mientrastanto.e Num. 47 del 05-2007

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¡Viva el 1º de mayo!
El 1º de mayo casi se ha convertido en un mero acto ritual...

Las mujeres trabajadoras frente al derecho
Los criterios con los que se asignan derechos y deberes y con los que se reconoce la contribución de las personas a la sociedad ...

Curso de economía recreativa
Salarios de directivos, oferta y demanda

La buena periodista
El día 21 de octubre de 2005 el New York Times publicó un anuncio pagado titulado “Gracias Judith Miller”.

 

Sociedad civil catalana, infraestructuras y crisis de la democracia
Por Joaquín Dodero Curtani

La Biblioteca de Babel

· Celeste Arella, Cristina Fernández Bessa, Gemma Nicolás Lazo, Julieta Vartabedian, Los pasos (in)visibles de la prostitución. Estigma, persecución y vulneración de derechos de las trabajadoras sexuales en Barcelona

· X. Montagut y E. Vivas (coords.), Supermercados, no gracias.

· Waal, Frans, El mono que llevamos dentro.

Foro de webs
· Acción por un Turismo Responsable.

Páginas amigas
· Nómadas
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El Viejo Topo
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La Insignia

Revista mientras tanto
Contenido del nº 100
Contenido del nº 101

 


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¡Viva el 1º de mayo!

     El 1º de mayo casi se ha convertido en un mero acto ritual al que sólo acuden los funcionarios sindicales y un reducido puñado de simpatizantes, más románticos o “tradicionalistas” que otra cosa. Nadie percibe en estas manifestaciones una verdadera sensación de lucha, de movimiento, de respuesta social a la injusticia. Ni tampoco las movilizaciones “alternativas” que algunos sectores radicales organizan en las grandes ciudades responden a un proceso real de impugnación de las grandes burocracias sindicales, Parecen más bien, ellas también, la simplista necesidad de “marcar territorio” por parte de unos sectores más preocupados por su autoafirmación que por colaborar al desarrollo de verdaderas alternativas. Una triste representación que no hace sino reflejar la desorganización de las clases trabajadoras y el desconcierto de los que pretenden liderarlas.

     Una de las grandes victorias de la contrarrevolución neoliberal ha sido, precisamente, la de oscurecer la estructura clasista de las sociedades, devaluar el papel del trabajo subordinado y ridiculizar los proyectos utópicos sobre los que las grandes masas de explotados asentaban sus demandas más inmediatas de mejora y justicia social. Realmente la maniobra ha sido meritoria, cuando se constata que el empleo asalariado no ha dejado de perder peso, cuando la condición de asalariado ha recuperado el lado de inseguridad económica que siempre tuvo y cuando las desigualdades son, de nuevo, crecientes. No es que el pasado fuera un camino de rosas, pero si alguna vez pudo fraguarse un utopismo reformista, éste ha sido en gran medida sepultado por las políticas de globalización, flexibilización y ajuste que predominan en estos tiempos de hierro. Igual que en los siglos XVI y XVII en algunos países se produjo una “segunda enfeudalización”, retornando formas de control sobre los campesinos que las revueltas de siglos anteriores parecían haber abolido, parece que hoy vivamos una segunda primavera del capital en la que gran parte de los asalariados no encuentran el momento de tocar fondo.

     Y es precisamente en este contexto de capitalismo impúdico, con la muestra ostentosa de inmorales ingresos por parte de los grandes directivos (el otro día un amigo realizó un cálculo a ojímetro: el Presidente de “su” banco gana más de 30.000 € diarios, lo que convierte hasta a Rajoy en un paupérrimo proletario) o la proliferación de tiendas y revistas de gran lujo donde la mayoría de los mortales sólo estamos invitados en calidad de mirones a distancia.

     El proceso que ha llevado a este descarrilamiento de la humanidad ha sido tortuoso y en él han jugado muchos factores. No sólo los provocados conscientemente por las clases dominantes, sino también por el fracaso y la estulticia de las gentes de izquierda. Incapaces de realizar una lectura crítica y creativa de los fracasos de los proyectos alternativos o de los meros intentos de reforma. Pero también porque cuando las cosas han ido maldadas a menudo sólo hemos sido capaces de mimetizar las propuestas del enemigo o entrar en un proceso de autoculpabilización cainita que no hace sino ahondar en la propia debilidad. Cuando uno percibe tanto progre hablando de cosas como el capital humano, la competitividad, la flexiseguridad, el crecimiento económico o la ley de la oferta y la demanda con un desconocimiento total del contexto intelectual, profundamente reaccionario y antisindical, en el que se han construido, percibe que el tamaño de la derrota es profundo. Cuando uno advierte que en determinadas franjas de la izquierda el enemigo principal, o al menos al que se combate más directamente, son las estructuras de la izquierda reformista (política o sindical), llega a pensar que verdaderamente la subversión de nuestra capacidad de pensar ha sido total.

