La
regionalización del descontento y la miseria:
una dimensión
descuidada de la globalización
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[Juan
M. Iranzo Amatriain]
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La conocida tesis de un «choque
de civilizaciones», propuesta por Samuel Huntington (1997), parte
de una intuición plausible: del mismo modo que las monarquías
del Antiguo Régimen se sitúan como intermediarias en la transformación
de formas políticas tribales o imperios antiguos en Estados Modernos,
puede esperarse que surjan formas políticas intermedias entre éstos
y el «Estado de Globalización» bajo hegemonía
de un solo país, con mayor o menor necesidad de apoyo en un núcleo
reducido de estados afines y líderes regionales adeptos.
Esta imagen contiene algo paradójico:
recuerda la del monarca feudal reinando con la ayuda de parientes y deudos
sobre una caterva de castellanos díscolos y renuentes a convertirse
en cortesanos y leales contribuyentes. En tal contexto, la peor pesadilla
para el soberano es una coalición de grandes barones. Precisamente,
en diciembre del año 2000, el National Inteligence Council
de los Estados Unidos de América publicó el informe Global
Trends 2015, donde enumeraba las amenazas más temibles y plausibles
para los EE.UU.:
1) una grave crisis de raíz
social, económica, étnica o religiosa en Oriente Medio o
en Nigeria (áreas vitales de suministro de crudo)
2) el ascenso de poderes políticos,
económicos o geoestratégicos alternativos como (a) una Internacional
Terrorista, (b) un fuerte Movimiento Anti-globalización, (c) una
coalición Chino-Indio-Rusa, (d) una Unión Europea distanciada
por diferencias comerciales o (d) una Organización Asiática
de Comercio independiente
3) una epidemia global de la escala
del SIDA o mayor o un cambio climático súbito y catastrófico.
Lo más significativo de esta
lista es que por encima de las diversas coaliciones «baroniales»
aparece el riesgo de una perturbación del suministro de hidrocarburos.
(En cambio, las amenazas sanitario-ecológicas se registran como
hipotéticas o marginales). Esto debe entenderse en el contexto del
informe. Éste analiza varios factores (drivers) que podrían
motivar conflictos en diversos lugares del mundo y amenazas a la seguridad
y los intereses globales de los EE.UU. durante los siguientes quince años.
La conclusión del informe fue que el predominio mundial estadounidense
se vería inevitablemente menoscabado. El epílogo del informe
elabora, a partir de seis grandes variables (1), cuatro
posibles escenarios en un cuadro de doble entrada como éste:
|
La globalización aumenta
la prosperidad global retornando al esplendor de los años 1960
|
La globalización se estanca
|
La competencia geopolítica
puede configurarse como una arena global homogénea
|
Aumenta la distancia económica
y social entre
el Norte y el Sur
|
La competencia proteccionista
entre América, Asia y Europa aumenta
|
La competencia geopolítica
puede fragmentarse en ámbitos regionales
|
Conflictos armados con mayor
o menor intensidad y frecuencia por todo el globo
|
Conflictos graves en el Caribe
(por petróleo o insurgencia) o en China (por la hegemonía
regional)
|
El informe concluye de manera tajante
que en los cuatro escenarios, en mayor o menor grado, EE.UU. encontrará
competidores, adversarios, rivales y enemigos que socavarán su influencia
sobre asuntos regionales y globales; su hegemonía se verá
inevitablemente menoscabada. A tenor de los acontecimientos posteriores,
la respuesta de los EE.UU. a los ataques del 11 de septiembre tiene como
objetivo expreso eliminar la amenaza terrorista del nuevo totalitarismo
islamista, encabezado por Al-Qaeda, si bien el objetivo último es
revertir
la tendencia hacia la pérdida de influencia antes señalada.
Otro objetivo más velado es
procurar la sustitución de los gobiernos hostiles de pequeños
estados con capacidad geoestratégica para perturbar las rutas de
los petroleros que provienen del Golfo Pérsico por otros más
afines. En este sentido, el informe antes citado expone que los EE.UU.
esperan haber desplazado para el 2015 sus importaciones de petróleo
del inestable Oriente Medio a la cuenca del Atlántico (Nigeria,
Groenlandia, Caribe, Gabón, etc.) y a fuentes propias (Alaska).
La ruta del mar Rojo-Mediterráneo sigue y seguirá siendo
vital, sin embargo, para sostener la demanda del mercado europeo (y de
ahí la amenaza sobre Yemen-Sudán-Somalia), como lo es la
del mar de Arabia y el estrecho de Malaca para sostener la demanda del
creciente mercado asiático-pacífico (de ahí el ataque
a Afganistán, la presión sobre Pakistán e Indonesia
y la amenaza sobre Irak). Para estabilizar mínimamente la zona de
Asia Occidental bastaría con lograr una «paz fría»
entre Israel y sus vecinos. Si ésta quebrara y hubiere una nueva
crisis del petróleo, los EE.UU. contarían con la amortiguación
de sus fuentes de suministro externas al área y con su gran mercado
interno, ampliado por el ansiado Tratado de Libre comercio de las Américas.
Europa y Asia deberían buscar sus propias soluciones preventivas.
El control de las fuentes y redes
de distribución de petróleo y gas es el primer problema para
la seguridad mundial a corto plazo (2), no el
choque entre bloques regionales unidos por sus comunes raíces culturales
y acaudillados por grandes estados renacidos de las cenizas de la guerra
fría como Rusia o China (3). El ejemplo de la
Unión Europea y la proliferación de organizaciones de coordinación
e integración económica en los cinco continentes hace pensar
más bien que las «placas tectónicas» del siglo
XXI van a ser confederaciones de carácter económico que podrán
o no dirigirse hacia una mayor cooperación política y jurídica,
según sus propias necesidades y aspiraciones. Por otro lado, cuando
se acude a la evidencia de los datos sobre desarrollo económico
y social puede advertirse un intenso y poco comentado proceso de regionalización,
proceso que pretendo mostrar a continuación del modo más
visible que pueda.
El Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo publica cada año un Informe sobre Desarrollo
Humano cuyo dato central es una clasificación de los países
según un Índice de Desarrollo Humano (IDH) elaborado como
síntesis de otros tres sobre riqueza (Producto Interior Bruto per
cápita), salud (esperanza de vida) y educación (matrícula
a todos los niveles de enseñanza) (4). El gráfico1
muestra una nube de puntos que representan la ubicación de 174 países
según el valor de su índice de riqueza (eje de abscisas:
Renta) y según el valor del producto de los valores -por
lo general bastante congruentes- de sus índices de salud y educación
(eje de ordenadas: Bienestar Básico) en orden creciente (5).
