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Palabras clave: Grupo social, diferencia, discapacidad, discriminación social, conducta, identidades, valores, culto al cuerpo.
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En nuestra sociedad actual, se están configurando nuevos valores y estilos de vida que afectan a amplios grupos humanos. Surgen grupos sociales (socioculturales, dejando de lado los caducos grupos socioeconómicos), que se diferencian unos de otros, con conductas diversas/diferenciadas. Que al no encontrar respuestas a las grandes preguntas, se refugian en sí mismos y en los pequeños grupos de iguales.
Una parte de que esto ocurra, reside en el dinamismo que imprime la propia Sociedad. Todo a nuestro alrededor sucede vertiginosamente: el alto nivel de desarrollo industrial que hemos alcanzado, la eclosión y desarrollo de los medios de comunicación y de la tecnología de las telecomunicaciones y, la socialización de la cultura.
En nuestra sociedad se ha creado la necesidad de vivir el momento de una "forma plena", radicalizándose las posturas y las demandas.
Nos encontramos buscando significados e identidades que nos definan como personas o que por lo menos nos permita agruparnos con otros, para que nos dé una nueva identidad y nos diferencie de los otros. Otra parte de las personas sociales buscan desesperadamente su individualidad y autenticidad de sí mismos. Los primeros -aquellos que necesitan de la cercanía de los otros- (búsqueda de grupos), desean pertenecer tanto al grupo universal como a otros grupos más reducidos, para reafirmar su diferenciación frente al todo social. Para hacernos creíbles como individuos, la propia identidad necesita confirmación externa, pues no basta con el monólogo interior de autorreferencia narcisista. Sólo gracias al reconocimiento ajeno (el de los otros sobre mi identidad en un cuerpo) podemos confirmar nuestra identidad: "soy en la medida de que los demás crean que soy", es decir, para saber quién soy, necesito que los demás me lo confirmen (que me aprueben ).
El poder de convicción es muy importante en el proceso de crearse una identidad o bien en el de desmentirla o cambiarla. Por lo que la identidad como individuos es el resultado de múltiples interacciones (negociadas, impuestas, emuladas, etc.) con los otros. Muchas veces, la construcción de nuestro narciso es contraria a la de otros, otras por encima y por debajo. Según el marketing, nuestra identidad debemos constantemente negociarla y representarla en público, para reforzar nuestro yo, con el máximo de poder de convicción y utilizando todas las técnicas a nuestro alcance.
Actualmente se está acentuando el "culto a lo nuevo", a lo moderno, a los postmoderno, así se está configurando el actual panorama social. Así como el culto al cuerpo (voy al gimnasio; me hago cirugía plástica; tomo pastillas para sentirme más joven, etcétera....) a su individualidad, la idea de sujeto sin objeto (cuerpo sin alma). Como dice Enrique Gil Calvo (2001): "El sujeto agente de nuestra vida es nuestro cuerpo, pero también es el teatro donde pugnan las operaciones que se disputan en nuestra identidad" (1). Hace unos años la tendencia social era de ocultación y represión del cuerpo (por vergüenza, pecado, culpa y perdición), pero actualmente, hacemos alarde, lomostramos, lo exhibimos y hacemos ostentación de nuestro cuerpo, lo cuidamos, lo mimamos, nos sacrificamos y hasta algunos nos arruinamos por él. Cómo ha cambiado la dialéctica del cuerpo -que diría Baudelaire-, desde que somos modernos.
Esto es producto de vivir en una sociedad cada vez más ligada al ocio y al poder disponer de más tiempo libre en el que invertir cada vez más nuestro tiempo. Creándonos la necesidad de mirarnos y admirarnos en el espejo narcisista. Nuestro cuerpo nos informa de la existencia de lo que ocurre a nuestro alrededor (en el mundo exterior) y nos sirve como vehículo de comunicación. Ante la falta de autenticidad y desconfianza en el entorno y en el Colectivo General, lo que hacemos es mitificar el cuerpo, desarrollando nuestro autonarcisismo, como un símbolo, como un valor añadido socialmente, que ha convertido en fetiche a la propia persona y, por esta razón hemos perdido nuestra condición de sujetos.
Nuestro cuerpo idealizado se transforma en objeto (sólo se valora la bella, el cuerpo perfecto, la búsqueda del "cuerpo ideal"), estamos en el centro de la sociedad del super-yo y del yo múltiple, lo que nos hace perder nuestra definición (nuestro contenido), adquirimos una nueva valoración social: neutra y diferenciada de los otros. Estamos asistiendo a una época de vertiginosos cambios sociales, en el que los yoes se vuelven frágiles e inconstantes.
