NOMADAS.8 | REVISTA CRITICA DE CIENCIAS SOCIALES Y JURIDICAS | ISSN 1578-6730

La geopolítica del cuerpo:
La visión del cuerpo respecto de los distintos sexos
y su construcción en función de los discursos legitimados
[Daniel Crestelo]


RESUMEN.-
Palabras clave:
ABSTRACT.-
Key words:
Introducción
Marco teórico: análisis de los discursos
Concepción de poder en términos de lenguaje
Informe  |    Bibliografía

 

INTRODUCCIÓN:

El trabajo que a continuación se desarrolla consiste en un viaje a través de la realidad social. Persigue desvelar los mecanismos a través de los cuales las personas construyen sus imágenes del cuerpo, y analizar como afectan las influencias que recibimos del ámbito social respecto de su construcción simbólica generalizada. Así como las consecuencias que conlleva lo femenino y lo masculino. Se trata pues, de una explicación de los conflictos entre la visión individual y social en torno al cuerpo en las generaciones de jóvenes universitarios. Estos son la herramienta clave para interpretar la visión más contemporánea del fenómeno. El estudio de las estructuras simbólicas pone de manifiesto la relación de los distintos discursos con el deseo y las pulsiones.

OBJETIVOS :

1. El cuerpo como construcción social y la implicación intrínseca de unas relaciones de dominación masculina como fruto de la diferenciación por género.
2. La presencia de la autoridad moral, la medicina y la publicidad en relación con la representación simbólicamente generalizada del cuerpo.
3. El papel del deseo en la visión del cuerpo para los distintos sexos en la juventud.

La justificación de esta investigación se basa en la importancia de conocer cuáles son las manifestaciones dentro de la realidad social de los códigos de poder por medio de la imagen que tenemos construida del cuerpo.

HIPÓTESIS:

El argumento defendido en este estudio se basa en la existencia de una utilización efectiva y funcional de la representación simbólica del cuerpo en términos de lenguaje. Considero que la asimilación de los criterios culturales dentro del proceso de socialización, respecto de la construcción de sentido en lo referente al cuerpo, genera una diferenciación de género en términos de dominación masculina, más o menos perceptible. Dominación que se hace patente en la división social de roles, en el ámbito laboral y en la esfera sexual, donde la mujer debe permanecer sometida de una forma socialmente aceptada por medio del proceso de la socialización.

Dentro de este proceso de socialización se esconde un fin legitimador de determinados patrones conductuales que garantizan la reproducción de un sistema de valores, es decir, de una superestructura de poder dada. Este proceso es construido de tal forma que limita la iniciativa individual en términos de sanción lingüística, dando lugar a la demarcación de lo prohibido en lo que se ha venido a llamar "tabú". El tabú es la materialización del uso no legítimo del objeto estigmatizado. A su vez es dinamizador de conductas desviadas, patologías o simplemente de conflictos de identidad entre el ser y el deber ser, respecto de una representación libre y personal de las distintas partes del cuerpo. Esta construcción simbólica intencional del cuerpo podría ser definida como geopolítica del cuerpo. Significa la comprensión en torno a una división jerarquizada respecto de las distintas partes del cuerpo, siguiendo una lógica normativa capaz de adecuar las pulsiones y deseos a criterios socialmente aceptados que garanticen una correcta interacción y mantenimiento del poder establecido.
 

MARCO TEÓRICO: ANÁLISIS DE LOS DISCURSOS

Afrontar el problema de la geopolítica del cuerpo supone un esfuerzo por interpretar los códigos del lenguaje en al menos sus principales discursos: la medicina, la moral y la publicidad. Significativamente resaltamos la función de la medicina que defiende una visión representativa del cuerpo, lejos de toda posible subjetividad. Centra todas sus energías en establecer las relaciones orgánicas y su constitución dentro del sistema cuerpo, una visión instrumentalista.

La mano, el pie o el bazo son componentes de una estructura. Cada uno tiene sus funciones bien determinadas. Forma y cualidades están sometidas al máximo rigor adaptativo del ambiente, poniendo de manifiesto el gran potencial de la productividad orgánica. Esta visión positivista no deja opción a un sentido trascendental desvelando los viejos mitos de la historia, así como la desarticulación de las viejas ideologías que no tienen cabida en la postura científica, desligada de los supuestos del mundo sacro.

El cuerpo es, por tanto, visto como un todo. Una estructura orgánica donde cada unidad del complejo sistema tiene una misión claramente diferenciada. Esta postura permite una apertura mental y una mayor aceptación de uno mismo, facilitando la comprensión de los problemas de la naturaleza del cuerpo. Es también una parcela donde las cosas pasan como mero fruto de la más estricta regla de probabilidad y utilidad. La constitución corporal responde a una descripción anatómica funcional con el fin de localizar el conflicto sobre lo normal y lo patológico en torno a un diagnóstico objetivo. La postura del médico ante el cuerpo es garantizar que todas las partes tengan un rendimiento óptimo y cumplan sus funciones sin alterar el ritmo del resto del sistema.

La identidad colectiva, es decir, la regla moral ocupa un papel fundamental dentro de los ámbitos discursivos dada la terrible fuerza que tiene en la construcción simbólica. Estas reglas se diferencian entre otras cosas por su subjetividad, base de su rigor prohibitivo. Su validez no depende de una coerción por medio de la sanción externa sino que está en el propio individuo.

El carácter interno de la regla moral es protagonista de una ambivalencia efectiva, causada por una relación de tensión entre los procesos morales y los intereses de los individuos. Las orientaciones de la acción de tipo utilitarista no se encuentran en armonía con los requerimientos que hace la moral. Ésta exige que el actor se eleve por encima de dichas acciones. Este interés, que es exigido al agente moral, está en correspondencia con la universalidad de las expectativas de comportamiento normalmente normalizadas.

La moral nace como consecuencia de la vinculación al grupo, regula las relaciones de co-pertenencia fruto de la adscripción al rol. La consecución de la norma moral implica a priori un choque con su propia naturaleza. Este choque no tiene que ser necesariamente traumático porque es el mismo actor quien asume las obligaciones, haciendo suyas estas exigencias morales según la concepción de Durckhein en sus artículos sobre la moral.

Este tipo de autoridad supone una superación de sí mismo, una omisión de nuestro yo onírico en pro de una autonomía de la razón en términos kantianos. Esta concepción implica un carácter externo de la regla moral de tal forma que no parte de un interés particular generalizado sino que responde a un interés general. Esto me permite la orientación de mi conducta vinculada a lo moralmente bueno, que a su vez es lo deseable y permite la satisfacción de las necesidades reales. Lo moral es, por tanto, una expresión de la conducta colectiva supra-individual. Cave decir que la conciencia es siempre una conciencia de algo en virtud de su estructura intencional de las representaciones religiosas en torno a los conceptos de lo sagrado.

La respuesta a la búsqueda del objeto intencional estaría en lo divino, en el orden mítico que esconde una sociedad transfigurada y pensada simbólicamente que transciende la conciencia individual formándose la persona colectiva. La sociedad debe ser una persona cualitativamente distinta de las personas individuales. Si partimos, como dice Durkhein, de la división mítica del mundo (fe) y las acciones rituales (praxis) entre la relación cognitiva y la relación activa con los objetos sacros, debemos poner de manifiesto el estatus simbólico de lo sagrado. Estos objetos están protegidos por el tabú con el fin de evitar que sean tratados como profanos. Estos figuran como signos con un significado convencional y tienen todos un mismo núcleo semántico. Representan el poder moral, el poder de lo sacro. Los tabúes son ideales colectivos que se han fijado sobre objetos materiales, una materialización externa como expresión de los sentimientos traducidos a un signo.

Se consigue, por tanto, que todas las conciencias individuales vibren al unísono, haciendo posible la inter-subjetividad colectiva y un consenso normativo. El rito se presenta como un modelo de selección de acción dentro de un esquema de reducción de complejidad (N Luhmman), que es llevado a cabo por medio de una legitimación práctica basada en la experiencia tradicional. Toda esta estructura lingüística está construida en forma de ideología legitimadora de una estructura de poder preestablecida.