Los países más ricos y con mayor bienestar se sitúan
en la esquina superior derecha del recuadro; los más pobres y desasistidos,
al extremo contrario de la diagonal. (El Anexo II ofrece un desglose de
este gráfico por grandes regiones mundiales, con cierta atención
al componente demográfico de esta situación).
Dado que a toda dispersión
pueden superponerse incontables pautas de orden, he añadido dos
pares de líneas paralelas para facilitar una gestalt que
revela dos rasgos que creo importantes. Primero, la renombrada «brecha»
Norte/Sur se percibe claramente como un espacio poco denso (11 países)
que separa el compacto conglomerado de los países más favorecidos
(el «Norte», (21 países) de la «cola de cometa»
del «Sur» (142 países). Segundo, el Sur está
dividido a su vez por
una «fractura» todavía más
ancha y menos densa (9 países) que la Brecha y que separa lo
que se denominó durante la guerra fría «el Tercer Mundo»
(78 países) de otro conjunto de estados que ha empezado a denominarse
«el Cuarto Mundo» (55 países).
La nitidez con que pueden dibujarse
los dos intersticios recién señalados sugiere que el mundo
puede dividirse en cinco segmentos a tenor de su nivel y calidad de vida
(6). Cada uno de ellos contiene países que pertenecen
a distintos (sub)continentes y a diversos grupos geopolíticos. La
tabla 1 (ANEXO I) clasifica los estados en veintitrés regiones
distintas, alguna de ellas subdivididas hasta en siete subregiones o subgrupos,
resultando un total de cuarenta y un epígrafes, cada uno de los
cuales tiene un posición geográfica y socioeconómica
característica. Por supuesto, este desglose exagerado satiriza la
idea de «bloques civilizatorios», pero la cuestión es
si esta cartografía del desarrollo puede servir a fortiori
para apoyar alguna forma de esa idea. Mi respuesta es doble: un sí
parcial, referido al mundo árabe, y un no rotundo referido al conjunto
de las naciones.
Las bases para un choque entre el
mundo árabe y los promotores de la globalización por causa
de «agravios de desarrollo» puede exponerse con sencillez con
ayuda del gráfico 2. No es un gráfico fácil
de interpretar a primera vista. Contiene 78 puntos que representan a los
78 países encuadrados entre la Brecha y la Fractura (el «Tercer
Mundo»). Su número y apiñamiento impide etiquetarlos
individualmente, por lo cual se los identifica colectivamente al recuadrar
el área donde se distribuyen. La primera impresión, dejando
de lado la presencia de tres pequeños y moderadamente prósperos
estados insulares africanos, es que existe un gran solapamiento de los
cuatro grandes grupos en el centro del cuadro. Una aclaración se
hace, más que pertinente, imprescindible: ese solapamiento es, en
cierto modo, espúreo si se toma en consideración lo siguiente:
-
El paralelogramo de Europa del Este
y la Antigua URSS se extiende tanto hacia la izquierda por las catastróficas
consecuencias que sobre la mortalidad masculina ha tenido la crisis
de transición al capitalismo (para las "Rusias" y Asia Central)
y hacia abajo por el aumento de la pobreza (aún más en Asia
Central y el Caucaso)
-
El rectángulo de Iberoamérica
y el Caribe está «artificialmente» desplazado hacia
la izquierda también debido al profundo efecto que sobre la esperanza
de vida ha tenido la mortalidad debida al SIDA en Brasil, la República
Dominicana y Guyana.
-
También el rectángulo
que abarca el Asia Oriental y el Pacífico está sesgado hacia
la izquierda por la presencia de dos países (Indonesia -un país
de mayoría musulmana- y Samoa) «seguidores» alejados
del desarrollo periférico de la región
De no ser por estas tres circunstancias,
toda la superposición entre estos tres grupos y el de los países
«árabes» de Asia Occidental y el Norte de África
se reduciría probablemente al área ocupada solamente por
Bahrein y Líbano (acaso también Kuwait y Libia). A esto hay
que añadir que el rectángulo de estos países se eleva
tanto debido al aumento coyuntural de sus ingresos por los altos precios
del petróleo entre 1999 y 2001, mientras que en 1998 alguno de estos
países había registrado su menor renta per cápita
de los últimos veinticinco años.
Esto significa que la homogeneidad
cultural de esta región lo es también en gran medida de nivel
y calidad de vida. Y ello a pesar de algunos de sus miembros son grandes
productores de la mercancía que es el factor limitante del crecimiento
económico en el actual sistema tecnoeconómico: el petróleo
y/o el gas natural. En suma, el Mundo Árabe puede contemplarse
como el «furgón de cola» del Tercer Mundo, tenuemente
unido a él por la prosperidad inconstante de unas élites
petroleras notoriamente incompetentes como agentes del desarrollo de la
región, desgarrándose lenta e inadvertidamente -como pronto
veremos- hacia la frontera del Cuarto Mundo y… ¿quién sabe
luego? Los medios de comunicación occidentales celebran a los ecologistas:
pese a todas las resistencias y obstáculos que les opone el establishment
han supuesto una renovación moral -por exigua que pueda parecerles
a ellos mismos- para las sociedades capitalistas y oponerse frontalmente
a ellos exige una gran cantidad de coraje (y dinero) reaccionario (7).
Y los ecologistas predican continuamente la disminución del consumo
de combustibles fósiles y la reducción de la dependencia
de los productores del Golfo Pérsico, pero nadie habla nunca de
qué sería de esas economías, de esas sociedades, si
esos ingresos menguaran en gran medida y de forma permanente. A nadie parece
preocuparle.
Asimismo, como señala A. Malouf
(1999), hay un problema de reconocimiento: entre los siglos VII y XI E.C.
el Islam fue una civilización tolerante e ilustrada, el faro y la
cúspide cultural del mundo (un esplendor que se sostuvo aún
muchos siglos localmente gracias al poder Mogol y Turco) y ni sus grandes
nombres ni sus grandes obras son hoy recordadas en la enseñanza
ni en el pensamiento universalistas (8). Pero es más
probable que el problema clave, la principal herida sangrante sea que el
crecimiento económico y la creación de empleo en el área
están lejos de cubrir la demanda de un youth bulge (saliente
juvenil), de unas numerosas cohortes de jóvenes desempleados, hijos
de un baby-boom que continúa activo y remite con desesperante
lentitud. (Esta cuestión recibe particular énfasis en Globaltrends
2015 y sobresale entre los datos demográficos de PNUD 2001).
Los déficit tanto de capital humano como de capital inversor externo
parecen tener buena parte de la responsabilidad en este hecho.
