un cierto acúmulo poco antes del once de septiembre (que quizá cortocircuitó el proceso). Recuérdese el incidente del avión espía estadounidense capturado por China, las desavenencias con Rusia porque el desarrollo de la Iniciativa de Defensa Estratégica estadounidense transgrede los tratados vigentes contra la proliferación de armas nucleares o el enfrentamiento entre las delegaciones estadounidense y de la Unión Europea en las negociaciones sobre el Protocolo de Kyoto para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
(4) Los datos de este trabajo proceden de PNUD 2001. Algunos países son omitidos por ausencia de datos fiables u homologables. Es el caso de Liberia (país pobre muy endudado) y Somalia (con epidemia de SIDA) en África; de Afganistán y la R.P.D. Corea en Asia; de Andorra, Bosnia, Liechtenstein, Mónaco, San Marino y Yugoslavia en Europa; y de la Federación de Micronesia, las Islas Marshal, Kiribati, Nauru, Palau, Tonga y Tuvalu en Oceanía.
(5) La separación de los tres índices permite distinguir el efecto coyuntural de los cambios en el índice de renta de las más lentas variaciones estructurales de los índices de educación y salud.
(6) No obstante, en lo que sigue los reduciremos gráficamente a tres, unificando la Brecha con el Norte y la Fractura con el Sur Profundo.
(7) Consúltese la página del Competitive Enterprise Institute: http://www.cei.org
(8) Un solo ejemplo como ilustración: cuando, entre los grandes viajes de descubrimiento que catalizaron la modernidad europea, se celebra la circunnavegación de África de Vasco de Gama siempre se omite que el éxito del último tramo del viaje se debió a los pilotos comerciales musulmanes (si no árabes) que pudo encontrar en Zanzibar y que conocían extensamente las rutas de esa zona del mundo.
(9) Incomprensiblemente para mí, Sartori obvia cómo la cuestión de la separación del trono y el altar pendió durante medio siglo sobre el recién fundado Reino de Italia, estuvo a punto de llevar a Francia a la guerra civil a comienzos del siglo XX y fue unos de los principales factores de encono político que coadyuvaron al estallido de la guerra civil española de 1936. De otro lado, la indignación por el machismo mahometano queda algo atenuada cuando se lee en la novela Intercambios, de David Lodge, que en 1969 el término Women's Lib era casi universalmente desconocido (incluso en California). Gracias a sus poderosos medios de comunicación, la Tradición Occidental se reinventa mejor y más rápido que cualquier otra.
(10) Sobre la exportación a Europa del multiculturalismo estadounidense, véase Bourdieu y Wacquant (2001). Es curioso que, si bien Sartori cree que el multiculturalismo es el nuevo negocio de agitación de la siempre fracasada izquierda norteamericana, Bourdieu y Wacquant lo ven como un esfuerzo de exportación legitimadora del modelo segregacionista americano. En todo caso, el multiculturalismo responde a una sociedad con escasos medios públicos de solidaridad social, que produce una élite integrada y plural de triunfadores y unas capas medias y bajas sin más apoyo que el de sus comunidades etno-lingüísticas o religiosas. (De hecho, como los blancos son una étnia demasiado amplia y variada, los irlandeses e italianos han debido apoyarse en la Iglesia Católica -o en la mafia o el IRA- y los sureños en los movimientos evangélicos revivalistas, etc.)
(11) No ayuda a combatir planteamientos así de obtusos el hecho de que las muy escasas noticias que la prensa y la televisión transmiten sobre esos países suelen referirse a conflictos armados, desastres naturales y masas de refugiados por una u otra causa, lo que induce fácilmente a creer que las causas de su miseria son enteramente endógenas e irremediables, que sus catástrofes apenas son paliables y que sus problemas insolubles. Una excepción nunca suficientemente elogiada es el espacio Noticias de La 2, dirigido por Lorenzo Milá que, además de las normales, suele incluir noticias sobre la creatividad de los artistas de esos países -sobre todo cuando actúan en España-, los éxitos de sus investigadores científicos en temas como el control de la erosión del suelo fértil, la preservación de biotopos o el control integrado de plagas, o los éxitos de proyectos de cooperación internacional, de los voluntarios de las ONG y, sobre todo, de los movimientos de base y las iniciativas locales.