Así, tanto la identidad de la persona como el buen desarrollo de su personalidad es un reflejo de los actos comunitarios realizados con medios simbólicos como únicos medios de coordinación de las acciones, una actitud objetiva ante un mundo de objetos perceptibles y manipulables. El mundo individual queda, por tanto, censurado sin opción a la creación de la iniciativa individual.

Para cerrar el círculo es importante considerar el papel del mundo mediático en el mantenimiento de la identidad colectiva. Estos generan modelos respecto de las representaciones materiales ayudando a configurar de forma adaptativa una interpretación de lo real uniformemente diferenciada, donde la imagen se asume como criterio de verdad (Boudrillard). Esto, que parece gratuito, tiene un fuerte coste para la autoridad moral ya que, al convertirse todo en objeto de la imagen, el mundo adquiere un subjetivismo interpretativo de las pulsiones inconscientes. Éstas afloran incontrolablemente a la llamada de un nuevo horizonte simbólico imaginativo. Lo que antes era tabú ahora se presenta como una vía de escape a uniformismo moral.

La asimilación de estas contradicciones por parte del actor suponen un choque del que no estoy muy seguro del que se salga indefine, bien sea para el hombre o para la mujer. Lo prohibido pasa a ser al mismo tiempo lo deseado, el tabú totémico pasa a ser fetiche incluso de adoración sexual. La construcción del cuerpo en términos de representación simbólica es una cuestión lingüística que comprende diferentes aportaciones de los distintos discursos mayoritarios, que miden sus fuerzas en función de un estatus de poder. Esta lucha discursiva hace que los medios de comunicación de masas, y más en concreto de la publicidad, irrumpan en la vida cotidiana de las sociedades actuales. La publicidad pasa a ser un instrumento ideológico fundamental, como la moral dentro del proceso socializador. Es también un discurso unidireccional, un nuevo medio de poder.

La publicidad como discurso ideológico interpreta a los humanos en cuanto a sujetos con intención consciente o inconsciente, con el fin de imponerles un determinado sistema de representación del mundo, adscribiéndolos a pautas de comportamiento especializadas y condicionadas por la ley de reproducción de la estructura social que subyace en el sistema de representaciones.

Se apoya en tres formas fundamentales de interpelación ideológica:

1. Los discursos ideológicos sobre lo que existe y lo que no existe.
2. Interpretación que se refiere a la explicación del mundo en términos morales: lo bueno, lo malo, lo justo y lo condenable.
3. El trabajo onírico.

Estos discursos pretenden estructurar nuestros deseos. La eficacia de estos métodos depende de ligar los intereses ideológicos a las pulsiones inconscientes del sujeto y facilitar una forma de canalización de la vida mental, capaz de descargar una acción motriz voluntaria. La traba con la que se encuentran estas ligaduras ideológicas y pulsionales es la censura psíquica de sujeto.

El discurso publicitario puede ser considerado como un discurso de estructura onírica, que se justifica tanto por la forma como por el contenido enunciativo. La tarea del publicitario consiste en transponer el mensaje a una orden sensorial en la que predominan las imágenes visuales, la música y las palabras. En su argumentación va a utilizar como herramienta fundamental de trabajo las concepciones y construcciones freudianas, que consisten en la hipótesis de que el contenido esencial de todo sueño se refiere a un deseo inconsciente realizado mientras dormimos. Si la creación de deseos inconscientes no se presenta en la consciencia es debido al trabajo del sueño, un basto trabajo de desfiguración. Se sirve de dos herramientas: la condensación y el desplazamiento. La condensación es la transposición del mensaje expresado en términos lingüísticos "contenido latente" al contenido de los medios(como la imagen). El trabajo del sueño realiza mediante el desplazamiento una total subversión de todos los valores psíquicos, es decir, los afectos y caras afectivas vinculados a las representaciones, como si éstas fueran capaces de desplazarse libremente, emancipadas de la ligadura que regula su funcionamiento en la vida consciente (la moral o el yo social).

El trabajo onírico consiste en la figurabilidad o la preferencia del contenido del sueño por lo figural y en especial por las imágenes visuales. Freud concibe la psiquis como un compuesto de sistemas: un extremo sensorial perceptivo y un extremo motor. Establece una primera diferencia en el aparato psíquico pues el primero recibe los estímulos perceptivos y el segundo transpone la situación momentánea del primero en huellas permanentes, es decir, que la adquisición de fijar las impresiones del primer sistema cada vez es más compleja y es el resultado del desarrollo del aparato psíquico que acompaña a la propia biografía del sujeto.

Estas huellas de nuestras impresiones sensibles de la primera juventud son la base de nuestro carácter y casi nunca devienen conscientemente. Por eso, es imprescindible distinguir dos etapas en el aparato psíquico: consciente e inconsciente. El pre-consciente es el filtro de las pulsiones del inconsciente donde la simbolización y el deseo no tienen límite la adecuación de lo natural a lo socialmente normalizado de la mano del lenguaje.

El problema del paso del inconsciente al consciente en el período del sueño lo percibimos cuando salimos de éste, debido a una incapacidad de recordar lo soñado. A este fenómeno se le denomina regresión, y es considerado por Freud como:

1. Regresión tópica: que conduce a una excitación en lugar de a una descarga motriz.
2. Regresión temporal: llevando a formaciones psíquicas más antiguas.
3. Regresión formal: los modos de expresión y figuración primitivos son los que sustituyen a los habituales.

En el sueño se producen estas tres regresiones como una sola. Sin embargo, no agotan el trabajo onírico ya que Freud se ve obligado a introducir una cuarta herramienta aportada por el sistema pre-consciente: la instancia censuradora. Su influencia son restricciones y omisiones en el interior del contenido onírico. Es responsable también de intercalaciones y acrecentamiento de ésta, tapando las lagunas del edificio del sueño. La primera interpretación del sueño no es más que una racionalización construida por la censura de la resistencia. Esta interpretación pudiera manifestarse como engañosa después del análisis.

Hay un caso en el que construir al sueño una fachada le es ahorrado en mala medida por el hecho de que dentro del material de los procesos oníricos se encuentra ya listo un producto así. A ese elemento lo designaremos como fantasma o fantasía y es el denominado sueño diurno, pudiendo ser consciente o inconsciente. Tiene propiedades en común con los sueños nocturnos, por tanto, la hipótesis que sostiene Ángel de Lucas es que el creativo publicitario se sirve de las mismas herramientas, es decir, condensación, desplazamiento y figurablidad. Así como de la relación secundaria para analizar su trabajo, ya que si sólo realizara este trabajo desde el aspecto racional no se podría conectar con el inconsciente, con las fantasías socialmente circulantes y organizarlas de manera que garanticen la formación de sus mensajes.

Para Habermas la publicidad es el más extenso medio de comunicación de masas. Es una comunicación distorsionada que se dirige a presionar al público mediante determinadas técnicas de persuasión. La publicidad de masas no es sólo una forma de comunicación social, sino una forma de la sociedad. El hecho publicitario es complejo y está constituido no sólo por el elemento informativo sino por el persuasivo. La información publicitaria se caracteriza por ser unilateral y acrítica.

Podemos decir que la publicidad tiende a ser más persuasiva que objetiva. Parson y Turner la califican como una industria de la persuasión, actúa directamente en la sociedad, es un medio de creación de necesidades y deseos y genera una deformación artificial de la opinión pública. Ambos centran su análisis en las motivaciones más que en los intereses. En sus investigaciones se dirigen a descubrir las necesidades y transformarlas en motivaciones de compra. La publicidad nos persuade a consumir para satisfacer las necesidades del proceso productivo. Por tanto, uno de los contenidos de la publicidad consiste en recoger los deseos o captar el cansancio del consumidor. La publicidad opera como instrumento poderoso de control social y ejerce una presión coactiva basada en nuestra emotividad subliminal.

El psicoanálisis freudiano es, por tanto, un arma efectiva que proporciona grandes resultados a los publicistas que lo emplean. Cuando el psicoanalista decide cambiar los hábitos del consumidor se casa con Paulov y se sirve de la reflexiología para crear eficaces reflejos condicionados que suprimen la reflexión haciendo salivar al público. Cuando éste proyecta un lay-out utiliza las enseñanzas de la escuela de la Gestalt.