En este sentido, alegatos reaccionarios
como el de Sartori (2001) son de nula ayuda: bajo el pretexto de la defensa
del Estado de Derecho, el pluralismo político, la tolerancia con
la pluralidad derivada de la liberta de conciencia y hasta la discriminación
positiva de los desfavorecidos (pero sólo en pro de la igualdad
de oportunidades); apoyado en la denuncia de ciertas costumbres extendidas
entre algunos inmigrantes y sobre las que existe un consenso informado
general sobre su carácter particularmente denigrante para la dignidad
de la mujer (tabúes indumentarios -como el Chador o el Burka-,
mutilaciones rituales como la ablación del clítoris o el
cierre a costura de la entrada vaginal, o la poligamia -sin posibilidad
de poliandria- o los matrimonios concertados, incluso con menores); negando,
de otro lado, con soberbia ignorancia todo valor a una tradición
legal de quince siglos -no la Sharía en sí, sino las
cuatro grandes escuelas de interpretación legal y sus debates-,
Sartori fabrica un estereotipo patético (el fanático teócrata)
al que habrá tenido el placer de ver encarnado en el terrorista
Bin-Laden, sus seguidores de Al-Qaida, sus aliados Talibán y sus
simpatizantes en varios reinos y repúblicas de la Liga Árabe
(9). Y presumiblemente prefiere obviar el casi unánime
rechazo del totalitarismo islámico en todo el mundo musulmán.
Sartori parte de un hecho: una inmigración
rápida, uniforme y numerosa de gentes cuyas costumbres son extrañas
y poco valoradas por la población de acogida y que es rápidamente
excluida, forma guetos que se auto-reproducen y crecen. El amplio fracaso
de cinco siglos en la integración de los gitanos desde Rumanía
y Eslovaquia hasta España y México atestigua que el riesgo
es real. Si los guetos se multiplican por cada una de las adscripciones
étnicas, raciales, lingüísticas, religiosas conforme
al modelo segregacionista americano (10), surge el
peligro de lo que Sartori llama balcanización o ciudadanía
segmentada sometida al arbitrio y al privilegio extra-legal. Es cierto
que este riesgo exige tanto ofrecer oportunidades especiales como imponer
límites: la obligatoriedad de la enseñanza mixta y no segregada
debe exigirse hasta la edad contemplada por la ley para proporcionar una
cultura común y conocimientos compartidos de las nativas de los
inmigrantes; debe favorecer, junto con la igualdad de oportunidades laborales,
la formación de las redes de amistad y parentesco que son el encofrado
de la solidaridad y la integración básicas.
Puede haber resistencias, pero atribuir
a los negros africanos, a los musulmanes y, sobre todo, a los negros musulmanes,
un machismo irredimible y una incapacidad congénita para asumir
la distinción entre una esfera privada guiada por una confesión
(y el respeto de la ley) y una vida pública secularizada es, no
sólo olvidar de intento la historia (frustrada) del nacionalismo
secular e izquierdista árabe -del mismo modo que se pasa por alto
el desvergonzado apoyo occidental a monarquías teocráticas
como la saudí o la alauí-, sino sobre todo dar vuelo a un
prejuicio chovinista ofensivo y sin fundamento que, paradójicamente,
ofrece argumentos a quienes efectivamente quieren pervertir el Islam en
una ideología totalitaria. Aún más, cuando Sartori
menciona que los países de origen de estos inmigrantes padecen una
explosión demográfica desbordante, una rápida degradación
de las áreas rurales y una aceleración del éxodo rural,
y una urbanización caótica donde se expanden el hacinamiento,
el desempleo, la ausencia de educación, la miseria, la enfermedad
y la muerte, lo único que tiene que añadir es la doctrina
oficial de la Iglesia Católica es socialmente irresponsable. Nada
sobre lo demás (11).
Al margen de las coartadas morales
del terrorismo islámico -la inoperancia y parcialidad frente al
problema palestino, la crueldad de los efectos de las sanciones a Irak,
conflictos donde ambas partes actúan con frío cinismo y fanática
crueldad- existe otra posible fuente de agravio: el retroceso de algunos
de sus países emblemáticos. Si se consulta el gráfico
3, o bien la sección final de la tabla 1, se advierte
de inmediato la composición tópica del «Cuarto Mundo»:
el Indostán (ahora, Asia Meridional) y el África Negra (ahora
Subsahariana). Es verdad que a estos se une la conocida y trágica
condición de Haití y la de algunos países de Indochina
que ha sufrido graves turbulencias políticas (Camboya, Myanmar y
Laos). La presencia de Mongolia y tres estados del Pacífico (Papúa,
Salomón y Vanuatu) aporta un matiz de exótica perplejidad.
La sorpresa para un sujeto hispano llega con la aparición (en la
Fractura) de Bolivia y tres países centroamericanos. La indignación
para un sujeto árabe llega cuando (mirando el gráfico de
derecha a izquierda) encuentra a Egipto en la Fractura y a Marruecos
ya en el Cuarto Mundo (12), muy próximo a éste
el sancionado Irak y luego Yemen en la frontera sur del paralelogramo
indostaní y Mauritania bien dentro de la nube subsahariana.
Una ofensa adicional puede ser el
interés mostrado por las tres «locomotoras» económicas
globales (EE.UU., la UE y Japón), con órdenes de prioridad
diversos, en el desarrollo de las áreas del antiguo Bloque del Este,
la Cuenca del Pacífico y Latinoamérica; a ello se suma la
confianza común en que una India pujante arrastre pronto a toda
la región circundante. El mundo árabe y el África
subsahariana resultan ignorados. Acaso la menor beligerancia de los estados
africanos se deba tanto a la ausencia de un factor cultural unificador
profundo (verbigracia, la tradición islámica) como a la pobreza,
mucho mayor, de todos sus agentes políticos y económicos,
legales e ilegales. En todo caso, la situación de los países
ubicados en la Fractura (cifras entre paréntesis) y en el Cuarto
Mundo puede que no necesite más comentario que el siguiente cuadro
(13).
Regiones
? |
SIDA+Deuda
|
SIDA
|
Deuda
|
Sólo Pobreza
|
Total
|
Oceanía
|
-
|
-
|
-
|
1 (+2)
|
3
|
Mundo árabe
|
-
|
-
|
-
|
4 (+1)
|
5
|
Indostán
|
-
|
1
|
-
|
4
|
5
|
América
|
(1)
|
1
|
(2)
|
(1)
|
5
|
Asia
|
1
|
1
|
1
|
3
|
6
|
Subsahara
|
24
|
10 (+1)
|
7 (+1)
|
1
|
44
|
Total
|
26
|
14
|
11
|
17
|
68
|
En el resto de las áreas,
sobre los ciento diez países restantes, sólo uno es un país
pobre gravemente endeudado (Vietnam), cuatro sufren una severa epidemia
de SIDA (Bahamas, Brasil, Rep. Dominicana y Tailandia) y otro ambas cosas
(Guyana). Solamente seis en total, todos en el Tercer Mundo.