     Y es todo esto lo que uno desearía que el 1º de mayo volviera a representar. Un momento de acción simbólica en el que oponer ideas de un orden social alternativo a la despiadada dictadura del capital. Como hicieron los antepasados que se dejaron la piel por la jornada de 8 horas y el establecimiento de numerosos recortes al poder del capital. Un momento de agitación y debate que permitiera fraguar el reconocimiento del elevado grado de dependencia social que padece la inmensa mayoría de la sociedad. Un impulso a la reflexión para nuevos proyectos de transformación social que deben necesariamente incorporar todas las cosas aprendidas en el camino (lo indeseable de la gestión de las autocracias burocráticas, la indeseabilidad del crecimiento económico, la necesidad de acabar con el patriarcado, de ampliar nuestra visión de las necesidades sociales...)

     Es demasiado pedirles a nuestros temerosos y aquilatados dirigentes sindicales que asuman la fuerza motora de este cambio. Aunque es también excesivo culparles sistemáticamente de traición social, y no reconocer que gracias a esas estructuras sindicales sin duda fosilizadas, se siguen canalizando muchas de las denuncias de los abusos del poder y se sigue acotando el poder capitalista. Quizás sea también demasiado pedir a la gente que ha padecido este exceso de moderación, o que simplemente tiene miras utópicas más exigentes, que sea condescendiente con estas organizaciones. Pero uno no renuncia a la utopía, y uno de los componentes de la misma es la reconstrucción de espacios que permitan cohabitar a las diferentes fuerzas y sensibilidades que en lo fundamental construyen respuestas a la explotación cotidiana.

     Y es en este mismo sentido que me atrevo a presentar unos cuantos argumentos a favor de seguir participando en las movilizaciones del 1º de mayo, aunque uno no vaya a las mismas con las dosis de entusiasmo con el que se puede ir a movilizaciones más activas. A pensar que, a pesar de su devaluación, manifestarse el 1º de mayo (cada cual con quien prefiera, pero respetuoso con el resto) sigue valiendo el esfuerzo:

- Porque se trata de la única fiesta del calendario que procede de una lucha de los y las que siempre han tenido pocos derechos
- Porque hay que aprender de otros movimientos, como el feminista que no deja de movilizarse cada 8 de marzo
- Porque la propia fecha permite la existencia de una respuesta internacional, que pone de manifiesto que la explotación es planetaria
- Porque la desaparición de la explotación clasista ha sido decretada desde los núcleos de pensamiento reaccionario y no nos queremos conformar con sus imperativos
- Porque para luchar por derechos siempre es mejor una manifestación de gente organizada (aunque pidan poco y se tomen la lucha con calma) que las fiestas solidarias, que recuerdan demasiado la caridad que hace inferior a quien la recibe
- Porque si vamos muchas personas quizás los líderes empiecen a perder el miedo
- Porque es una posibilidad de encontrarte con alguien con el que has compartido luchas, o conocer otras nuevas, o charlar un rato sobre lo que podríamos hacer
- Porque es una actividad que no se transmite en directo por televisión (como sí ocurre con los desfiles militares o las procesiones)
- Porque cambiar el mundo quizás también exija crear ritos alternativos y éste ya funciona (aunque poco)
- Porque siempre hay que aprovechar la posibilidad de denunciar las injusticias y exigir transformaciones, aunque sean con sordina
- Porque los grandes empresarios y los gurús intelectuales sacan pecho con el desprestigio de la lucha obrera
- Porque hay una y mil otras buenas razones que tu también puedes aportar

[Albert Recio]


Las mujeres trabajadoras frente al derecho

     Los criterios con los que se asignan derechos y deberes y con los que se reconoce la contribución de las personas a la sociedad reflejan una cierta concepción de la igualdad, de la diversidad o de la solidaridad. A pocos días del 1 de mayo, y en el contexto de la flamante aprobación de la Ley para la Igualdad efectiva entre mujeres y hombres, el Tribunal Constitucional español ha tenido la oportunidad de pronunciarse sobre la suya. Y no lo ha hecho de manera particularmente feliz.