La eficacia de la conjugación de las técnicas de difusión mecánica y psicológica o psicoanalítica de persuasión han dado a la sociedad post-industrial sus estructuras psicológicas y sus imágenes motoras. Persuadir es hacer que una o varias personas hagan algo gracias a una acción dirigida a un fin bajo nuestro control.

En nuestra sociedad de consumo, el consumidor ha sido analizado o formado para desentrañar su mecanismo de acción. El consumidor no sólo se mueve por motivaciones sino que está condicionado también por sendos estereotipos, que son una de las principales técnicas de propaganda al operar de modo no racional. Evitar el tener que pensar aceptando uno la idea tal cual es servida anula nuestro sentido crítico, formando una plataforma mental de referencia para nuestros posteriores conocimientos. Por tanto, la publicidad de masas debe tener en cuenta los estereotipos utilizados anteriormente, es decir, estas técnicas actúan sobre bases estereotipadas.

Los medios persuasivos básicos son tres:

1. La publicación o información declarada públicamente.
2. La fuerza de penetración del medio.
3. La repetición, como afirmación categórica o insistencia.

La publicidad de masas ha dirigido sus técnicas de persuasión a una dimensión irracional y ha aplicado todos los conocimientos de la moderna ciencia psicológica. De las diversas técnicas disponibles destacan dos: la publicidad que persuade a nivel intuitivo y la publicidad que intenta persuadir a nivel no consciente.

La investigación intuitiva es también llamada persuasión afectiva. El autor más destacado de esta tendencia es Martineau. Las imágenes estereotipadas de los productos resultan no sólo de los significados racionales y funcionales o utilitarios, sino que son de carácter afectivo o emotivo. Se trata de beneficios psicológicos, de necesidades emotivas y de satisfacciones de orden estético que hacen deseable el producto produciendo un conflicto entre el ser y el deber ser dentro de la psiquis del sujeto.

Martineau propugna una publicidad afectiva. Para él las decisiones de aceptación y rechazo se elaboran a través de los sentimientos y de la intuición. No es suficiente con los elementos intelectuales. Es preciso llegar hasta los sentimientos. Para esto propone el método del martillo, que consiste en el sistema directo y la identificación. La sugestión indirecta se realiza a través de recursos estéticos y emotivos, imágenes, voz y música.

En la identificación, el lector o espectador puede llegar a identificarse con los usuarios o consumidores de productos si se ve a sí mismo en la situación. En el proceso actúa la convicción y credulidad en forma de fe. Esta identificación puede llevarse a cabo de dos formas: reconociéndose a sí mismo o también viendo el deseo del otro. La persuasión inconsciente responde a las técnicas de publicidad subliminal. Es irracional y se efectúa mediante sugestión automática y profunda. Dichter estudió este aspecto de la publicidad aplicando los descubrimientos del psicoanálisis relacionando la persuasión consciente con el nivel inconsciente de nuestro aparato psíquico.
 

CONCEPCIÓN DE PODER EN TÉRMINOS DE LENGUAJE

Para entender el mecanismo de articulación de los distintos discursos, así como su lógica de constitución, es necesario realizar un ejercicio de abstracción y comprender la sociedad como un sistema de poder en términos de lenguaje. La interpretación del poder en términos de comunicación tan solo es aplicable a la concepción de la sociedad como un sistema social y dentro también de lo que se entiende como la teoría societal. La base de esta teoría societal es la diferenciación en estratos y subsistemas funcionales. Por otro lado, es una teoría de la evolución social y cultural que conduce a una diferenciación creciente y que trata de unir una teoría de la comunicación, simbólicamente generalizada, con el concepto de diferenciación social.

Los sistemas sociales se forman a través de comunicaciones. Suponen qué procesos de selecciones múltiples se determinan unos a otros por medio de la anticipación o la reacción, es decir, se establece una relación de contingencia por un lado y por otro de interdependencia. Los sistemas sociales surgen primero de la necesidad de selecciones convenidas, tales necesidades son experimentadas previamente por los sistemas sociales. Las condiciones que hacen posible esta correlación son el resultado de la evolución y cambian con ella de tal forma que la evolución articula la dimensión temporal y la diferenciación articula la dimensión social del sistema societal.

Las propias estructuras sistémicas construyen la evolución, entendida ésta, no como un evolucionismo positivista, sino como un proceso que contiene una doble perspectiva: simplificación y complejización. Ambos se suceden al unísono dentro de lo que se ha llamado la autopoyesis, término acuñado por los biólogos Maturana y Varela y utilizado posteriormente por Niclas Luhmman. Este proceso exige una adaptación constante de las estructuras simbólicamente generalizadas con el fin de mantener las redes de comunicación, elemento de construcción del sistema.

La comunicación sólo se realiza si se entiende la selectividad del mensaje. Existe la posibilidad de hacer uso de ella (en oposición) al seleccionar los propios estados del sistema implicando una relación de contingencia y la posibilidad de rechazo de selecciones que ofrece la transición comunicativa. El rechazo comunicado en respuesta en el sistema social se identifica con el conflicto. El grado en el que se realiza este conflicto varía de acuerdo al grado de diferenciación y de acuerdo con la evolución social.

Pero el lenguaje no puede ser el único vehículo en el que se guía la elección entre sí o no, ya que es precisamente éste el que garantiza ambas posibilidades. Ninguna de las dos puede darse al azar. En toda sociedad existen mecanismos adicionales al lenguaje que garantizan las transferencias del lenguaje. Se puede decir que la relación entre el desarrollo del lenguaje y el desarrollo de la complejidad social fue de carácter dialéctico e indirecto. El lenguaje proporciona un nuevo contexto de evolución al hombre permitiendo, no sólo describir la realidad, sino pensar lo posible hasta límites insospechados sin este poderoso medio de representación.

El lenguaje no es sólo un sistema de relación con los demás sino de comunicación consigo mismo, definiendo así un plano metacognitivo de conciencia que modifica la experiencia humana y el modo de ser del hombre. Modifica el plano interno y en él define uno de conciencia, de estructura semiótica. Este proceso de modificación, que conduce desde las formas expresivas y comunicativas más elementales a la conciencia reflexiva, se produce en el desarrollo ontogénico de cada individuo, mediado, por supuesto, por el lenguaje.

También parece contrastado que la rápida asimilación de un sistema de símbolos, una vez que el niño posee funciones comunicativas de petición y declaración, la capacidad de representarse mentalmente objetos ausentes y la motivación de comunicar sus representaciones a otros es producto de una predisposición natural. Cabe decir que el lenguaje cumple una función global y esencial: por un lado estaríamos ante una función que genera materialmente ideas y por otro, una función que comunica proposicionalmente intenciones.

Ello quiere decir que define tales intenciones a través de un sistema de signos responsable de la formación de la sustancia que compone la conciencia y el pensamiento. El lenguaje es instrumento de pensamiento y de control metacognitivo, tesis mantenida por Susana López Ornat (1991). La interiorización del lenguaje cumple importantes funciones cognitivas, proporciona un mecanismo de retroalimentación para el sistema cognitivo y además, cumple un papel básico de control atencional de la actividad, permitiendo alcanzar niveles de planificación anticipación sólo posibles por el lenguaje. Por otra parte ofrece un recurso de representación muy eficiente en actividades de resolución de problemas: "El lenguaje no es algo que el hombre hace sino algo que hace al hombre".

El proceso a través del cual el lenguaje adquiere estas importantes funciones se relaciona con una nueva función, función de regulación estudiada por Vigotski. Así como la importante contribución del lenguaje a la acción voluntaria, esta función es adquirida de forma gradual. El lenguaje se comporta entonces como un instrumento a través del cual se manifiestan las selecciones, que son el resultado de la reducción de la complejidad. La forma que adquieren éstas es simbólicamente generalizada. Son signos de identidad transmitidos por los medios de comunicación y fabricados por los distintos discursos.