Surge el efecto contrario y deseado, cada vez más se van perdiendo las diferencias, aunque la identidad social cada vez más se va ligando a la figura del "super-hombre" o la "super-mujer". El resultado es una persona individual, que no le importan tanto los valores sociales positivos, que sólo le importa él mismo y su imagen social, que va perdiendo contenido social para quedarse en la sombra de su imagen. La estrategia empleada por la publicidad y por los medios de comunicación es como dice Enrique Gil Calvo (2001) "es la promesa de sustituir una identidad abierta, confusa y variable, como es la personal, por una identidad cerrada, unitaria y constante, como es la colectiva" (2). Por tanto, nuestra identidad suprapersonal se va diluyendo, transfiriéndoselo a esa común o grupal, en la que proyectamos y delegamos toda posible responsabilidad personal.
Moldeando cuerpos de diseño (operación estética tras operación), homogéneos, unidireccionales, excluyendo a todos aquellos que no sean iguales, semejantes o que formen parte de estos reducidos grupitos (pobres, vagabundos, discapacitados, feos, inmigrantes; etcétera). El cuerpo es un envase (3) a su vez, diseñado (que los de marketing). Que apenas refleja una tenue imagen social y que marca la línea divisoria del círculo donde pretenden que nos encontremos la mayoría (la meta de muchos y de muchas que desean formar parte del grupo de esta nueva clase), aunque no podemos ser ni estar en él. Las formas se transformas en normas y asignan valores a los cuerpos. El cuerpo es admirado por sus formas.
El cuerpo que se muestra a través de la publicidad, se ha codificado en un nuevo lenguaje, se ha convertido en un emisor de mensajes ("lucir un cuerpo sano y una imagen más seductora, es sólo cuestión de voluntad"(4)). Modelos masculinos musculosos: "Consigue un cuerpo Danone ya"; "te lo pide el cuerpo"; "moldea tu cuerpo con la gimnasia" etcétera, las formas son definidas y ligadas al consumo-impositivo ("ya"). Cuerpos femeninos excesivamente delgados (al borde de la anorexia).
Aparece una nueva religión del cuerpo, que la publicidad trata de fijar entre nosotros y que lo está consiguiendo (5). Aprendemos técnicas de aeróbic y hacemos hasta gimnasia, creamos productos para adelgazar, sin azúcar, sin sabor, sin…. cuerpo.
Los cuerpos han perdido hasta la facultad de saber que son cuerpos, casi se transforman en máquinas. Aunque al ciudadano no le interesan las explicaciones, sólo le preocupa los remedios o métodos/técnicas para lograr ser como aquel o aquella. Debemos controlar nuestro cuerpo en su ciclo vital, retardando o anticipando su corrosión: como búsqueda de la salvación, la belleza o la juventud. Controlando las diversas modalidades/estrategias de visualización gestionadas y utilizadas para dejarse ver en lo público o reprimirse.
Otro escenario: los cuerpos excluidos
En este contexto social surgieron unos grupos de personas que la mayoría definió de "diferentes": personas con discapacidad física; sensorial; psíquica; con enfermedad mental; inmigrantes; "no-bellos", etcétera. Hasta que no han sido grupos sociales, digamos, "no han existido socialmente", han sido socialmente "invisibles". El lugar de destino de los "colectivos diferentes" –como en el caso de las personas con algún tipo de discapacidad-, es la segregación en territorios diferenciados y hasta "apartados" (por su deficiencia). Y la relación de la Sociedad con estos colectivos está pautada por la discriminación (tanto social como laboral), es decir, por un trato diferenciado y con una participación social desventajosa.
El enfrentamiento o el ostracismo que se suele hacer al diferente, tiene que ver con un consenso asumido por casi todos los ciudadanos: "que la belleza y lo sano, es lo bueno, lo positivo, lo ideal". En este sentido, muchas campañas publicitarias que pretenden la integración de la diferencia (aunque no desde la moda), están teñidas de miedo, recelo o rechazo hacia las personas diferentes. Campañas que pretenden hacernos tolerantesante ese otro o esa otra que muestra actitudes, capacidades, culturas diferentes.