     El caso en cuestión era más o menos el siguiente: durante su carrera laboral, una mujer había decidido acogerse a la reducción de jornada prevista en el Estatuto de los Trabajadores para cuidar de su hija menor y de su madre. Tiempo después, una incapacidad permanente la obligó a dejar su empleo. Al calculársele la pensión, se le fijó un monto reducido en proporción al tiempo que había dedicado a las tareas de cuidado familiar. La mujer protestó y llevó su caso a los juzgados. El juez de primera instancia expresó al Tribunal Constitucional sus dudas acerca de la constitucionalidad de la normativa de seguridad social entonces aplicable al caso. En su opinión, la distinción entre el derecho de pensión de las trabajadoras y los trabajadores a tiempo completo y el de quienes se hubieran acogido a la reducción de jornada para cuidar a sus familiares podía reputarse discriminatoria. Sobre todo para las mujeres que, como prueban las estadísticas, son quienes mayoritariamente optan por esta posibilidad para conciliar la vida laboral y familiar.

     Diez de los doce miembros del Tribunal Constitucional decidieron no admitir a trámite la duda del juez por considerarla “notoriamente infundada”. Para la mayoría del Tribunal, la percepción de una pensión menor a causa de la reducción de jornada laboral resultaba perfectamente compatible con la «lógica contributiva» del sistema de Seguridad Social. Si se había “contribuido” menos, era lógico que se accediera al derecho de manera menguada.

     Dos miembros del Tribunal discreparon del voto mayoritario: su presidenta, María Emilia Casas, y la magistrada Elisa Pérez Vera. En su opinión, el Tribunal debería haber razonado de otro modo. Solicitar la reducción de jornada para cuidar de los familiares no sólo es un derecho legal, recogido en el Estatuto de los Trabajadores. Es un derecho amparado por la propia Constitución española, que consagra de manera específica la protección jurídica, económica y social de la familia. El ejercicio de ese derecho no puede causar un perjuicio a quien lo ejerce, condenándole, como en este caso, a recibir una pensión menor que si hubiera trabajado a jornada completa. Existirían razones de peso, por tanto, para discutir si la ausencia en la legislación de seguridad social de una cláusula específica que permita cubrir esos casos no constituiría un supuesto de discriminación y un menoscabo del derecho a la seguridad social recogido en la Constitución.

     Que un recurso como éste no haya sido ni siquiera admitido a trámite, y que la discrepancia con la decisión haya provenido de las dos únicas mujeres del Tribunal, es significativo. Ante todo revela que la simple aprobación de leyes no comporta una automática transformación de la realidad. Y que, a pesar de ellas, las resistencias al reconocimiento del trabajo doméstico y de cuidado como auténtico trabajo y, sobre todo, como contribución social en la que fundar el reconocimiento pleno de derechos, siguen siendo férreas. Incluso entre los órganos encargados de hacer valer jurídicamente esos derechos.

     Otro 1º de mayo y un mismo recordatorio: las tareas de cuidado, incluso en las llamadas “sociedades desarrolladas”, siguen siendo realizadas principalmente por mujeres. Y entre éstas, por las más pobres o en mayor situación de vulnerabilidad, como las trabajadoras inmigrantes. A pesar de que son fundamentales para la reproducción social y para la satisfacción de necesidades materiales y afectivas, dichas tareas son las menos valoradas a la hora de reconocer derechos. Que la situación se revierta depende de muchos factores. De que las mujeres se incorporen en condiciones dignas y con capacidad de decisión al mundo político, laboral, económico y cultural, sí. Pero también de que los hombres “entren” al espacio doméstico para cumplir con sus deberes de contribución. Y de que los poderes públicos, más allá de las declaraciones cosméticas, se tomen en serio la importancia que el trabajo de cuidado tiene para la reproducción de la sociedad. Mientras tanto, cuestiones como la planteada al Tribunal Constitucional seguirán resultando a la vista de muchos demandas “notoriamente infundadas”, poco merecedoras de discusiones y reivindicaciones más profundas.