Después de cuanto he dicho,
me parece ineludible la conclusión de que no asistimos a un choque
tectónico entre civilizaciones sino al descuartizamiento parcial
de la Humanidad que tenía su esperanza puesta en la fuerza civilizatoria
de la Modernidad Ilustrada, a un desgarro que aparta de sí a los
míserables. Ante cualquier convulsión política del
Sur en el futuro, yo consideraría en primer lugar como posibilidad
explicativa un movimiento de resistencia a caer en el Cuarto Mundo.
(O a permitir con indiferencia esa caída, como en el movimiento
antiglobalización) (14). En cambio, una vez
en el fondo del vaso, la evidencia somalí, liberiana y de otros
lugares permite esperar menos resistencia organizada y mucho más
caos y aparición de señores de la guerra y otras formas de
bandidaje institucional o a título tribal o particular.
Las consecuencias pueden entenderse
de inmediato como un proceso de «destrucción del futuro»:
La llamada «Cumbre del Milenio», celebrada por la ONU en septiembre
del año 2000 propuso una serie de objetivos de desarrollo básico
como metas para los siguientes quince años (15).
A mediados del año 2001 indicaban:
-
82 países que habían hecho
muy poco o nada para rebajar en dos tercios la mortalidad infantil
-
76 países que habían hecho
muy poco o nada para rebajar en dos tercios la mortalidad de menores de
5 años
-
37 países que habían hecho
muy poco o nada para rebajar un 75% la mortalidad maternal
-
40/41 países que habían
hecho muy poco o nada para reducir a la mitad la población que sufre
hambre/que no tiene acceso a agua potable
-
120 países que habían
hecho muy poco o nada para reducir a la mitad la población que vive
en la extrema pobreza (70 con un patrón de crecimiento convencional,
50 con un modelo de crecimiento favorable a los pobres) (16).
La respuesta al conjunto de esta situación
es, en principio, muy evidente:
-
El esfuerzo económico y social
para combatir el SIDA deben ser sustancialmente ampliado, tanto en lo que
se refiere al presupuesto dedicado a educación preventiva y subvenciones
a medios profilácticos como para la provisión de medios paliativos
(17). El permiso concedido a los países gravemente
afectados para fabricar medicamentos genéricos con que aliviar
a su población, lograda en la cumbre de la Organización Mundial
del Comercio en Doha, en noviembre del 2001, debe ampliarse a su importación
por parte de aquellos que, a diferencia de Brasil, India o Sudáfrica,
adolecen de la tecnología necesaria para fabricarlos e incluso de
recursos de capital para importarla e implementarla.
-
El esfuerzo financiero para aliviar
la carga de la deuda externa debe trascender las iniciativas actuales (18).
La Ayuda Oficial al Desarrollo debe invertir su tendencia descendente y
comprometerse con la casi olvidada iniciativa de alcanzar el 0.7% del PIB
para esta partida. Las organizaciones humanitarias que conceden microcréditos
y disponen de redes locales fiables deben ser respaldadas con amplitud
de miras y medios para que crezcan de forma ordenada y dinamicen un crecimiento
desde las actividades básicas, que es como empezó el desarrollo
pre-industrial occidental y para catalizar el cual los macrocréditos
que conceden los estados -condicionados a compras y contratos relacionados
con grandes infraestructuras o gastos militares- o las agencias internacionales
-condicionados a una gestión presupuestaria y fiscal de un puritanismo
que no se exige a economías mayores-. Las organizaciones, con o
sin ánimo de lucro, que ofrezcan Fondos de Inversión Éticos
(en empresas locales o de países pobres, no relacionadas con armamentos
y acreditadas como ecológica y socialmente responsables) deben ser
respaldadas con las condiciones legales y fiscales de operación
más favorables (19)
-
El flujo de financiación hacia
el Sur debería reforzarse con la creación de una Tasa sobre
las Transacciones de Cambio (Currency Transactio Tax o CTT), más
conocida como Tasa Tobin, que gravase las transacciones en divisas en el
mercado financiero mundial, propuesta ya en 1995 para constituir un fondo
de solidaridad global (20). Esta acción centralizada
es necesaria debido a la insuficiencia de los movimientos de capital convencionales.
Corrobora este punto el informe sobre inversión exterior preparado
para la próxima Cumbre de la Tierra (Johannesburgo 2002) que señala
(sin ironía para quien recuerde la desinversión, el endeudamiento
y la huída de capitales de los ochenta) que la situación
ha mejorado para África en la década de los años noventa
(21). Véanse los datos:
Flujos de capital (1998)
Área
|
Entradas (mM US$)
|
Salidas (mM US$)
|
Europa Occidental |
237
|
406
|
Norteamérica |
193
|
110
|
Asia y el
Pacífico |
85
|
36
|
Latinoamérica
y el Caribe |
71
|
15
|
Europa Central
y del Este |
19
|
2
|
África |
8
|
0.5
|
-
Dejemos de lado la conspicua ausencia
de Oriente Medio. La pésima situación de África como
atractor de inversiones se atribuye principalmente a la corrupción
de muchos de sus regímenes políticos y a la escasa fiabilidad
de sus legislaciones financieras. No hay duda de que el apoyo político
exterior a las iniciativas de paz, a los procesos de democratización
y a la reforma legislativa promovida desde instituciones regionales locales
tienen un importante papel que jugar, pero no es el único.
-
No puede enfatizarse demasiado la necesidad
de apoyar, e incluso ayudar a constituir donde sea necesario, organizaciones
regionales homólogas de la UE con el fin preciso de posibilitar
un desarrollo sostenible, equitativo y tan rápido como sea posible
(22). Tanto las políticas públicas sociales
como las económicas se beneficiarían de las sinergias derivadas
de una mayor integración regional basada en el libre movimiento
de bienes, servicios, capitales e información, que a su vez favorecería
el crecimiento y la integración económica (23).
-
Debe reconocerse francamente que los
aranceles y cuotas a los productos agrarios y textiles de los países
más pobres que los del Norte les imponen están intencionadamente
concebidos para desincentivar su industrialización y la inversión
en actividades productoras de mayor valor añadido (24).