Los signos que, primeramente, tenían un carácter externo en el plano de la conciencia como instrumentos objetivos de la mediación entre personas, se internalizan hasta convertirse en elementos internos y subjetivos de la relación de un sujeto consigo mismo. Podemos hablar, a partir de este desdoblamiento, de un plano de conciencia permitiendo la interiorización de los instrumentos de relación entre personas. Referirse a la estructura simbólica es hablar de la génesis y la naturaleza social de la conciencia. Las herramientas semióticas más importantes y poderosas en el contacto social y en la relación interhumana de la conducta son las palabras, palabras entendidas por convenciones humanas construidas por la cultura para la comunicación e inter-regulación de la conducta.

La conciencia, por tanto, no refleja lo real como una especie de imposición empírica directa de las cosas, sino sirviéndose de categorías y conceptos y estableciendo "formas de unidad o conceptos" en su reflejo indirecto de los objetos y sus relaciones. Esas formas de unidad nos permiten hablar de un plano semántico en el lenguaje. Las formas de unidad o conceptos son construcciones genéticas cuya conformación se modifica con el desarrollo.

En el desarrollo no sólo varía el significado de los signos y las estructuras de las formas de unidad (conceptos) a través de los cuales se refleja lo real, sino que la verdadera esencia del desarrollo se haya en el cambio de la estructura interfuncional de la conciencia. A parte de las variaciones internas de las funciones psicológicas, que constituyen la trama de la estructura misma, podremos hablar del carácter dialéctico, del desarrollo y de cambios cualitativos en él.

En el caso de la conciencia como pensamiento verbal, que constituye la trama esencial de la estructura semiótica, la unidad interna de análisis es el significado. Su esencia consiste en ser un reflejo generalizado de la realidad, en ser un salto dialéctico al referirse, no al objeto aislado, sino al grupo de clases de objetos y sus relaciones. Vigotski considera, por tanto, que el método a seguir en la exploración de la naturaleza del pensamiento verbal es el análisis semántico que contiene la interrelación entre la unidad del pensamiento y el lenguaje.

Salvado este obstáculo podemos profundizar en el tema respecto de la comunicación, ya que ésta requiere significado y no puede prescindir del signo ni del reflejo generalizador, donde la experiencia sólo es comunicable si se codifica en categorías convencionales. La moral es un ejemplo de tales categorías. No hay que olvidar las afirmaciones sobre como varían los reflejos generalizados a lo largo del desarrollo, así como la estructura misma de la comunicación.

Podemos decir que la variación genética del significado lo haría en dos direcciones. Un plano externo, donde el individuo toma conciencia del valor simbólico y convencional de las palabras, criticando la idea de Sterm de una raíz intencional del lenguaje y remitiéndose a las concepciones Piagetianas de que las palabras vividas por el individuo son atributos reales de los objetos; y un plano interno, donde se plantea el problema de la construcción genética de los conceptos, permitiendo establecer en la formación de conceptos de los niños una línea genética desde los cúmulos inorganizados de la infancia, a los complejos donde los elementos no se agrupan por impresiones subjetivas sino por relaciones variantes reales y objetivas, construidas por la experiencia directa y no por la abstracción lógica. En general, los investigadores psicofisiológicos confirman las hipótesis intuitivas acerca del papel funcional del leguaje en el pensamiento.

Estudios procedentes de la hermenéutica, se sitúan en una posición bien diferenciada respecto de las ciencias sociales que proceden de métodos empírico-analíticos. Para la hermenéutica no es posible un lenguaje monológico porque la comprensión se realiza en el medio del lenguaje bajo la fórmula de símbolos intersubjetivamente vinculantes. El intérprete se convierte en un interlocutor del diálogo. La hermenéutica señala el fracaso del lenguaje monológico de las ciencias empírico-analíticas al intentar de forma directa traducir aserciones intencionales en expresiones de un lenguaje empírico. Precisamente cuando las ciencias sociales proceden según métodos empírico-analíticos es cuando la comprensión del sentido no puede ser formalizada. En esta línea de argumentación discurre la crítica de Habermas al monopolio metodológico del positivismo.

Del mismo modo que las ciencias sociales se desarrollan en la esfera funcional de la actividad instrumental sirviéndose de un uso monológico del lenguaje, las ciencias hermenéuticas están inmersas en interacciones mediadas por el lenguaje ordinario. Así, donde los métodos empírico-analíticos están dirigidos a poner al descubierto la realidad de ella desde la manipulación técnica, la metodología hermenéutica tiende a asegurar la intersubjetividad de la comprensión en la comunicación lingüística ordinaria y la acción bajo normas comunes.

La comprensión establece el sistema de referencia de la acción comunicativa. Un sistema irreducible al marco de la actividad instrumental. El intérprete está tan implicado en la interacción como aquello a lo que se dirige su interpretación. La relación, que se establece entre el sujeto y el objeto, es reemplazada por sujeto participante e interlocutor. La comprensión hermenéutica se dirige a un contexto de significaciones legadas por la tradición. Su metodología viene definida por la intención de borrar los límites de una comprensión monológica del sentido, propia de la observación controlada de relaciones fácticas al uso de ciencias experimentales. El saber hermenéutico consta de símbolos y modos de comportamiento procedentes del ámbito objetual de las ciencias del espíritu. Acceder a ellos sólo es posible desde la comprensión del sentido y no desde la observación de eventos.

La producción experimental de fenómenos respecto de la objetivación configura la relación entre lo particular y lo general. Exige la concordancia de experiencias individuales con categorías generales abstractas (estructuras simbólicas). En la apropiación hermenéutica sucede exactamente lo contrario, las categorías generales han de adaptarse a experiencias individuales. En las sociedades simples la función de representación de selecciones que desarrolla el lenguaje se realiza a través de la construcción de la realidad. Una realidad fundada en la esperanza vivida y compartida. Son, por tanto, conductas que conllevan un bagaje práctico comprobado y fuertemente legitimado por el mito y la tradición. El leguaje sirve para confirmar supuestos y tiene un gran potencial inagotable para la información y la negación.

Habermas advierte que todo conocimiento es emancipativo y este interés ya está presente en el dominio de la naturaleza que provoca el interés técnico. En lo que se refiere al práctico, anima los procesos de intersubjetividad lingüística. El interés emancipativo se puede entender como la conciencia de la libertad con la razón. Es una reflexión que hace consciente lo inconsciente, disolviendo la base determinante de toda falsa conciencia y hace posible una praxis cabal.

Habermas intenta desarrollar una teoría de la acción comunicativa, que prevea de una base normativa el ejercicio de la crítica y justifique el estatus del interés emancipativo a partir del supuesto de reflexión intersubjetiva, una conjunción entre el interés emancipativo y la interacción comunicativa, que se constituye como principio configurador de una sociedad no patológica, patología basada en una distorsión estructural de la comunicación. Lo que pretende Habermas, al definir la idea de emancipación de las condiciones estructurales del lenguaje, es la presentación de los fenómenos sociales de la dominación, explotación y la represión en realidades lingüísticas como formas de comunicación distorsionadas.

En esta línea critica la universalidad de la hermenéutica. Hay que aprender, no sólo el sentido de un texto eventualmente deformado, sino el sentido de la deformación del texto. El área de la aplicabilidad de la hermenéutica coincide con el de los límites del lenguaje ordinario.

Tan pronto como comprendemos que el lenguaje puede ser utilizado como instrumento de dominio y poder social, que sirve para legitimar tales relaciones adquiriendo una función dialógica, se hace patente la necesidad de una reflexión crítica respecto de la dependencia del lenguaje. Habermas lleva la crítica de la economía política de Marx a una crítica de la comunicación distorsionada. Pero será Freud con su mirada a la familia como agente socializador, transformador de la conducta intuitiva en acción comunicativa, el que guiará finalmente las investigaciones de Habermas. Freud se centra, no en las funciones del yo en el marco instrumental a nivel cognoscitivo, sino en la fundamentación motivacional de la acción comunicativa. Incluye factores específicos de la socialización como el super-ego, (Freud) "prolongación transpsíquica de la autoridad social", no reducida a la actividad instrumental. Es la interiorización lo que especifica al hombre como tal.