[Ana Sánchez y Gerardo Pisarello]

 

 

Curso de economía recreativa

Salarios de directivos, oferta y demanda

     Los igualitarios estamos de enhorabuena. Pronto van a empezar a cambiar las estructuras organizativas de las empresas y a reducirse el peso de las grandes burocracias empresariales. Como cualquier imbécil sabe (la economía, imbécil, la economía), la ley de la oferta y la demanda es inexorable.

     Cuando un producto tiene un precio muy alto se nos dice que la demanda caerá. Si se trata de un factor de producción, cuando su precio es alto los siempre racionales empresarios lo sustituirán por otro factor. Cuando el precio del producto es alto, aumenta la oferta del mismo, el mercado se satura y los precios caen. Si la ley es tan universal como pretenden los manuales (catecismos) de economía, los altos directos pueden echarse a temblar.

     El año pasado los ingresos de los altos directivos de las empresas del ibex 35 aumentaron un 39%, bastante más que el IPC, los salarios del resto de empleados nacionales y extranjeros.

     Si ser directivo es tan rentable podemos esperar un aumento de la oferta de los mismos y la consiguiente competencia por obtener un empleo que no hará sino provocar el derrumbe de estos altos salarios. Uno ya intuye el nacimiento de un ejército de reserva de directivos.

     Si salen tan caros a las empresas, éstas se verán forzadas a reducir la demanda de directivos y buscar alternativas. Pueden por ejemplo introducir innovaciones organizativas orientadas a reducir la importancia de los altos ejecutivos y sustituirlos por cargos medios más baratos; pueden fichar políticos en activo que también dirigen organizaciones por bastante menos dinero, o pueden externalizar la dirección contratando directivos chinos o coreanos (o simplemente trasladando a estos países las oficinas centrales de las empresas. El ahorro de costes repercutirá en mayor eficiencia social. Tenemos una oportunidad de oro para convencer a nuestros empresarios que un sistema autogestionario es más barato que uno piramidal. ¡Para que luego venga un rojo y diga que el libre mercado es reaccionario!: éste nos va a dar la oportunidad de eliminar de una vez por todas a esos engominados e inaccesibles líderes empresariales A ver si aprendéis a basar vuestras utopías en la sólida base científica de la economía neoclásica.y os dejáis de pamplinas. La utopía no está en el “Capital” si no en los manuales de Económicas.

[El meritorio de Chicago]

 

 

La buena periodista

     El día 21 de octubre de 2005 el New York Times publicó un anuncio pagado titulado “Gracias Judith Miller”. El texto estaba suscrito entre otros por Felipe González (expresidente del gobierno español), Jesús de Polanco y Juan Luis Cebrián (Presidente y Consejero Delegado de PRISA, la empresa propietaria del diario El País). En él se glosaban las convicciones y el valor de esa mujer y se la elogiaba por haber puesto un freno a la corrupción. Se la presentaba, en definitiva, como un espejo de virtudes y un modelo a seguir.

     Pero ¿quién era (o es) la tal Judith Miller que suscitó tales elogios en tan insignes personajes? Pues bien, Judith Miller (como recientemente nos han recordado los medios de comunicación) era en esa época periodista del propio New York Times. Saltó a la fama por haber pasado 85 días en la cárcel tras haberse negado a declarar quién le había filtrado la información de que Valerie Plame era una agente encubierta de la CIA. Eso es lo que pareció admirable a González, Polanco y Cebrián. Sin embargo, su jefe y sus compañeros no pensaban lo mismo: el director del The New York Times, Bill Kellery, escribió en esos mismos días una carta a los miembros de la redacción, diciendo que Miller había estado engañando al periódico en relación con el Caso Plame y una colega publicó un artículo sobre ella titulado “Mujer de destrucción masiva”.

     El trasfondo del asunto ha vuelto a las páginas de los periódicos estos días a causa de Lewis Lobby —más conocido como Scooter por esa extraña manía que tienen los estadounidenses de poner apodos a sus políticos como si fueran toreros—. Scooter, ex jefe de gabinete del vicepresidente norteamericano Cheney, fue declarado culpable el 6 de marzo de mentir y obstruir la labor de la justicia en el Caso Plame.

