Crónicas de la Barbarie: julio
y agosto 2007
Ejecuciones
ejecutivas
Wolfgang
Schäuble, ministro del interior del gobierno alemán, se
ha declarado partidario de realizar ejecuciones selectivas de sospechosos
de terrorismo, y de prohibir a determinados seres humanos comunicarse
por internet o por móvil. Seres humanos sería
para este congénere demasido decir, pues sostiene la ideología
del derecho penal del enemigo, por lo que hablará sin
duda de no personas. Estamos a primeros de julio de 2007: quiero
decir que esto no es una crónica de la Alemania nazi, sino que
Schäuble es ministro de un gobierno, naturalmente “democrático”,
de la Unión Europea.
Schäuble
habla con claridad. Los “gobiernos democráticos”
miraron para otro lado ante los secuestros de la CIA, y toda Europa
mira para otro lado cuando se producen los asesinatos selectivos del
ejército israelí en Palestina y del ejército norteamericano
en Iraq, Afganistán o donde sea. Asesinatos “selectivos”,
dicho sea de paso, que no suelen dar con sus objetivos, sino con otras
personas que ya tienen hasta nombre: víctimas “colaterales”.
Lo de “selectivos” es un decir: es puro terrorismo de estado.
Los derechos y libertades de las personas, que los gobiernos “occidentales”
dicen defender, son en buena medida meros derechos de papel mojado.
De
momento las “ejecuciones selectivas” no nos tocan a nosotros,
pero nos pueden tocar. Con una conjunción astral de Schäuble,
Sarkozy, los gemelos polacos y Rajoy tendríamos bastantes números
de esa rifa macabra.
Pero
los Schäuble, Sarkozy, los gemelos polacos y Rajoy no salen de
la nada. Muchos europeos les han votado, les han aupado a puestos de
gran responsabilidad política. Ojo a los votantes, pues. Esos
europeos están armados de una ideología política
y social neonazi modernizada que viene alimentada por el neoliberalismo,
la aculturación generada por la rapidez de los cambios y fomentada
desde arriba, y en concreto la nueva religión del ultraindividualismo
y del dinero. Una pésima mezcla cuando la humanidad ha de enfrentarse
a los problemas del cambio climático y de la escasez de energía,
en un mundo atiborrado de ejércitos y de armas, y, en otro plano,
en medio del incontenido ascenso de todo tipo de fundamentalismos político-religiosos-culturales,
con su secuela de eso que llamamos terrorismo.
¿Democracia interna en los partidos políticos?
Zapatero
ha recuperado a Bono, el dirigente visible de la derecha del Psoe, como
candidato a presidir las Cortes en la próxima legislatura. No
sé decidir qué intenta Zapatero con eso. Primero trató
de cargar sobre Bono la candidatura a la alcaldía de Madrid,
y Bono no entró al trapo pues se olió que podía
quemarse en esa aventura. Ahora acepta lo de las Cortes y ayudará
al Psoe a tratar de ganar las elecciones. Probablemente ése ha
sido el designio de Zapatero: si quieres peces, te has de mojar. Pero
¿y luego? ¿Se consumirá Bono en ese cargo o le
servirá para ser una alternativa al propio Zapatero a la cabeza
del partido socialista?
Ya
vimos lo democráticamente que funciona el Partido Popular
en la designación de Rajoy: llega a la cúspide por el
dedazo de Aznar, que lo prefirió a Rato y a los dirigentes
más centristas de su partido, el cual no tuvo siquiera la oportunidad
de abrir la boca.
Tampoco
se abre la boca, en realidad, en otros partidos: Convergència
i Unió está en fase de Divergència i Desunió,
pero ni en el interior de Convergència ni en el de Unió
se percibe otra cosa que obediència a los jefes de las
respectivas empresas de servicios políticos.
Y
si examinamos cómo funciona Izquierda Unida observaremos que
aquí la democracia interna se traduce en rotura de todas las
reglas de juego, por gentes de las distintas orientaciones, para ascender
al dominio de la formación. ¿No sería mejor buscar
métodos que produjeran el consenso, en vez de desgarrar una y
otra vez este residuo institucional de las luchas del pasado, que aún
podría servir a la buena gente en el futuro? ¿Algún
grupo o fracción cree de verdad que tiene toda la solución
a los problemas que se le plantean a este partido?
Eso
sí: todos los partidos se presentan a sí mismos como democráticos.
Pero en esencia no lo son: son en cambio empresas de servicios políticos
que proporcionan empleos públicos e influencia en función
de los resultados electorales. Ahí está la cuenta de resultados,
lo único que toma en consideración el consejo de administración,
que, como cualquier consejo, cuando van mal dadas cambia de consejero-delegado,
de presidente o de director ejecutivo e impone un reajuste en la plantilla.
El programa de acción política real sólo importa
en función de la cuenta de resultados a corto plazo: las elecciones
siguientes.
Extremistas discretos
En
los primeros días del verano se ha sabido que las costas están
plagadas de medusas: una consecuencia del cambio climático, del
aumento de la temperatura media de las aguas, que se dejará sentir
en los días vacacionales. También se ha sabido que las
ciudades españolas de más de 200.000 habitantes superan
los niveles de contaminación atmosférica considerados
soportables por la Unión Europea. Las autoridades catalanas van
a prohibir rebasar los 80 km./hora en los tramos metropolitanos de las
calzadas. Una medida acertada, pero sobre todo destinada a aparentar
que las tales autoridades hacen algo, pues la reducción de emisiones
así obtenida se verá compensada por los nuevos vehículos
que cada año incrementan el parque motorizado.
En
el editorial del nº 1 de la revista mientras tanto, en
1980, o sea, hace 27 años, se incluía una previsión
sombría del futuro que fue considerada una exageración
catastrofista por casi todo el mundo, sobre todo por la alegre y confiada
progresía de entonces. Hoy las previsiones tempranas
de mientras tanto se han cumplido, incluida la del “rebaño
de atontados” que habitan las ciudades contaminadas. Como “extremistas”
hemos sido estos años muy discretos. Sobre todo con los que han
practicado y siguen practicando el refinado arte de ignorarnos.