(12) A causa de un índice de educación [0.49] similar al de Sudán o el antiguo Zaire y peor que los de Togo o Madagascar.
(13) He añadido a los 64 países de la Fractura y el Cuarto Mundo que aparecen en la tabla 1 los dos países africanos y los dos asiáticos que aparece en la nota 4 supra porque incuestionablemente se ubican en estos segmentos. La duda sobre si lo mismo ocurre con todos los estados del Pacífico allí citados (siete) ha forzado el omitirlos.
(14) Visítese http://www.attac.org
(15) La Declaración del Milenio es accesible en: http://www.un.org/millenium/declaration/ares552e.htm
(16) Referencia: http://www.undp.org/hdr2001/pr6.pdf
(17) Véase la serie de ocho artículos que obtuvo el premio Pulitzer 2000 al mejor reportaje internacional. Disponible en: http://www.elmundosalud.com/elmundosalud/especiales/pulitzer/sida.html
(18) Según las notas de prensa del propio FMI, parece que Bolivia podría recibir una ayuda especial en el marco de la Enhanced Heavily Indebted Poor Countries Initiative. Parece ser uno de los pocos países que ha logrado cumplir la principal condición exigida: presentar un plan de gasto social, educativo y sanitario, consistente que debe ser financiado con cargo al ahorro financiero del servicio de la deuda. Véase http://www.imf.org/external/np/hipc/index.asp
(19) El sistema financiero es el corazón de la bestia. Cualquier medio financiero o para-fiscal alternativo que mengue su capacidad de reproducción y favorezca la financiación de un nuevo orden basado en la equidad y la sostenibilidad será bienvenido: desde el apadrinamiento de niños hasta los fondos o incluso los bancos éticos (si existieren), desde las donaciones al voluntariado, etc.
(20) Véase http://www.attac.org/fra/asso/doc/doc53es.htm
(21) Referencia: http://www.earthsummit2002.org/es/issues/FDI/fdi.htm
(22) Aquí se incluyen la Organización de la Unidad Africana (OUA/OUA http://www.oau-oua.org/), la Economic Comunity of West african States (ECOWAS, http://www.ecowas.int), la Economic Comunity of Central Africa States (ECCAS/CEEAC http://www.eccas.int), que incluye a la Comunité Economique et Monetaire de lÁfrique Central (CEMAC/UDEAC), la Southern Africa Development Community (SADC www.sadc.int), a L'Union du Maghreb Arabe (UMA/AMU http://www.maghrebarabe.org/), el Common Market for Eastrn and Southern Africa (COMESA www.comesa.int), la East Africa Community (EAC), entre otras. La voluntad de la OUA de seguir la evolución de la UE es muy clara. Las organizaciones panamericanas e iberoamericanas parecen mucho más tímidas en este aspecto y están jugando un papel notoriamente pobre en el abordaje de la crisis centroamericana e incluso en los conflictos armados regionales.
(23) A lo que debería añadirse el libre movimiento de personas, un derecho deseable pero imposible en la actualidad debido al potencial perturbador de decenas millones de refugiados y desplazados por causa de las guerras, los desastres naturales, las crisis relacionadas con el clima. Masas a las que se añadirían quienes desean mejorar su vida y para ello están dispuestos a emigrar, atraídos por el diferencial de bienestar que distancia al Norte del Sur.
(24) El sitio en la red es: http://www.un.org/spanish/conferences/PMA3/e-press_kit/dpi2190c.htm
(25) Se denuncia en: http://www.intermon.org/html/not_a122.html (17.5.01)
(26) Para estas críticas, véase: http://www.tercermundoeconomico.org.uy/TME-147/tendencias01.htm. En un sentido más positivo: http://www3.planalfa.es/cidaf/noticias/news%2089.htm
(27) Referencia: http://www.undp.org/seed/eap/news_events/news_events.html
(28) Las fuentes en este sentido son innumerables. Véanse, por ejemplo, http://www.clean-power.com/abstract.htm. O un caso español: http://www.itccanarias.org/prensa-itc/boletin/200032/pagina06.html. Para una visión sintética sobre las energías solar y eólica en España, véanse: http://www.energetica21.com/articulo2.html y http://www.energetica21.com/articulo3.html.
(29) Referencia: http://www.iea.org/public/studies/sustain.htm. En esta misma referencia puede encontrarse un cuadro de medidas para promover las energías renovables. Ambas proceden del libro Towards a Sustanainable Energy Future, publicado por la IEA.
(30) Agradezco a J.R. Blanco su inmensa ayuda para localizar gran parte de las direcciones web utilizadas en este texto.