     El trasfondo de este caso es el siguiente: como se recordará Joseph Wilson, diplomático y marido de Valerie Plame, recibió en febrero de 2002 un encargo de la CIA para investigar si Irak intentaba comprar uranio a Níger. Tras realizar un estudio sobre el terreno, Wilson elaboró un informe diciendo que no había ninguna prueba de que tal operación hubiera existido. Sin embargo, en sus discursos pre-bélicos, tanto Bush como Cheney mantuvieron la acusación. Ello llevó a Wilson a publicar un artículo el 6 de julio de 2003 en el New York Times dando cuenta del resultado de su investigación y acusando implícitamente a Bush de estar mintiendo a la opinión pública para justificar la invasión de Irak.

     Cuando a Cheney se le mostró el periódico con la noticia, parece que reaccionó al más puro estilo de capo mafioso escribiendo al margen: "¿Le mandó su mujer con gastos pagados?” Esa anotación pudo ser suficiente para que Scooter entendiese que había que castigar a Wilson: a) revelando la condición de agente secreta de la CIA de Valerie Plame -lo que arruinaría su carrera de espía, poniéndola en peligro a ella y a su familia- y b) lanzando la sospecha de que Miss Plame había incurrido en un caso de nepotismo al enviar a su marido al Níger.

     Judith Miller, a la que González, Polanco y Cebrián dan las gracias tan encarecidamente en el anuncio pagado en el NYT, fue una de las periodistas a las que se seleccionó para “filtrar” esa información. Cuando fue interrogada por las autoridades que investigaban el caso (revelar el nombre de un agente secreto es un delito federal) se negó a revelar su fuente y por eso fue a la cárcel.

     Ese es, pues, el modelo de periodista que parece gustar a estos personajes: alguien que no abre la boca cuando se trata de ocultar los actos delictivos de los gobernantes y que colabora cuando hay que castigar a un “traidor” que los desvela. Judith Miller es la “buena periodista”. El tipo de periodista que realmente resulta del agrado del poder.

[José Antonio Estévez]

 

Sociedad civil catalana, infraestructuras y crisis de la democracia: algunos cuentos chinos

Por Joaquín Dodero Curtani

"Quien recurre a la sociedad civil como fórmula mágica
pronto se encontrará con una fórmula vacía"
[Norbert Lechner,
La problemática invocación de la sociedad civil]

     Finalizado el bochornoso espectáculo ofrecido por una buena parte de la clase política catalana a lo largo del debate, negociación y aprobación del nuevo Estatuto de autonomía de Cataluña, parece haberse operado una mutación en el discurso político del nacionalismo catalán en lo atinente a la cohesión ciudadana: de un discurso de cuño espiritual y esencialista (mil años de historia, el relato del mito fundacional de las cuatro barras, etc.) a uno mucho más sólido y pragmático, como es el del cemento y el ladrillo .

     No es casual que tras los datos sobre la baja participación ciudadana (tanto en el referéndum del nuevo estatuto, como en las últimas elecciones autonómicas) en los últimos meses hayan sido frecuentes los titulares de prensa en los cuales se ha invocado a “la sociedad civil catalana” como un todo indivisible. Estas invocaciones generalistas suelen acompañar a demandas referentes a infraestructuras públicas, en especial en materia de transporte. Este uso del marchamo “la sociedad civil catalana” omite fracturas sociales y silencia intereses contrapuestos que plantean tales o cuales reivindicaciones concretas.

     Algunos editoriales y comentaristas, en una muestra de papanatismo sin límites, han bendecido la asunción de tales reivindicaciones de forma acrítica, sin matices ni prioridades, como fórmula de recuperación del maltrecho prestigio de la clase política catalana. Da la impresión de que se pretende sustituir un sistema de legitimación ciudadana obtenida por las urnas, por otro basado directamente en la sociedad civil.

     Los peligros que esto conlleva para la democracia quedan ejemplificados en la morfología de un publicitado Acto reivindicativo celebrado en nombre de esta, nuestra, sociedad civil. El pasado 22 de marzo tuvo lugar en la elitista Escuela de negocios IESE, vinculada al Opus Dei, un acto en el que se demandaba desde Catalunya la gestión directa del Aeropuerto del Prat y la obtención de conexiones transoceánicas para el mismo.

     El acto fue convocado por la Cámara de Comercio de Barcelona. De esta entidad hay que decir que obtuvo su legitimación por una Sentencia del Tribunal Constitucional que impuso la afiliación obligatoria a los comerciantes, y que en sus últimas y recientes elecciones internas participó el 3% de su censo electoral (9.000 comerciantes de un censo de 300.000). Otro de los convocantes fue el Real Automóvil Clubde Cataluña (RACC), un laberíntico combinado empresarial de sociedades mercantiles y fundación privada que ha obtenido del poder político el reconocimiento de representante de los conductores de automóvil. El tercer convocante fue la patronal “Foment del Treball”.