Violencia de género
Muchas
veces se pregunta el por qué de esta insistente lacra que es
la violencia que las mujeres sufren a manos de los hombres. No resulta
nada fácil de erradicar. Y ello porque en el imaginario social
de hombres y mujeres, de todos, pesan aún mucho las ideas sexistas
transmitidas por la tradición. La iglesia casaba a la gente diciéndole
al marido: “Mujer te doy, que no esclava”, mientras
que a la mujer se abstenía (o se abstiene, que no sé si
esto lo han cambiado) de darle nada. En familias no sexistas
se siguen manteniendo comportamientos de género que, vistos por
los niños, se convierten en modelos de conducta. Los repetirán,
salvo que introyecten ideas de igualdad entre géneros, cosa que
supone una cierta madurez intelectual y emocional. En el imaginario
colectivo tradicional las mujeres son propiedad de los hombres; y por
eso muchos varones tradicionales se convierten en torturadores de las
personas a las que aman a la manera tradicional, esto es, con amor que
puede trocarse en violento desamor cuando les asaltan los celos o ven
los comportamientos de sus mujeres, sus novias o sus hijas como desobediencia.
Educan
más los comportamientos que las palabras. Y, por desgracia, en
sus comportamientos las sociedades actuales siguen siendo tremendamente
sexistas.
Afganistán: los talibanes, por su parte hombres
de mucha fe, son también hombres de mucho kalashnikov: tienen
en jaque a las fuerzas de la Otan en el sur del país. El verdadero
talón de Aquiles de Zapatero es mantener tropas españolas
en ese avispero que para los rusos acabó como el rosario de la
aurora.
El Gran Hermano de verdad, el de USA (no el de la tele)
va instalándose progresivamente: ahora los diversos servicios
federales de policía —el FBI, la CIA, la Agencia de Seguridad
Nacional— ya pueden intervenir el teléfono y el correo
electrónico por pura decisión administrativa. Aquí,
un estúpido pero bienintencionado conciudadano comenta la noticia
en carta a un periódico diciendo que eso de espiar comunicaciones
no lo debería decidir una sola persona “sino una comisión”.
Sarkozy ya se deja sentir.—Ha bastado con que
el flamante presidente francés dijera que hay que castrar a los
pederastas para que aquí los meapilas de Unió Democràtica
de Catalunya pasen a defender esta opción. La prensa, escasa
de noticias y adelgazada en verano por las vacaciones de los periodistas
(y porque se vende y se anuncia menos), ve abusos sobre la infancia
por todas partes. Finalmente la Generalitat ha creado una comisión
de expertos para estudiar lo de la castración. Como suena.
Miscelánea
Mario Vargas Llosa, el escritor amigo de la CIA y del
Departamento de Estado norteamericano, nos regala dos perlas
en su artículo del 15 de julio en El País en
alabanza del candidato presidencial Obama (y si Vargas lo alaba ¿qué
pensar?). La primera perla dice: “La buena salud del
sistema político norteamericano consiste en haber hecho realidad
aquello que Karl Popper sostenía era el ideal de una democracia:
una institución que impidiera a los gobiernos hacer mucho daño”.
De
modo que los 750.000 muertos en Iraq y ni se sabe cuántos en
Afganistán no deben ser “mucho daño” para
Vargas. La segunda perla, un hermoso ejemplo de catecismo para
bobos, dice así: “El ‘sueño americano’
no es un slogan, sino una realidad que puede sufrir recesos momentáneos,
como el actual, pero puede volver a funcionar como un marco de justicia
y libertad para todos si los ciudadanos invierten en ello mucho trabajo
e ilusión y los gobernantes dictan leyes justas y saben hacerlas
respetar”.
Si
los ciudadanos invierten en ello... Catecismo aparte, los “recesos
momentáneos de la realidad” son todo un hallazgo de la
ontología filosófica del ciudadano Vargas Llosa. ¡Que
le den... el Príncipe de Asturias, si no se lo han dado ya!
Secuestro de El jueves: La Fiscalía,
asustada políticamente por una caricatura del heredero de la
corona en la función esencial de la monarquía (según
ya señalaba Hegel), insta el secuestro de la revista que la publica.
Tomemos
el rábano —si se permite la expresión en este contexto—
por las hojas: lo más significativo del mar de tinta suscitado
por el secuestro de la caricatura son los editoriales del diario El
País sobre la monarquía española. En el que
he leído hoy dice que la falta de legitimidad de origen
de la institución —puesta por Franco— ha quedado
compensada por la legitimidad de ejercicio, señaladamente
por la actuación del monarca en el golpe del 23 F.
Todo
el mundo conoce el discurso del rey, con uniforme de capitán
general, de la noche del 23 F. No es difícil que se tenga ocasión
de volver a escucharlo y a verlo. Pero yo propongo un ejercicio mental
para calibrar la legitimidad de ejercicio. El siguiente:
Supóngase
que el general golpista “blando” Armada hubiera conseguido
convencer a su asociado, el coronel golpista “duro” Tejero,
para dirigirse al Congreso secuestrado y proponer un gobierno de “Unión
Nacional” presidido por él, tal como era su designio, con
participación incluso de algún miembro del Partido Comunista,
según la lista de ministros que se ha sabido pensaba presentar
—Solé Tura, Peces Barba, etc.—. Supóngase
también que, en aquellas circunstancias, el congreso hubiera
aceptado investirle, de modo que el “golpe de Armada” hubiera
alcanzado su primer objetivo (los otros, la entrada en la Otan y el
frenazo al sistema autonómico, los alcanzó incluso perdiendo).
Supuesto todo esto, ¿pueden escuchar con atención el discurso
del Rey en la noche del 23 F? Porque también hubiera valido.
¿Seguro que la monarquía española tiene eso que
los editorialistas de El País llaman legitimidad de
ejercicio? Porque como analista político opino, personalmente,
que la legitimidad de la monarquía española no es de origen
ni tampoco de ejercicio —como no sea por la excelente
relación del monarca con el Departamento de Estado norteamericano—
sino de publicitación, esto es: lo que ha afianzado
en el imaginario de muchos ciudadanos como institución normalizada
a la monarquía es más bien una presencia mediática
favorable y, todo hay que decirlo, exigida desde arriba. Se trata de
una transformación, en el contexto tecnológico de los
mass media, de la antigua legitimación por “aclamación
en plaza pública” de la que hablaban los antiguos manuales
de derecho público.