ANEXO I
 
Tabla 1.- 

REGIONES Y SUB-REGIONES DE LA GLOBALIZACIÓN

EL "NORTE"

I. EUROPA (no UE)

1. Noruega

7. Islandia

11. Suiza

II. OCEANÍA (ANZ)

2. Australia

19. Nueva Zelanda

III. N. AMÉRICA

3. Canadá

6. Estados Unidos

IV. U. EUROPEA

4. Suecia

5. Bélgica

8. Holanda

10. Finlandia

12. Luxemburgo

13. Francia

14. Gran Bretaña

15 Dinamarca

16 Austria

17. Alemania

18. Irlanda

20. Italia

21. España

V. ASIA ORIENT.

9. Japón

LA "BRECHA"

VI. ASIA OCC.

22. Israel

VII.EUROPA-SUR

23. Grecia

25. Chipre

28. Portugal

30 Malta

VIII. ASIA ORIEN

24. Hong-Kong

26. Singapur

27. Corea del Sur

32. Brunei

IX. EUROPA-ESTE

29. Eslovenia

X. CARIBE

31. Barbados

EL SUR/TERCER MUNDO

XI. EUROPA-ESTE

(XI-1 Eur. Central)

33. Rep. Checa

35. Eslovaquia

36. Hungría

38. Polonia

46. Croacia

(XI-2. Báltico)

44. Estonia

47. Lituania

50. Letonia

(XI-3. Las "rusias")

53. Belarús

55. Fed. Rusa

74. Ucrania 

(XI-4. Balcanes)

57. Bulgaria

58. Rumanía

60. Macedonia

85. Albania

98. Moldavia

(XI-5. Cáucaso)

72 Armenia

76. Georgia

79. Azerbaiyán

(XI-6. A. Central)

75. Kazajstán

83. Turkmenistán

92. Kirguizistán

99. Uzbekistán

103. Tayikistán

XII. IBEROAMÉRICA Y EL CARIBE

(XII-1. Cono Sur)

34. Argentina

37. Uruguay

39. Chile

(XII-2. Centro-américa-A)

41. Costa Rica

51. México

52. Panamá

54. Belice

(XII-3. Caribe)

42. Bahamas

48-49 Dominica

48-49. Saint Kitts y Nevis

49. Trinidad y Tobago

49-50. Antigua y Barbuda

49-50. Granada

50-51. Cuba

69-70. Santa Lucía

70-71. San Vicente y Granadinas

78. Jamaica

86. R. Dominicana

(XII-4. Caribe-Sur)

61. Venezuela

62. Colombia

63. Suriname

93. Guyana

(XII-5. Paraná)

69. Brasil

80. Paraguay

(XII-6. Andes)

73. Perú

84. Ecuador

(XII-7. Centro-américa-B)

95. El Salvador

XIII. ASIA OCC. Y N. DE ÁFRICA

(XIII-1. Países con petróleo o gas)

40. Bahrein

43. Kuwait

45. Emiratos Á. U.

48 Qatar

59. Libia

68. Arabia Saudí

71. Omán

90. Irán

100. Argelia

(XIII-2. Países sin petróleo o gas)