Una reciente y muy elogiada iniciativa de la Unión Europea (Todo
Menos Armas, Everything but Armas, EBA) propone suprimir (con ciertos
períodos de transición) todos los aranceles y cuotas a los
productos de los 48 países «menos adelantados», excepto
las armas. No obstante, algunos productos primarios vitales -arroz, azúcar,
vacuno- han sido excluidos del acuerdo (porque Todo no significa "todo")
para proteger ciertos sectores y sensibles de las economías comunitarias
(25). La iniciativa EBA sería importante
para la inversión en esos países (pues ha sido rechazada
de plano por los EE.UU. a favor de una nueva ronda de negociaciones de
la OMG, éxito que ha logrado en Doha) pero, si bien no se discute
que aumentaría los ingresos de estos países, también
se critica que desplace a terceros países (intermedios), que no
se mantengan precios de garantía contingentados para prevenir derrumbes
catastróficos por exceso de oferta (como está ocurriendo
con el café), o que los periodos de mora sean la ocasión
de una inversión externa que reduzca el control local sobre los
nuevos sectores exportadores emergentes (26).
-
El medio más eficaz de utilizar
con eficiencia todos estos recursos, y que constituye un fin por sí
mismo, es la mejora de las capacidades y la apertura de oportunidades de
participación social de las mujeres, por medio de la salud reproductiva,
la igualdad en los derechos civiles, en el acceso a la educación
y a un empleo remunerado con equidad, la participación política
y en todos los ámbitos sociales.
-
El desarrollo debe ser sostenible. Por
ejemplo, en el sector estratégico de la energía y al hilo
de la publicación del informe World Energy Assessment (septiembre
2000), el profesor José Goldenberg, presidente del Programa de Energía
y Atmósfera del PNUD, y los productores de energía representados
por el World Energy Council, declaraban no prever limitaciones físicas
a la producción energética durante al menos cincuenta años.
Pero al mismo tiempo reconocían que el actual sistema es insostenible
por razones de equidad, económicas, medioambientales y geoestratégicas.
Así pues, recomendaban promover políticas públicas
apropiadas, sin las que el mercado no atenderá a los pobres ni respetará
el medio ambiente, planificar con cuidado las decisiones (que en un sector
intensivo en capital como éste son en irreversibles a medio plazo
y muy costosas de modificar incluso a largo plazo) y multiplicar la investigación
sobre mejora de la eficiencia, fuentes renovables y nuevas tecnologías
(27).
-
Las energías convencionales menos
contaminantes y las energías renovables deben hacerse accesibles
a los países con más bajo índice de desarrollo humano
y aumentar su actividad en ellos. Si al principio éstas no podrán
pasar de una situación marginal y complementaria de las redes convencionales,
es muy conveniente que tengan desde este momento un peso en la producción
local de energía que ya se considera deseable en países más
industrializados y que favorezca la reducción de su dependencia.
Su factibilidad está probada y su aplicación depende de la
capacidad local para definir oportunidades (28). Quizá
la Ayuda Internacional debería reconsiderar una mayor promoción
de estas energías en los procesos que financia. Algunos países
del Sur ya vienen avanzado en esta dirección (programas de biomasa
de Brasil y Zimbabwe), pero también ofrecen oportunidades para tecnologías
más complejas como la eólica, la solar o la geotérmica.
Este u otros mecanismos deben agilizarse o crearse para modificar la tendencia
actual: la agencia internacional de la energía prevé que
la inversión anual en nueva capacidad de generación en África
y Oriente Medio será, en los próximos veinte años,
cinco veces menor que en China y casi cuatro veces menor que en el resto
de Asia o en Latinoamérica (29).
-
Termino con una simple y singular ilustración.
José Goldenberg ha señalado que una de las revoluciones posibles
en el ámbito de la energía y la salud es proporcionar a cientos
de millones de mujeres y niños acceso al agua potable y un combustible
alternativo a la leña, que tardan largas horas en rastrear y transportar,
contribuyendo a la erosión y la desertificación. Para
miles de aldeas aisladas, fuentes sostenibles distribuidas y mantenibles
localmente de producción eléctrica pueden prestar servicios
de iluminación, refrigeración, calefacciómn, cocina,
molienda y bombeo de otro modo inaccesibles. Hay que contar con las estructuras
colectivas y de solidaridad locales para la explotación y retribución
de estos servicios.
Todo esto son lugares comunes de sobra
conocidos. Las incesantes presiones de incontables grupos de interés
particulares sobre las limitadas posibilidades de un presupuesto público
en contención/contracción relativa, junto a la todavía
escasa afiliación y colaboración voluntaria con las organizaciones
humanitarias, se conciertan para paliar apenas en algunos lugares las peores
insuficiencias de los programas oficiales de ayuda al desarrollo. Mi conclusión
final es que si nuestra Soberbia Civilización Única sufre
alguna vez un verdadero «choque», será al constatar
las perversas y perniciosas consecuencia imprevistas de nuestra indiferencia
moral (30).
BIBLIOGRAFÍA
BOURDIEU, Pierre y WACQUANT, Löis
(2001) Las argucias de la razón imperialista. Barcelona:
Paidós.
HUNTINGTON, Samuel (1997) El
choque de civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial.
Barcelona: Paidós.
MAALOUF, Amin (1999) Identidades
asesinas. Madrid: Alianza Editorial.
National Intelligence Council (2000)
Global Trends 2015: A Dialogue About the Future With Nongovernment Experts.
http://www.cia.gov/cia/publications/globaltrends2015
Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo (PNUD) (2001) Informe sobre Desarrollo Humano 2001.
http://www.undp.org/hdr2001
SARTORI, Giovanni (2001) La sociedad
multiétnica. Madrid: Taurus.
NOTAS
(1) Esas variables
son: (1) el proceso demográfico, (2) la presión sobre los
recursos naturales y el medio ambiente, (3) los avances científico-técnicos,
(4) el desarrollo de la economía global, (5) la capacidad de gobernación
nacional e internacional y (6) la evolución de las rivalidades y
conflictos actuales. El epílogo menciona una octava variable que
recurre con frecuencia a lo largo del informe sin que se le conceda un
análisis específico: las identidades sociales y culturales.