Ya
veremos si el secuestro de El jueves es una anécdota
o el primero de una serie de atentados democráticos
contra la libertad de expresión.
Política omphaloscópica: La Generalitat
ha dado sus últimos Premios Nazionales de Cultura: el de ‘patrimonio
cultural’, a la Coordinadora de Centres d’Estudis de Parla
Catalana; el de ‘pensamiento y cultura científica’,
a R. Torrent por su obra Art, poder i religió: la Sagrada
Família en Verdaguer i en Gaudí, y el de ‘Proyección
social de la lengua catalana’ a la Associació de Juristes
en Defensa de la Llengua Pròpia.
Premios,
pues, a la pura contemplación del ombligo. Cantemos el Virolai
de la Mare de Deu de Montserrat, a ser posible en la Sagrada
Familia. Cultura científica y pensamiento.
El dinero público, para política lingüística
e ideológica y para autopublicitación de los políticos.
Por cierto que si los sueldos de éstos son como los de los presidentes
de las Diputaciones catalanas, los más altos de España,
pueden vivir bastante más que razonablemente bien.
Uno
de ellos, Ernest Maragall, ha hecho una pequeña aportación
a la neolengua, un granito de arena más: la lengua castellana
nativa de la mitad de los catalanes ya no se llama ‘lengua materna’,
sino ‘lengua de procedencia’ (El País, 3
de agosto). Un hallazgo: su uso sugiere que no hay en Cataluña
castellanohablantes nativos.
La pinta de los presidentes USA: ¡por fin sé
qué parece el presidente Bush! Es como uno de aquellos remilgados
Congregantes Marianos, comulgantes, de los años 50. Su repeinada
y endomingada apariencia de amigo de los niños y sus andares
con las palmas de las manos perpendiculares al cuerpo me tenían
desconcertado. No porque no sepa lo que, bajo los fenómenos
de la apariencia, es: un asesino paranoico más, como
Hitler, Franco o Stalin. Lo de las apariencias de los presidentes
USA en simplemente el resultado de un marketing y una publicidad altamente
tecnológicas. Recordad la imagen simpática del
palmípedo Clinton, que firmaba penas de muerte como gobernador
de Arkansas y que bombardeó Belgrado a conciencia. O la apariencia
benevolente de Kennedy en su pequeña mecedora, el Kennedy
de la invasión a Cuba abortada en Bahía de Cochinos y
de la guerra de Vietnam; o la cara de payaso de Nixon; o la pinta de
bolo de Eisenhower, que vivía los intereses de los empresarios
americanos como Cruzada contra el imperio del Mal; o la de Truman, que
ordenó dos bombardeos atómicos consecutivos, el de Hiroshima
y el de Nagasaki, un gafitas con aire de agente de seguros. Me temo
(y disculpad que hoy esté un poco kantiano) que bajo los cambiantes
fenómenos presidenciales de los Estados Unidos hay un
noumenon duradero: el entramado de intereses armamentístico-industriales
y político-militares que constituye la oligarquía más
poderosa que jamás haya tratado de gobernar el mundo. Darío,
Alejandro, Carlomagno, Napoleón... chiquillos.
Burdo error del Psoe: aunque El País
lo justifica —faltaría más— la dirección
del Partido Socialista ha cometido un error de campanario el desbaratar
la posibilidad de un gobierno “tripartito” en Navarra con
Nafarroa Bai e IU. Decíamos aquí antes del verano que
la política necesaria para dividir a Eta implica apoyar al nacionalismo
pacífico y decente, que es justamente el caso de Nafarroa Bai.
Pero la dirección del Psoe ha tenido auténtico canguelo
de que el PP les acusara preelectoralmente de “concesiones al
nacionalismo” y ha preferido cederle el gobierno de Navarra.
Eso
implica que la estrategia de la dirección del PP consigue efectos
en la cúpula del Psoe cuando son menores los que logra entre
la población. El Psoe va a pagar muy caro este mal paso, porque
en política los errores se pagan así. Ante todo porque
se veta en Navarra lo que se hace en Cataluña, incongruencia
que siempre se le echará en cara electoralmente al Psoe y con
razón. Pero también porque abre una crisis grave entre
los desmoralizados socialistas navarros, que perderán bastantes
votos si es que no llegan a dividirse o a desfilar hacia otras formaciones.
Además, quedan prisioneros del PP —basta imaginar la difícil
posición en que quedaría el Psoe navarro si Nafarroa Bai
optara por presentar una moción de censura al gobierno de Navarra—.
De modo que tendrán que adelantarse ellos si pueden, pasadas
las elecciones generales, y entonces habrán de pagar un precio
mayor por el gobierno de esa comunidad foral en el supuesto de que aún
esté a su alcance. Por lo demás, el desaire a Nafarroa
Bai le viene a Eta más que bien.
La
cacareada estructura “federal” del Psoe maquilla una cultura
centralista, autoritaria y autocentrada en las politiquerías
electorales, mal preparada intelectualmente para afrontar de verdad
los problemas de Euskadi y de Navarra y que tolera en Cataluña
el tintado nacionalista de todo.
Estalla la Barcelona de Clos y de Pujol. Las averías
de los trenes y de la luz muestran que se han perdido muchos años
en la dotación y prestación de servicios públicos
a la ciudad y a su área, mientras los políticos organizaban
el Fórum de la especulación inmobiliaria, discutían
si el AVE ha de pasar por aquí o por allá, sometían
a la población a la intensiva reeducación nacionalista
y, sobre todo, vivían bien. Porque el poder embriaga más
que el vino; incluso ese minúsculo, visto a escala global, micropoder
territorial.
En
una cosa estarán todos de acuerdo: la culpa es de Madrid.
Grave terremoto en el Perú: a la catástrofe
natural se une la catástrofe derivada de la pobreza, de la precariedad
de las infraestructuras o su pura y simple inexistencia, y naturalmente
la corrupción. Si los gobiernos no gastaran en armamento, toda
esa miseria se podría eliminar del planeta en pocos años.