De la publicidad en la que aparece el culto al cuerpo o en la que se muestra la imagen corporal (imagen visual: atractivos, delgadez, juventud, estilo, encanto, etcétera) estos colectivos están excluidos. La diferencia siempre se ha identificado con el cuerpo: sea para reducir al diferente, sea para sublimar la diferencia. Se juzga a los individuos por la expresión corporal de su imagen pública más que por la calidad objetiva de su persona.
Los creativos pueden pensar que las diferencias que pudieran caracterizar a los colectivos excluidos, les supone a priori una pérdida de identidad. De ahí, que se les excluya, ya que por muchas inversiones que realicen en tiempo y en recursos (dietas, gimnasia, cosmética, cirugía y demás técnicas de conservación-embalsamamiento corporal) su imagen corporal y social, permanecerá intacta y constante. Lo que les queda es la imagen de su diferencia, forjada por su nacimiento o por su venida (si es adquirida) y que les marca en la mayoría de las ocasiones su identidad social: el cuerpo como voz de la identidad.
Pero sus peculiaridades personales y grupales (sus diferencias en sí mismas), les han excluido de poder pertenecer a otros grupos, a la "jet set" de los cuerpos. El concepto de exclusión social pertenece a un discurso retórico que define la situación social de la persona excluida tomando como referente una clasificación funcional, o sea, una situación que se nombra desde el campo semántico del control, de la cultura y de la moda. La diferencia como exclusión social o arbitrariedad inicial, transforma este hecho en un proceso de estigmatización.
Quedan excluidos porque son el "anti-ideal" (por exclusión) y se encuentran al otro lado de la línea: "lo bello y lo no bello"; "lo deseado y lo indeseado", etcétera. Su discapacidad (6) les hace ser diferentes a los modelos-sociales, son rechazados por estereotipos-modales.
Aceptar la diferencia (personal y social) es, en primer lugar, abandonar los prejuicios, los estereotipos y las generalizaciones sobre los diferentes. En segundo lugar, aceptar y respetar a cada persona con sus limitaciones y capacidades, con sus vicios y virtudes, con su cultura, su forma de ser y ver el mundo. En definitiva, deberíamos asumir un modelo de identidad multicultural, aplicable a todas las personas.
Sólo nos queda esperar que esta multiplicidad de yoes que están apareciendo cada vez más y con mayor incidencia en nuestra sociedad, sea positivo sobre todo para aquellos colectivos cuyo yo está marcado negativamente. Porque ellos y ellas también son narcisos dentro de una Sociedad heterogénea llena de roles contemporáneos, a pesar de tener una frágil identidad como colectivos excluidos. Actualmente no debería tener cabida palabras como: "la pureza de raza"; el origen; el "singular nacionalismo"; o "la más bella" o "el más bello", ya que nuestra sociedad tiende cada vez con mayor fuerza hacia el mestizaje.
(*) Sociólogo y especialista en Sociología
del Consumo. Director de CALEIDOSCOPIA Grupo de Investigaciónâ.
(1) Gil Calvo,
Enrique (2001). "Nacidos para Cambiar". Editorial Taurus. Madrid.
Pág. 29.
(2) Gil Calvo,
Enrique (2001).
(3) Lo corporal
es lo real, es nuestra biografía como individuos, es lo objetivo
de nuestro paso por esta vida desde que nacemos hasta que dejamos de existir.
Aunque actualmente, las personas quieran modificar su biografía
corporal mediante la cirugía o el deporte, creándolo, moldeándolo,
haciéndolo subjetivo.
(4) Incluso
sin voluntad puede uno y una conseguir un cuerpo cuasi-perfecto, "ya
que la ciencia y el progreso han eliminado todos los obstáculos
que hasta hace poco se encontraban en el camino de la belleza". Así
es, la ciencia y la tecnología se han aliado para hacer cambios
en nuestra imagen corporal (y nunca espiritual).
(5) Para
estar más guapos y atractivos. Por lo que muchas personas se apuntan
a algunas de las técnicas que existen en el mercado del culto al
cuerpo: el ejercicio físico; el ejercicio estático (con aparatos
conectados al cuerpo); operaciones estéticas; etcétera. Es
decir, "haciendo uso de la tecnología más moderna al alcance
de la belleza".
(6) Según
la OMS (1980), discapacidad es toda restricción o ausencia
(debida a una deficiencia) de la capacidad de un individuo de realizar
una actividad en forma o dentro del margen que se considera normal para
un ser humano.
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