     No creo que fuera el altruismo y el fervor patrio lo que reuniera en la primera fila de los participantes en el acto al Director General del omnipotente grupo “La Caixa”, al Consejero Delegado de Abertis (concesionaria de autopistas y de la gestión de aeropuertos, parkings, parques logísticos, etc., y participada por “La Caixa”) o al Presidente de la Asociación de Promotores de Cataluña (es decir, del sector “del tocho y del cemento”), entre otros destacados patricios y directivos de grandes empresas.

     En el marco de tan democrático e ilustre acto, tras un breve discurso de dos catedráticos de economía (uno ex-diputado socialista, el otro ex-consejero de universidades en el periodo pujolista) y de otro conocido Profesor de IESE, los convocantes se autoproclamaron comisionados para plantear al Presidente Montilla —quien les recibió inmediatamente— las reivindicaciones sobre el Aeropuerto del Prat. Desde algunos editoriales se reclamó incluso que fueran recibidos por el Presidente Rodríguez Zapatero.

     No parece que por esta senda vaya a obtenerse una gestión más democrática de la empresa estatal Aena y del aeropuerto del Prat, sino una privatización de la gestión del mismo.

     Para superar la crisis de la democracia liberal, alguien nos propone una plutocracia.

 

 

La biblioteca de Babel

 

Celeste Arella, Cristina Fernández Bessa, Gemma Nicolás Lazo, Julieta Vartabedian
Los pasos (in)visibles de la prostitución. Estigma, persecución y vulneración de derechos de las trabajadoras sexuales en Barcelona
Virus, Barcelona, 2007, 280 págs.

     Hay temas cuya discusión levanta ampollas: la prostitución es hoy uno de ellos. Hay quienes están a favor de su regulación como actividad laboral y quienes rechazan de plano esta posibilidad. Los argumentos de fondo, e incluso las premisas no siempre confesadas, plantean si el trabajo sexual puede ser considerado como una libre elección legítima de la persona o si, por el contrario, constituye una situación de explotación y extorsión que la denigra. De igual forma, se discute si supone una transgresión frente al patriarcado o si es principalmente una de sus consecuencias.

Más allá de esto, o precisamente en medio de todo esto, la prostitución es una realidad. Este libro recoge un estudio que se ha centrado en el trabajo sexual desarrollado mayoritariamente por mujeres inmigrantes en las calles de Barcelona. Recoge las opiniones

de una buena parte de los distintos actores: policía, entidades sociales, empresarios de locales de alterne, administraciones públicas y trabajadoras. Expone las principales argumentaciones en discusión, analiza las condiciones en las que se está dando la prostitución, documenta la situación de vulneración de los derechos de las trabajadoras sexuales y fundamenta por qué es preciso reconocer legalmente el trabajo sexual.

Quien lea este libro podrá ver cuáles son los principales elementos políticos, jurídicos, sociales, económicos, administrativos y urbanísticos mediante los cuales se impulsa la apuesta del gobierno municipal por invisibilizar la prostitución en la ciudad de Barcelona. Tendencia, ésta, que afecta a todas aquellas realidades sociales que se considera que afean el proyecto de la Barcelona maca.

[Antonio Madrid]

 

X. Montagut y E. Vivas (coords.)
Supermercados, no gracias
Icaria, Barcelona, 2007.

    Una nota recurrente del 1 de mayo en Europa es la constatación del progresivo descenso del número de trabajadores y trabajadoras del campo. En poco más de 50 años se ha pasado de 27 millones de campesinos a poco menos de 8 millones. Como es obvio, sin embargo, el consumo de alimentos no ha desaparecido. Pero la producción y la distribución de los mismos se ha modificado de manera radical, pasando a manos de las grandes explotaciones y de las industrias agroalimentarias.

Xavier Montagut y Esther Vivas habían coordinado ya un interesante libro sobre el comercio justo en el que desvelaban, entre otros aspectos, la manera en que ciertas empresas multinacionales operan en el intercambio de productos alimenticios entre el Sur y el Norte (¿Adónde va el comercio justo?, Icaria, 2006). Ahora complementan ese análisis con otro volumen colectivo, Supermercados, no gracias, también publicado en Icaria.