La belicosa Pax Americana tiene eso.
La televisión es el opio del pueblo. Ayer, 20
de agosto, puse la tele por vez primera en todo el verano. Lo primero
que ví, un anuncio en que para vender patatas fritas se ridiculiza
a un enseñante. Después, un anuncio de competiciones de
fútbol, es decir, publicidad del principal soporte de la publicidad.
Apagué la tele.
El Tam-Tam electrónico. F.J. Rodríguez
Amorin informa, ante los anuncios bancarios de no cobrar comisiones,
de lo siguiente: El Periódico 30 de Julio de 2007 en su página
33, titular de la sección de ECONOMIA. “LOS INGRESOS POR
COMISIONES BANCARIAS AUMENTAN UN 12%”. “Las cinco primeras
entidades recaudaron 7.971 millones por gastos de gestión”.
“El Santander encabezó las subidas con un 18.9% en el primer
semestre”.— Por su parte, Grup de Barri, de Valencia,
denuncia la construcción por parte del Arzobispado católico
de esa ciudad de un macrosantuario dedicado a 233 “víctimas
inocentes de la Santa Cruzada”, que es como algunos obispetes
siguen llamando a la Guerra Civil desencadenada por Franco. La “Basílica”
se construye en unos terrenos del centro cedidos por el Ayuntamiento
que valen millones de euros. Grup de Barri opina: “es
construeix para desviar l’atenció de l’immens horror
que va ser la repressió del franquisme a València”.
Y se puede añadir: la ciudadanía soporta tan bien las
basílicas como mal las mezquitas, pero da por supuesto que no
es racista.
[Juan-Ramón
Capella, agosto de 2007]
Sobre “La izquierda y el pacifismo”
de J.-R. Capella
[Respuesta
de Pere Ortega a la nota "La izquierda y el pacifismo" incluida
en las Crónicas de la Barbarie del número de julio de
mientrastanto.e]
En
el último número de la revista digital Mientras Tanto,
en la nota “La izquierda y el pacifismo”, J.R. Capella lanza
la pregunta de que alguien le explique por qué entre la izquierda
tiene mayor aceptación la “no violencia” que el “pacifismo”.
Voy
a intentar matizar brevemente sobre ambos conceptos y responder a su
sutil pregunta. Cierto es que el pacifismo en su concepción moderna,
como movimiento, se hermana con las ideas de transformación social,
y en tal sentido se une al resto de utopías existentes nacidas
al amparo de las revoluciones sociales de los siglos XIX y XX. Sobre
todo debido a su concepción de globalidad, pues no sólo
se opone a la violencia física que tiene su máxima expresión
en la guerra y el militarismo que la hace posible: ejércitos,
gastos militares, carrera de armamentos, nuclear y convencional. Sino
también porque se opone al resto de violencias, especialmente
la estructural, la que impone las desigualdades e impide que vivamos
en sociedades en paz. Por eso el movimiento pacifista ve en la paz un
estadio superior, aquel donde se alcanza la justicia social y el pleno
respeto a los derechos humanos.
No
creo que esta visión sea plenamente compartida por la izquierda
social y política. Pues niega la aseveración asumida por
muchas gentes de izquierdas que la guerra es el motor de la historia.
Debido al rechazo frontal a la guerra y a su preparación, que
implica rechazar por igual el militarismo proveniente del lado del imperio
(USA), como el de aquellos otros que se oponen a él practicando
el mismo discurso, más militarismo. Por ejemplo el del actual
gobierno de Hugo Chávez (ya que Capella lo cita), con privilegios
a militares y continuas compras de armamento que ensombrecen el innegable
avance social de su programa. O cuando rechazamos no sólo las
guerras injustas del imperio, sino también aquellas otras que
dicen librarse en nombre de causas justas.
Y
ahí es donde entra el concepto de la noviolencia y donde difiero
de Capella. Si el pacifismo tiene problemas con la izquierda, la noviolencia
tiene bastantes más. La noviolencia es el método del que
se dotan los pacifistas para resolver las injusticias y los conflictos
por caminos no violentos. Yo no he oído a muchas gentes de izquierdas
decir que, por ejemplo, el Che Guevara se equivocara en su propósito
de crear 100 Vietnams. A pesar de que murió sólo en las
montañas de Bolivia sin ningún apoyo popular, y recuerde
que, diez años después una lucha noviolenta del pueblo
boliviano acabara con la dictadura de Hugo Banzer. Podría poner
otros muchos ejemplos de movilizaciones sociales noviolentas exitosas
que han significado un avance social mucho más transformador
que las llevadas a cabo mediante la lucha armada.
Y
es que la noviolencia no sólo es un método para resolver
conflictos sin violencia. También es la creencia que la razón
no se puede imponer por la fuerza. Que no existen enemigos a los que
derrotar, sino personas a las que convencer. Que la violencia crea contraviolencia.
Y en ese sentido rechaza, incluso, la defensa armada ante una agresión
injusta, a la que opone la resistencia activa mediante la desobediencia,
la no cooperación y otras mil fórmulas para oponerse a
la injusticia. Pues tiene el convencimiento que fin y medios son indisolubles,
y que nunca por medios perversos se conseguirán sociedades más
justas.
Lo
cual, salvo honrosas excepciones, algunas surgidas del entorno de Mientras
Tanto, no he visto críticas convincentes a las violencias revolucionarias
que tanto proliferaron a lo largo del siglo pasado y que hoy siguen
obnubilando el pensamiento de algunos movimientos sociales de izquierdas.
Con
afecto,
Pere
Ortega
Colombia: dos varas de medir el terrorismo
Dos
temas han ocupado la atención de los colombianos en los últimos
tiempos: la liberación de los rehenes secuestrados en manos de
la guerrilla y la reinserción de los integrantes de los grupos
paramilitares. Se trata de cuestiones que hacen referencia a dos de
las principales fuerzas beligerantes en lo que cabe llamar no “guerra
civil”, sino “guerra contra la sociedad” que tiene
lugar en Colombia desde hace más de sesenta años.