El psicoanálisis se ocupará de los procesos desviados de ciertos símbolos del uso lingüístico público, deformados en términos de lenguaje privado y de la naturalización de los motivos de la acción. Analizará un lenguaje privatizado cuyos símbolos no obedezcan a las reglas gramaticales del lenguaje ordinario. Dentro de uno mismo existe una barrera entre el yo competente lingüísticamente, que participa en los juegos del lenguaje intersubjetivo, y un exilio interior representado por el sistema simbólico de un lenguaje primario o privado.

Para Habemas la importancia del psicoanálisis estriba en la recurrencia metódica de la autorreflexión. Se trata de hacer consciente lo inconsciente, hacer comprensible el lenguaje del yo público con su lenguaje privado. La teoría general del psicoanálisis ha excluido, de hecho, la comunicación intersubjetiva, ya que el modelo monológico adopta la interpretación unilateral en detrimento de la necesidad colaboradora médico-paciente.

Las sociedades avanzadas desarrollan una necesidad de una diferenciación funcional (operativa) entre el código del lenguaje, en general, y, en especial, de los medios de comunicación simbólicamente generalizados, tales como el poder y la verdad que condiciona y regula la motivación para aceptar selecciones ofrecidas. Por medio de esta diferenciación las potencialidades para el conflicto y el acuerdo pueden darse conjuntamente en la sociedad. Cuando los bienes son escasos el reclamo activo de ellos por parte de una persona se convierte en un problema para otros, entonces esta situación se regula a través de los medios de comunicación. Estos transfieren la acción seleccionada por la persona a la experiencia de los otros como modelo patrón generalizado y efectivo en una ejemplificación práctica. Si existe escasez la influencia es más precaria. El medio de comunicación tiene que tornar una forma específicamente generalizada que haga posible la transferencia de complejidad reducida.

No todas las ejecuciones de una acción se tornan problemáticas. Uno no deja algo que se le da, sino que lo acepta y lo sostiene. Pero en casos especiales puede que el proponente se reprima de proponer su propia acción, se reprima de prescribir la acción de otros. En el contexto concreto de tal circunstancia no se puede realizar toda la transmisión de selecciones que se requiere. La tendencia a la negación aumenta con la contingencia de selecciones. La transición de selecciones sólo es posible bajo un presunciones especiales que son construidas e institucionalizadas por el código de poder para ser posteriormente interiorizadas. Sólo gracias a un medio de comunicación simbólicamente generalizado estas presuposiciones institucionalizadas se convierten en expectativas seguras.

Los mecanismos evolutivos de la variación y la posibilidad de realizar selecciones transferibles, socialmente efectivas y utilizables se presenta por separado y esto acelera la evolución sociocultural. La escritura parece ser la causa del desarrollo de los medios de comunicación especialmente simbólicos. La escritura amplió el potencial de la comunicación en la sociedad por encima de la interacción sacándola de los sistemas de interacción concretos. Sin la escritura es imposible crear cadenas complejas de poder en las burocracias políticas administrativas y, mucho menos, el control democrático sobre el poder político. Lo mismo se aplica al desarrollo, como Luhmman afirma: "perpetuación discursiva de elaboraciones complejas de declaraciones de verdad (la ley)". La función clasificadora de un código verdadero lógicamente especializado sólo se necesita cuando se dispone de un cuerpo de pensamiento formulado a la escritura.

Los medios de comunicación son mecanismos adicionales al lenguaje, un código de signos generalizado que guía la transición de selecciones. Estos tienen una función de incentivación porque incitan a la aceptación de selecciones de otra gente y, por lo general, hacen de esa aceptación el objeto de expectativas y garantizan la compensación intersubjetiva (el reconocimiento de la selección de la otra parte como propia). Los medios de comunicación se pueden formular cuando el modo de selección de un compañero sirve simultáneamente de estructura de incentivo para el otro. Otros símbolos de selección y motivación asumen una función de transición y clarifican la conexión entre los dos aspectos. Esta conexión es anticipatoria de tal modo que puede fortalecer y motivar la selección.

Los procesos guiados por los medios de comunicación juntan compañeros en donde ambos completan sus propias selecciones y ambos saben que esto ocurre por el otro. Usando la terminología Alter y Ego todos los medios de comunicación suponen situaciones sociales con la posibilidad de elecciones por ambas partes (doble selectividad y contingencia). Esto les da función de transmitir selecciones desde un Alter a un Ego en tanto en que preservan su selectividad.

En términos de poder se aplica la comunicación influyente cuando se refiere a un compañero que va a ser dirigido para hacer sus selecciones (Jesús Ibáñez "el hombre es hablado"). La transferencia de selecciones significa la producción de selecciones simplificadas abstraídas de los contextos iniciales. Tal abstracción y simplificación hace necesario que los símbolos reemplacen al comienzo concreto (esencias), dando lugar a lo que Jaques Derrida denominó como el proceso de la deconstrucción, es decir, una renconstrucción de la realidad basada en la representación simbólica de esencias y de inertes. Para este proceso los medios de comunicación desarrollan un código simbólicamente generalizado para la orientación compartida, es decir, generan los distintos discursos legítimos.

Todas las fases del proceso continúan siendo subsecuentes. Los medios de comunicación combinan la orientación común con la no-identidad de las selecciones. También el poder funciona como un medio de comunicación y ordena las situaciones sociales antes descritas con una identidad doble. La selectividad del Alter debe diferenciarse de la del Ego porque en la relación con estos dos factores surgen problemas en lo que se refiere al poder.

Alter tiene a su disposición más de una alternativa. Puede producir y quitar inseguridad en su compañero cuando ejerce su selección. Esta desviación por la vía de la reducción y producción es una precognición del poder. El poder también supone apertura a otras acciones posibles por parte del Ego afectado por el poder. El trabajo del poder es transmitir, ser capaz de influenciar las selecciones u omisiones. Cuanto mayor sea su capacidad de mantener a los efectos alternativos y atractivos de la acción u inacción, mayor será el poder. Sólo podrá ampliarse desde un aumento de la libertad por parte de cualquiera que esté sujeto al poder.

Todo poder debe diferenciarse de la coerción. Las elecciones posibles de una persona limitada se reducen a cero. Cuando la coerción recurre a la violencia física y de este modo de la acción propia por la acción de otros que uno no puede conseguir. El poder pierde su función de crear doble contingencia en la misma proporción que se aproxima al carácter coercitivo. La coerción significa la renuncia a las ventajas de la generalización simbólica y a guiar la selectividad del compañero.

El poder del poseedor de éste es mayor si puede poner la elección de realizar con base a un poder tipos de decisiones cada vez mas diversas. Y si además, puede hacer esto con un compañero que por su parte tenga varias alternativas diferentes, su poder será mayor y tendrá más capacidad de control, es decir, el sistema te ofrece un abanico de selecciones. Éstas son reducción de complejidad y están orientadas a la función de autoconservación del propio sistema. Cuantas más selecciones sea capaz de ofrecer el sistema, más ámbitos del individuo cubre y, por tanto, más capacidad de control tiene sobre él y más difícil de percibir la dominación. La diferenciación se presenta, por tanto, como prioritaria para poder absorber la complejidad y poder ofrecer selecciones que garanticen esta función.

La sociedad debe desarrollar sustitutos para una compensación exacta de situaciones de poder para que estos se conviertan en un sustituto de poder. Las jerarquías que postulan una distribución asimétrica sirven como tal. Otro sustituto es la historia del sistema como acciones que tienen éxito en las situaciones de conflicto. Son recordadas, normalizadas y generalizadas como expectativas. Existen posibilidades importantes de sustitución de los convenios semicontractuales. El más poderoso llega a un pacto con los posibles desleales.

Una de las funciones primordiales de un medio de comunicación es transmitir complejidad reducida. La selección hecha por un Alter limita las selecciones posibles de un Ego al ser comunicaciones bajo condiciones específicas. Estos tipos de dependencias transmitidas por vía de los medios de comunicación se distinguen de las interferencias generales, así como de los impedimentos mutuos, que suponen procesos de comunicación condicionables mediante símbolos. Están sujetos a la formación cultural, pueden ser cambiados por la evolución y son compatibles con gran número de condiciones del sistema.