El objetivo de los ensayos reunidos en el libro es mostrar cómo la globalización neoliberal ha propiciado el desplazamiento de un modelo de consumo basado en la compra de alimentos y productos locales y de temporada por otro sostenido en el consumo de bienes “deslocalizados”, tecnificados e industrializados, que se colocan a bajo precio en el mercado, pero con unos costes sociales y ecológicos enormes. La desaparición del pequeño comercio y de las tiendas de barrio a manos de los supermercados, hipermercados y

autoservicios sería sólo una de las manifestaciones más visibles de ese proceso.

Por lo demás, Supermercados, no gracias, gira fundamentalmente en torno a dos tipos de reflexiones. Una primera, que alterna el análisis teórico con sugerentes estudios de campo, procura demostrar las nuevas formas de alienación y explotación imbricadas en la “lógica de la gran distribución” y en la irrupción de las grandes cadenas comerciales. Una segunda, se ocupa de las resistencias y alternativas a un proceso que está en la base de la “mutación antropológica” padecida por millones de consumidores –la mayoría de ellos trabajadoras y trabajadores en abiertas condiciones de precariedad– y en el que se juega el futuro de la humanidad.

Como bien intentan mostrar los autores del trabajo, la construcción de otro mundo será imposible sin nuevas formas, más solidarias y sostenibles, de producción, pero también de distribución y de consumo. Esas transformaciones requieren cambios institucionales profundos e intervenciones económicas a diversas escalas. Pero también exigentes combates cotidianos contra modos de vida que se han instaurados de manera férrea y a veces inconsciente en los hábitos de millones personas en los países ricos y que constituyen uno de los obstáculos más serios para una transformación igualitaria de la realidad.

[Gerardo Pisarello]

 

Waal, Frans de
El mono que llevamos dentro
Barcelona, Tusquets (Metatemas, 96), 2007. 271 pp.

    Frans de Waal (Den Bosch, Holanda, 1948), que se define a sí mismo como “naturalista”, es uno de los expertos mundialmente reconocidos en etología de los grandes simios. El libro del que queremos dar escueta noticia examina (con sensibilidad y amenidad) los comportamientos de chimpancés y bonobos con vistas a elucidar substratos fundamentales de las sociedades humanas. Vale recordar que, después de Darwin, todos los estudiosos competentes saben que entender a nuestros parientes más cercanos es condición necesaria no sólo para revelar rasgos básicos de la naturaleza humana, sino también para diseñar proyectos de ingeniería social que apunten hacia un mundo más feliz. Sin esa percepción, es elevado el riesgo de descarriarse en pos de planes ineficaces y de objetivos inviables.

El libro está formado por seis capítulos: Nuestra familia antropoide; Poder; Sexo; Violencia; Benevolencia; El mono bipolar. En breve, esta obra trata del lugar que ocupa el homo sapiens en la naturaleza. La materia prima para establecer paralelismos es la conducta de chimpancés y bonobos. Los primeros más jerárquicos, territoriales, violentos y androcéntricos; los otros, más igualitarios, afectuosos, eróticos y ginocéntricos. “La brutalidad y el afán de poder del chimpancé contrastan con la amabilidad y el erotismo del bonobo. Nuestra propia naturaleza es un tenso matrimonio entre ambos. Nuestro lado

oscuro es tristemente obvio: se estima que sólo en el siglo XX, 160 millones de personas perdieron la vida por causa de la guerra, el genocidio o la opresión politica” (17).

La moraleja final puede sintetizarse con estas citas: “En la vida colectiva de nuestros parientes cercanos no es difícil reconocer tanto el espíritu competitivo del capitalismo como un bien desarrollado espíritu comunitario. Así pues, el sistema político más adecuado para nosotros debería encontrar el equilibrio de los dos” (244). “La visión que nos retrata como egoístas y mezquinos, con una moralidad ilusoria, debe revisarse. [...] Lejos de ser un producto de la imaginación, nuestra moralidad es el resultado del mismo proceso de selección que conformó nuestro lado competitivo y agresivo” (250). “Es capaz [el homo sapiens] de una destrucción increíble, tanto de su medio ambiente como de su propia estirpe, pero al mismo tiempo posee pozos de empatía y amor más profundos que los de cualquier otra especie. Puesto que este animal ha adquirido dominancia sobre el resto, es de la máxima importancia que se mire con honestidad al espejo para conocer tanto al archienemigo al que se enfrenta como al aliado dispuesto a ayudarle a construir un mundo mejor” (250).