El
tema de los rehenes ha cobrado renovada actualidad en los medios de
comunicación y en la agenda política como consecuencia
de la marcha a pie que realizó el profesor Moncayo entre el 17
de junio y el 31 de julio atravesando el país con destino a Bogotá.
Este profesor, que tiene un hijo en poder de la guerrilla desde hace
diez años, ha conseguido con su gesto catalizar la opinión
favorable a una solución pacífica del problema de los
rehenes: se trataría de que el gobierno y las FARC negociasen
un intercambio de personas secuestradas por guerrilleros presos.
Sin
embargo, la posición del Presidente Uribe es totalmente contraria
a esta propuesta: no se negocia con “terroristas” porque
hacerlo sería reconocer un status político a la guerrilla.
Uribe pretende solucionar el problema de los rehenes por la vía
de la liberación militar, algo a lo que se oponen firmemente
los familiares de éstos por los peligros que evidentemente entraña.
De hecho, el 18 de junio de este año murieron once rehenes como
consecuencia de un “fuego cruzado” cuyas circunstancias
siguen siendo aún confusas.
Ese
mismo mes de junio Uribe (quizá aconsejado por el Presidente
francés Sarkozy, que está muy interesado en la puesta
en libertad de la ciudadana franco-colombiana Ingrid Betancourt) llevó
a cabo una liberación unilateral de presos de las FARC, entre
los que se encontraba Rodrigo Granda, un alto responsable de la guerrilla
secuestrado en Caracas el año 2004 por la policía colombiana.
El propósito de Uribe era eludir la negociación sustituyéndola
por liberaciones unilaterales. Al realizar el gobierno el primer gesto,
la pelota quedaba en el tejado de la guerrilla. Pero ni las FARC ni
la opinión pública vieron con buenos ojos la maniobra
presidencial y los familiares de los secuestrados, encabezados por Moncayo,
siguen exigiendo una salida negociada al problema.
La
postura del Presidente Uribe en relación con los rehenes no es
sino un corolario de su planteamiento general sobre el tema de la guerrilla:
la solución del problema es exclusivamente militar, hay que derrotar
a la guerrilla por la fuerza de las armas.
Sin
embargo, la actitud del Presidente es radicalmente distinta en el caso
de otro de los actores del conflicto armado: las fuerzas paramilitares.
Y eso a pesar de que estos grupos irregulares han cometido atrocidades
de magnitud similar a las de la guerrilla: asesinatos en masa de civiles,
extorsiones, secuestros, vinculación con el narcotráfico...
El
eje de la política gubernamental acerca de los paramilitares
lo constituye la llamada “Ley de Justicia y Paz”, aprobada
en junio de 2005. Esta ley prevé una fuerte reducción
de las penas a los paramilitares que se desmovilicen, y amplias posibilidades
de libertad condicional sin obligación siquiera por parte de
éstos de contribuir al esclarecimiento de la verdad, ni de indemnizar
a sus víctimas.
Durante
la visita que Uribe llevó a cabo a España en julio de
2005, Rajoy aplaudió la “Ley de Justicia y Paz” y
afirmó que esta norma “transmite a los terroristas un mensaje
nítido en el sentido de que su único horizonte es dejarlo”.
Habría que ver qué pensaría el actual líder
de la oposición de una ley que permitiera a los etarras desmovilizarse
exigiéndoles únicamente una manifestación de voluntad
de abandonar la organización terrorista, sin obligarles siquiera
a confesar sus crímenes, e imponiéndoles unas penas meramente
simbólicas.
En
cualquier caso, el gobierno colombiano aparece claramente escorado en
el tema del terrorismo según de donde venga: guerra a muerte
para la guerrilla y amnistía encubierta para los paramilitares.
Un
hecho que puede ponernos sobre la pista del por qué de esta disparidad
de posturas es el fenómeno de la llamada “parapolítica”,
que viene ocupando la atención de los medios de comunicación
colombianos y extranjeros en los últimos meses. La “parapolítica”
hace referencia a los vínculos entre los paramilitares y las
autoridades estatales, que la justicia viene investigando y sacando
a la luz desde el mes de marzo de este año. Se han puesto de
manifiesto más de 100 casos de complicidad entre paramilitares
y representantes del Estado. Entre las personas investigadas y/o acusadas
se encuentran el Presidente de la Cámara de Representantes, por
lo menos 10 congresistas y media docena de senadores. Esta complicidad
no sólo adopta la forma de ayuda de las autoridades a la formación
y mantenimiento de los grupos paramilitares, sino también y sobre
todo de financiación y apoyo por parte de éstos a las
campañas de los políticos. No en vano uno de los máximos
jefes “paras” manifestó en una ocasión que
el 30% de los diputados del congreso eran “suyos”.
El
propio Presidente Uribe ha sido acusado por el senador Petro de vínculos
directos con los paramilitares. De hecho, de todos es sabido que cuando
Uribe era gobernador de Antioquia fundó unas unidades de autodefensa
denominadas “Convivir” y que estas unidades se convirtieron
en grupos paramilitares o establecieron vínculos con dichos grupos.
Así
pues, el fenómeno de la parapolítica pone claramente de
manifiesto que la diferencia de actitud en relación con la guerrilla
y los paramilitares viene dada porque el Presidente y la mayoría
de los legisladores consideran que los guerrilleros son los enemigos,
mientras que los “paras” son “de los nuestros”.
Esa es la razón por la que los “terroristas paramilitares”
saldrán de ésta prácticamente impunes, mientras
que a los “terroristas guerrilleros” sólo les espera
una guerra sin cuartel.
[José
A. Estévez Araújo]
Enfermos mentales, discapacitados y orden
público
Por
Joaquín Dodero Curtani
Una
reciente intervención de los “Mossos d’Esquadra”
en una “crisis” de un enfermo esquizofrénico se saldó
con la muerte del mismo, causándole, a su vez, heridas de bala
al padre del fallecido.
El
interés periodístico sobre el suceso, según puede
comprobarse en la crónica de los hechos recogida por los diferentes
medios de comunicación, se centró en comprobar si la muerte
del enfermo fue o no un acto de legítima defensa de la policía
y sobre los antecedentes policiales del enfermo.