(2) La probabilidad
de un desabastecimiento
absoluto en un futuro razonablemente estimable
(digamos, hasta el 2050) se considera generalmente baja o muy baja. Las
grandes reservas de carbón gasificable y de pizarras bituminosas
sustentan esta tesis. De otro lado, en estos mismos datos, junto con otros
sobre las explotaciones y reservas actuales, se apoya la tesis de «el
fin de la era del petróleo barato», es decir, del comienzo
de una larga y lenta crisis de desabastecimiento
relativo que ya
se habría iniciado. Esta tesis fue ya divulgada popularmente en
un número monográfico de Investigación y Ciencia
(noviembre 1989). El reciente cambio de actitud de la Agencia Internacional
de la Energía (http://www.iea.org),
que ahora recomienda encarecidamente políticas de ahorro e inversión
en fuentes renovables incluso a los países más pobres y con
infraestructuras energéticas menos establecidas, podría basarse
en una cauta asunción tácita de dicha tesis. Su defensa más
directa, casi apocalíptica, puede consultarse en http://dieoff.org
(3) Debe tenerse
muy presente, sin embargo, que no es difícil conferir verosimilitud
a dicha hipótesis. Basta para ello inicialmente con provocar agrios
incidentes diplomáticos de los que se dio un cierto acúmulo
poco antes del once de septiembre (que quizá cortocircuitó
el proceso). Recuérdese el incidente del avión espía
estadounidense capturado por China, las desavenencias con Rusia
porque el desarrollo de la Iniciativa de Defensa Estratégica estadounidense
transgrede los tratados vigentes contra la proliferación de armas
nucleares o el enfrentamiento entre las delegaciones estadounidense y de
la Unión Europea en las negociaciones sobre el Protocolo
de Kyoto para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
(4) Los datos
de este trabajo proceden de PNUD 2001. Algunos países son omitidos
por ausencia de datos fiables u homologables. Es el caso de Liberia
(país pobre muy endudado) y Somalia (con epidemia de SIDA)
en África; de Afganistán y la R.P.D. Corea en Asia; de Andorra,
Bosnia, Liechtenstein, Mónaco, San Marino y Yugoslavia en Europa;
y de la Federación de Micronesia, las Islas Marshal, Kiribati, Nauru,
Palau, Tonga y Tuvalu en Oceanía.
(5) La separación
de los tres índices permite distinguir el efecto coyuntural de los
cambios en el índice de renta de las más lentas variaciones
estructurales de los índices de educación y salud.
(6) No obstante,
en lo que sigue los reduciremos gráficamente a tres, unificando
la Brecha con el Norte y la Fractura con el Sur Profundo.
(7) Consúltese
la página del
Competitive Enterprise Institute: http://www.cei.org
(8) Un solo ejemplo
como ilustración: cuando, entre los grandes viajes de descubrimiento
que catalizaron la modernidad europea, se celebra la circunnavegación
de África de Vasco de Gama siempre se omite que el éxito
del último tramo del viaje se debió a los pilotos comerciales
musulmanes (si no árabes) que pudo encontrar en Zanzibar y que
conocían extensamente las rutas de esa zona del mundo.
(9) Incomprensiblemente
para mí, Sartori obvia cómo la cuestión de la separación
del trono y el altar pendió durante medio siglo sobre el recién
fundado Reino de Italia, estuvo a punto de llevar a Francia a la guerra
civil a comienzos del siglo XX y fue unos de los principales factores de
encono político que coadyuvaron al estallido de la guerra civil
española de 1936. De otro lado, la indignación por el machismo
mahometano queda algo atenuada cuando se lee en la novela Intercambios,
de David Lodge, que en 1969 el término Women's Lib
era casi universalmente desconocido (incluso en California). Gracias a
sus poderosos medios de comunicación, la Tradición Occidental
se reinventa mejor y más rápido que cualquier otra.
(10) Sobre la
exportación a Europa del multiculturalismo estadounidense, véase
Bourdieu y Wacquant (2001). Es curioso que, si bien Sartori cree que el
multiculturalismo es el nuevo negocio de agitación de la siempre
fracasada izquierda norteamericana, Bourdieu y Wacquant lo ven como un
esfuerzo de exportación legitimadora del modelo segregacionista
americano. En todo caso, el multiculturalismo responde a una sociedad con
escasos medios públicos de solidaridad social, que produce una élite
integrada y plural de triunfadores y unas capas medias y bajas sin más
apoyo que el de sus comunidades etno-lingüísticas o religiosas.
(De hecho, como los blancos son una étnia demasiado amplia
y variada, los irlandeses e italianos han debido apoyarse en la Iglesia
Católica -o en la mafia o el IRA- y los sureños en los movimientos
evangélicos revivalistas, etc.)
(11) No ayuda
a combatir planteamientos así de obtusos el hecho de que las muy
escasas noticias que la prensa y la televisión transmiten sobre
esos países suelen referirse a conflictos armados, desastres naturales
y masas de refugiados por una u otra causa, lo que induce fácilmente
a creer que las causas de su miseria son enteramente endógenas e
irremediables, que sus catástrofes apenas son paliables y que sus
problemas insolubles. Una excepción nunca suficientemente elogiada
es el espacio Noticias de La 2, dirigido por Lorenzo Milá que, además
de las normales, suele incluir noticias sobre la creatividad de
los artistas de esos países -sobre todo cuando actúan en
España-, los éxitos de sus investigadores científicos
en temas como el control de la erosión del suelo fértil,
la preservación de biotopos o el control integrado de plagas, o
los éxitos de proyectos de cooperación internacional, de
los voluntarios de las ONG y, sobre todo, de los movimientos de base y
las iniciativas locales.
(12) A causa
de un índice de educación [0.49] similar al de Sudán
o el antiguo Zaire y peor que los de Togo o Madagascar.
(13) He añadido
a los 64 países de la Fractura y el Cuarto Mundo que aparecen en
la tabla 1 los dos países africanos y los dos asiáticos
que aparece en la nota 4 supra porque incuestionablemente se ubican
en estos segmentos. La duda sobre si lo mismo ocurre con todos los
estados del Pacífico allí citados (siete) ha forzado el omitirlos.
(14) Visítese
http://www.attac.org
(15) La Declaración
del Milenio es accesible en: http://www.un.org/millenium/declaration/ares552e.htm
(16) Referencia:
http://www.undp.org/hdr2001/pr6.pdf
(17) Véase
la serie de ocho artículos que obtuvo el premio Pulitzer 2000 al
mejor reportaje internacional. Disponible en: http://www.elmundosalud.com/elmundosalud/especiales/pulitzer/sida.html
(18) Según
las notas de prensa del propio FMI, parece que Bolivia podría recibir
una ayuda especial en el marco de la Enhanced Heavily Indebted Poor
Countries Initiative. Parece ser uno de los pocos países que
ha logrado cumplir la principal condición exigida: presentar un
plan de gasto social, educativo y sanitario, consistente que debe ser financiado
con cargo al ahorro financiero del servicio de la deuda. Véase http://www.imf.org/external/np/hipc/index.asp
(19) El sistema
financiero es el corazón de la bestia. Cualquier medio financiero
o para-fiscal alternativo que mengue su capacidad de reproducción
y favorezca la financiación de un nuevo orden basado en la equidad
y la sostenibilidad será bienvenido: desde el apadrinamiento de
niños hasta los fondos o incluso los bancos éticos (si existieren),
desde las donaciones al voluntariado, etc.