En el caso del poder, el principal punto de interés es la transición de selecciones, no las realizaciones concretas de cierto resultado. El poder surge en caso extremo de que el Alter deponga la acción del Ego. Es más típico considerar el poder como cualquier otro medio de comunicación, como algo que la motivación de selección del otro.

La función del poder es asegurar las cadenas posibles de efectos, independientes de la voluntad del participante sujeto al poder, lo desee o no. La causalidad consiste en neutralizar la voluntad del inferior. Esto también le afecta a él por su relación de contingencia con el sujeto. Debe, por tanto, regularla como cualquier otro código de medios. El código del poder se relaciona con una discrepancia posible, no necesariamente real, entre las selecciones de Alter y Ego es quien acaba con ella.

El poder de quien lo detenta, más que como una causa o como potencial, se describe como la función compleja de un catalizador. Estos aceleran o retardan el inicio de los sucesos sin cambiar ellos mismos en el proceso. Causan cambios en el coeficiente de concesiones afectivas o probabilidades que se esperan de las conexiones entre el sistema y el entorno. Gracias al poder aumenta la probabilidad de combinaciones improbables de selecciones. Las definiciones sociales también participan e influenciarán en la percepción de lo probable y lo improbable.

Estas definiciones sociales pueden ser traducidas en formulaciones modales a través de los medios de comunicación simbólicamente generalizados. La práctica social genera un mecanismo consistente en un proceso de reforzamiento de aptitudes efectivas, modos de hacer y sentir que interiorizamos en forma de rol social. La potencialidad de estos roles facilita la reducción de la complejidad.

La función catalizadora del poder está basada en complejos causales intrincados. Intrincados en tanto en que son interioridades a través de la socialización y causales por estar regidos por un interés operativo y socialmente entendido. Podemos decir que el poder es un medio de comunicación simbólicamente ganeralizado que desarrolla distintas funcionalidades abstractas por medio de selecciones controladas simbólicamente, asegurando una independencia de la acción directa e inferencia por parte del poseedor del poder sobre la persona sujeta al mismo. La generalización del medio de comunicación del poder tiene como función hacer posible las desviaciones en selección a modo de alternativas, sin hacer imposible el identificar el código del poder en los temas de comunicación.

Todos los medios de comunicación tienen en la base de su diferenciación una combinación especial de interacción y dentro de ésta un problema específico. Los medios de comunicación sólo se originan en el nivel de una convivencia contingente con otros medios.

Es difícil estipular categóricamente dentro de una definición lo que es y no es el poder. Se puede decir que, cuanto mayor sea el grado de contingencia de la influencia por reconocerse como una acción cuya selectividad sólo se refiere a la activación de las acciones de otra persona, menor será la posibilidad de incluir una coincidencia de intereses en una situación concreta natural. La motivación se volverá más problemática y será necesario un código de poder que regule las condiciones de transición de selecciones y la atribución de motivos personales. Si trasladamos esta tesis a la teoría de la evolución social, del mismo modo que aumenta la diferenciación social también lo hace la frecuencia de situaciones en que sin importar el grado de contingencia y especialización la transferencia de selecciones debe ocurrir para mantener el nivel de desarrollo adquirido.

La diferenciación más importante respecto a las teorías del poder más antiguas reside en que la teoría de los medios de comunicación conceptualiza el fenómeno del poder sobre la base de una diferenciación entre el código de poder y el proceso de comunicación. Por tanto, no puede atribuírsele la posesión a una de las personas como facultad o propiedad. El poder es una comunicación guiada por el código.

El tema del lenguaje presenta, en mi opinión, grandes complicaciones tanto en el estudio de su desarrollo como en su relación con el pensamiento. La amplitud del tema y la diversidad de enfoques podrían ser los principales problemas a la hora de intentar elaborar una tesis concreta sobre el lenguaje. Mi postura se acerca bastante a las teorías habermasianas. El punto de partida reside en la posibilidad de ser utilizado como instrumento de dominio y poder social. Desde esta perspectiva la función que ejerce el lenguaje no es solo comunicativa, canal de expresión de intencionalidades o de representación simbólica mediante signos de lo real concreto, sino que el lenguaje posee una función primordial a las anteriores. Estructura la conciencia y fabrica las intenciones dando la posibilidad al sistema de crear autopistas de pensamiento unidireccionales sin alternativa.

Me pregunto si realmente existe una conciencia individual o se trata de una conciencia preestablecida, socialmente interiorizada, de forma acrílica por medio de la socialización. Interiorizamos símbolos predeterminados y aprendemos su valor ya establecido y listo para ser introducido en un signo lingüístico para mandarlo a través de los canales sintácticos. Así, las herramientas sintácticas más importantes y poderosas son las palabras, construidas culturalmente. La conciencia está al servicio del lenguaje, un lenguaje que funciona como legitimador del sistema. La alternativa se presenta quizá en el espacio profundo del inconsciente irracional donde las pulsiones instintivas chocan con la barrera de la adecuación en el mudo racional del yo consciente.

El lenguaje es también un filtro de estímulos del exterior ya que sólo podremos analizar aquellos estímulos que hayamos simbolizado o los que estemos preparados para analizar. El límite del pensamiento es el límite del lenguaje. El hombre sin lenguaje no es hombre, pero con él dudo mucho de su posibilidad como individuo, reduciendo su existencia a una herramienta reproductora del mismo sistema que le ha creado. Estamos programados por un lenguaje distorsionado que limita nuestra capacidad de ser un si-mismo como finalidad, recluyéndonos en un ser funcional en tanto en que produces y legitimas el sistema. El lenguaje cumple una paradoja: te conforma y deforma. Te crea una personalidad como el que programa un ordenador, "somos lenguaje, somos sistema".


INFORME:

I. ANÁLISIS DE LOS GRUPOS DE DISCUSIÓN.
1. INTRODUCCIÓN.
2. JUSTIFICACIÓN METODOLÓGICA
3. ELECCIÓN DE LA TÉCNICA

II. NIVELES DE ANÁLISIS.
1. ANÁLISIS NUCLEAR Y ANÁLISIS AUTÓNOMO.

III. CONCLUSIÓN FINAL.

I. ANÁLISIS DE LOS GRUPOS DE DISCUSIÓN:

1.1 INTRODUCCIÓN:

Llegados a este punto de la investigación contaremos con el análisis de los discursos como intento de aproximación para entender las dimensiones de este socioanálisis. Esta técnica implica la descomposición de los grupos de hombres y mujeres con el objetivo de trazar el mapa conceptual del tema que nos ocupa: "la geopolítica del cuerpo".

Recogeremos la terminología y examinaremos las transferencias de significados para comprender las posiciones subjetivas de los participantes. Este mapa se compone a grandes líneas de construcciones temáticas que se desvelan en el proceso discursivo. Para ello utilizaremos las técnicas cualitativas de análisis del discurso.

1.2 JUSTIFICACIÓN DE LA TÉCNICA

Considero que las técnicas de análisis discursivas no son el mejor camino (al menos no son senderos neutrales) por el cual el investigador se aproxima a una determinada faceta del discurso que estuviera ya dada en él. Sino que es más apropiado concebirlas como instrumentos-herramientas útiles de carácter conceptual que lo descomponen haciendo que surja, que se constituya en él, que se evidencie de un modo u otro esa faceta que pretendemos estudiar.

Dentro del campo de la metodología cualitativa encuentro necesaria la justificación de la elección del grupo de discusión como técnica más adecuada a nuestro objeto de investigación, por su potencialidad para revelar los procesos simbólicos e imaginarios que están detrás de nuestro fenómeno.

Si queremos conocer las transferencias subjetivas a este tema, " la geopolítica del cuerpo", el grupo de discusión nos servirá como reconstrucción de las experiencias del sujeto. Aquí lo subjetivo se hace transmisible a través del intercambio lingüístico. Esperamos detectar la matriz social de estas subjetividades y extraer comprensiones del compromiso de su conducta individual con el grupo. Nos interesan no sólo por las racionalizaciones, sino por profundizar un nivel más. Esta profundidad se hace menos distante a través del grupo de discusión, que permite dar cuenta de la manera en que los sujetos y los grupos construyen y dan sentido a sus circunstancias, haciendo aflorar las categorías e interpretaciones que se generan en los marcos intersubjetivos de la interacción social por medio de los procesos comunicativos y lingüísticos.