Al
parecer, no hay nuevos motivos de preocupación que añadir
acerca de la impecable y eficaz actuación de los Mossos: la muerte
se produjo tras una cadena de rocambolescos sucesos: un policía
resbaló al tratar de reducir al enfermo, cayéndose al
suelo, momento en el que el enfermo se le abalanzó provisto de
un pico, por lo que aquél procedió a repeler la agresión
mediante el uso del arma ?esta vez, a diferencia del caso de las manifestaciones
de “okupas”? reglamentaria.
Poco
más que añadir según el brillante criterio de nuestra
audaz clase periodística: como el enfermo tenía antecedentes
policiales, al parecer estaba sentenciado de antemano. Caso cerrado,
con un lacónico y recurrente epílogo: “la muerte
del enfermo fue el fruto de un desgraciado y lamentable suceso”.
Ni una sola investigación sobre la actuación y el por
qué fueron apartados del primer plano del escenario de los hechos
los servicios de urgencias médicas, ni indagación alguna
sobre el estado y el funcionamiento de la red de servicios de salud
mental para enfermos crónicos.
La
pasividad absoluta ha sido la respuesta de la clase política
catalana. Me refiero tanto a los responsables políticos de Interior
y Salud, como a la oposición. Ni una sola declaración,
investigación o iniciativa sobre lo acaecido. La muerte del enfermo
no parece suscitarles ninguna reflexión política, ni tan
siquiera una sombra de duda sobre el funcionamiento de los servicios
públicos de salud mental, lo acertado del tratamiento que reciben
las crisis de los enfermos mentales crónicos y lo adecuado de
los sistemas de prevención de las mismas. Pasados unos meses
del suceso, la “Sindicatura de Greuges” ha denunciado las
carencias de la atención en salud mental en Cataluña,
sin que de momento se conozca respuesta pública alguna de la
Consellera de Salut.
Como
en casos similares, los únicos obligados a aceptar el fracaso
de la actuación de los poderes públicos ?admitamos que
la muerte del enfermo es un fracaso? serán sus familiares. También,
como ya es costumbre social arraigada en este tipo de sucesos, las asociaciones
de familiares de enfermos mentales y algunos psiquiatras de la red pública
han sido los únicos en proponer al Conseller Saura medidas para
evitar la repetición de hechos similares.
Al
parecer, un criterio tan ecosocialista como el de la normalidad que
ha presidido las 702 intervenciones en casos similares a lo largo del
2006, y por lo tanto la falta de justificación del coste económico
de las medidas propuestas, es el que ha empujado al Conseller de Interior
a rechazar la adopción de medidas tan razonables como la revisión
del protocolo de actuación de la policía en estos casos,
la necesidad de una formación específica de los “mossos”
que deban intervenir en este tipo de casos (analizado su Programa de
actividades formativas, se puede comprobar que no hay un solo curso
sobre esta materia) y la eliminación de los uniformes de policía
y logotipos de los coches policiales en este tipo de casos, ya que está
comprobado que estos signos externos aumentan la agresividad de los
enfermos mentales en crisis.
Los enfermos mentales crónicos,
los discapacitados mentales y sus familiares pueden estar tranquilos:
en casos similares los poderes públicos, catalanes y españoles,
tienen al menos dos soluciones que ofrecerles: o bien la intervención
de la policía, con el riesgo de desenlaces tan desafortunados
como el que nos ocupa ?que no es un hecho singular de la policía
catalana, basta leer la crónica diaria de sucesos para cerciorarse
de ello? o bien la cárcel.
Según
datos aportados en el VI Congreso nacional de sanidad penitenciaria
organizado por la Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria,
celebrando en noviembre de 2006, el 8% de la población reclusa
(65.066 presos el año 2006) padece una enfermedad mental grave
y el 40% tiene trastornos mentales y de personalidad. Igualmente, según
reconocía la Directora General de Instituciones Penitenciarias
del Ministerio de Justicia al periódico ABC en noviembre del
2006, en las cárceles españolas hay más de 700
discapacitados mentales, 200 de ellos con más del 65% de discapacidad
(según datos en poder del Ministerio de Justicia incluso hay
casos del 98% de discapacidad).
La
Directora General subrayaba la causa: “las comunidades autónomas
cerraron los psiquiátricos, y los discapacitados psíquicos
están en la calle hasta que montan una gorda. No hay un sitio
dónde mandarles. Desde luego, el lugar para estas personas no
es un centro penitenciario, pero están mejor atendidos y cuidados
que en la calle”.
En
Cataluña, según se reconoce en un folleto del Departamento
de Salud, el 0,77% de la población reclusa de las cárceles
catalanas es discapacitada mental. La Conselleria de Justicia no dispone
de datos sobre enfermedad mental y población reclusa, y si los
tiene, no son de conocimiento público, según ha podido
comprobar quien escribe estas letras. En su Centre d’Estudis Jurídics
no hay estadística alguna sobre esta materia, salvo un estudio
de Centre de Menors “l’Alzina”, el cual demuestra
que el 80% de los allí recluidos tienen importantes problemas
de salud mental.
Así,
la falta de una red de servicios de salud con recursos y calidad adecuada,
amenaza con convertir los problemas de salud mental y la población
con enfermedades mentales crónicas, es decir un grave problema
social, en problemas de orden público que recibirán un
tratamiento de orden público.
Algo
más se debería estar haciendo desde la “política”
para enfrentamos a un problema social que irá en aumento en los
próximos años, ya que las proyecciones de la OMS estiman
que el año 2020 el 25% de la población mundial estará
afectada por problemas de salud mental.
Los
apologistas del estado de derecho y sus soluciones deberán reconocer
que frente a los casos de enfermos mentales crónicos y personas
con discapacidades, el estado de derecho, la actuación del poder
judicial y la utilización del sistema penitenciario no son la
panacea, pues plantean unos cuantos rotos y no pocos descosidos: como
ha reconocido la Fiscalía General del Estado en su memoria anual,
“el delincuente enfermo mental plantea problemas de muy difícil
solución no sólo en lo que se refiere al enjuiciamiento
de su conducta y valoración de su imputabilidad, sino también
en lo relativo a la selección de la reacción penal que
su conducta merece y a la ejecución de la pena o medida de seguridad
que en su caso le corresponda cumplir”.