(20) Véase
http://www.attac.org/fra/asso/doc/doc53es.htm
(21) Referencia:
http://www.earthsummit2002.org/es/issues/FDI/fdi.htm
(22) Aquí
se incluyen la Organización de la Unidad Africana (OUA/OUA
http://www.oau-oua.org/), la Economic
Comunity of West african States (ECOWAS, http://www.ecowas.int),
la Economic Comunity of Central Africa States (ECCAS/CEEAC http://www.eccas.int),
que incluye a la Comunité Economique et Monetaire de lÁfrique
Central (CEMAC/UDEAC), la Southern Africa Development Community
(SADC www.sadc.int), a L'Union du
Maghreb Arabe (UMA/AMU http://www.maghrebarabe.org/),
el Common Market for Eastrn and Southern Africa (COMESA www.comesa.int),
la East Africa Community (EAC), entre otras. La voluntad de la OUA
de seguir la evolución de la UE es muy clara. Las organizaciones
panamericanas e iberoamericanas parecen mucho más tímidas
en este aspecto y están jugando un papel notoriamente pobre en el
abordaje de la crisis centroamericana e incluso en los conflictos armados
regionales.
(23) A lo que
debería añadirse el libre movimiento de personas, un derecho
deseable pero imposible en la actualidad debido al potencial perturbador
de decenas millones de refugiados y desplazados por causa de las guerras,
los desastres naturales, las crisis relacionadas con el clima. Masas a
las que se añadirían quienes desean mejorar su vida y para
ello están dispuestos a emigrar, atraídos por el diferencial
de bienestar que distancia al Norte del Sur.
(24) El sitio
en la red es: http://www.un.org/spanish/conferences/PMA3/e-press_kit/dpi2190c.htm
(25) Se denuncia
en: http://www.intermon.org/html/not_a122.html
(17.5.01)
(26) Para estas
críticas, véase:
http://www.tercermundoeconomico.org.uy/TME-147/tendencias01.htm.
En un sentido más positivo: http://www3.planalfa.es/cidaf/noticias/news%2089.htm
(27) Referencia:
http://www.undp.org/seed/eap/news_events/news_events.html
(28) Las fuentes
en este sentido son innumerables. Véanse, por ejemplo, http://www.clean-power.com/abstract.htm.
O un caso español: http://www.itccanarias.org/prensa-itc/boletin/200032/pagina06.html.
Para una visión sintética sobre las energías solar
y eólica en España, véanse: http://www.energetica21.com/articulo2.html
y http://www.energetica21.com/articulo3.html.
(29) Referencia:
http://www.iea.org/public/studies/sustain.htm.
En esta misma referencia puede encontrarse un cuadro de medidas para promover
las energías renovables. Ambas proceden del libro Towards a Sustanainable
Energy Future, publicado por la IEA.
(30) Agradezco
a J.R. Blanco su inmensa ayuda para localizar gran parte de las direcciones
web utilizadas en este texto.
ANEXO I
Tabla 1.-
REGIONES Y SUB-REGIONES DE LA GLOBALIZACIÓN
|
EL "NORTE"
I. EUROPA (no UE)
1. Noruega
7. Islandia
11. Suiza
II. OCEANÍA (ANZ)
2. Australia
19. Nueva Zelanda
III. N. AMÉRICA
3. Canadá
6. Estados Unidos
IV. U. EUROPEA
4. Suecia
5. Bélgica
8. Holanda
10. Finlandia
12. Luxemburgo
13. Francia
14. Gran Bretaña
15 Dinamarca
16 Austria
17. Alemania
18. Irlanda
20. Italia
21. España
V. ASIA ORIENT.
9. Japón
LA "BRECHA"
VI. ASIA OCC.
22. Israel
VII.EUROPA-SUR
23. Grecia
25. Chipre
28. Portugal
30 Malta
VIII. ASIA ORIEN
24. Hong-Kong
26. Singapur
27. Corea del Sur
32. Brunei
IX. EUROPA-ESTE
29. Eslovenia
X. CARIBE
31. Barbados |
EL SUR/TERCER
MUNDO
XI. EUROPA-ESTE
(XI-1 Eur. Central)
33. Rep. Checa
35. Eslovaquia
36. Hungría
38. Polonia
46. Croacia
(XI-2. Báltico)
44. Estonia
47. Lituania
50. Letonia
(XI-3. Las "rusias")
53. Belarús
55. Fed. Rusa
74. Ucrania
(XI-4. Balcanes)
57. Bulgaria
58. Rumanía
60. Macedonia
85. Albania
98. Moldavia
(XI-5. Cáucaso)
72 Armenia
76. Georgia
79. Azerbaiyán
(XI-6. A. Central)
75. Kazajstán
83. Turkmenistán
92. Kirguizistán
99. Uzbekistán
103. Tayikistán
XII. IBEROAMÉRICA Y EL CARIBE
(XII-1. Cono Sur)
34. Argentina
37. Uruguay
39. Chile
(XII-2. Centro-américa-A)
41. Costa Rica
51. México
52. Panamá
54. Belice
(XII-3. Caribe)
42. Bahamas
48-49 Dominica
48-49. Saint Kitts y Nevis
49. Trinidad y Tobago
49-50. Antigua y Barbuda |
49-50. Granada
50-51. Cuba
69-70. Santa Lucía
70-71. San Vicente y Granadinas
78. Jamaica
86. R. Dominicana
(XII-4. Caribe-Sur)
61. Venezuela
62. Colombia
63. Suriname
93. Guyana
(XII-5. Paraná)
69. Brasil
80. Paraguay
(XII-6. Andes)
73. Perú
84. Ecuador
(XII-7. Centro-américa-B)
95. El Salvador
XIII. ASIA OCC. Y N. DE ÁFRICA
(XIII-1. Países con petróleo
o gas)
40. Bahrein
43. Kuwait
45. Emiratos Á. U.
48 Qatar
59. Libia
68. Arabia Saudí
71. Omán
90. Irán
100. Argelia
(XIII-2. Países sin petróleo
o gas)
65. Líbano
82. Turquía
88. Jordania
89. Túnez
97. Siria
XIV. ÁFRICA SUBSAHARIANA
49-50. Seychelles
63. Isla Mauricio
91. Cabo Verde
XV. ASIA-PACÍF
(XV-1. Asia Orien)
56. Malasia
66. Tailandia
70. Filipinas
87. China +Taiwan
101. Vietnam
102. Indonesia |
(XV-2. Pacífico)
67. Fiji
96. Samoa
(XV-3 Asia Merid)
77. Islas Maldivas
81. Sri Lanka
LA "FRACTURA"
XVI. ÁFRICA SUBSAHARIANA
94. Sudáfrica
109-110. Saõ Tomé
y Principe
XVII. IBEROAM.
(XVII-1. Andes)
104. Bolivia
(XVII-2. Centro-américa-B)
106. Nicaragua
107. Honduras
108. Guatemala
XVIII. ASIA OCC. Y N. ÁFRICA
105. Egipto
XIX. PACÍFICO
107-108. Vanuatu
110-111. Salomón
EL SUR/CUARTO MUNDO
XX. ASIA OCC. Y N. DE ÁFRICA
(XX-1. N. África)
112. Marruecos
139. Mauritania
(XX-2. Asia Occ.)