II. NIVELES DE ANÁLISIS.

En este trabajo seguiremos como esquema la clasificación hecha por Dubois en su Retórica General. Ibáñez establece un análisis del discurso a tres niveles:

1. El primer nivel es el nuclear, llamado así porque consiste en la captación de los elementos nucleares y de las estructuras elementales del material discursivo. Es, por tanto, un análisis de las propiedades internas del discurso.
2. El segundo nivel es el que denomina autónomo. Estriba en descomponer el material discursivo en diferentes discursos o textos que se puedan relacionar con distintos 'ethos' de clase, edad, género, subcultura o, por ejemplo, credo político. Es por consiguiente, un análisis de la relación de las propiedades internas del discurso con las propiedades de quienes lo pronuncian y/o de quienes lo reciben. En nuestro caso el material recogido son los discursos de hombres y mujeres. De ahí que mezclemos (bajo el nombre Grupo de Mujeres y Grupo de Hombres) el nivel estructural y el autónomo, puesto que extraeremos los elementos nucleares pero separados por géneros.
3. El tercer nivel es el sýnnomo o total. A través de éste se recupera la unidad del material discursivo, que antes había sido diseccionada y descompuesta en los dos niveles anteriores. Se trata de analizar e interpretar la relación dialéctica entre los discursos y cómo estos se constituyen mutuamente entre sí y también, observar la relación de esos discursos con el contexto sociocultural del que forman parte. A esta parte le llamaremos Conclusiones.

En referencia al nivel nuclear los distintos temas se distribuyen de la siguiente forma:

GRUPO DE MUJERES :

La imagen como forma de expresión de la subjetividad femenina, el ser construido para el otro y la responsabilidad afectiva en la que han sido socializadas se cosifica en una imagen de sí mismas reflejadas para los otros.

1. Anorexia.
2. Dependencia del reconocimiento social para la construcción de su identidad .
3. Imagen como forma de comunicación individuo-sociedad.
4. Justificación del culto al cuerpo como consecuencia de la adaptación al modelo establecido.
5. Relación cuerpo- prejuicios e imagen.
6. Dominio de la imagen frente al cuerpo físico.

GRUPO DE HOMBRES:

1. La imagen y el cuerpo como fuente de frustración.
2. Relación entre la imagen y la identidad.
3. El papel de la moral cristiana en la configuración del cuerpo y la mente.
4. Exigencias de la sociedad.
5. Atracción como fruto de la imagen (producto de consumo).
6. Cosificación de la mujer y dominación masculina.
7. Anorexia.
8. Visión formal del cuerpo.

III. CONCLUSIÓN FINAL:

Una vez explicado el importante papel del lenguaje, los medios de comunicación y la función de cada uno de los discursos junto con sus mecanismos de actuación y sus relaciones de poder en la sociedad, os preguntaréis qué relación tiene todo esto con la construcción simbólica del cuerpo y el poder. De acuerdo con este modelo la cultura occidental está basada en una lógica racional instrumental práctica y universalizable.

Esta lógica obliga a la adquisición de consensos normativos. Esto significa la creación de unos patrones de conducta, como hemos dicho anteriormente, que garanticen una rentabilidad en términos de beneficios medios pero seguros para la persona, es decir, una compensación suficiente de mis acciones. Estos modelos facilitan la resolución de problemas ya que, ante una situación problemática o novedosa tan sólo con aplicar el modelo, tengo una forma probada de obtener dichos beneficios. En este sentido creamos identidades grupales a través de las cuales construimos nuestra identidad personal y establecemos nuestras relaciones desde una concepción intergrupal de éstas (Nadel). Tales patrones se convierten en exigencias sociales en torno a roles. De los grupos se desprenden las siguientes afirmaciones:

Del grupo de mujeres obtenemos:

1. La imagen personal es la que nos transmiten por medio de los medios de comunicación. lo veo como que nos pautan. Existe una pauta personal que nos llega a través de las revistas y como que nos quieren imponer.
2. Sí, unos cánones.
3. Te vistes de una manera, eres, así: pija, hippy...
4. En muchos ámbitos no puedes elegir, como para ir a trabajar. Estamos sometidos. La imagen es una forma de expresión, una forma de homologación, pero es también una forma de relacionarte.
5. La imagen no es sólo la que tú tienes sino la que ellos perciben. Si tú te pones ropa de cierta manera, la gente piensa que puedes ser de izquierdas o de derechas, porque el vestido o la imagen es una identificación con el grupo al que perteneces. La imagen es algo más que la propia imagen en sí. No es sólo ropa, es algo más.
6. No sabemos distinguir lo que es la imagen de lo que eres tú.
7. Necesitas ser de una determinada manera para poder integrarte normalmente con los demás y sobretodo a una cierta edad.

Del grupo de hombres:

1. Tu imagen y tu cuerpo son tu carta de presentación. La historia es como te ve el resto.
2. Hay imágenes que representan fachadas y otras que las simbolizan, como las tribus urbanas.
3. Todos los grupos tienden a tener un tipo de imagen identificativo.
4. Cuando salimos a la calle somos muy conscientes de la imagen que damos. Yo no voy igual a tirar la basura que a la Universidad.
5. Depende mucho del momento .
6. La sociedad exige siempre algo. Si te adecuas a ese modelo es porque estás muy normalizado y porque te dejas influir por lo que te piden.
7. Tú sabes que muchas veces te toca pasar por el aro. Tenemos que comer y trabajar.
8. Es normal. Tenemos que tener una determinada imagen para ser aceptados en los grupos.

Estos modelos necesitan de una moral legitimadora que los haga universalizables. Para que esto sea posible las leyes morales que los legitiman tienen que ser de carácter objetivo con el fin de garantizar la autonomía de la razón, hecho al que anteriormente también nos hemos referido, respecto de cuestiones subjetivas como el deseo pulsional e incluso la capacidad de atracción del objeto. La religión o moral católica ha sido el instrumento a través del cual el sistema ha intentado articular la contención de nuestros deseos pulsionales. Los ejemplos en este sentido que encontramos en los grupos son:

Del grupo de los hombres:

1. Yo soy de un pueblo con una educación casi talibán, católica, que coacciona la libertad, no puedes llevar una chica a casa. Mi abuela que es una esclava de la religión católica no ha disfrutado de nada de la vida, sólo le han vendido esa religión negra.
2. Mi abuela, por ejemplo, va de luto, de negro, pero lo hace por los demás no por ella.
3. Yo también voy de negro.
4. Sí, pero no por dolor o porque vayan a decir que no quieres a tu marido.
5. Muchas veces hay algo que te encantaría hacer pero siempre hay una norma que te lo impide.

Hablar del cuerpo en estos términos supone una construcción del mismo diferenciada. A cada parte se le aplican principios morales con el fin de canalizar las acciones sobre él respecto de la misma lógica operativa del propio sistema. Por tanto, las partes del cuerpo susceptibles de potenciar actitudes pasionales en torno a la voluntad y, por tanto, alejadas del criterio racional son prohibidas. Prohibición que se ejecuta en términos lingüísticos dentro de los criterios de uso no legítimo establecidos por la moral. La relación de usos legítimos y no legítimos viene dada por la normalización que se establece a partir sus usos estrictamente funcionales definidos por los discursos científicos y más en concreto por el médico. En este sentido encontramos como las distintas partes del cuerpo, por ejemplo los genitales femeninos y masculinos, quedan definidas lingüísticamente únicamente por su función estricta "aparato reproductor".

A medida que nos separamos físicamente de la cabeza, a la que está atribuida la representación materializada de la razón, el cuerpo se convierte en una estructura normalizadamente diferenciada por su capacidad funcional. Esta ley organizativa de las usos legítimos de los distintas partes del cuerpo deslegitima cualquier otro uso o percepción influenciada por los cúmulos inorganizados del inconsciente o la propia voluntad pasional en forma de tabú estableciéndose como un uso no legítimo. Se crean así estigmas corporales con las partes más dístales del cuerpo. Esto se debe de entender como una visión formal del cuerpo pero no podemos olvidar que la imagen es el atributo subjetivo del objeto cuerpo. Así lo evidencian los grupos.