Por
todo ello, las soluciones deberán buscarse en el terreno de las
políticas sociales, y los poderes públicos deberían
remediar con urgencia las carencias de la precaria red de servicios
de salud mental pública, dotándola de más plazas
para ingresos hospitalarios de larga estancia, mas recursos comunitarios,
de pisos asistidos para enfermos crónicos, servicios de atención
domiciliaria a enfermos crónicos, incremento del número
de equipos psicoterapéuticos (tanto los dirigidos a adultos,
como los dirigidos a niños y jóvenes), centros rehabilitadores
y servicios de reinserción sociolaboral para enfermos mentales
crónicos, tal como demandan, entre otros muchos, la “Associació
de Familiars de Malalts Mentals de Catalunya”, la Asociación
Española de Neuropsiquiatría, el Síndic de Greuges,
el Defensor del Pueblo español y el Defensor del pueblo andaluz.
Una
ingente labor que requiere una inversión pública importante,
ya que supone cumplir con retraso las prescripciones del artículo
20 de la Ley General de Sanidad de 1986 para hacer efectiva la plena
integración de las actuaciones relativas a la salud mental en
el sistema sanitario general y de la total equiparación del enfermo
mental a las demás personas que requieran servicios sanitarios
y sociales, es decir, hacer efectivo a todos los ciudadanos el derecho
a la protección de la salud reconocido por el articulo 43 de
nuestro Constitución, de cuyo ejercicio resultan excluidos los
enfermos y discapacitados mentales por falta de recursos.
La biblioteca de Babel
John Steinbeck
Los vagabundos de la cosecha
Traducción
de Marta Alcaraz Bargueño.
Libros del Asteroide, Barcelona, 2007 (1ª edición
en inglés 1936). |
Durante
los meses de verano de 1936, John Steinbeck escribió
una serie de reportajes para The San Francisco News
sobre la vida de los temporeros que trabajan en la cosecha de
las grandes explotaciones agrícolas de California. Estos
inmigrantes eran norteamericanos procedentes del Medio Oeste
que, arruinados, habían tenido que vender sus granjas
y buscar trabajo como jornaleros. Cerca de ciento cincuenta
mil personas vagaban por aquellos días en las carreteras
californianas en busca de empleo. Steinbeck se inspiró
posteriormente en el drama de aquellas familias para escribir
Las uvas de la ira, su más reconocida novela.
En los artículos que componen Los vagabundos de la
cosecha describió las condiciones de vida y los
estados de ánimo de aquellos trabajadores, prestando
una especial atención al proceso de degradación
y a la paulatina pérdida de dignidad que estaban sufriendo.
Steinbeck
analizó también las causas que estaban generando
aquella situación, describiendo con claridad las características
de un modelo agrícola que requería constantemente
de una mano de obra barata siempre en condiciones de vulnerabilidad:
“La singular naturaleza de la agricultura de California
depende de estos temporeros y de sus continuos desplazamientos”
(pág. 4). Anteriormente, los grandes empresarios agrícolas
habían empleado inmigrantes de origen extranjero. Primero
fueron chinos, luego japoneses, más tarde mexicanos y
después filipinos; hasta que llegó el turno a
los granjeros arruinados de Oklahoma, Nebraska y algunas partes
de Kansas. La historia se repetía cíclicamente:
cuando los trabajadores empezaban a organizarse y a defender
sus derechos eran expulsados y sustituidos por inmigrantes de
otro lugar. Y Steinbeck alertó certeramente de qué
problemas conllevaría el mantenimiento de este modelo
agrícola: “si (...) nuestra agricultura depende
de la creación y |
mantenimiento a cualquier precio de una masa de braceros explotados,
no nos quedará más remedio que aceptar que la
agricultura de California es económicamente insostenible
en un sistema democrático. Y si para nuestra seguridad
económica tenemos que recurrir al matonismo, si debemos
cercenar los derechos humanos, si recurrimos a los castigos
físicos, a los asesinatos a manos de ayudantes de sheriff
y a los secuestros, si nos negamos a la presencia de un jurado
en los juicios, sólo nos quedará admitir que en
California la democracia está desvaneciéndose”
(pág. 85). Y Steinbeck cerró la serie de reportajes
con una llamada de alarma: “Hará falta que la clase
media, los trabajadores, los maestros, los artesanos y los profesionales
liberales se unan en una militancia siempre vigilante para luchar
contra esa filosofía social explotadora y para preservar
el gobierno democrático en este estado” (pág.
86).
La
situación actual del campo californiano sigue siendo
parecida en muchos aspectos, aunque de nuevo sus trabajadores
sean mexicanos y centroamericanos. Pero no sólo ahí,
la agricultura industrial en todo el mundo sigue fundamentándose
en el recurso a mano de obra muy mal pagada en situaciones de
extrema precariedad. Democracia y agricultura industrial continúan
contrapuestas.
Con
Los vagabundos de la cosecha Steinbeck describió
la vida de aquella pobre gente con respeto y estima. Y según
recuerda Eduardo Jordá en su prólogo, sentenció:
“Un escritor sólo puede escribir sobre aquello
que admira. Y los reyes de hoy en día no son interesantes,
los dioses se han ido de vacaciones y los únicos héroes
que nos quedan son los científicos y los pobres”
(pág. xx).
[Ernest
Cañada]
|
Antonio
Antón
El devenir del sindicalismo y la cuestión
juvenil,
Talasa,
Madrid, 2006, 223 págs. |
Una
encuesta de 2005 del CIS sobre la juventud española aportaba
los siguientes datos estadísticos: de las personas ocupadas
cuya edad estaba comprendida en la franja de 16 a 24 años,
el 5.3% estaban afiliadas a algún sindicato; en la franja
de 25 a 29 años, el 10.2%, llegando al máximo
del 23.3% en la franja de 55 y más años.
Si
se tiene en cuenta el nivel de estudios, la tasa de afiliación
más elevada corresponde al grupo con un nivel de estudios
universitarios. También corresponden a este grupo los
mejores resultados en cuanto al conocimiento sobre la actividad
sindical.