[Alfons Barceló]

 

 

Foro de webs

Acción por un Turismo Responsable
          www.turismo-responsable.org

     Esta web es un portal dedicado a la información y discusión sobre la
relación entre turismo y desarrollo.

En la sección <http://www.turismo-responsable.org/index.htm> se anuncian las nuevas aportaciones que se van introduciendo en el portal web, así como eventos destacados (cursos, congresos, etc.).
La sección <http://www.turismo-responsable.org/denuncias.htm> pretende informar y difundir noticias y denuncias de los impactos de modelos turísticos no sostenibles. Esta sección dedica una especial atención a las denuncias relacionadas con las multinacionales turísticas de origen español.
<http://www.turismo-responsable.org/experiencias.htm> es un espacio para la divulgación de propuestas turísticas sostenibles.
<http://www.turismo-responsable.org/debates.htm> agrupa trabajos, mayoritariamente inéditos, que buscan incidir en el debate sobre Turismo y Desarrollo.
<http://www.turismo-responsable.org/documentos.htm> informa de materiales de investigación, difusión y educación para el desarrollo producidos o co-producidos por Acción por un Turismo Responsable.
La sección <http://www.turismo-responsable.org/viajes.htm> informa de propuestas de turismo solidario que ofrecen ONGs.
Finalmente, la sección <http://www.turismo-responsable.org/enlaces.htm> informa y establece links con páginas web de interés.

 

 

PÁGINAS-AMIGAS
Nómadas
Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas

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Revista mientras tanto

Contenido del número 100

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Otoño 2006

100

CARTA DE LA REDACCIÓN
Los cien primeros números de mientras tanto

ARTÍCULOS
UN CUARTO DE SIGLO DESPUÉS. DEL COMPÁS DE ESPERA A UNA NEBULOSA INCIERTA
Miguel Candel

TIEMPO DE CONTRARREVOLUCIÓN
Juan-Ramón Capella

SOCIALISMO Y ALTERNATIVAS AL CAPITALISMO. SUGERENCIAS PARA EL DEBATE
Albert Recio

¿CUÁL ES LA HERENCIA Y CUÁL ES EL FUTURO DEL ECOLOGISMO?
Joaquim Sempere

POR UN ECOLOGISMO DE LA RAZÓN
Ladislao Martínez

POR QUÉ LUCHAR
Jorge Riechmann

LAS FLAQUEZAS DEL CONSENSO AMBIENTALISTA Y EL DILEMA DEL ECOLOGISMO
Ernest García

TRABAJO PRODUCTIVO/REPRODUCTIVO, POBREZA, Y LA GLOBALIZACIÓN DE LA REPRODUCCIÓN
Lourdes Benería

HUNGRÍA EN 1956: LOS LÍMITES DE LA DESESTALINIZACIÓN
Josep Fontana

RESEÑA
828, modelo para armar. A propósito de la historia cultural rusa
por Josep Torrell

CITA

 

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Invierno 2007

101

NOTAS EDITORIALES
El proyecto de Ley de Memoria histórica
Quim Sempere
Corrupción y delincuencia económica
Albert Recio

ARTÍCULOS
LAS RAZONES DEL TERRORISMO ‘GLOBAL’
Danilo Zolo

CÉSARES AMERICANOS Y CATONES ISLÁMICOS
Domenico Losurdo

ESTADOS UNIDOS SABE MATAR, PERO MATA MEJOR CON BOMBAS DE URANIO
Ernesto Carmona

LAS OTRAS VIOLENCIAS EN EL MUNDO, UN RETO PARA EL MOVIMIENTO POR LA PAZ
Tica Font

LA GRAN MURALLA. ALGUNAS TESIS SOBRE EL CAPITALISMO GLOBALIZADO EN CHINA
Ángel Zaragoza

EL VIETNAM HACIA DENTRO
Giaime Pala

SOBERANÍA ALIMENTARIA
Ernest Cañada

SOBRE LA PENA DE MUERTE
Karl Marx

DOCUMENTO
CÓMO DESMONTAR LOS CUATRO PILARES DEL NEOLIBERALISMO Y CON QUÉ SUSTITUIRLOS

Discurso de Álvaro García Linera


CITA

 

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