116-117. Irak
133. Yemen
XXI.ASIA-PACÍF
(XXI-1. A. Merid)
115. India
127. Pakistán
129. Nepal
130. Bhután
132. Bangladesh |
(XXI-2. A.
Oriental)
116. Mongolia
118. Myanmar
121. Camboya
131. Laos
(XXI-3. Pacífico)
122. Papúa-Nueva Guinea
XXII. CARIBE
134. Haití
XXIII. ÁFRICA SUBSAHARIANA
109. Gabón
110. G. Ecuatorial
111. Namibia
113. Swazilandia
114. Botswana
117. Zimbabwe
119. Ghana
120. Lesotho
123. Kenia
124. Islas Comoras
125. Camerún
126. Congo
128. Togo
135. Madagascar
136. Nigeria
137. Djibouti
138. Sudán
140. Tanzania
141. Uganda
142. R.D. Congo
143. Zambia
144. C. de Marfil
145. Senegal
146. Angola
147. Benin
148. Eritrea
149. Gambia
150. Guinea
151. Malawi
152. Ruanda
153. Mali
154. R. Centroafr.
155. Chad
156. G. -Bissau
157. Mozambique
158. Etiopía
159. Burkina Faso
160. Burundi
161. Niger
162. Sierra Leona |
N.B. El número
que precede a cada país es su posición en el rango del Índice
de Desarrollo Humano. Los países en negrita forman el grupo
definido por la ONU-OMS como gravemente afectado por la epidemia de SIDA.
Los países en cursiva constituyen el grupo, definido por
el FMI y el Banco Mundial, de los países pobres muy endeudados.
Los países en cursiva y negrita pertenecen a ambos
conjuntos. |
ANEXO
II
El desglose regional del gráfico
1 incluye un tercer «índice» expresado mediante la geometría
(y color) de los puntos marcadores: el Índice Sintético de
Fecundidad (ISF) -que expresa el promedio de hijos nacidos por mujer en
edad fértil- en el periodo 1995-2000. A menudo se ha señalado
que la fecundidad es un excelente indicador de desarrollo. Ello es debido
a que cuando aumenta la prosperidad muchas familias encuentran más
conveniente invertir en pocos hijos capacitados y prósperos, que
dispongan de un excedente que compartir con sus padres ancianos o que lleguen
a pagar elevados impuestos para sufragar sus pensiones, antes que mantener
un gran número de hijos pobres que pueden no estar siquiera en situación
de ayudarles directamente. Las actividades de altos ingresos y el nivel
de bienestar que proporcionan también reducen los incentivos natalistas.
Ambos procesos son simultáneos y sinérgicos.
En lo que a la regionalización
atañe, cabe añadir además que este factor muestra
una elevada coincidencia con el Índice de Desarrollo Humano (IDH):
-
Es el caso que 35 de los 36 los países
clasificados como de Bajo IDH, y sólo ellos, tienen un ISF superior
a 4,0. (La excepción es Bangladesh: 3,8).
-
De los 48 países con Alto IDH
sólo once tienen una ISF superior al valor de reemplazamiento de
la población (2,1), de los cuales cinco son pequeños estados
petroleros cuyos índices fueron elevados por los ingresos derivados
de la subida del crudo, tres se sitúan en el Cono Sur americano,
dos son ribereños del Caribe y el último acusa el peso de
su población árabe: Israel.
-
Los 78 países con un IDH Medio
tienen una composición mixta. Sólo 17 de ellos tienen una
ISF inferior a 2,2; de ellos, doce son antiguos países de economía
centralizada que se recuperan lentamente de su cambio de sistema y cinco
pertenecen a los llamados «mercados emergentes» (China, Mauricio,
Sri Lanka, Tailandia y Trinidad y Tobago). Si se forman dos grupos con
los países que tienen una ISF mayor o menor de 3,0, estos últimos,
en conjunto, están más concentrados y en mejor situación
en los tres índices que componen el IDH.
Con este criterio demográfico
se han formado cinco grupos de países etiquetados en los gráficos
subsiguientes de una forma «retórica», pero no arbitraria:
-
Segunda (2ª) Transición
Demográfica. Países con un ISF igual o inferior a 2,1.
Por tanto, países que han superado la Transición Demográfica
clásica y han entrado en un nuevo fenómeno iniciado por cierto
crecimiento inercial, seguido de alguna oscilación de la natalidad
más una paulatina pero creciente inmigración y que debería
conducir a una pirámide de población estable por una combinación
de movimiento naturales y geográficos de población. Su marcador
es un rombo (azul).
-
Transición Demográfica
(TD) Avanzada. Países con un ISF entre 2,2 y 3,0. Avanzan a
buen ritmo hacia la segunda transición. Su marcador es un cuadrado
(fucsia).
-
Transición Demográfica
(TD) Iniciada. Países con un ISF entre 3,1 y 4,0. Su crecimiento
es alto, pero la mayoría ha logrado importantes reducciones de la
natalidad (así como de la mortalidad) en las tres últimas
décadas. Su marcador es un triángulo (verde).
-
Explosión Demográfica.
Países con ISF superior a 4,0. La mayoría ha logrado escasos
o nulos avances en la reducción de la natalidad en las últimas
tres décadas. Su marcador es un aspa (roja).
-
Países sin datos sobre ISF. En
un esfuerzo por mejorar sus estimaciones, el PNUD sólo ha calculado
el IDH -y recogido el resto de indicadores- para aquellos países
de los que dispone de datos primarios de calidad para sus cuatro índices
básicos. Sin embargo, ha elaborado una tabla aparte con doce países
para los que disponía de datos satisfactorios en tres indicadores
y buenas estimaciones en el cuarto (en casi todos los casos, la matrícula
académica). Su marcador es un círculo (gris).