Por
sectores de actividad, los sectores que tienen un mayor índice
de afiliación son (según la fuente citada): Administraciones
públicas (34.7%), Educación (29%), Actividades
sanitarias y veterinarias (28,1%), Intermediación financiera
(27.4%), etc. Los sectores con menor afiliación son:
Personal que presta servicios domésticos (3.6%) y Construcción
(6.9%).
|
El
libro de Antonio Antón aborda la situación actual
del sindicalismo español, utilizando para ello distintas
fuentes, entre otras la encuesta apuntada. Se sitúa cronológicamente
en los años 70 para, después de explicar las distintas
fases que ha atravesado el sindicalismo, llegar al periodo actual.
Junto a las situaciones coyunturales explica las grandes cuestiones
de fondo que han de afrontar las organizaciones sindicales.
Entre ellas, la relación entre los biográficamente
hoy jóvenes y los sindicatos.
Se
trata de un estudio, en ocasiones repetitivo, que contribuye
a hacer dos cosas relevantes: formarse una idea de la discusión
teórica acerca de la situación actual de los sindicatos
y de cuál será y/o ha de ser su evolución
futura y, en su caso, plantear, como resultado de esta discusión,
cuáles han de ser la líneas de acción sindical
a desarrollar.
[Antonio
Madrid]
|
Devedeando, que es gerundio
Pino Solanas. Cameo, Barcelona,
2006
Memoria del saqueo (2004) y La dignidad
de los nadies (2005)
Barcelona,
2006. |
Estas
dos películas son una. Memoria del saqueo es
la pormenorizada descripción de la oleada neoliberal
en Argentina hasta el 20 de diciembre de 2001, en que el pueblo
se hartó, se movilizó y se marcó un tanto
haciendo dimitir al presidente. La segunda, La dignidad
de los nadies, parte de esa victoria popular, y sirve para
buscar los puntos de resistencia que pueden hacer un mañana
más esperanzador: de los comedores populares a una fábrica
ocupada, pasando por un hospital que sale a la calle a pedir
medicamentos (porque no los tiene para los indigentes). La primera
es austera (como La hora de los hornos, vamos). La
segunda, digámoslo claro, te va a joder. Llorarás.
¡Vaya si llorarás! De rabia y de alegría.
Llorarás de rabia cuando veas cómo malviven los
argentinos –¡Ah!, ¿pero se trata sólo
de
|
argentinos?— que no son políticamente nada; los
argentinos que protagonizan esta película militante:
como los ha bautizado Solanas, los nadie. Llorarás de
empatía, cuando veas que los humillados y ofendidos se
unen en un movimiento imparable. Llorarás en vez de reír,
porque tú eres un compatriota de los beneficiaros del
saqueo: ¿no te suenan Repsol o Telefónica? A los
argentinos también, pero como saqueadores y ladrones
de su riqueza nacional, como multinacionales ávidas de
dinero fácil. Ahora, límpiate los mocos. Y dime:
¿que haces tú contra la mundialización?
Porque ver buenas películas —como éstas—
no basta. Que lo sepas.-
Fray Metralla,
secretario general de la Oficina Soviética para el Cine.
|
Manuel Octavio Gómez
La primera carga al machete (1969)
La Laguna,
2007. |
¿El
Vietnam del siglo XIX? ¡Pues Cuba, como no! A ver, ¿cuál
si no? O séase que esta película cumple varias
funciones: la de verla en casa, la de verla entre varios en
un cineclub (quedan, ¿no?), o dedicarle un trabajo universitario
para historia de América o historia del arte. Historia
de América, porque trata de uno de los acontecimientos
más del comienzo de Guerra de los Diez Años (1868-1878)
entre la imperial España y la sometida Cuba. Nosotros,
que somos antiimperialistas, nos pegamos un hartón de
reír al ver el careto que pusieron los españolitos
cuando vieron a los negros armados con un machete dispuestos
a dejarlos para el arrastre en tres tajos (los de la caña
de azúcar, claro). Historia del Cine, porque esta película
fue un aldabonazo mundial. Ahora, que la culpa es del director
de
|
fotografía, Jorge Herrera, fijo. Por de pronto, utilizó
película de alto contraste (en España, negativo
de sonido) y sin preocuparle lo más mínimo dónde
ponía la iluminación y dónde quedaban las
sombras. O sea, lo convencionalmente iluminado quedaba a oscuras
y viceversa. Además, cogió la cámara y
se metió entre los actores, venga a mover la cámara.
El resultado es de una novedad estética estallante. El
espectador bienpensante flipa, y sorprendido, exclama: “¿Pero
esto qué es?”. Pues sí, ha acertado: esto
es una película revolucionaria, donde el qué y
el cómo van de consuno. Lo malo, niños, es que
hoy sigue siendo igual de revolucionaria. ¡Tiempos éstos,
que una obra revolucionaria sigue siendo igual de revulsiva
cuarenta años más tarde!.-
La Puri (Oficina Soviética para el Cine).
|
Foro de webs
Greenpeace
España
www.greenpeace.es
Informe anual 2006
http://www.greenpeace.es/informeanual2006.pdf
Resumen de la actividad realizada en 2006
por la organización ecologista, que cuenta ya con más
de 94.000 socios. Destaca la información sobre las campañas
en materia de aguas, bosques, cambio climático, costas, desarme,
energía, antinuclear, océanos, tóxcos y transgénicos.
Incendiarios.
El perfil de los que queman el bosque en España
http://www.greenpeace.es/incendiarios.pdf
Amplio
estudio sobre la tipología del incendiario de bosques que indaga
en la causalidad de este grave delito y pone de manifiesto la insuficiencia
de los medios periciales y judiciales del estado para la persecución
del mismo.
Destrucción
a toda costa. Informe sobre la situación del litoral español.
Junio 2007.
http://www.greenpeace.es/destrucci-n-a-toda-cos.pdf
Reflexión
repleta de sugerencias sobre las iniciativas políticas y legales
que podrían emprenderse para frenar la destrucción del
litoral español. Contiene un análisis del problema por
comunidades autónomas, un apartado específico dedicado
a la corrupción urbanística y otro a los efectos del cambio
climático sobre la costa.