65. Líbano

82. Turquía

88. Jordania

89. Túnez

97. Siria

XIV. ÁFRICA SUBSAHARIANA

49-50. Seychelles

63. Isla Mauricio

91. Cabo Verde

XV. ASIA-PACÍF

(XV-1. Asia Orien)

56. Malasia

66. Tailandia

70. Filipinas

87. China +Taiwan

101. Vietnam

102. Indonesia

(XV-2. Pacífico)

67. Fiji

96. Samoa 

(XV-3 Asia Merid)

77. Islas Maldivas

81. Sri Lanka

LA "FRACTURA"

XVI. ÁFRICA SUBSAHARIANA

94. Sudáfrica

109-110. Saõ Tomé y Principe

XVII. IBEROAM.

(XVII-1. Andes)

104. Bolivia

(XVII-2. Centro-américa-B)

106. Nicaragua

107. Honduras

108. Guatemala

XVIII. ASIA OCC. Y N. ÁFRICA

105. Egipto

XIX. PACÍFICO

107-108. Vanuatu

110-111. Salomón

EL SUR/CUARTO MUNDO

XX. ASIA OCC. Y N. DE ÁFRICA

(XX-1. N. África)

112. Marruecos

139. Mauritania

(XX-2. Asia Occ.)

116-117. Irak

133. Yemen

XXI.ASIA-PACÍF

(XXI-1. A. Merid)

115. India

127. Pakistán

129. Nepal

130. Bhután

132. Bangladesh

(XXI-2. A. Oriental)

116. Mongolia

118. Myanmar

121. Camboya

131. Laos

(XXI-3. Pacífico)

122. Papúa-Nueva Guinea

XXII. CARIBE

134. Haití

XXIII. ÁFRICA SUBSAHARIANA

109. Gabón

110. G. Ecuatorial

111. Namibia

113. Swazilandia

114. Botswana

117. Zimbabwe

119. Ghana

120. Lesotho

123. Kenia

124. Islas Comoras

125. Camerún

126. Congo

128. Togo

135. Madagascar

136. Nigeria

137. Djibouti

138. Sudán

140. Tanzania

141. Uganda

142. R.D. Congo

143. Zambia

144. C. de Marfil

145. Senegal

146. Angola

147. Benin

148. Eritrea

149. Gambia

150. Guinea

151. Malawi

152. Ruanda

153. Mali

154. R. Centroafr.

155. Chad

156. G. -Bissau

157. Mozambique

158. Etiopía

159. Burkina Faso

160. Burundi

161. Niger

162. Sierra Leona

N.B. El número que precede a cada país es su posición en el rango del Índice de Desarrollo Humano. Los países en negrita forman el grupo definido por la ONU-OMS como gravemente afectado por la epidemia de SIDA. Los países en cursiva constituyen el grupo, definido por el FMI y el Banco Mundial, de los países pobres muy endeudados. Los países en cursiva y negrita pertenecen a ambos conjuntos.


ANEXO II

 El desglose regional del gráfico 1 incluye un tercer «índice» expresado mediante la geometría (y color) de los puntos marcadores: el Índice Sintético de Fecundidad (ISF) -que expresa el promedio de hijos nacidos por mujer en edad fértil- en el periodo 1995-2000. A menudo se ha señalado que la fecundidad es un excelente indicador de desarrollo. Ello es debido a que cuando aumenta la prosperidad muchas familias encuentran más conveniente invertir en pocos hijos capacitados y prósperos, que dispongan de un excedente que compartir con sus padres ancianos o que lleguen a pagar elevados impuestos para sufragar sus pensiones, antes que mantener un gran número de hijos pobres que pueden no estar siquiera en situación de ayudarles directamente. Las actividades de altos ingresos y el nivel de bienestar que proporcionan también reducen los incentivos natalistas. Ambos procesos son simultáneos y sinérgicos.

En lo que a la regionalización atañe, cabe añadir además que este factor muestra una elevada coincidencia con el Índice de Desarrollo Humano (IDH):

Con este criterio demográfico se han formado cinco grupos de países etiquetados en los gráficos subsiguientes de una forma «retórica», pero no arbitraria:






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