Del grupo de los hombres extraemos:

1. Tu cuerpo puede ser importante o no. Por ejemplo, si eres capaz de salirte de las modas o no, y de las formas que establecen ese cuerpo. También está la atracción física que no tiene que ser sólo según los cánones de belleza. En el plan de que los medios te marcan pero tu siempre tienes un tipo de cuerpo que te atrae, un tipo que está en la conciencia colectiva.
2. Estoy de acuerdo, vale, te impone un modelo pero soy más mente que materia, porque una persona que va sólo por el cuerpo es que busca sexo y tú luego tienes que convivir con ella y compartir inquietudes.
3. Primero me fijo en el cuerpo, pero después ya no.
4. Si traemos aquí a seis tías coincidimos en cuál es la que está más buena.
5. Si, todos podemos decir cuál es la que está más buena pero a lo mejor a mí una me da más morbo. El morbo es vital.
6. El morbo para mí es como el carisma.

Siguiendo esta lógica de protección ante lo pulsional, la mujer recoge el testigo de la significación subjetiva estableciéndose como un tabú dentro de la estructura moral. De tal modo que la mujer sufre las consecuencias ser también tabú. Se establece una relación de dominación, una cosificación del género femenino . Como diría la teoría de (Bourdieu), la relación de la mujer y su seducción es parte de su negación manifiesta, ya que es un elemento desestabilizador en términos de norma moral y, por consiguiente, un objeto de dominación, inscribiéndose en el cuerpo de los dominados. Estas reglas de dominación no están presentes en la naturaleza y tienen que estar construidas por intensos procesos de socialización.

Del grupo de las mujeres:

1. Este es el tema de los prejuicios, ya no es la imagen que tú des sino la que los otros quieren ver de ti.
2. Esos prejuicios son los que la sociedad nos construye, somos tábula rasa, es la socialiazación, es el precio de vivir en sociedad.
3. Esto es una cuestión de educación. Entre yo y mi hermana, ella siempre tiene que estar guapa y servir para el hombre.
4. Es que el cuidado del cuerpo siempre se asocia a la mujer.
5. La función de la mujer es agradar a tu marido y la del hombre hacer las cosas.
6. La mujer es florero.
7. Se supone que estamos en otra era.
8. Todavía hay gente así, sobretodo en el campo.
9. En la tele sólo tenemos a la mujer gancho.
10. Sí, es increíble que en un anuncio de agua mineral salga una mujer desnuda.
11. La mujer siempre hace anuncios para hombres y mujeres mostrando su cuerpazo.

Del grupo de los hombres obtenemos:

1. Tenemos muchos tapujos. Siempre que te ven desnudo lo que haces es cubrirte .
2. Ya sólo el hecho de ir a una playa nudista implica estar bastante liberado, sobretodo para una mujer.
3. Los hombres nos fijamos demasiado en la mujeres.

Cuando las presiones externas son abolidas los efectos de la violencia simbólica se mantienen largo tiempo latentes. El poder simbólico sólo se puede ejercer con la contribución de quienes lo soportan.

La norma moral articula el sentido de las selecciones en torno a la lógica operativa desligada de lo pasional. Utiliza las diferentes discursos para generar un determinado equilibrio de contingencia que, en definitiva, es la base de la transición de selecciones de acción. Este equilibrio de contingencia en las sociedades complejas depende de la capacidad del sistema de generar reducciones de complejidad preparadas para garantizar su transición.

La utilización de los diferentes discursos se utiliza en torno al siguiente esquema: la moral legitima la aplicación de los usos funcionales del discurso científico. Estos, siempre de carácter práctico, son la herramienta instrumental de la lógica racional que se dirige a una criterio de evolución positivista y objetivamente rentable. La publicidad juega un papel fundamental, transgrede los límites del imperativo moral en la forma y en el uso. La finalidad que persigue es la regulación de la voluntad pasional hacia soluciones rentables para el sistema. Esta transgresión es sólo figurativa ya que se realiza sobre las imágenes y en las dimensiones del mundo onírico. La acción pulsional se regula tan solo con la canalización del conflicto entre el ser y el deber ser, fruto de la transgresión figurativa de la publicidad. La solución a este conflicto es la selección de una opción preestablecida en el ámbito social como, por ejemplo, el acto del consumo. Este acto del consumo es una vía legitimada por el sistema. No obstante el conflicto puede traer consecuencias graves par el individuo y la sociedad. Uno de estos ejemplos es la obsesión del culto al cuerpo de los que se desprende complejos problemas como el protagonizado por la anorexia.

Esta cuestión se manifiesta ampliamente en los grupos de discusión:

Del grupo de mujeres:

1. Todo depende de que tengas o no necesidades para comprar, si quieres adelgazar tienes que comprar. Hay un mercado para crearte necesidades.
2. Lo que interesa es ser como las otras y que te compres ropa.
3. Ya no se piensa libremente. Es más simple ordenar una sociedad con determinados valores y disvalores.
4. Nadie quiere ser gordo, la culpa de todo la tiene Barbie. Todos hemos jugado con Barbie.
5. Hace veinte años no se llevaba estar tan delgada.
6. Pero es que se interioriza el modelo. Es como todo el consumo de masa entra en tu vida y te parece normal.
7. Cuanto más te ocupas en la imagen menos piensas en los demás.
8. La sociedad te da más cosas para que estés ocupado y te gastes el dinero.
9. No es una cosa de dinero sino de perpetuación del propio sistema.

Del grupo de los hombres:

1. Todo el mundo tenemos nuestro lado oscuro. Luchamos por dar una imagen exterior, que muchas veces es una imagen de algo que no tenemos. Por la forma de vestir tu puedes ser el más pobre e ir como un pincel.
2. Con la anorexia y la bulimia se afirma que la mente está unida al cuerpo. Una persona con una talla determinada se obsesiona con que está gordo, porque todos tenemos patrones de estética que nos adaptamos primero a nosotros mismos.
3. Ir normal parece despectivo. Una persona pija refleja lo que quiere alcanzar porque una cosa es llevar ropa de diseño y otra comprar el éxito a través de una camisa de Ralph Lauren.

La lógica de esta acción consiste en proyectar aspectos subjetivos de nuestras pulsiones internas a materias objetivas que por si mismas carecen de significación subjetiva. Todos estos mecanismos de regulación de las actitudes pasionales y racionales dentro de las conductas de los individuos, como explicaba anteriormente, se nos desarrollan dentro del mundo físico de la realidad tangible. Esta esfera es sustituida por una realidad decosntruida de la esfera social donde sólo perviven las imágenes de realidades muertas. La deconstrución de la esfera social sigue los requerimientos del equilibrio contingente en torno a la realización defectiva de la transición de selecciones, donde se han sustituido las esencias por sus imágenes, donde las relaciones se establecen desde el lenguaje y para el lenguaje, construyéndose un sistema basado en redes de comunicación administradas por el lenguaje materializado en estructuras simbólicas generalizadas que se intercambian dentro de un interaccionismo simbólico.


BIBLIOGRAFÍA

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Habermas, Jürgen, La acción comunicativa (I y II), Taurus, Madrid
Joannis, Henri,  El proceso de Creación Publicitaria, Ediciones Deusto, Bilbao 1981
Lucas, Angel de, "Publicidad: Semiótica e Ideología". En Cuadernos Contrapunto, Cuenca
Luhmmann, Niklas, Poder, Ed.Anthropos, Barcelona
-- Introducción a la teoría de sistemas
-- Complejidad y modernidad: de la unidad a la diferencia
Mazo, J.M., Estructuras de la Comunicación por Objetivos, Ariel Comunicación, Barcelona 1994
Munné, Frederic,  La comunicación en la cultura de masas, Promociones Publicaciones Universitarias, Barcelona 1993.
Vygotski, Pensamiento y lenguaje: teoría del desarrollo cultural de las funciones psíquicas, La Pleyade, Buenos Aires 1986


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